Relajandome [LIBRE]
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Relajandome [LIBRE]
Me habia parado a descansar en un arbol cerca de uno de los lagos para poder relajarme un poco. Deje mi capa y mis ropas, mirando por si habia alguien cerca, y las deje tiradas junto a un arbusto. Me meti poco a poco, ya que el agua estaba algo fria y cuando ya me llegaba hasta el cuello, me sumergi por completo y bucee hasta que me quede sin respiracion y subi. Mire hasta donde habia llegado esta vez y volvi nadando. Nada mas salir corri hacia donde habia dejado mi capa, me envolvi en ella, me seque y me puse mis ropas, bastante ligeras, ya que estaba empezando a hacer calor. Deje la capa extendida al sol para que se secase y yo hice lo mismo, tumbandome en la hierba. Al rato me parecio que alguien me observaba, pero no me movi.
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Re: Relajandome [LIBRE]
Su paseo matutino se estaba alargando demasiado. Había salido volando del bosque de Awa y, cruzando el río, había llegado a los Ojos de Neliam, un conjunto de lagos cristalinos que brillaban reflejando la luz del sol y que cegaron momentáneamente a la shek. A lo lejos se veía el río Mailin, el cual nacía de los lagos y se perdía en el horizonte, descendiendo por las cataratas con agilidad. El viento hacía vibrar las alas membranosas de Abylle y una gran sombra la acechaba por debajo, deformándose con los árboles y adoptando figuras grotescas que ya de por sí intimidaban lo suficiente como para sentirse amenazado.
La shek divisó a alguien estirado sobre la hierba y enseguida se percató de que se trataba de una humana, al menos aparentemente, puesto que últimamente los humanos escondían más sorpresas que nunca. Con sigilo, descendió suavemente entre los árboles y plegó las alas, sin apartar el contacto visual con la muchacha. Era una chica joven muy guapa, tendría más o menos la misma edad que Abylle, y su pelo castaño se desbordaba sobre sus pechos con sensualidad. La shek pensó que era un buen trofeo.
«¿Qué haces aquí tan sola? ¿Acaso no sabes que no se ha de pasear por el bosque estando desprotegida? Nunca se sabe lo que te puedes encontrar. Las sombras esconden muchos secretos…» le dijo, haciendo resonar su voz en la mente de la muchacha.
Decidió que ya era hora de dejarse ver, así que serpenteó entre los troncos hasta llegar al claro, donde se situó enfrente suyo, alzándose sobre sus anillos y sacando su lengua bífida maliciosamente.
La shek divisó a alguien estirado sobre la hierba y enseguida se percató de que se trataba de una humana, al menos aparentemente, puesto que últimamente los humanos escondían más sorpresas que nunca. Con sigilo, descendió suavemente entre los árboles y plegó las alas, sin apartar el contacto visual con la muchacha. Era una chica joven muy guapa, tendría más o menos la misma edad que Abylle, y su pelo castaño se desbordaba sobre sus pechos con sensualidad. La shek pensó que era un buen trofeo.
«¿Qué haces aquí tan sola? ¿Acaso no sabes que no se ha de pasear por el bosque estando desprotegida? Nunca se sabe lo que te puedes encontrar. Las sombras esconden muchos secretos…» le dijo, haciendo resonar su voz en la mente de la muchacha.
Decidió que ya era hora de dejarse ver, así que serpenteó entre los troncos hasta llegar al claro, donde se situó enfrente suyo, alzándose sobre sus anillos y sacando su lengua bífida maliciosamente.
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