Las paranoias de Aile
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23042011
Las paranoias de Aile
Wiiiiiii x) esta va a ser la primera historia que subo (original mia)
Hace poco que he empezado a escribirla. La iré subiendo por partes (muahahaa). Espero que os guste!!!
Elea guardó sus cosas con calma en la mochila y se la echó al hombro. Con parsimonia, salió de la clase una de las últimas. Era viernes y estaba agotada. Suspiró. Qué semana tan larga... Caminó con tranquilidad por el pasillo ya casi vacío, feliz de que ya fuera viernes. Dobló una esquina y chocó con alguien.
-¡¡Ahiiii!!
-Oh, lo siento -respondió el joven. Elea alzó la cabeza para ver con quien se había chocado, y se encontró con la mirada de unos ojos grises que conocía muy bien.
-No, no importa, ha sido culpa mía...-comenzó a decir Elea.
-Ten cuidado la próxima vez o te harás daño -la cortó el chico. Acto seguido continuó con su camino, imperturbable. Elea le dirigió una mirada dolida, pero el joven ya no la veía, pues estaba de espaldas. Elea suspiró. Así era Damián. Elea continuó con su camino, perdida en sus pensamientos. Lo conocía desde hacía años y apenas había cambiado. Casi nunca hablaba con nadie, se mostraba serio, a veces frío y cortante. Pero no era mal chico. Y su mirada era seria, pero intensa, misteriosa... Elea sacudió la cabeza, enrojeciendo. Se había jurado a sí misma que no... intentó dejar de pensar en eso. Había veces que había llegado a pensar de que le importaba de verdad. Siempre estaba cuando ella se encontraba en un apuro, y... bajó la cabeza, aun más roja. Siempre tenía la sensación de que aunque cayera en un profundo agujero oscuro, él estaría abajo para recogerla. O eso creía. Tal vez lo estaba idealizando demasiado. ''Además -se dijo, con cierto coraje- no todo es bueno en él. Es cortante, borde y... -sintió un escalofrío- hay algo turbio en su mirada.'' Recordó aquellas ves en las que había visto pasar una sombra por la mirada del chico, una sombra oscura, extraña. Se preguntó que escondería su amigo.
No tardaría en enterarse. O, al menos, en sospechar algo.
Llegó el día siguente. Ya era de noche y tendría que apresurarse en llegar a casa, o sus padres le echarían el brocazo. Había pasado la tarde en la piscina cubierta del pabellón de deportes. Le gustaba nadar, le ayudaba a dejar la mente en blanco. Pero se había entretenido demasiado, y ahora la noche se le había echado encima. Caminó deprisa, temiendo a cada sombra que veía. Era algo miedosa al ir sola por la noche, y su madre había tenido mucho que ver, contándole historia de personas a las que secuestraban y no volvían a aparecer.
Y entonces, apareció. No cabía duda de que estaba borracho. Un hombre de unos treinta años le salió al paso, con los ojos cargados y la ropa manchada de algo que parecía cerveza. Y por la pinta no era de extrañar. Elea retrocedió unos pasos, atemorizada.
-Vaya, vaya... pero que niñita tan bonita ¿te has perdido? No te preocuper, ven conmigo, tito Fer no te hará daño...
-No te acerques. No te acerques o...
-¿O qué? Aaah, ya lo entiendo, la gatita saca las uñas... -terminó la frase con una sonora carcajada. Hizo además de cogerla del brazo, pero Elea retrocedió aun más. Aqué hombre no se rindió, y volvió a avanzar hacia ella.
-No la toques -dijo una voz detrás de aquel acosador. Éste se volvió y Elea pudo ver a su salvador. Sintió que algo estallaba en su pecho.
-Damián...-susurró. El chico avanzó hasta situarse delante de ella y le dirigió una fría mirada a aquel hombre. Elea fue testigo del enfrentamiento visual de los dos. Al poco, el acosador ahogó un grito y se estremicía entero.
-Largo -ordenó Damián. El hombre casi echó a correr calle abajo. Damián no le quitó los ojos de encima hasta que no se perdió de vista. Elea observó la extraña escena ¿qué había hecho Damián para que ese hombre se asustara de esa forma? Elea fue a darle las gracias por haberla ayudado, cuando él se volvió hacia ella y antes de que pudiera reaccionar, la había cogido de la parte alta de los brazos y la había acercado a él, mirándola muy serio.
