Rol Memorias de Idhún
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La tranquilidad del pirata [Entrenamiento]

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Mensaje  Eliwood Jue Mayo 02, 2013 6:16 pm

Nobles de Puerto Esmeralda, se quiénes son los que tildan la inseguridad en vuestras rutas comerciales marítimas.
De costumbre, están en la isla de Tares, pero yo os puedo dar la localidad exacta de vuestros infortunios.
No pido nada más que la tranquilidad y el sosiego después de nuestras distensiones. Por eso, me gustaría
recibir en persona a un noble vuestro, que viaje hasta Tares en uno barco, pero que intente pasar inadvertido,
no quiero armar ningún jaleo por culpa de vuestra llegada. Cuando vayáis a atracar, poned una bandera roja
en el mástil más alto para saber que ya habéis llegado. Todo y eso, para saber el hombre con el cual tengo
que negociar, vamos a utilizar una frase clave que sólo el que tenga esta carta y yo la sabremos: "Tares,
isla de piratas, bajo dominio pirata siempre será". Espero vuestra llegada...
Como siempre, estos piratas y su secretismo barato. Para mi, la situación olía a trampa, pero los demás nobles enseguida aceptaron el trato, mas nadie se presentó voluntario. Aunque no estaba de acuerdo con utilizar la ayuda de un pirata (y menos de esta forma, ofreciéndose él) para acabar con otros piratas, decidí ser yo el que fuera en su búsqueda. Primero, porque así me movía de mi pequeña tierra, ya estaba cansado de estar tanto tiempo en un mismo sitio y esta aventura podía ser divertida, algo dentro de mi decía; y segundo porque no obtuve ningún tipo de resistencia. Todo esto estaba cavilando mientras me paseaba por la cubierta, hacia un hermoso día de verano, las gaviotas volaban cerca aún porque no nos habíamos separado demasiado aún de la costa de Puerto Esmeralda.

Todo parecía de ensueño, aún no me había acabado de acostumbrar con estos viajes, uno nunca deja atrás tan fácilmente la condición que había vivido durante tantos años. Pero de pronto un estruendo acabó con todo ese sueño. Un grupo de marineros se abrió en círculo y empezaron los gritos y los puños a alzarse. Me acerqué para ver lo que allí sucedía.


Última edición por Eliwood el Miér Sep 11, 2013 1:57 pm, editado 1 vez
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La tranquilidad del pirata [Entrenamiento] Empty Re: La tranquilidad del pirata [Entrenamiento]

Mensaje  Invitado Jue Mayo 02, 2013 8:51 pm

Ya estaba cansado de quedarme en Puerto Esmeralda, sin nada que hacer, tan solo pescar para ganarme mi comida. Ni siquiera tenía una casa aceptable. ¿O acaso se vive bien en una caseta llena de pescado podrido y con una cama de paja? Estaba decidido a que todo eso cambiara. Y, desde luego, lo hizo.

Me encontraba en una pequeña barca, pescando, como siempre hacía, para ganarme mis monedas, hasta que llegó una enorme banca de peces. Sin dudarlo un segundo, agarré la red, y cogí una enorme cantidad. Tal fue que me dieron una paga extra por la buena recogida. Con lo que gané, decidí irme a una famosa ,aunque también temible por los mercenarios que se dirigen allí, taberna, llamada "La Jarra Ardiente".

De repente, mientras pedía una bebida, un escrupuloso y tatuado brazo me agarró del cuello, y me giró la cabeza. Yo, con mis doce años, me asusté, y forcejeé en vano. De golpe, vi su magullada cara; un inconfundible pirata. Sabiendo lo fuertes y temibles que eran, dejé de oponer resistencia, y entonces, el pirata me dijo unas palabras:

- Un joven fuerte... y obediente. Justo lo que necesitamos. Chaval, ¿te gustaría unirte a nuestra flota como marinero? Estamos buscando gente para encontrar al mal de los males, al que nos quita todo lo que tenemos. ¿Te apuntas?

Me miró con una sonrisa forzada, enseñando sus amarillentos dientes. Entonces, le reproché:

- El único mal que existe para mí son los peces escurridizos. Ya tengo bastante como para irme a un barco de piratas.

El pirata me miró con cara de pocos amigos, y entonces, un sentimiento de descubrimiento iluminó su enfadada faz. Me dijo, entonces:

- Entonces... si lo que buscas es eso, por esta encomienda, te daremos 500 monedas del botín... o más, si cabe. ¿Qué me dices, eh?

Esta vez, me preguntó con un tono de obligación, furioso. Yo, en cuanto oí mi botín, sin dudarlo, acepté:

- No soy un mercenario, ni un pirata, pero mientras pueda vivir, me ofrezco a cualquier cosa. De acuerdo, iré.

Él me miró con una malvada sonrisa. Yo sospeché . Entonces, repentinamente, me dijo:

- De acuerdo, nosotros te llevamos.

Se rió y, rápidamente, me metió en un saco sin escapatoria. Lo maldecí. Había sido engañado como un tonto, y por un miserable pirata. De golpe, la bolsa se golpeó con la puerta del establecimiento, y me propuso tal propinazo, que me desmayé.

Desperté en una cama lo que se podía decir confortable para mí, pues era de tela y con almohada de plumas. Llevaba años sin estar tan a gusto. Pero tenía que ver qué había ocurrido. Estaba en una pequeña habitación, con únicamente una mesa a mi lado, en la que a su vez se situaba una pequeña vela a su última hora. No había nada más, solo cuatro paredes cuadradas y de madera, con algo de musgo y un olor a algas espantoso. La puerta estaba a mi derecha, de madera, y con un sucio pomo. Abrí la puerta, un poco asqueado, pero acostumbrado después de mi increíble vida, y salí. Me encontré en un largo pasillo con habitaciones. Igual que la mía. Todas estaban cerradas a cal y canto. Solo había una única salida, y estaba - por fin - abierta. Salí afuera, y una brisa marina recorrió mi nariz, una brisa de fuerte olor pero tranquila. Me encontré, como suponía, con que ya estaba en el barco. Ya había zarpado, y acababa de salir a cubierta. Enormes mástiles se levantaban sobre mi cabeza, y, de repente, una inmesa multitud me miró nada más salir. Entonces, un enorme trasgo verde y mal vestido, con viejos harapos, y maloliente pero escrupuloso, portador de un hacha, me miró fijamente y, soltando una carcajada, dijo a gritos:

¿Este es el fuerte y apuesto chico de nuestra tripulación? ¡Pero si es un niño de doce años! ¡No sabrá ni cocinar un mísero pescado! ¿Qué hace este metepatas aquí?

De golpe, todo el mundo se río a trompones. Yo avergonzado pero encolarizado, dije furioso al malvado trasgo:

- Primero, no seré fuerte ni escrupuloso, pero sé matar sin acabar con un solo rasguño. Y segundo, para tu información... soy pescador. ¿Quieres saber lo que se siente con un pasado como el mío?

- Oh, y ¿qué me vas a hacer, dormirme con una nana de bebé -el trasgo empuñó su hacha- . Bien, pues a ver qué sabes hacer.

Lanzó un rugiso y se lanzó contra mí. Entonces, cogí mi arco, escondido en mi camiseta, y lo cargué con una flecha. Rápidamente, lo disparé al suelo, y una fuerte y grande llamarada salió del suelo, gracias al poder de este. El trasgo no veía nada. Yo, veloz, subí las escaleras y escalé un mástil, el de la vela, oculto tras el humo. Entonces, con todas mis fuerzas, salté a otro mástil. El trasgo alzó la mirada y me vio en el aire, sorprendido. Yo, volando, disparé otra flecha detrás de él. Conseguí agarrarme a la vela y escalé a su soporte. Llegué, y disparé otras dos flechas, una a cada lado del trasgo, encerrándolo completamente. Se asustó, y lanzó un grito de furia. Yo, por mi parte, estaba encantado del espectáculo. Todo el mundo miraba, asombrado, y algunos aplaudiendo. Solo quedaba el final. Sin miedo, salté decidido encima del trasgo. El puso su hacha contra mí, en posición de defensa. Pero yo opuse su hacha con mi arco, haciendo que esta estallara en llamas. Finalmente, el trasgo, asustado, miró su descuartizada arma. Entonces, para acabar, le pegué una patada en la cabeza, que lo dejó K.O. Justo en aquél momento, apagaron el fuego con los barriles de agua. Todos me miraron, sorprendidos, y me alabaron aplaudiendo. En ese momento, vino un joven, algo más grande que yo. De unos 17.
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Mensaje  Eliwood Jue Mayo 02, 2013 9:21 pm

Al parecer, un chico y un trasgo tuvieron un enfrentamiento. En verdad, se lo tienen merecido esos trasgos. Nunca me han caído demasiado bien, siempre he intentado evitar sus tierras. Son seres egoístas y avaros. El chico ese se movió muy bien, era ligero por el poco peso y se veía que estaba entrenado. Sus movimientos fueron, aunque torpes, rápidos y con gran potencial. Tenía un nosequé que me gustaba ese chico. Por eso, cuando acabó con el trasgo, no me extrañó. Frené al segundo oficial a bordo que ya iba decidido a dar una somanta palos a todos los marineros que estaba holgazaneando por ver la pelea improvisada, sobretodo a los provocadores, al chico.
- Tranquilo, déjame al chico para mi, me lo voy a llevar para hablar con él. Puede serme útil para mi misión - le informé, los oficiales estaban al tanto de a o que veníamos a hacer. Estarían atentos para ver si en verdad, el pirata me mentía y era una emboscada.
- De acuerdo mi señor - cedió el oficial.

