El juglar del desierto

La plaza estaba llena de gente caminando tranquilamente y de niños correteando de un lugar a otro con esa alegre mirada y sonrisa en la cara que les caracterizaba. En la esquina había un hombre solitario tocando un laúd , sobre un montículo de cajas abandonas a su suerte. Me acerque al hombre.
- Hola , ¿te importaría hacerme un favor?

A los pocos minutos un grupo de niños rodeaban la esquina de la plaza , acaparada por un hombre deleitando a todos sus espectadores con una embriagadora melodía , que se colaba por las calles cercanas y por los recovecos de las casas , dando lugar a intriga de los ciudadanos. Pronto de entre la multitud salio un extraño personaje cubierto con ropajes de amplias telas y un pañuelo que le tapaba medio rostro.
- Hola a todos , gracias por venir . Atentos , por que hoy os hablare de...


Con esto el laúd ceso , y realice una torpe reverencia . Con paso ligero y lento me aleje de la zona sonriente.

Después de muchos meses volví a la plaza en la que se supone que trabajabamos los juglares. Esta vez no había ningún hombre tocando un laúd. Necesitaba alguna múscia que me acompañase. Mientras pensaba me acerque a la fuente , y empecé a juguetear con el agua. Ya sabía que poema iba a recitar hoy. Neliam. En el fondo de la fuente se encontraban varias caracolas , simulando el fondo del mar. Cojí un par de ellas y las coloque en mis oídos . Se podía escuchar el mar , tal y como decían. Me coloque la caracola a unos centímetros de mis labios y sople , provocando un sonido parecido al viento. Ya tenía con que trabajar.

A los pocos minutos había conseguido reunir a un grupo de niños que se congregaron a mi alrededor curiosamente mirando lo que hacía con las caracolas. Se las ofrecí a un par de niños , y estos soplarón provocando aquel peculiar sonido. Y empecé a recitar.



Y antes siquira de ue nadie pudiese hacer nada , hice una reverencia imperceptible y me marche corriendo.