El desierto y el oasis, lugares duros (entrenamiento privado)
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El desierto y el oasis, lugares duros (entrenamiento privado)
Off: Mejoraré de todos los stats un poco, pero sobre todo fortaleza fisica y capacidad mágica. Editaré continuamente según se me vayan ocurriendo cosas.
Había llegado a Gan-Dorak para entrenar, según había oido, allí habitaban unas criaturas temibles que se comían a las personas y todo lo que veían. Me habían dicho que si quería entrenar mi magia y mi fisico, que fuera alli. Un anciano murmuró su nombre: Swanit. Yo simplemente había volado hasta allí para enfrentarme contra uno. Y tal era mi suerte, que cuando llegué, uno de esos Swanit estaba rondando por el oasis.
Volví a mi forma humana y desenvainé mi espada y desenrrollé mi cadena. Después silbé a aquella criatura y esta emitió un rugido mientras se daba la vuelta. Antes de ser localizado, susurré unas palabras arcanas y varias bolas de fuego salieron disparadas hacia aquella criatura, sabía que no le haría gran cosa. Pero solo quería entrenar.
Después de hacer mi primer ataque corrí hacia aquella criatura mientras la disparaba con mi espada balas de hielo. Cuando estuve a unos escasos metros le ataqué con la cadena como si fuera un latigo. Pero aquella criatura era fuerte e inteligente. Y entonces me golpeó con una de sus patas y me lanzó varios metros. Me levanté con todo el cuerpo dolorido y con la nariz sangrando. Pero no paré, tenía que seguir.
Decidí guardar mi espada para tener una mano libre, pues me vendría bien tanto por si tenía que agarrarme a algo o para hacer algun hechizo. Grité de nuevo otras palabras, pero esta vez era un hechizo de viento, el cual consistía en unas ondas de aire cortante pero multiplicadas en fuerza, lo que requirió bastante magia. Antes de que aquellas ondas de aire llegaran al Swanit grité un hechizo de fuego, pero esta vez no era una bola de fuego cualquiera, si no una bola del tamaño de siete pelotas juntas, lo que pretendía con aquella bola de fuego era unicamente empujar a la criatura y alejarla, lo cual logré mas o menos. Me retiré unos cuantos metros a descansar, ya que aquella ofensiva había requerido bastante magia de un solo tirón.
Cuando hubo pasado unos cuantos segundos, volví salir de mi escondite y grité otro hechizo de viento, estas eran las mismas ondas de aire, pero justo después de haber hecho esas ondas pronuncié el nombre del agua. Gracias a que estaba en un oasis, el agua apareció de debajo de las palmeras y de algun que otro claro que había cerca. Llevé toda aquella agua a mi mano, en la cual se empezó a formar una esfera pequeña pero compacta. Cuando estuve seguro de que había suficiente agua, grité más palabrejas arcanas y la bola salió disparada hacia el Swanit. Y una vez más, la bola impactó en la criatura, hiriendola un poco. Pero también enfureciendola.
Apenas había pasado un momento cuando el Swanit emitió un rugido de cólera y corrió hacia mi para arrollarme con sus enormes patas. Salté a un lado pero una de aquellas temibles patas me golpeó tan fuerte que me lanzó hacia una palmera y me dejó sin respiración unos segundos. No tenía tiempo para parar a descansar, asi que cuando conseguí respirar de nuevo corrí hacia la criatura y grité otro hechizo del nombre del agua, y varias estacas de hielo de cuatro metros salieron disparadas hacia el Swanit. Estaba agotado, casi sin reservas de magia. Pero tenía que seguir, tenía que superarme.
El Swanit estaba apenas un poco herido mientras que yo... yo estaba muy mal, tenía unas cuantas costillas rotas y el pecho me ardía. Pero podría ser peor. Podría estar muerto. Pero aquella criatura era lenta y yo conseguía esquivar sus aplastantes patas por escasos segundos. Aún así atacaba, por mucho que esquivara, aquella criatura me golpeaba con sus afiladas patas y me producía cortes. O me lanzaba volando hacia alguna palmera.
Una vez más me levanté y corrí hacia el Swanit, pero no pronuncié ningún hechizo hasta que estuve debajo del Swanit. Había conseguido llegar hasta allí corriendo y deslizandome esquivando sus patas, justo cuando aún seguía deslizandome debajo de la criatura pronuncié un hechizo más del nombre del agua y de debajo de la tierra salió una estaca de 5 metros que se clavó en una zona cualquiera de aquella parte. Después saqué mi espada y se la clavé mientras aún seguía deslizándome, la espada le provocó una raja de 2 metros de largo.
Cuando salí del Swanit justo momentos antes de que este intentara aplastarme con su cuerpo, rugió de rabía y cuando se volvió a levantar y vi que aquellas heridas que le había provocado estaban sangrando, y descubrí su punto debil. Una vez más esquivé sus patas y pensé mi próximo ataque.