Con esto, se retiró el hombre y volví a poner la mirada sobre el muchacho. Suponía que tenía 13 o 14 años, en verdad, tan chico no era. Tan solo le superaba por 4 años. Me acerqué al chico una vez algunos marineros le felicitaron por haber ganado, una vez que estábamos de frente le dije:
- Muy bien hecho chico, me ha gustado como te has defendido.
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Mensaje  Invitado Vie Mayo 03, 2013 6:26 pm

Yo, angustiado por la pelea, estaba también sorprendido por mi suerte. Aquella oportunidad de entrar en la Academia de Nurgon me había sentado muy bien. No sabía que la suerte fuera tanta. Pero lo que sí sabía era que no siempre iba a ser así. Aunque era ágil y concentrado, era débil, y mi fuerza no me llevaría muy lejos.

Asustado por lo que me iban a decir por aquella pelea, recogí mis flechas, mojadas, lo más rápido que pude, y me dirijí rápidamente a mi camarote. Pero, de repente, un joven de unos 17 años se acercó a mí y me habló:

- Muy bien hecho chico, me ha gustado como te has defendido.

Yo, nervioso pero sorprendido, le dije:

- No es más que suerte, en realidad. No me suele salir tan bien.

Él, sin decir ni una palabra, me agarró del brazo y me llevó a una sala situada bajo el barco. Olía a pescado y calamar, y estaba llena de sacos de harina por todas partes. Me puso contra la pared y me dijo:

- Quiero ver lo que sabes hacer. Dispara a algún saco de los que tienes delante.

Asentí con la cabeza. Cojí mi arco, y limpié una flecha con mi camisa. Entonces, cargué, apunté, bien concentrado, y disparé. Mi objetivo estaba a unos seis metros, pero le dí un poco más arriba de lo esperado. La flecha expulsó una pequeña llamarada, muy pequeña, por la humedad. Tan solo dejó un poco del saco carbonizado. Gruñí entre dientes, y decidido, disparé otra flecha. Me quedaba poca magia, y utilicé la siguiente flecha lo mejor que pude. Pero tampoco acertó. Grité de rabia, angustiado por el vedericto de aquel chico, y sin pensar, disparé otra flecha. La lancé con tal fuerza y furia, que aunque quedó a un metro mas o menos del saco, estalló en llamas con tal fuerza que ese, y otros cinco sacos quedaron reducidos a cenizas. Estaba entusiasmado, pero, de golpe, las fuerzas ma abandonaron, y caí desmayado, sin sentido.

Desperté, de nuevo, en mi camarote. Estaba todo igual que la primera vez. Tenía el carcaj y el arco apoyados en mi cama, y tenía todas las flechas que había usado. La vela era nueva, e iluminaba bien la oscuridad que había a mi alrededor. La puerta de mi camarote estaba abierta, por lo tanto, deduje que ya era de noche de nuevo. En mi mesilla había también un bocata de sardinas, y una pequeña botellita de un extraño contenido. Había una nota al lado, y ponía:
Eliwood: Reúnete conmigo mañana. Mi camarote está en el piso alto. Allí te espero.

Deduje que ese era el joven que me habló ayer. Tomé la comida que me había dejado, que me repuso fuerzas, y el pequeño botellín me sirvió para recargar mi magia. A continuación, decidí explorar un poco el barco tranquilamente. Pero no pude.

En cuanto salí del camarote, la voz de alarma resonó por todo el barco como un trueno. Me asusté, pensando que me habían descubierto, pero sonó:

- ¡Alarma! ¡Alarma! ¡Todos a cubierta! ¡Nos...!

De repente, el barco tembló, y crujió la madera. De la puerta de cubierta salió un riachuelo de agua. Se oyeron pasos en los demás camarotes, pero yo me adelanté, y abrí la puerta. Una tromba de agua me dio de lleno en la cara. Frío pero con ánimos, salí, y me encontré con algo que no me había esperado, y menos la primera noche, probablemente.

No era una tormenta.

Ni una roca.

Era un enorme monstruo.
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Mensaje  Eliwood Jue Mayo 16, 2013 1:16 pm

Todo fue demasiado rápido la última vez. El pobre chico cayó desfallecido ante los intentos de demostración de poder. Lo dejé en el camarote y me dispuse a marchar al mío. Al día siguiente llegaríamos al puerto de la isla de Tares y necesitábamos todas las fuerzas posibles.

------------------------------
Al día siguiente, todo parecía en calma. Aunque el día se había vuelto más oscuro, haciéndonos topar con una tormenta en nuestro camino, todo parecía exactamente como el día anterior. Solo eran esas nubes oscuras que no dejaban de acosarnos y hacía que las posibles sonrisas dentro del barco fueran con regusto amargo.

No fue hasta entrado el medio día que algo empezó a cambiar. El mar se volvió en calma, demasiada calma. Parecía un mar de aceite. Los marineros empezaron a inquietarse, nunca es buena señal. Y entonces ocurrió. Un tentáculo enorme se abrió paso a través de la superficie del agua en dirección a la cubierta del barco. Fue todo tan rápido que tan solo pude esquivar el ataque tirándome al suelo hacia un lado. EL tentáculo cayó sobre la cubierta de un peso muerto, rompiendo en mil añicos todo aquello que se encontrara allí. El barco se hundió dos metros más bajo el mar, haciendo que en algunas partes el agua empezara a entrar por las escotillas. El monstruo quería hundir el barco bajo su peso.

Me levanté del suelo. Por suerte siempre tenía errante a mi lado. La jerarquía de los barcos era muy sencilla: eres tan importante como la calidad del arma que lleves encima. Era algo que había aprendido en mis viajes hacia el Reino Oceánico. Desenvainé a errante. No quería utilizar ningún ataque de fuego hacia el monstruo, ya que este estaba recubierto de agua y el fuego poco le podría hacer. Así que tal cual, me dirigí hacia la barandilla ahora ya totalmente destrozada y me encaré a por el tentáculo. No se había movido porque el monstruo no quería destrozar el barco, sino hundirlo hacia abajo. Así que subí el arma con un movimiento circular para aprovechar toda la fuerza y una vez que estuvo bien arriba cayó como tal guillotina hacia el tentáculo. No acabó por cortarlo del todo, pero si que seccionó parte de él, prohibiendo al monstruo forzar al barco su hundimiento. Mientras sacaba el arma de la carne del tentáculo ahora partida se oyó un sonido de dolor proveniente del monstruo. El tentáculo dejó de hacer fuerza y volvió hacia el mar. Aunque parecía que habíamos vencido, todos sabíamos lo que nos esperaba.

- ¡Marineros hacia las escotillas, preparad los cañones de artillería! - ordené.

Aunque fueron lo más rápidos que pudieron, no fueron capaces de prepararlos que el monstruo emergió del agua con todo su esplendor. Un animal con ocho tentáculos y una cabeza más grande que el mismo barco eran sus partes. Quedé boquiabierto ante la magnitud de ese monstruo. Pero no iba a quedarme parado, menos mi alma de dragón. Por eso, encaré el arma hacia el monstruo. Me puse en posición de defensa: piernas abiertas, un pie por delante del otro, mi cuerpo de lado y el arma en el costado un poco inclinada tapando todo mi cuerpo.

(off: ¡¡Lo siento por tardar tanto!! He estado muy ocupado todos estos días con los estudios y he estado un poco colapsado... ¡Espero que me perdones!)
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Mensaje  Invitado Vie Mayo 17, 2013 6:20 pm

Me llevé tal susto que me caí de golpe, pero, en lo que me tardé en recuperar, ya había caído el monstruo a manos del joven del otro día. Me alivié, pero no tardé demasiado en volver a estar en guardia. Eliwood gritó algo que, debido al ruido, no logré comprender. De repente, la enorme bestia salió de nuevo del mar y agarró el barco, haciendo volar pedazos de madera por todas partes.
Eliwood se empezó a defender como pudo del poder de la bestia, y los demás marineros estaban intentando mantener en pie el barco.
Yo nunca vi un espectáculo tal, y me quedé mirando, estupefacto. Unos segundos después, Eliwood estaba en el suelo y con el brazo sangrando como si no hubiera mañana. Sabía que, si no hacía algo, eso sería así para él, y fui corriendo a su encuentro. Agachado, vi que tenía el brazo abierto, posiblemente por un latigazo de la bestia.
No tenía ni idea de qué hacer, pues nunca se me había presentado un caso tan grave. Rápidamente, hice lo único que podía hacer: Arranqué un trozo de mi vieja camisa y se lo puse alrededor del brazo, a modo de venda, y le eché un poco de agua de mar de la que había por los suelos.