-¿Estás bien? ¿Te ha hecho algo?-le preguntó.
Pero Elea no podía responder. No podía hacer nada salvo mirar fijamente los ojos de Damiás, que ya no eran grises. Aun en la oscuridad de la noche se podía apreciar el color rojo sangre de los iris de su amigo. Elea intentó moverse, sin conseguirlo. Él la miró, comprendiendo que era lo que le sucedía, y le dirigió una amraga sonrisa. Elea seguí atrapada en aquellos ojos de color carmesí ¿quién o qué era su amigo?
No es muy dificil averiguar qué es -.- xDD
espero que os haya gustado!! Y si eso subo más ^^
Hace poco que he empezado a escribirla. La iré subiendo por partes (muahahaa). Espero que os guste!!!
Elea guardó sus cosas con calma en la mochila y se la echó al hombro. Con parsimonia, salió de la clase una de las últimas. Era viernes y estaba agotada. Suspiró. Qué semana tan larga... Caminó con tranquilidad por el pasillo ya casi vacío, feliz de que ya fuera viernes. Dobló una esquina y chocó con alguien.
-¡¡Ahiiii!!
-Oh, lo siento -respondió el joven. Elea alzó la cabeza para ver con quien se había chocado, y se encontró con la mirada de unos ojos grises que conocía muy bien.
-No, no importa, ha sido culpa mía...-comenzó a decir Elea.
-Ten cuidado la próxima vez o te harás daño -la cortó el chico. Acto seguido continuó con su camino, imperturbable. Elea le dirigió una mirada dolida, pero el joven ya no la veía, pues estaba de espaldas. Elea suspiró. Así era Damián. Elea continuó con su camino, perdida en sus pensamientos. Lo conocía desde hacía años y apenas había cambiado. Casi nunca hablaba con nadie, se mostraba serio, a veces frío y cortante. Pero no era mal chico. Y su mirada era seria, pero intensa, misteriosa... Elea sacudió la cabeza, enrojeciendo. Se había jurado a sí misma que no... intentó dejar de pensar en eso. Había veces que había llegado a pensar de que le importaba de verdad. Siempre estaba cuando ella se encontraba en un apuro, y... bajó la cabeza, aun más roja. Siempre tenía la sensación de que aunque cayera en un profundo agujero oscuro, él estaría abajo para recogerla. O eso creía. Tal vez lo estaba idealizando demasiado. ''Además -se dijo, con cierto coraje- no todo es bueno en él. Es cortante, borde y... -sintió un escalofrío- hay algo turbio en su mirada.'' Recordó aquellas ves en las que había visto pasar una sombra por la mirada del chico, una sombra oscura, extraña. Se preguntó que escondería su amigo.
No tardaría en enterarse. O, al menos, en sospechar algo.
Llegó el día siguente. Ya era de noche y tendría que apresurarse en llegar a casa, o sus padres le echarían el brocazo. Había pasado la tarde en la piscina cubierta del pabellón de deportes. Le gustaba nadar, le ayudaba a dejar la mente en blanco. Pero se había entretenido demasiado, y ahora la noche se le había echado encima. Caminó deprisa, temiendo a cada sombra que veía. Era algo miedosa al ir sola por la noche, y su madre había tenido mucho que ver, contándole historia de personas a las que secuestraban y no volvían a aparecer.
Y entonces, apareció. No cabía duda de que estaba borracho. Un hombre de unos treinta años le salió al paso, con los ojos cargados y la ropa manchada de algo que parecía cerveza. Y por la pinta no era de extrañar. Elea retrocedió unos pasos, atemorizada.
-Vaya, vaya... pero que niñita tan bonita ¿te has perdido? No te preocuper, ven conmigo, tito Fer no te hará daño...
-No te acerques. No te acerques o...
-¿O qué? Aaah, ya lo entiendo, la gatita saca las uñas... -terminó la frase con una sonora carcajada. Hizo además de cogerla del brazo, pero Elea retrocedió aun más. Aqué hombre no se rindió, y volvió a avanzar hacia ella.
-No la toques -dijo una voz detrás de aquel acosador. Éste se volvió y Elea pudo ver a su salvador. Sintió que algo estallaba en su pecho.