El Swanit se fue debilitando poco a poco gracias a las heridas que le habia provocado en su punto debil, pero aquella bestia no dejaba de atacar con fiereza. Y yo seguía en pie gracias a mi instinto shek, mis reservas de magia estaban agotadas. Pero no podía darme por vencido. No ahora.
Cogí arena del suelo y la lancé en el aire mientras gritaba un hechizo de aire, sentí que mis fuerzas salían de mi cuerpo y la arena empezó a formar un tornado cada vez más grande hasta que alcanzó la altura que deseaba. Con unos ultimos esfuerzos corrí hacia aquel tornado y me dejé absorber, empecé a ascender con velocidad y entonces el aire me explusó hacia el Swanit. Aterricé con fuerza en la cabeza de aquella criatura y me levanté tosiendo sangre. Agarré con fuerza mi espada y empecé a golpear aquella piel dura hasta que levanté una de aquellas escamas, allí metí mi mano y pronuncié otro hechizo de agua, de mi mano salieron estacas de hielo que penetraron en el interior del Swanit para congelar sus órganos.
Cabe decir que aquel hechizo no sacó agua del entorno, si no agua de mi cuerpo, lo que era aún mas peligroso para mi vida.
Salté del Swanit justo cuando este chilló de dolor y aterricé en la arena como si fuera un objeto pesado. Me levanté con la respiración entrecortada y me giré para ver a aquella bestia. Pero no actué lo suficientemente rápido y de pronto me vi en sus fauces. Aquella criatura comenzó a aplastarme y sentía como mis huesos crujían y se rompían. Grité, grité como nunca, grité de dolor. Pero de mi boca no salió un grito, si no unas palabras arcanas. Entonces de pronto, como si de un milagro se tratase. Las palmeras se alzaron en el aire y salieron disparadas contra el Swanit, aquella criatura gritó y aflojó sus fauces. Entonces aproveché para saltar, pero no hacia afuera, si no hacia dentro. A su organismo.
----------
Segundos después de que hubiera saltado al interior del Swanit, este gritó de dolor y se dió la vuelta. Entonces una tremenda raja apareció al lado de la otra y de allí aparecí yo. Gritando. Cubierto de sangre y entrañas de aquella bestia. Sin dejar piedad acuchillé una y otra vez al Swanit hasta que este dejó de emitir ruido alguno. Después me bajé de él y me retiré unos metros, tambaleando de un lado a otro. Entonces caí de rodillas y luego mi cuerpo entero cayó al suelo, y yo quedé inconsciente.
Horas después me desperté y sin decir nada ni emitir ningun ruido, me alejé del lugar. Sabiendo que había terminado mi entrenamiento.
Había llegado a Gan-Dorak para entrenar, según había oido, allí habitaban unas criaturas temibles que se comían a las personas y todo lo que veían. Me habían dicho que si quería entrenar mi magia y mi fisico, que fuera alli. Un anciano murmuró su nombre: Swanit. Yo simplemente había volado hasta allí para enfrentarme contra uno. Y tal era mi suerte, que cuando llegué, uno de esos Swanit estaba rondando por el oasis.
Volví a mi forma humana y desenvainé mi espada y desenrrollé mi cadena. Después silbé a aquella criatura y esta emitió un rugido mientras se daba la vuelta. Antes de ser localizado, susurré unas palabras arcanas y varias bolas de fuego salieron disparadas hacia aquella criatura, sabía que no le haría gran cosa. Pero solo quería entrenar.
Después de hacer mi primer ataque corrí hacia aquella criatura mientras la disparaba con mi espada balas de hielo. Cuando estuve a unos escasos metros le ataqué con la cadena como si fuera un latigo. Pero aquella criatura era fuerte e inteligente. Y entonces me golpeó con una de sus patas y me lanzó varios metros. Me levanté con todo el cuerpo dolorido y con la nariz sangrando. Pero no paré, tenía que seguir.
Decidí guardar mi espada para tener una mano libre, pues me vendría bien tanto por si tenía que agarrarme a algo o para hacer algun hechizo. Grité de nuevo otras palabras, pero esta vez era un hechizo de viento, el cual consistía en unas ondas de aire cortante pero multiplicadas en fuerza, lo que requirió bastante magia. Antes de que aquellas ondas de aire llegaran al Swanit grité un hechizo de fuego, pero esta vez no era una bola de fuego cualquiera, si no una bola del tamaño de siete pelotas juntas, lo que pretendía con aquella bola de fuego era unicamente empujar a la criatura y alejarla, lo cual logré mas o menos. Me retiré unos cuantos metros a descansar, ya que aquella ofensiva había requerido bastante magia de un solo tirón.
Cuando hubo pasado unos cuantos segundos, volví salir de mi escondite y grité otro hechizo de viento, estas eran las mismas ondas de aire, pero justo después de haber hecho esas ondas pronuncié el nombre del agua. Gracias a que estaba en un oasis, el agua apareció de debajo de las palmeras y de algun que otro claro que había cerca. Llevé toda aquella agua a mi mano, en la cual se empezó a formar una esfera pequeña pero compacta. Cuando estuve seguro de que había suficiente agua, grité más palabrejas arcanas y la bola salió disparada hacia el Swanit. Y una vez más, la bola impactó en la criatura, hiriendola un poco. Pero también enfureciendola.