- Espero que esto funcione. Lo he hecho sin pensar-dije con un tono burlón, y luego me puse serio.

Eliwood intentó mostrar una sonrisa, pero el fuerte dolor se lo impidió.
Rápidamente me giré. La bestia aún seguía ahí, y si no hacía nada, el barco se desmoronaría y hundiría hasta el fondo de los mares. Así que lo investigué.
Estaba cubierto de agua, por lo que mis flechas de fuego no le harían nada de nada. Sólo le veía como puntos débiles el ojo y las ventosas. Lo demás estaba cubierto por una dura coraza. Pero el ojo no se podía atacar a distancia, ya que parecía estar recubierto por una capa protectora. Las pegajosas ventosas eran lo único que parecía no estar protegido, pero no le haría mucho daño... ¡Las ventosas! Tuve una idea estupenda. Pero era muy peligrosa. No sabía si funcionaría... Pero era nuestra última oportunidad. Empecé a correr como un loco, y salté la baja "barandilla" del barco, con las ventosas como destino. Estaban muy cerca, y llegué a ellas sin problemas. Además, el monstruo era tan grande que no le dio tiempo a atacarme.
Me pegué a ellas, pero había un problema: Eran DEMASIADO pegajosas. Por más que me intentaba mover, no conseguía nada. El tentáculo se movió de golpe por encima del cuerpo del calamar. Eso era buena suerte. Y también que me zarandeara para tirarme. Al final, mis zapatos fueron lo único que se quedó pegado. Caí al cuerpo de la bestia, pero antes de llegar a este, cogí un par de flechas, pero no el arco. Cuando caí, como suponía, el cuerpo del calamar era muy resbaladizo, así que usé las flechas para escalar por la coraza sin caer, y así llegar a su cabeza.
El calamar no se dio cuenta de mi presencia, y cuando llegué a su cabeza, lo cogí desprevenido. Saqué una flecha de su cuerpo, y golpeé con todas mis fuerzas su ojo, así varias veces. El calamar gritaba de dolor, y no podía hacer nada. Tras varios golpes, la capa del ojo se iba rescrebajando, hasta que al final, se rompió, y le clavé una letal flecha en este.
El ojo lanzó un grito de agonía, y se zarandeó con una fuerza enorme. Lo último que llegué a ver era gritar demasiado tarde algo, creo que decía que no dispararan los cañones... porque estaba yo.
Pero, como he dicho, era demasiado tarde. Se oyeron dos cañonazos, y el monstruo dio un vuelco. Vi que Eliwood ya se podía mover un poco, gracias a una anciana feérica que le había cerrado un poco la herida. Luego entraron corriendo en los camarotes, él y todo el mundo.
Yo estaba tan confuso que no sabía por qué, pero el fuerte movimiento del monstruo me hizo descubrir por qué. Caí a una de sus ventosas, y la bestia se desplomó, haciéndome entrar en el helado agua. Pero me dio un vuelco al corazón cuando vi al barco volcar y de nuevo girarse, dando una vuelta completa. ¡Por eso se metieron!
Pero yo no podía hacer nada. Estaba pegado al monstruo, que caía al abismo del mar. Empecé a notar cómo me congelaba mientras me faltaba el aire.
De repente, vi a una figura descender hacia mí nadando. Un hilillo de sangre le seguía... ¿No sería Eliwood? Era demasiado peligroso para él, teniendo en cuenta el estado de su brazo. Esperaba que no fuera él. Pero, cuando me agarró, me desplomé, ahogado y azul del frío... ¿hipotermia?

OFF: No pasa nada, comprendo que tengas mucho tiempo ocupado con los estudios... como está cerca el final del curso...
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Mensaje  Eliwood Vie Mayo 17, 2013 8:01 pm

- Bueno, algo es algo, gracias - le dije al muchacho.

Que... ahora que pensaba, no conocía su nombre. Cuando saliéramos de esa pensaba preguntárselo. Si lo contaba, porque el chico se iluminó y salto en dirección al monstruo. Yo me quedé anonadado, ¿como podía tener tanto de valor o insensatez? Quedó enganchado en una ventosa. Ah... Creía que sabía lo que iba a hacer. Aunque era un tanto arriesgado. Seguí pensando hasta que algo me distrajo, una maga feerica me cogió el brazo. Salté en posición de defensa, aunque entonces me di cuenta que solo me quería sanar. Así que me dejé, el brazo empezaba a hacerme daño, me había caído encima de un barril y las astillas me habían hecho daño. Pero no le dejé demasiado tiempo, porque entonces recordé a los marineros preparando los cañones. Así que empecé a correr en dirección a la planta de abajo para que pararán los disparos.

- ¡No disparéis! - grité con todas las fuerzas, aunque la mayoría pararon, para algunos fue demasiado tarde.

Dos bolas de cañón salieron disparadas, dando contra el monstruo y el muchacho. Desde la escotilla más cercana pude ver como el monstruo era engullido por el mar. Esperé para ver como el chico quedaba a flote junto a las runas que había ocasionado el golpe de los tentáculos. Pero el chico no aparecía. Empecé a mirar alrededor, cuando el barco empezó a girar demasiado. Los tentáculos no se habían desenganchado del barco, así que con el monstruo, el barco se iría bajo el mar. Toda la tripulación se quedó dentro cerrando las escotillas y rezamos para que el monstruo estuviera tan muerto que las ventosas no hicieran suficiente fuerza y se desengancharan. El barco empezó a girar, girar, hasta que se hundió toda la cubierta, cayendo todos encima del techo. Fue tan de golpe, que con la misma inercia, y con la suerte de que las ventosas se desengancharan, que volvió a dar la vuelta para quedarse del derecho. Con tanto ajetreo, tardé en llegar a la escotilla para ver la situación del muchacho. Seguía sin verlo, con lo que me lancé a por él. El agua estaba muy fría, pero eso no me hacía ningún daño. Mi alma de dragón me permitía mantener mi temperatura constante, aún ante esas adversidades. Metí la cabeza dentro del agua y vi como el chico se hundía junto una ventosa. Como vi que no tendría suficiente tiempo en llegar con mi forma humana, decidí transformarme en dragón. Dentro del agua tardé un poco en transformarme, pero cuando estuve totalmente transformado, empecé a moverme por la fuerza de la cola, las alas recogidas y todo el cuerpo estilizado para evitar toda la fricción que me pudiera ocasionar el agua. Llegué con el muchacho y de un zarpazo logré cortar la parte del tentáculo. Lo cogí como si fuese un palo y lo volví a llevar hacia el exterior. Me lo acerqué a mi cuerpo caliente para que el frío no le provocara una hipotermia.

Salimos del agua como una exhalación. Abrí las alas de punta a punta y empecé a batirlas. Acercándome al barco, dejé el tentáculo encima de la cubierta y me volví a transformar en mi forma humana antes de tocar el suelo. Me acerqué al tentáculo, saqué al chico de la ventosa y me lo llevé a mi camarote. Conmigo me llevé a la maga feerica para que le curara las posibles heridas que tuviera encima de mi cama. Cuando la feerica acabó, marchó para curar al resto de la tripulación y yo me quedé sentado en una silla, esperando a que se despertara.
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Mensaje  Invitado Sáb Mayo 18, 2013 4:22 pm

Tuve un sueño. Un extraño sueño mientras estaba inconsciente. Pero era tan real y a la vez tan fantástico, que me sentía confuso. ¿Sería alguna ayuda de los dioses? ¿O quiza El Séptimo me intentaba enloquecer? No lo sé. Pero sabía que aquel sueño debía de significar algo.
Aparecía en un barco. Pero no un barco cualquiera, sino uno naufragado, que volvía a navegar gracias a un poder que, sin duda, desconocía. El caso es que aquel barco se dirigía a una oscura, extraña y retorcida isla. No sabía que hacía allí. De repente, unas prendas elegantes de capitán pirata me cubrieron el cuerpo, y un helador aire me dejó inmovilizado. El barco se golpeó contra una roca y, de improviso, se hundió. Cayó, así, a unas oscuras aguas, en las que el navío se difuminó, como si fuera un dibujo y lo estubieran borrando. Miles de esqueletos aparecieron en el abismo.
Yo no me podía mover, algo me lo impedía, y los esqueletos avanzaban hacia mí. Eran muertos vivientes.
No supe qué hacer. No me podía mover, y sentía que poco a poco me ahogaba. Forcejeé, pero no conseguía nada. No me movía absolutamente nada. Los esqueletos ya estaban a poca distancia y podía oler su estupefacto olor y ver sus sucias pero mortales bocas.
De repente, alguien me llenó de energía. Era un hechizo. Podía respirar bajo el agua. Podía disparar mi arco aun debajo del agua. Y ahora, era un acuático ser. Era un varu.
Ya me podía mover. Y ahora ya no llevaba las elegantes prendas de capitán, sino unos harapos de vagabundo.
Miré, y vi que mi rescatadora era otra varu. Se había quedado quieta, mirándome. Y no decía nada telepáticamente.
Descubrí que los esqueletos aún seguían moviéndose, y ya estaban muy cerca. Así que, aunque las flechas que disparaba se iban a cualquier otra parte, pues estaba en el océano, se redirigían por sí mismas a sus objetivos. Al final, no quedó nadie en pie.
El mundo se distorsionó y aparecí, con mi forma humana de nuevo, en una isla con una roca en forma de calavera de bárbaro. No sabía qué significaba aquello. La varu apareció de nuevo, fuera del agua, pero sin sufrir nada por ello. Entonces, me dijo con la mente:

- Suthza, a vuestro servicio. Que Neliam te ayude a separarte del destino que aguarda tu muerte.