-Damián...-susurró. El chico avanzó hasta situarse delante de ella y le dirigió una fría mirada a aquel hombre. Elea fue testigo del enfrentamiento visual de los dos. Al poco, el acosador ahogó un grito y se estremicía entero.
-Largo -ordenó Damián. El hombre casi echó a correr calle abajo. Damián no le quitó los ojos de encima hasta que no se perdió de vista. Elea observó la extraña escena ¿qué había hecho Damián para que ese hombre se asustara de esa forma? Elea fue a darle las gracias por haberla ayudado, cuando él se volvió hacia ella y antes de que pudiera reaccionar, la había cogido de la parte alta de los brazos y la había acercado a él, mirándola muy serio.
-¿Estás bien? ¿Te ha hecho algo?-le preguntó.
Pero Elea no podía responder. No podía hacer nada salvo mirar fijamente los ojos de Damiás, que ya no eran grises. Aun en la oscuridad de la noche se podía apreciar el color rojo sangre de los iris de su amigo. Elea intentó moverse, sin conseguirlo. Él la miró, comprendiendo que era lo que le sucedía, y le dirigió una amraga sonrisa. Elea seguí atrapada en aquellos ojos de color carmesí ¿quién o qué era su amigo?
No es muy dificil averiguar qué es -.- xDD
espero que os haya gustado!! Y si eso subo más ^^
Aile Lunnai- Nigromante
- Mensajes : 678
Puntos : 361
Fecha de inscripción : 24/02/2011
Edad : 28
Localización : tss a saber ewê
Datos
Su personaje es: Aile Lunnai, feérica, sabia (magia etérea)
Trabaja de: mercader
Pertenece a: Es neutral
Las paranoias de Aile :: Comentarios
Re: Las paranoias de Aile
Hago un pequeño paréntesis en la historia de Ouka para poner esta:
http://invertedbutterflyhl.blogspot.com/2011/07/normal-0-21-false-false-false-es-x-none.html
Me dió la idea Ankira el otro día por el raidcall xD Es la historia de un pj de vampire knight un poquitín cambiada
espero que os guste!
http://invertedbutterflyhl.blogspot.com/2011/07/normal-0-21-false-false-false-es-x-none.html
Me dió la idea Ankira el otro día por el raidcall xD Es la historia de un pj de vampire knight un poquitín cambiada
espero que os guste!
*w*!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Esa shizuka, pobrecita!!!
Esta supppppppppppppppeeeeeeeeeeeeer bieeeeen y suppppppppppppppppper bonita ^^!!!!
Esta supppppppppppppppeeeeeeeeeeeeer bieeeeen y suppppppppppppppppper bonita ^^!!!!
Otro trozooo ^^
Capitulo 3
La joven caminó con tranquilidad por los pasillos de la academia. A pesar de sus rasgos infantiles, que la hacían parecer más joven de los que era, sus fríos ojos negros delataban una mentalidad demasiado madura e inteligente para alguien de su edad.
Ouka se detuvo ante la puerta de el despacho del director, donde la esperaban éste, un profesor y el secretario para hacerle la entrevista de acceso a la academia Murakami. Con tranquilidad, abrió la puerta, saludó con una leve inclinación de cabeza a los presentes y tomó asiento en una silla en frente de ellos.
-Hamazaki Ouka ¿no? -preguntó el secretario.
-Sí -respondió Ouka.
-Bien... eh... Hamazaki, no tienes por qué ponerte nerviosa, es una entrevista rutinaria que...
-No estoy nerviosa, señor Asari -cortó ésta.
-Ah bien... pues comencemos.
Durante media hora, revisaron el expediente académico de Ouka, le hicieron preguntas de todo tipo, e incluso le hicieron pasar alguna que otra prueba de inteligencia. Estaban sorprendidos. Aquella chiquilla de apariencia siniestra era una alumna modelo.
-Muy bien Hamazaki. Estás admitida -finalizó el director, tras unos momentos de debate con los otros dos presentes.
-Muchas gracias por su tiempo -respondió Ouka, y sin más demora, se levantó del asiento y con una leve inclinación de cabeza, se despidió y salió de la sala.
Durante un par de minutos, nadie dijo nada. Solo asimilaban lo que había pasado durante la anterior media hora. Jurarían de que el aire estaba más frío que de costumbre, y que en cuanto salió Ouka, volvió poco a poco a recuperar su temperatura.