Apenas había pasado un momento cuando el Swanit emitió un rugido de cólera y corrió hacia mi para arrollarme con sus enormes patas. Salté a un lado pero una de aquellas temibles patas me golpeó tan fuerte que me lanzó hacia una palmera y me dejó sin respiración unos segundos. No tenía tiempo para parar a descansar, asi que cuando conseguí respirar de nuevo corrí hacia la criatura y grité otro hechizo del nombre del agua, y varias estacas de hielo de cuatro metros salieron disparadas hacia el Swanit. Estaba agotado, casi sin reservas de magia. Pero tenía que seguir, tenía que superarme.
El Swanit estaba apenas un poco herido mientras que yo... yo estaba muy mal, tenía unas cuantas costillas rotas y el pecho me ardía. Pero podría ser peor. Podría estar muerto. Pero aquella criatura era lenta y yo conseguía esquivar sus aplastantes patas por escasos segundos. Aún así atacaba, por mucho que esquivara, aquella criatura me golpeaba con sus afiladas patas y me producía cortes. O me lanzaba volando hacia alguna palmera.
Una vez más me levanté y corrí hacia el Swanit, pero no pronuncié ningún hechizo hasta que estuve debajo del Swanit. Había conseguido llegar hasta allí corriendo y deslizandome esquivando sus patas, justo cuando aún seguía deslizandome debajo de la criatura pronuncié un hechizo más del nombre del agua y de debajo de la tierra salió una estaca de 5 metros que se clavó en una zona cualquiera de aquella parte. Después saqué mi espada y se la clavé mientras aún seguía deslizándome, la espada le provocó una raja de 2 metros de largo.
Cuando salí del Swanit justo momentos antes de que este intentara aplastarme con su cuerpo, rugió de rabía y cuando se volvió a levantar y vi que aquellas heridas que le había provocado estaban sangrando, y descubrí su punto debil. Una vez más esquivé sus patas y pensé mi próximo ataque.
El Swanit se fue debilitando poco a poco gracias a las heridas que le habia provocado en su punto debil, pero aquella bestia no dejaba de atacar con fiereza. Y yo seguía en pie gracias a mi instinto shek, mis reservas de magia estaban agotadas. Pero no podía darme por vencido. No ahora.
Cogí arena del suelo y la lancé en el aire mientras gritaba un hechizo de aire, sentí que mis fuerzas salían de mi cuerpo y la arena empezó a formar un tornado cada vez más grande hasta que alcanzó la altura que deseaba. Con unos ultimos esfuerzos corrí hacia aquel tornado y me dejé absorber, empecé a ascender con velocidad y entonces el aire me explusó hacia el Swanit. Aterricé con fuerza en la cabeza de aquella criatura y me levanté tosiendo sangre. Agarré con fuerza mi espada y empecé a golpear aquella piel dura hasta que levanté una de aquellas escamas, allí metí mi mano y pronuncié otro hechizo de agua, de mi mano salieron estacas de hielo que penetraron en el interior del Swanit para congelar sus órganos.
Cabe decir que aquel hechizo no sacó agua del entorno, si no agua de mi cuerpo, lo que era aún mas peligroso para mi vida.
Salté del Swanit justo cuando este chilló de dolor y aterricé en la arena como si fuera un objeto pesado. Me levanté con la respiración entrecortada y me giré para ver a aquella bestia. Pero no actué lo suficientemente rápido y de pronto me vi en sus fauces. Aquella criatura comenzó a aplastarme y sentía como mis huesos crujían y se rompían. Grité, grité como nunca, grité de dolor. Pero de mi boca no salió un grito, si no unas palabras arcanas. Entonces de pronto, como si de un milagro se tratase. Las palmeras se alzaron en el aire y salieron disparadas contra el Swanit, aquella criatura gritó y aflojó sus fauces. Entonces aproveché para saltar, pero no hacia afuera, si no hacia dentro. A su organismo.
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Segundos después de que hubiera saltado al interior del Swanit, este gritó de dolor y se dió la vuelta. Entonces una tremenda raja apareció al lado de la otra y de allí aparecí yo. Gritando. Cubierto de sangre y entrañas de aquella bestia. Sin dejar piedad acuchillé una y otra vez al Swanit hasta que este dejó de emitir ruido alguno. Después me bajé de él y me retiré unos metros, tambaleando de un lado a otro. Entonces caí de rodillas y luego mi cuerpo entero cayó al suelo, y yo quedé inconsciente.
Horas después me desperté y sin decir nada ni emitir ningun ruido, me alejé del lugar. Sabiendo que había terminado mi entrenamiento.
FIN DEL ENTRENAMIENTO
Invitado- Invitado
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