Antes de que pudiera decir nada, Suthza inclinó su cabeza y desapareció. De repente, todo se oscureció, y de aquella roca salieron mas muertos. Me dispuse a coger el arco, pero no tenía. Los zombis lanzaron un aullido y corrieron a mí. Una espesa negrura me envolvió y no me permitió ver nada. Se oyeron desgarradores gritos de dolor, y, sin no llevarme un buen susto, una horrorosa cabeza de un muerto apareció, y este cogió mi mano y la arrancó. Grité y me desperté.
Estaba en una cama, junto a Eliwood. Me vio despertar, pero yo, antes de que pudiera decir nada, le conté mi sueño con todo lujo de detalles.
Sabía que era algo muy importante, y que nuestra vida y la de toda la tripulación dependía de su significado.
Una vez terminé de explicarle el relato de mi sueño, descubrí quizá su significado. Entonces, le dije:

- Hay que encontrar a Suthza antes de que la amenaza de esas horrorosas bestias nos alcance. Neliam nos dará las indicaciones para encontrarla antes de que el destino haga su trabajo y esta expedición y miles de vidas se vayan al garete. No tenemos tiempo que perder. Créeme, Eliwood.

No sabía que diría. ¿Me creería y me ayudaría? ¿O me tomaría por loco y me encerraría?
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Mensaje  Eliwood Mar Mayo 21, 2013 7:34 pm

Se notó que el chico pasó una mala noche: no paró de revolverse en la cama. Arriba y abajo, derecha e izquierda. Dos veces me levanté de la silla para abrigarle otra vez porque la manta que lo cubría se caía por los lados de la cama. Mientras, releía la carta del corsario con el que nos íbamos a encontrar el día siguiente. Seguía sin entender nada, el monstruo que habíamos visto podía ser el culpable de todo esto, no veía razón para seguir con esta farsa ya que ahora estaba más que seguro de que el corsario nos estaba mintiendo. Pensando esto, el chico se despertó y se levantó de la cama. Me dio un buen susto, no me lo esperaba. Se cayó la carta al suelo, pero no reparé en ella porque el chico estaba demasiado atacado por los nervios. Empezó a hablar sobre un varu, que lo debíamos de ir a buscar... No estaba entendiendo nada hasta que le dije que me lo contara mejor, que se tranquilizase que no estaba entendiendo nada. Entonces fue cuando se serenó y me contó todo su sueño.

Parecía cosa de locos. No podía entender nada de ese sueño. En ese momento, no podía creer nada de lo que decía, parecía que había perdido la cabeza por culpa del trauma de la lucha contra el monstruo.

- Cálmate chico, cálmate, estas demasiado nervioso - le dije transmitiendo tranquilidad - Creo que todo ha sido una pesadilla. Todo lo que te ha sucedido hoy ha sido muy sorprendente, cargado de emociones, y es fácil que tengas alucinaciones. Creo que debería de descansar un poco más y mañana hablamos.

PD: Sigueme el rollo, puede que esta parte te parezca un poco larga, ¡pero debemos de ser lo más realistas posibles! Piensa que Eliwood no le interesa mucho el tema de los dioses en ese momento. Y que después de que casi mueras y tengas alucinaciones es totalmente lógico visto desde su punto de vista. Convéncele e iremos a por Suthza.
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La tranquilidad del pirata [Entrenamiento] Empty Re: La tranquilidad del pirata [Entrenamiento]

Mensaje  Invitado Mar Mayo 21, 2013 8:43 pm

Me intentó tranquilizar cuando le conté mi sueño, diciendo que estaba demasiado nervioso y que el sueño era fruto de todo lo que había ocurrido aquel día. Me serené, y me puse serio. ¿Sería posible que fueran alucinaciones mías? Estaba muy seguro de que mi sueño significaba eso. Todos esos monstruos... y la varu... era muy extraño. Demasiado.
Pero pensé que probablemente no era más que imaginaciones días. El monstruo y la lucha me habían sobresaltado demasiado.
Decidí a dormir y descansar, como me había dicho Eliwood, a ver si me tranquilizaba un poco. Y me dormí.

No eran imaginaciones mías. ¡Sí o sí, eso era real! Cada cinco minutos me despertaba asustado, y siempre con el mismo y exacto sueño, pero cada vez se pasaba más rápido. Cuando me despertaba, Eliwood me decía que siguiera descansando. Pero siempre ocurría lo mismo, el sueño, y me despertaba.
Ya era demasiado aquello. Pero... ¿qué podría hacer? ya estaba decidido a hablar con Eliwood de nuevo cuando me di cuenta de que no podría hacer nada. Diría siempre el mismo argumento, una y otra vez, porque sólo tenía la prueba del sueño. Nada más. Era una tontería. ¿Cómo convencer a alguien de algo con meros sueños? Era ilógico.
Pero era real. Tenía que convencerle de ir a buscar a Suthza. Antes de que fuera demasiado tarde. Luego estaban los demás marineros. Sería difícil convencerlos también, pero con Eliwood a mi lado, tendría una oportunidad por lo menos. Pero tenía que convencer ahora a Eliwood, sin él, todo se iría al garete.
Estaba pensando, cuando me di cuenta de que tenía hambre. Eliwood estaba ocupado. No quería pedirle nada, él ya tenía sus problemas. Entonces, me acordé de que me había guardado un par de pescados en mis bolsillos. Por suerte, tenían cremallera, y no se cayeron cuando yo acabé en el mar. Aunque estarían algo salados.
Dirigí mi mano hacia el bolsillo, y cuando lo abrí, descubrí que tenía algo aparte de los pececillos. Estaba endurecido, quizás por el agua. Probablemente fuera papel. Aproveché y casi lo usé para sonarme, cuando me di cuenta que era un periódico. Y era actual. Lo debí haber cogido hace poco.
Lo cogí y lo empecé a ojear. La tinta estaba medio borrada por el agua, pero algo se leía. Entonces lo vi. La prueba.
Una noticia decía algo referente a una extraña enfermedad:

"Una peste a aparecido en el mar de Idhún. Suerte que no alcance las costas, porque es devastadora. Se ha visto que los síntomas son pudrefacción de la carne y un enloquecimiento, seguido de una agresividad hacia todo lo que se mueve. Se avisa a los marineros de que esta enf.....afec.....lo.....coma.....pan en el.....ar."

Estaba emborronado al final. Sólo entendí algo de comer pan. En el barco se come mucho... había enormes sacos de harina... ¿Sería algo malo?
El caso es que salía una foto... ¡Eran los monstruos de mis sueños! ¡Era una señal! ¡Tenía que enseñárselo rápidamente a Eliwood!
No esperé más y, corriendo hacia él, le dije:

- ¿Esto es suficiente señal para tí? ¡Te lo juro, son los monstruos de mi sueño! ¡Y nos acercamos a la peste! ¡Hay que buscar rápido a Suthza! Antes de que sea demasiado tarde...

Le puse el periódico en sus manos para que leyera la noticia. ¿Me creería por fin? Espero que sí, por el bien de todos.
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Mensaje  Eliwood Mar Mayo 21, 2013 11:35 pm

El chico seguía igual. No mejoraba y ya empezaba a preocuparme. Gradualmente, el tiempo entre despertares era menos prolongado y cada vez el pobre chico se sentía más consternado. Pero no podía cambiar todo el rumbo de la navegación por el sueño de un muchacho traumado. Debía priorizar en las misiones, cosa que nunca había hecho hasta ahora. Este nuevo cambio había tenido lugar cuando heredé las responsabilidades de su padre, actualmente fallecido. Llamé a la feérica para ver si le podía dar tranquilizantes o si podía hacer algo. Todos los intentos fueron fútiles. Esto empezaba ya a ser sospechoso, ¿podía ser que el muchacho dijera la verdad? ¿Los dioses seguían estando tan cerca de nosotros entonces? La iluminación vino un poco más tarde. Ya estaba desfallecido después de aguantar media noche, que me despertó el niño otra vez, pero esta vez no fue por culpa de su despertar. Había saltado de la cama y empezó a zarandearme para que me despertara.

- ¿Esto es suficiente señal para tí? ¡Te lo juro, son los monstruos de mi sueño! ¡Y nos acercamos a la peste! ¡Hay que buscar rápido a Suthza! Antes de que sea demasiado tarde... - me dijo.
- A ver... - le contesté a desgana, me acababa de despertar y parecía otra vez un ataque de los suyos cuando al leer la noticia vi que tenía razón, o como mínimo tenía sentido visto desde la noticia - ¿es de hoy? ¿De donde lo has sacado? Esto es cierto, y según lo que tu cuentas, estos son los seres que ves, ¿verdad? ¡Debemos de avisar la tripulación! Primero, dejaremos de comer pan.