Ouka salió a una de las terrazas de la prestigiosa academia Murakami y paseó la vista por sus terrenos. Suspiró. Estaba harta de ir de aquí para allá. Por que a aquella academia no había ido a estudiar, si no a matar.
Días antes, había sentido la presencia de un alma pura en aquel lugar. Pero era una presencia algo más poderosa que las anteriores, pero no tanto como para que fuera la codiciada Hikari que tanto mentaba su señor. Tal vez era Rima, una de las más poderosas alma pura. Aquello podía significar, que, a lo mejor se estuviera acercando a Hikari.
Volvió a suspirar y se dirigió a su dormitorio. Le vendría bien organizarse y descansar un poco.
Capitulo 3
La joven caminó con tranquilidad por los pasillos de la academia. A pesar de sus rasgos infantiles, que la hacían parecer más joven de los que era, sus fríos ojos negros delataban una mentalidad demasiado madura e inteligente para alguien de su edad.
Ouka se detuvo ante la puerta de el despacho del director, donde la esperaban éste, un profesor y el secretario para hacerle la entrevista de acceso a la academia Murakami. Con tranquilidad, abrió la puerta, saludó con una leve inclinación de cabeza a los presentes y tomó asiento en una silla en frente de ellos.
-Hamazaki Ouka ¿no? -preguntó el secretario.
-Sí -respondió Ouka.
-Bien... eh... Hamazaki, no tienes por qué ponerte nerviosa, es una entrevista rutinaria que...
-No estoy nerviosa, señor Asari -cortó ésta.
-Ah bien... pues comencemos.
Durante media hora, revisaron el expediente académico de Ouka, le hicieron preguntas de todo tipo, e incluso le hicieron pasar alguna que otra prueba de inteligencia. Estaban sorprendidos. Aquella chiquilla de apariencia siniestra era una alumna modelo.
-Muy bien Hamazaki. Estás admitida -finalizó el director, tras unos momentos de debate con los otros dos presentes.
-Muchas gracias por su tiempo -respondió Ouka, y sin más demora, se levantó del asiento y con una leve inclinación de cabeza, se despidió y salió de la sala.
Durante un par de minutos, nadie dijo nada. Solo asimilaban lo que había pasado durante la anterior media hora. Jurarían de que el aire estaba más frío que de costumbre, y que en cuanto salió Ouka, volvió poco a poco a recuperar su temperatura.
Ouka salió a una de las terrazas de la prestigiosa academia Murakami y paseó la vista por sus terrenos. Suspiró. Estaba harta de ir de aquí para allá. Por que a aquella academia no había ido a estudiar, si no a matar.
Días antes, había sentido la presencia de un alma pura en aquel lugar. Pero era una presencia algo más poderosa que las anteriores, pero no tanto como para que fuera la codiciada Hikari que tanto mentaba su señor. Tal vez era Rima, una de las más poderosas alma pura. Aquello podía significar, que, a lo mejor se estuviera acercando a Hikari.
Volvió a suspirar y se dirigió a su dormitorio. Le vendría bien organizarse y descansar un poco.
Wiii, me volvió algo de inspiración!
Cap.3
Nana esperaba en la puerta de su casa la llegada de Hakuro. Iba de un lado a otro, como un animal enjaulado, y su mirada se veía seria y distante. Los labios los tenía curvados en un rictus de preocupación. Había intentado mantenerse serena, pero no podía.
Por fin, Hakuro apareció.
-¡Hola! Siento la tardanza, mi padre...
Pero Nana no la dejó terminar. La cogió de la mano y la arrastró tras ella hacia su habitación. Hakuro la seguía a trompicones, y en más de una ocasión estuvo a punto de caer.
Doblaron la esquina del pasillo y casi chocaron con Ichiro.
-¡¿Pero a dónde vais de esa manera?! Sereis burras...
Nana lo ignoró y siguió tirando de Hakuro, pero ésta no pudo evitar mirar a Ichiro con un nudo en el estómago. Éste de devolvió una mirada fría que le dolió a Hakuro mucho más que si la hubiera insultado.
Tuvo que volver a la realidad, porque un nuevo tirón de Nana estuvo a punto de hacerla caer.
