Rol Memorias de Idhún
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Quizás no lo valiera...~Trabajo: El tesoro

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Mensaje  Invitado Lun Mar 11, 2013 7:46 pm

Vagaba por mi mente el recuerdo de el trabajo que le hice a aquella feerica hacia unas semanas "Ladrón rojo", cuanto más pensaba en ese nombre mejor me sonaba, no pude evitar que se me escapara una sonrrisa arrogante de mis labios, quizás mi profesión ideal sea hacerme ladrón, quien sabe, a lo mejor hago fama y fortuna...

Hacía unos dias que había llegado a la arenosa ciudad de Kosh y no encontraba nada interesante que hacer salvo ver los montones de arena de la ciudad crecer y como el sol rajaba la piedra de los edificios, mi vista se alza al cielo y por la posición del sol deduzco que debe ser aproximadamente medio dia y automáticamente mi estómago comienza a rugir, clamando alimento y bebida, al no haber sido nunca el tipo de hombre que refrena sus deseos vago por las calles en busca de algún sitio decente en el cual poder comer algo decente, cosa dificil en una ciudad yan...

Tras andar un largo y casi eterno rato encuentro un bar del cual sale un olor nada desdeñable y al ser lo mejor que hay entro en el, dentro un ambiente bullicioso y el sonido de copas chocar, risas y el choque de platos y cubiertos me embriaga ligeramente, dandome un extraño buen humor, busco alguna mesa libre y la hallo al fondo del bar, camino hasta la mesa y me lanzo a la silla, jugeteo meciéndome en la silla hasta que porfín viene una camarera algo apurada, es una Yan, de tez morena y bajita, que raro...


-Perdón por la tardanza, ¿Que desea?

-Oh, no se preocupe, solo algo de carne un filete o algo así y algo de darkah, siempre he querido probarlo, ah y el filete poco hecho, que aún sangre si puede ser...

-¡Si!, porfavor, espere un poco más, volveré lo antes que pueda...

-No hay problema, no se preocupe...

Esta asiente y se marcha como si de un rayo se tratase, me recuesto sobre la silla, poniendo atención a las conversaciones que me rodean, nada interesante, solo cotilleos locales, un crimen, un gran tesoro, un casamiento, un negocio..., mi mente se detiene en el tiempo y rememora lo que ha pensado.

"¿Un gran tesoro?, vaya vaya, si no lo robamos nosotros quizás se quede donde está pudriéndose y perdiendo valor, una auténtica lástima, veamos de que va el negocio..."

Pongo más atención, intentando re-engancharme en la conversación, busco con los ojos y los oidos a aquellos que entablan la conversación sobre el tesoro, afortunadamente no tardo demasiado en encontrarlos, son dos hombres sentados a dos mesas de distancia, un humano y un celeste.

-Si, como lo oyes, he visto la entrada a la cueva yo mismo, el problema es que allí hay algo, y no me atrevo a entrar yo solo, por eso te he llamado, verás, tengo un mapa que indica como llegar a la caverna, pero necesito a alguien que me pueda ayudar a pelear con lo que sea que haya allí dentro, ¿Te hace el trato?...

-Claro, dalo por hecho, viviremos bañados en oro y tendremos todo cuanto queramos, ¡bebamos, bebamos para celebrarlo! Jajajajaja...

"Vaya, asique vivir bañados en oro y tener todo cuanto queráis..., a menos que os desaparezca vuestro medio para llegar allí y los borrachos, tienden a perder las cosas..."

Pasan los minutos y el humano junto al celeste comienzan a beber un liquido que no identifico como si fuera agua, pero evidentemente tiene un contenido alcohólico, pues su capacidad para hablar se reduce conforme beben, en esto reaparece la yan con un plato el cual contiene un filete de apariencia deliciosa y una jarra, le pago el almuerzo y se marcha con una sonrisa, como sin prisas, esperando a que mis objetivos se emborrachen lo suficiente, tras un rato y ya con el estómago lleno y la sed saciada, paso junto a la mesa de mis víctimas y dejo caer una moneda de oro.

-Oooops, perdona compañero, ¿te importaria alcanzárme esa moneda?

-Clado clado apañero...

Responde el humano con evidentes signos de embriaguez, cuando se agacha, por el bolsillo asoma el mapa y simulo una caida sobre este, sacando de su bolsillo el mapa y guardándolo dentro de mi chaquetón.

-Oh, perdona compañero, como disculpa quédate la moneda y tomaos una a mi salud...

"Que yo a la vuestra me tomaré miles..."

-No masha nasda, ¡grashiash jenerrosho!

Simulo una falsa sonrrisa y salgo del bar a toda prisa, antes de que se den cuenta de la falta del mapa y de mi, aunque en ese estado tardarán un buen par de horas en darse cuenta...

Unos callejones más allá abro el papiro y veo una senda que indica que debo salir de Kosh hacia el desierto, ya está atardeciendo, por lo que seria inteligente salir ya y llegar en medio de la noche a la caverna, para estar de vuelta antes del sol de la mañana abrasador, sin vacilar echo a andar en dirección al sur, para hallar ese tesoro tan magnífico...

Tras horas de caminata, sin ver nada más que arena y polvacera, el sol se oculta, dándome una temporal tregua del asfixiante calor que allí hacía, me quito de mi cabeza el chaquetón que me había atado previamente a esta, para protegerla del sol y me la paso sobre el hombro, estoy sudando como un cerdo a cuento del maldito calor, el cual aún a pesar de haberse ocultado el sol no parece disminuir en absoluto...

Tras un par de horas más llego al punto señalado en el mapa, una entrada a una caverna situada bajo el nivel del suelo, es un milagro que la arena no la haya engullido y desde luego no es mi intención esperar a que tal milagro se desvanezca, me introduzco en la boca de la cueva, o eso intento, pues un enorme rugido me detiene en seco, lo que aquel hombre había dicho era cierto, ahí abajo habia algo, algo bastante cabreado, me quedo paralizado un par de minutos, hasta que me doy cuenta de algo, el rugido es muy mecánico y constante, no parece como si fuera algo vivo, sudando la gota gorda y aterrado comienzo a bajar escalón a escalón, hasta llegar al final de la oscura escalinata, en el suelo me encuentro una antorcha apagada y con un pedernal la enciendo, con temor de lo que se me pudiese abalanzar encima, pues el rugido está extremadamente cerca...

La luz ilumina la estancia vacía y que no conduce a ninguna parte, el rugido vuelve a sonar, pero por encima de mi cabeza, levanto la vista y observo como en el techo hay unos túbulos, por los cuales corre el viento y al hacerlo este produce el "rugido", más aliviado, pues ahora mi vida no corre peligro, examino más concienzudamente la estancia, al fondo algo brilla mucho, corro hasta el objeto, pensando que será solo el inicio de un gran tesoro, pero no es más que un caliz de oro incrustado en alguna que otra joya


"Tanto trabajo ¿para esto?, en fin, supongo que algo es algo, al menos valdrá algo, pero quien sabe, quizás no valiera la pena tanto trabajo solo para esto..."

Tomo el cáliz, pensando que menos da una piedra y algún beneficio me podrá dar...
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