Cogí al niño por el brazo y me dirigí hacia el camarote del cocinero y de su pinche de cocina.

- Cocinero, levanta - le ordené - quiero que a partir de hoy dejes de utilizar el pan que quede en las bodegas, ¿de acuerdo?

No dejé que hablara demasiado, giré y cerrando la puerta, me dirigí hacia la cubierta, pero antes de subir por las escaleras se me pasó por la cabeza una pregunta, ¿a donde nos dirigíamos? Frené en seco, no podía decirle al capitán que cambiara el rumbo de navegación sin decirle antes hacia la dirección del nuevo destino. Por eso giré encima de mí y le pregunté al chico:

- Muchacho, antes de seguir necesito saber una cosa. El sueño no te dirá por casualidad el paradero de esa varu, la tal Suthza.
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Mensaje  Invitado Miér Mayo 22, 2013 5:18 pm

Nos dirigíamos a cubierta, cuando, de repente, Eliwood giró y me dijo:

- Muchacho, antes de seguir necesito saber una cosa. El sueño no te dirá por casualidad el paradero de esa varu, la tal Suthza.

Empecé a pensar. En el sueño, los únicos lugares que aparecían era el fondo del mar (típico de un varu), una isla y una roca-calavera en ella... Quizás esa isla era nuestro destino. Pero ¿dónde estaría? Nunca la había visto... ¡Un momento! Ahora me doy cuenta. Los soles se movían a gran velocidad, y cerca del horizonte, las lunas se les unían y formaban una especie de E gigante... Y la roca de la isla estaba inclinada justo allí. ¡Eso era! La isla está oculta, y sólo se encuentra al dirigirse al este, sin fin... hasta encontrarla. Pero, ¿y el traje pirata que me aparecía? Si aparecía con esas prendas, sería por algo... Recordé que, en los cuentos de la Tierra, los piratas se escondían en rocas con forma de calavera... ¿Tendríamos que ir allí vestidos, y pasar desapercibidos, acaso? Posiblemente sí. De todas formas, aunque no fuera así, era mejor prevenir que curar...
Creí que ya no había mucho más de lo que pensar en aquellos momentos, y le expliqué a Eliwood:

- Sí, creo que sí. Los soles y las lunas formaban una E de este, y la roca de la isla apuntaba hacia allí. Debemos ir al este, para encontrarnos con una isla oculta allí. Suthza estará probablemente en delante de la roca con forma de calavera de bárbaro, como en mi sueño. Pero debemos tomar una precaución: En el sueño salía con traje pirata. Debemos vestirnos de piratas, pues en la isla, posiblemente halla, y debemos camuflarnos por si acaso. ¿Has entendido todo?

Ya sabíamos a dónde ir, y por qué. Solo quedaba convencer a los demás, lo que, posiblemente, sería la tarea más ardúa de todas.
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Mensaje  Eliwood Miér Mayo 22, 2013 6:04 pm

Todo parecía una locura. Una E de este, una varu escondida... Mas una luz se encendió en mi cabeza, ¡estábamos yendo hacia la dirección correcta! Si mi memoria visual no fallaba, la isla de Tares estaba hacia el este. En esa isla habitaban todos los piratas del mar.

- Chico, creo que vamos a tener suerte - le advertí - necesito saber antes algo antes de continuar.

Volví a girarme en dirección a la escalera y subimos hasta la cubierta. Aunque la noche encima de la cubierta pareciera en calma, el pobre timonero estaba agarrando tan fuerte el timón que tenía los dedos blancos de la fuerza. La mar estaba movida y para mantener el rumbo del barco debía de aguantar las embestidas del barco. Cerca del timonero estaba el capitán de a bordo. Ambos eran muy amigos y se pasaban la gran parte del tiempo charlando juntos. Sin embargo, en momentos como ése, con la mar tan movida, era una medida de precaución que el timonero no se quedara solo por si necesitaba más fuerza. Cuando llegamos delante del capitán, les saludé:

- Espero no molestaros, pero necesito saber una cosa
- No ocurre nada, a sus servicio mi señor - dijo el capitán. Sin pensarlo le pregunté.
- Entonces, ¿en la isla de Tares se conoce de algún escollo o islote cercano con una forma parecida a una calavera humana?
- Ahora mismo no se me ocurre nada mi señor - respondió el capitán - no se conoce la fisonomía de la isla por culpa de los piratas que la habitan. Ningún cartógrafo se ha visto con el valor o la locura suficiente de acercarse ahí para hacer un mapa detallado de la isla. Se conoce a grandes rasgos las playas más grandes y el puerto principal, pero nada más.
- Muchas gracias capitán, espero que tengáis una buena noche - me despedí.
- Que los Seis estén con vos - se despidieron Capitán y el timonero al unisono.

Bajamos hasta cubierta, el muchacho seguía a mi vera. Así que volví a girarme y le explique todas mis conclusiones:

- Al este de aquí esta la isla de Tares, hogar de todos los piratas que habitan en el mar. Seguro que debe de ser cerca de tares donde esta la isla que tu dices con forma de calavera. La isla de Tares tiene muchos escollos e islotes repartidos por su costa, tan solo debemos de coger un bote y buscar. Mañana vamos a llegar al puerto más importante. Antes de todo, tendré que reunirme con un hombre, un corsario ya fuera de circulación que dice tener información importante. Tenemos que hacerlo primero porque es la razón principal de este viaje, ¿de acuerdo? Lo despacho rápido y nos vamos a buscar la calavera. Ahora descansa si puedes, mañana puede ser un día muy duro para todos...

Estas fueron las últimas palabras que le dije al chico antes de despedirme. En verdad ya había decidido todo, así que el chico no debía decir nada más. Al fin y al cabo, había conseguido convencerme que era lo que quería.

--------------------------
Al día siguiente, por la mañana atracamos. El bullicio del puerto era imposible de describir. Demasiadas cosa sucedían en un mismo instante de tiempo. No tenía nada que ver con el orden que teníamos en Puerto Esmeralda. Allí reinaba el caos y el desorden. Antes de llegar, puse la bandera que tanto había pedido el corsario para identificarnos. De este modo sabría que estábamos allí. Por si a caso, no la subí hasta arriba, sino hasta la mitad. Así, la gente para verla necesitaba acercarse y podíamos tener todo bajo control.

Todos estaban a cubierta, dispuestos para mi marcha. Incluso el muchacho estaba allí, de modo que al verlo, paré frente a él y le ofrecí que viniera conmigo:

- Muchacho, quiero que vengas conmigo. Creo que me vas a ser de gran ayuda.
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Mensaje  Invitado Sáb Mayo 25, 2013 1:25 pm

Conseguí convencer a Eliwood. Por suerte, el barco se dirigía al este, a la isla de Tares. Las historias decían que aquella isla estaba infestada de piratas, tanto retirados e indefensos, como traidores y matones. Desde luego, ese lugar no me daba buena espina. Pero también hacía encajar con que en la isla de la calavera hubiera piratas. Además, no me quedaba más remedio que viajar hacia allí. Así que seguí a Elwood. Me dijo que tenía que ver a alguien, y que a continuación buscaríamos aquella isla.

A la mañana siguiente, los marineros ya se encontraban en cubierta, dispuestos para la marcha de Eliwood. Cuando subí, él ya estaba allí, mientras estaban subiendo una bandera roja en el mástil más alto. Pero la pararon en la mitad. Yo no lo comprendía, pero tampoco me incumbía. Eliwood estaba echando una mirada a la tripulación cuando me vio. Entonces se dirigió hacia mí y me ofreció ir con él:

- Muchacho, quiero que vengas conmigo. Creo que me vas a ser de gran ayuda.

Yo, sorprendido por su ofrecimiento, acepté. No sabía para qué podría servir alguien como yo. Por ahora, sólo podía disparar. Nada más.
Nos dirigimos hacia aquel puerto. Había montoneras de gente yendo de un lado para otro. ¿Cómo podía haber tanta gente en una isla de piratas? ¿O es que eran todos piratas?
De repente, un hombre apareció ante nosotros, sentado en un cubo y con una pipa en la boca. Nos miraba fijamente. En la otra mano tenía un mapa. Su rostro era del aspecto de un anciano, pero estaba lleno de cicatrices y arañazos. Sin duda, había participado en muchas peleas. Tenía una espesa barba, y un traje sin duda de pirata hecho una pena; desgarrado, hecho jirones... Sus zapatos, extrañamente, estaban como nuevos. Aunque parecía débil e indefenso, me causaba muy mala espina. Sin duda, ocultaba algo. Se levantó a duras penas. No llebaba nada en una pierna, pero se notaba que estaba cojo. Miró la bandera roja, acercándose para poder verla. Cuando pareció haber podido distinguirla, se volvió hacia Eliwood y le dijo:

- ¿Eres tú el hombre al que busco? Si es así, ya sabes lo que tienes que decir. Además, me debes una explicación por el muchacho que va contigo.