Por fin llegaron al dormitorio de Nana. Ésta se sentó en el suelo, sobre la alfonbra, con las piernas cruzadas, y Hakuro se sentó sobre la cama, en frente de ella.
-Bueno, ¿qué es lo que pasa? -preguntó Hakuro, intentando ignorar el nudo que aun sentía en el estómago. Nana la miró fijamente, hasta casi asustarla.
-¿De verdad no recuerdas a Ouka?
-No se quién es... bueno, sabes que tengo mala memoria, pero... no se...
Nana desvió la vista hacia un lado, pensativa.
Y se lo contó todo.
Cómo había visto a Ouka matar a aquel hombre, lo que había averiguado en las noticias, la desaparición de Ouka, el objeto sangrante... todo. Hakuro la miraba sin decir nada, pensativa. Cuando Nana terminó de hablar, dejó caer la cabeza, como si le faltaran fuerzas.
-No me crees ¿verdad? -preguntó, casi en un susurro.
-Sí te creo, Nana. Pero... la verdad, es algo muy extraño... ¿Seguro que no te lo has imaginado?
-¡No! Estoy segura, además, si fueran imaginaciones mías no habría salido en la noticias ¿no?
Hakuro se quedó pensativa, sin decir nada. Nana se levantó bruscamente y se asomó por la ventana, intentando respirar. Estaba alteradísima.
Notó la mano de Hakuro sobre su hombro.
-Te ayudaré con ésto, Nana.
Nana se volvió hacia ella, sintiéndose aliviada. Solo pudo sonreír.
Voy a aprovechar este subidón de inspiración y seguiré escribiendo
Cap.3
Nana esperaba en la puerta de su casa la llegada de Hakuro. Iba de un lado a otro, como un animal enjaulado, y su mirada se veía seria y distante. Los labios los tenía curvados en un rictus de preocupación. Había intentado mantenerse serena, pero no podía.
Por fin, Hakuro apareció.
-¡Hola! Siento la tardanza, mi padre...
Pero Nana no la dejó terminar. La cogió de la mano y la arrastró tras ella hacia su habitación. Hakuro la seguía a trompicones, y en más de una ocasión estuvo a punto de caer.
Doblaron la esquina del pasillo y casi chocaron con Ichiro.
-¡¿Pero a dónde vais de esa manera?! Sereis burras...
Nana lo ignoró y siguió tirando de Hakuro, pero ésta no pudo evitar mirar a Ichiro con un nudo en el estómago. Éste de devolvió una mirada fría que le dolió a Hakuro mucho más que si la hubiera insultado.
Tuvo que volver a la realidad, porque un nuevo tirón de Nana estuvo a punto de hacerla caer.
Por fin llegaron al dormitorio de Nana. Ésta se sentó en el suelo, sobre la alfonbra, con las piernas cruzadas, y Hakuro se sentó sobre la cama, en frente de ella.
-Bueno, ¿qué es lo que pasa? -preguntó Hakuro, intentando ignorar el nudo que aun sentía en el estómago. Nana la miró fijamente, hasta casi asustarla.
-¿De verdad no recuerdas a Ouka?
-No se quién es... bueno, sabes que tengo mala memoria, pero... no se...
Nana desvió la vista hacia un lado, pensativa.
Y se lo contó todo.
Cómo había visto a Ouka matar a aquel hombre, lo que había averiguado en las noticias, la desaparición de Ouka, el objeto sangrante... todo. Hakuro la miraba sin decir nada, pensativa. Cuando Nana terminó de hablar, dejó caer la cabeza, como si le faltaran fuerzas.
-No me crees ¿verdad? -preguntó, casi en un susurro.
-Sí te creo, Nana. Pero... la verdad, es algo muy extraño... ¿Seguro que no te lo has imaginado?
-¡No! Estoy segura, además, si fueran imaginaciones mías no habría salido en la noticias ¿no?
Hakuro se quedó pensativa, sin decir nada. Nana se levantó bruscamente y se asomó por la ventana, intentando respirar. Estaba alteradísima.
Notó la mano de Hakuro sobre su hombro.
-Te ayudaré con ésto, Nana.
Nana se volvió hacia ella, sintiéndose aliviada. Solo pudo sonreír.
Voy a aprovechar este subidón de inspiración y seguiré escribiendo
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