Tosió fuertemente, y volvió a mirar a Eliwood. Yo contemplaba expectante la escena.
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Mensaje  Eliwood Lun Mayo 27, 2013 4:22 pm

El muchacho acepto extrañado. Suponía que no sabía porqué le había elegido entre tanta gente del barco, pero sabía que era especial. Si era cierto que los dioses le comunicaban en sueños cosas, quería decir que era especial, no era cualquiera. Con esa idea le elegí. Bajamos del barco y esperamos. No podíamos hacer mucho más por desgracia. Debíamos de esperar hasta que el pirata asomara la cabeza. Por suerte, el corsario poco tardó a aparecer. El muelle era un caos, y nadie reparaba en los barcos que iban y venían, que entraban y se hundían. Por eso, cuando un hombre, con aspecto deslustrado y desmejorado a base de las cervezas que iba pidiendo una detrás de otra se interesó. Se acercó al barco y empezó a mirar la bandera que ondeaba al viento.

Me interesó y no le quité los ojos de encima, sabía que lo más seguro era que fuese él. Así que no me extrañó cuando se acercó a nosotros y empezó a hablar:

- ¿Eres tú el hombre al que busco? Si es así, ya sabes lo que tienes que decir. Además, me debes una explicación por el muchacho que va contigo.
- Mmmh... Venga corsario, ya sabes quiénes somos, no necesitas toda esa palabrería que ponía en la carta para justificarlo. - respondí.
- Si no me lo dices, no hay trato - se enfadó el corsario, a esta calaña le gustaba jugar. Empezó a girarse y a dirigirse otra vez hacia una de las muchas tabernas que había en el muelle. No me gustaba nada su actitud é sabía que yo venía mandado por los demás nobles y que la información que podía tener era muy codiciada.
- Venga, no te vayas, aquí la tienes: "Tares, isla de piratas, bajo dominio pirata siempre será"
- ¡Jajajaja, muy bien joven! - saltó, era increíble que un hombre tal y como estaba pudiera saltar, parecía que se fuera a romper en cualquier momento - Ahora ya podemos hablar, debía de asegurarme porqué no sois los únicos que queréis aquello que yo sé. Pero antes de todo, deberéis de hacerme un pequeño, muy pequeño favor que no creo que os vaya a importar. Viendo lo fuertote que estás tu y tu compañero - resaltando con el dedo cada palabra que decía y finalente señalándo a mi y al muchacho.
- No dijiste nada de favores, era un intercambio de información y listo - espeté pronto, ¿que se estaba creyendo ese viejo?
- ¡Tshhh... No levantes tanto la voz! - nos advirtió el corsario - solo es un pequeño favor, necesito que le deis una paliza a un par de piratillas que ya no respetan a la gente respetable de mi edad. ¡Será muy rápido y entonces os diré todo lo que necesitéis! Suelen estar en la primera taberna del muelle empezando por la derecha, se hacen llamar Leyl y Hoel. No será muy difícil de encontrarlos, ¡ya veréis!

Antes de que pudiese decir nada se esfumó el viejo con una velocidad inusitada. La multitud y el caos fueron sus aliados y mis hombres no consiguieron nada. Entonces... No me daba nada más rabia que esa situación, hacer algo de esta forma tan políticamente correcta. Seguía sin estar acostumbrado a tdo lo relativo con la político y la estrategia. Esto de hacer favores a alguien que te cae mal nunca fue mi fuerte. Pero no había más opciones que hacer lo mandado. De modo que solo quedaba por hacer una cosa: Encontrar a esos dos y darles una buena nota de recuerdo.

- Vamos muchacho, debemos de encontrar a esos piratas - le dije al muchacho - Vosotros quedaros aquí - ésta vez a mis hombres - sois muchos y no podremos pasar desapercibidos. Solo quiero uno o dos más, que se vistan con harapos y se queden dos o tres metros alejados de nosotros. Ante todo, acordaros de la misión, pase lo que pase, no os desviéis del rumbo.

Así que acabado con esto, fuimos a la taberna.

------------------------------------------------
No nos costó mucho. Las indicaciones del pirata eran claras, la primera taberna a la derecha del muelle. Estábamos a la mitad y el muelle no era muy grande. La taberna era pequeña y muy sucia. Había gente tirada por el suelo a sus puertas, echada del local lo más seguro por no tener dinero para pagar más cervezas y ocupar el sitio de un nuevo bebedor compulsivo. En la entrada principal reparé que no había puerta, normal en esos lugares ya que nunca cerraban, los piratas iban y venían y no podías permitirte que se escapara ni uno. Entramos y lo primero que notamos fue la peste de vomitado y de pescado rancio. Había una pobre chica guapa, apenas una falda y una camisa tapaban el cuerpo de la chiquita fregando el suelo, como si con el trapo fuese a limpiar algo. Mientras, todo hombres estaban bailando y pegando contra la mesa cuando no se golpeaban unos a otros. Nos acercamos a la barra y pedimos una cerveza. Una capa de tela marrón cubría mi cuerpo y mi categoría, no podía permitirme ser reconocido. Así que la capucha, aunque un poco hacia atrás, me tapaba la mitad de la cara. Y esperamos, estaba claro que no sabíamos mucho más, pero esperábamos a que aquellos apareciesen, el corsario dijo que se notaría su presencia. Eso quería decir que no era personajes que pasaban desapercibidos, y la aberna estaba demasiado tranquila...

- Por cierto - recordé de pronto no sabía el nombre del muchacho, así que dirigiéndome al muchacho le pregunté - Aun no te lo había preguntado, así que creo que ya va siendo hora que lo sepa, ¿cuál es tu nombre?

Esperando una respuesta, por fin aparecieron por la entrada dos hombres. Los dos agarrados uno al lado del otro del alcohol que llevaban encima. Era increíble la degradación humana.

- ¡UEEEEE! - exclamaron algunas voces - Por fin han llegado mis clientes preferidos: Leyl y Hoel - exclamó el tabernero.

No necesité nada más, en cuanto se acercaron a la barra, sutilmente me fui acercando a ellos. Quería empezar una batalla y no podía presentarme así, sin más. Había de hacerlo de una forma concreta. Empecé a acercarme hasta que estuvimos codo con codo con uno de ellos. Una vez así, decidí girarme y darle un codazo "sin querer". Con lo borracho que iban y todo no sería muy difícil de encenderles en ellos una batalla, y así fue.

- ¡Oye, tu! - gritó el del codazo. Me giré 90º, para mirarle en la cara, él prosiguió - ¿Qué te crees que haces, "encapuchado de la noche"?

Todos saltaron a reír, eso era exactamente lo que quería.

- Pues esperaba no verte, aunque es difícil ya que tu olor no me deja - le contesté, la gente siguió riendo, aunque ésta vez las risa tomaron un cierto carácter de nerviosismo.
- ¿Qué te crees insultándome a mi, Hoel el piraña? - entonces recordé quiénes eran esos piratas. Eran de los más temidos de la zona norte de los Reinos Oceánicos. A veces, los barcos provenientes de esas aguas hacia Puerto Esmeralda habían tenido problemas con esos piratas. Aunque era novatillos ya que hacía poco que habían conseguido el barco y la zona por donde navegaban era de las más pobres en cuánto a botines. Igualmente, me gustó como estaba tomando el curso de las cosas y pensé que de esta forma podía matar dos pájaros de un tiro.
- ¿Te crees que por un simple nombre me vas a dar miedo? Ve anda a que te proteja tu mamá - le respondí. Quería cabrearle y lo estaba consiguiendo.
- Eso no se lo dices a mi compañero - saltó Leyl y se abalanzó sobre mi con sus puños.

Me aparté y como iba tan borracho no pudo cambiar la dirección de su movimiento y cayó de cara contra el suelo. Se notó un "clack" que suponí en ese momento y más tarde confirmé que fue su nariz rompiéndose. Hoel no estaba tan borracho y al ver a su compañero caer de forma tan estúpida sacó una daga de su bolsillo.
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Mensaje  Invitado Mar Mayo 28, 2013 7:18 pm

Yo esperé, sentado en el bar junto a Eliwood. Este preguntó:

- Por cierto. Aun no te lo había preguntado, así que creo que ya va siendo hora que lo sepa, ¿cuál es tu nombre?

Antes de que pudiera decir nada, entraron dos tipos al bar, uno con pinta de borracho, y otro no tanto. Deducí que eran los que debían recibir una buena, ya que Eliwood se levantó y empezó una lucha de palabrería. Un rato después, vi en el suelo a uno de ellos, y probablemente con la nariz rota. Solo quedaba el otro. Pensé que Eliwood podía apañárselas solo, si ya había conseguido eliminar a uno sin esfuerzo. Me equivocaba.
De repente, el otro tipo sacó una daga de su bolsillo. Rápidamente supe que debía hacer algo. Así que cojí mi arco y disparé de reojo la flecha. Esta se dirijió al costado derecho del pirata, pero él se dio cuenta y se apartó, antes de que le diera. La flecha se clavó en una mesa junto a él.
En unos segundos, él estaba riendo y alzando su daga triunfante. Pero lo que no sabía es que la humedad lo único que hacía era retardar el efecto de la llama. Así que mi mueca mostró una malévola sonrisa. El pirata se extrañó, justo cuando la mesa explotó en llamas, envolviendo en un manto de fuego a nuestro enemigo. Gritando de dolor, alzó corriendo su daga contra mí. Descubrí que su intención no era más que matarme. Así que, de nuevo, cojí mi arco, pero esta vez, saqué una afilada cuchilla de este. Nunca lo había probado a usar. Pero ese era el momento ideal. Cuando me alcanzó, pusé mi arma en su contra, consiguiendo hacerle una profunda y mortal herida en el pecho. Por desgracia, él llegó a realizarme una herida en mi hombro, además de una quemadura. Entonces, debido a la fuerte presión en el hombro, a duras penas me acerqué a Eliwood para decirle:

- Mi nombre es David, David Picasso de la tierra.

Entonces, un profundo dolor de cabeza me dio de lleno. Lo último que vi antes de caer dormido fue una enorme luz blanca y las caras de asombro de los que allí se hallaban.

------------------------------------------------------------------------------------------

De nuevo tuve el mismo sueño que las otras veces, solo que ahora, antes de eso, me aparecía una torre. Por su peculiar aparencia deduje que era la torre de Drackwen. Allí era donde realizaban las hibridaciones. Después, aparecía saliendo de ella en forma de un majestuoso león. Entonces, salía de nuevo Suthza, que se alejaba al barco y allí, desaparecía. Y luego empezaba el otro sueño.

Me desperté, y me encontré en mi camarote. La feérica estaba junto a mí. Le pregunté qué era lo que había pasado, y ella me esplicó que había estado durmiendo cinco días. No habían encontrado al pirata de nuevo, y me había aparecido una brújula de luz blanca en la frente, que indicaba la dirección de la torre de Drackwen. Además, en la quemadura la costra me apareció indicando el nombre de la Torre de Drackwen. Así que pensaron que sería algo importante, y me trajeron aquí.
Pregunté la localización de Eliwood. Me dijeron que estaba en cubierta, junto al timonero. Me dirigí allí sin esfuerzo, pues al parecer, la herida no me dolía ya, aunque aún permanecía. Cuando me encontré con Eliwood, le conté mi sueño. Entonces comprendí que era lo que querían decirme: debía hibridarme con un león. ¿Estaría preparado?
Miré al otro lado del barco, y avisté la torre allí enfrente. Ya habíamos atracado. Me despedí, sabiendo que aquel era el momento, y le dije a Eliwood:

- Ve a buscar a ese pirata, si quieres. O haz lo que desees. Pronto volveré, y ya estaré hibridado con un león. Se que es doloroso, más que con un dragón incluso, pero si no queremos acabar mal, debo hacerlo, por el bien de todos.

Le levanté la mano y bajé.
De repente, cerca de la entrada a la torre, me encontré con una sorpresa. Corriendo hacia mí desde el norte venía algo envuelto en llamas. A medida que avanzaba hacia mí, su silueta se iba definiendo... ¡Era Vortux, mi león de fuego! Me acerqué a él, y este apagó sus llamas, se abalanzó hacia mí, y me tumbó. Aunque era un feroz león, le había cuidado lo mejor que pude. Aunque aún no estaba domesticado del todo. Me levanté con esfuerzo y le dije:

- ¡Ve al barco, Vortux! ¡Volveré pronto! ¡Cuidadlo bien, y no lo mojéis!

El león obedeció, y se fue. Sonreí, y entré en la torre. ¿Qué me esperaría allí?

OFF: Dejo rol temporalmente por hibridación. Dejo a Eliwood realizar los mensajes que desee en mi ausencia. ¡Volveré pronto!
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Mensaje  Eliwood Miér Mayo 29, 2013 12:34 pm

El muchacho se encargó del otro. Fue un alivio, porque no tenía espacio suficiente para desenvainar Drackass sin causar excesivos destrozos. Al final, el pobre hombre cayó extinto de vida. Tampoco pretendía matarlos, pero ellos se lo buscaron... El chico se acercó a mí, a duras penas. No entendí porque se movía de esa forma, hasta que vi que tenia una herida en el hombro. Entonces lo cogí a tiempo de que desfalleciera, con sus últimas palabras me dijo:

- Mi nombre es David, David Picasso de la tierra.
- Muy bien David, ahora nos vamos a ir al barco, tu tranquilo - le susurré.

El chico desfalleció por efecto de la herida. Lo cargué a mi hombro y me dispuse a irme. La gente se había quedado estupefacta, sin capacidad de reacción ante lo acontecido. Nadie más se encaró, no querían correr la misma suerte. Me arreglé la capucha de nuevo y salimos al fresco aire de mar del muelle. Por fin un poco de aire respirable. Sin pausa, pero sin prisa para no llamar la atención, encaré el camino hacia el barco otra vez. Los soldados que nos seguían se acercaron a mí desconcertados:

- Señor, ¿ha pasado algo?
- El muchacho ha recibido una herida, adelantarnos, avisad a los demás y a la curandera - le contesté.
- Muy bien, ahora vamos - dijo el soldado acelerando el paso.

---------------------------------------

No teníamos todas claras. Aunque la herida no era profunda, ni tenía indicios de infección, David no mejoraba. Pasó el primer día en cama, con constantes pesadillas pero de las cuales, nunca se despertaba. La primera noche la pasé con él, con la esperanza de que se despertara y me contara su sueño como la última vez. Pero nunca ocurría. A la segunda noche no pude aguantar dos días sin dormir y yo también caí desfallecido ante el sueño. Poco a poco, aunque de forma casi imperceptible, el cuerpo de David fue sufriendo transformaciones. En la herida apareció una crosta, no de cualquier forma, si te fijabas, ponía el nombre de la torre de Drackwen. Una brújula blanca apareció en su frente, utilizamos los mapas para saber de su dirección y cuál fue la casualidad que indicaba dirección sur-oeste, hacia la torre de Drackwen.

La curandera no tenía más recursos para controlar esos cambios. Al final, nos aconsejó que fuéramos a la torre de Drackwen. Primero, porque allí había magos más experimentados y podían dar una solución al problema. Segundo, porque creía que era todo obra de los Dioses, y si los Dioses decían de mandar a alguien a un sitio, es que ése era su destino y nadie ni nada le debía de rechazárselo. Por esa razón, decidimos embarcarnos en un nuevo viaje hacia la torre de Drackwen. Aunque pareciese hecho a propósito, los vientos fueron siempre favorables a la dirección hacia la torre de Drackwen. Eso hizo que el viaje fuese mucho más rápido de lo normal.

------------------------------
A
l final, en el quinto día de su caída en el sueño perenne, llegamos a la torre. Estábamso preparando los últimos motivos para que pudiésemos bajar al muelle de la torre cuando tuvimos una nueva visita. Estaba con el timonero en la cubierta, indicándole donde tenía que amarrar el barco, cuando por la escalera para subir a la cubierta se abrió y apareció David:

- ¡Por fin, David estás bien y despierto! - exclamé - Pensábamos que ya no salías de ésta, nos tenías precupado.

Con una sonrisa bien grande lo recibí. Ya temía por él... Estuvimos hablando y todo se aclaró, por fin. Me contó sus sueños y teníamos razón. Su destino era ir a la torre de Drackwen. De modo que sólo me quedaba esperar, no pensaba marchar a ésta aventura yo solo.

- Tranquilo chico, no nos marcharemos de aquí. ¡Esperamos que todo te vaya bien y que consigas lo que quieres! - grité por encima del sonido del muelle mientras el chico marchaba. A cambio de su marcha, vino su león, Vortux. Se me acercó y utilicé mi "Don Salvaje" para comunicarme con él. Hacía mucho que me había separado de él y quería conocer como le había ido todo, al fin y al cabo, con todos los animales que había vendido seguí manteniendo un vínculo con ellos.
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La tranquilidad del pirata [Entrenamiento] Empty Re: La tranquilidad del pirata [Entrenamiento]

Mensaje  Invitado Jue Mayo 30, 2013 2:31 pm

Salí de la torre, mareado. Extrañamente, aún no sentía nada. ¿Habría salido bien la hibridación?

De repente, un agudo dolor me dio en el pecho. Cada vez crecía más. Yo andaba, intentando aguantar de pie, algo difícil en mi estado. Al final caí, retorcido de dolor. El barco había regresado ya, y podía acceder a él si hubiera aguantado unos cuantos metros más. Pero no podía moverme, el dolor era tan fuerte que me lo impedía. Era como si algo estuviese destrozándome el cuerpo a arañazos desde dentro. Y entonces sucedió.

Mis manos empezaron a sufrir una extraña transformación. Un espeso pelaje de un dorado color empezó a cubrirlas. De vez en cuando el pelo retrocedía, pero volvía a aparecer junto a un agudo dolor. Empezaron a acortarse mis dedos, y en vez de ello, salían afiladas garras, cada vez más grandes y puntiagudas. Al final, mis manos se habían sustituido por aquello, aunque notaba que mi débil alma humana aún se intentaba oponer a aquella transformación. Pero el león ganaba siempre la batalla, junto con un fuerte dolor.

A continuación, notaba cómo mi cuerpo se contraía y adoptaba una gran mata de pelo, de igual color que mis brazos. Mis piernas adoptaban unas fuertes garras, y mi cuello, una enorme masa de pelo. Mi cara empezó a aplanarse, y mi boca y nariz a alargarse un poco. Cada ciertos momentos, un fuerte e intenso dolor me agolpaba el corazón. Al final, mis ojos me permitieron tener una vista asombrosa del terreno. Además, también conseguía oler más que nunca; podía identificar animales a un kilómetro a la redonda solo por su olor. Mis dientes se endurecieron, y se transformaron en unos poderosos y desgarradores colmillos. Unos pequeños bigotes salieron de mi nuevo "hocico". Me contorsioné, pues un fuerte dolor que agolpó en el pecho.

Entonces, sin poder oponerme, lancé un enorme rugido que, sin duda, se oyó en medio Drackwen. Esto solo podía significar una cosa: mi transformación había terminado. Ahora era un león.

Del barco, Vortux salió a toda velocidad, y se abalanzó sobre mí. Pero, al verme de esa forma, se asustó y retrocedió. Mi cuerpo ahora tenía el control, y yo no podía hacer nada para evitar que mi naturaleza de león siguiera su instinto. Intenté atacar a Vortux, y este se envolvió en llamas sabiendo mis intenciones. No pude parar, y me quemé.

Caí al suelo. Vortux pensaba que yo no era David Picasso, y estaba a punto de intentar atacarme cuando mi alma de humano volvió a defenderse. Por suerte, consiguió tranquilizar un poco mi alma de león, aunque no seguramente por lo haría mucho tiempo. Mi cuerpo volvió a adoptar parcialmente forma humana, aunque aún se notaba mi naturaleza de león. Vortux me identificó y paró. Con las zarpas de hierro, que seguramente llevó durante todo su camino, me agarró y llevó al barco.

Yo apenas podía moverme. Vortux me dejó en el suelo. En ese momento, un fuerte dolor me golpeó, y mi cuerpo cambió unos instantes. Gruñí fuertemente.

La feérica apareció de nuevo, y me dio a beber un extraño líquido. Me agarró del cuella para que no pudiera atacar. Me lo echó en la boca, y lo tragué. De repente, el constante dolor desapareció, y mi cuerpo se quedó en forma humana. Esa poción debía de haber controlado temporalmente a la bestia.

Me levanté, angustiado y mareado, y observé mi alrededor. Cuando localicé a Eliwood, fui a él y le dije:

- Ya soy un híbrido. Ahora, toca buscar a Suthza.
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Mensaje  Eliwood Jue Mayo 30, 2013 8:27 pm

Una sombra se recortaba por la puerta de la torre. Pasaron dos días antes de volver a ver a David y una carta hacia el pirata. Esa noche, llamé a Saeta y le di una carta para el pirata. Diciéndole que ya habíamos cumplido con nuestra parte del trato, por lo que ahora le tocaba cumplir. Al segundo día, todos seguían con sus tareas. Debíamos de estar atentos porque el mago etéreo advirtió que vinieron unos vientos de tempestad por el sur. Si nos pillaban en el muelle debíamos de estar precavidos, porque el muelle de la torre de Drackwen no estaba preparado para acoger a barcos tan grandes y las estructuras que lo aguantaban no eran capaces de hacerlo con el simple movimiento de las olas, lo iban a hacer en medio de una tempestad. Por eso, cuando salió David por la entrada de Drackwen fue un gran alivio para todos. Se acercó el capitán de la guardia a mi y me recordó:

- Menos mal que ese mocoso ha salido ya de la torre. Toda la misión se está retrasando por su culpa. Ya sabes que esta misión es muy importante para Puerto Esmeralda...
- Cálmate, ya sabes toda la historia relacionada con éste chico. Tiene la solución para los no - muertos que acechan los barcos últimamente. Creo que si a los nobles de Nanetten les puedo proporcionar tanto una cosa como la otra la cosa solo puede que mejorar - le aclaré. En verdad tenía razón, pero empezaba a cogerle un aprecio a ese chico.

El capitán se alejó de mi lado cuando David por fin llegó cerca del barco. Lo saludé y... ¡Cayó al suelo! Llamé rápidamente a la feérica. Conocía qué quería decir eso. Yo también me hibridé, en mi caso con un dragón. Así que los desmaois eran normales después de una hibridación. Aunque esto no me hacía buena espina. No era el mismo desmayo que experimenté yo. Vortrux se le acercó, pero rápidamente se le erizó el lomo. No reconocía a su amo. Eso era peligroso, porqué quería decir que David no era David, se estaba transformando en el león y no lo podría controlar. La feérica se acercó y estuvimos mirando la batalla, sólo pude intervenir con mi habilidad "Don Salvaje". Antes de que el león se abalanzara entré en la mente de Vortrux y le hice ver que era David. Había cambiado, pero seguía siendo él. El león se amansó, ya entendía todo. Cuando al fin, David cayó rendido. La feérica y yo nos acercamos a él, le hizo tomar un somnífero pero no para dormirlo, sino para atontarle los sentidos a las dos almas. Con esto, lo cogí en brazos y lo llevé a su camarote, donde la feérica se encargó de todo lo demás. Por si las moscas, la feérica me proporcionó un pote, dentro estaría la pócima para controlar el león interno de David en caso de emergencia. Pero ya me advirtió que era altamente inflamable, por lo que la tendría que llevar lejos de un calor muy fuerte. Decidí ponerla en mi zurrón que siempre llevaba encima.

---------------------------------
Con David en el barco, no gastamos ni dos minutos en partir del muelle. Llevábamos mucho tiempo de retraso. Empezamos a partir, cuándo Saeta volvió con una carta. Me fijé en ella, teniendo en cuenta cualquier detalle para ver si la habían tratado bien. Ningún rasguño, y cuando entré en su mente no encontré ningún indicio de maltratamiento. Eso me supo bien, como mínimo no era un pirata que maltrataba a los animales. Cogí la carta y empecé a leerla.

Excelentísimo Eliwood - ponía el corsario, riéndose de mi clase social -
Sé que os habéis ido del muelle, ¡y eso es intolerable! Qué debería de
pensar yo, ¿que cuando empieza a hablar sobre tratos se fuese su compañero
de negocios? No, no... Necesito que me pague ésta desconsideración
hacia mi persona, por eso, le voy a pedir otro favor. Ya que se ha ido,
¡el antiguo favor no cuenta! Por esta razón, ahora le voy a pedir... Que
encuentre una islote que esté cerca de Tares, está hacia la costa este
de la isla. Es muy fácil de identificar cuál es porqué tiene una forma
característica, forma de calavera humana. Tráigame aquello que hay
dentro de ella y a información será suya.

No podía creer lo que estaba viendo. Lo releí dos veces para asegurarme. ¡Sí! Iba a dar saltos de alegría cuando apareció David. No quise decirle nada así que tan solo le respondí a su aclaración.

- Perfecto, disponte entonces porque en dos días vamos a llegar a Tares.
---------------------------------
Después de dos días llegamos a la isla de Tares, pero ésta vez no fuimos al muelle. El timonero y el vigía estaban avisados de nuestro nuevo rumbo y destino, de modo que cuando todos nos levantamos de nuestras camas de los camarotes, la vista que había era totalmente diferente. A estribor, se alzaba digna la calavera que suponía ser la del sueño de David. De modo que me giré a David y le pregunté:

- ¿Es esta la calavera que buscábamos, verdad?
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Mensaje  Invitado Vie Mayo 31, 2013 1:41 pm

Llegamos hasta la isla de mis sueños. ¡Por fin! Tras un largo camino, la encontramos. Eliwood me dijo:


- ¿Es esta la calavera que buscábamos, verdad?

Para confirmarlo, miré a ver si estaba la roca. Aquella roca que conseguía que el barco naufragara en mi sueño. ¡Cual fue mi sorpresa al descubrir que estaba a punto de hacerse realidad!

El timonero estaba retorciéndose en el suelo, sin sentido alguno. Su cara estaba verde, y su piel se caía en pedazos. Fuimos a ver qué le pasaba, cuando vimos caérsele un trozo de pan en la mano. ¡Estaba infectado! Además, el barco se dirigía a toda velocidad, gracias a las fuertes corrientes, a la roca. Si no se hacía nada, el navío naufragaría. El problema era que el único que sabía controlar el barco estaba ahora en el suelo, retorciéndose como un gusano.

Sin saber que hacer, seguí mi instinto; cojí el timón y empecé a intentar girar el barco como podía. Por desgracia, la corriente era muy fuerte, y la fuerza no había sido mi fuerte. De repente, noté como el león que había dentro de mí empezaba a despertar. Intenté controlarlo, pero no pude. Una mata de pelo empezó a recorrer mi cuerpo, y mis manos ya eran otra vez garras. Por suerte, eso me dio una oportunidad; mi fuerza había aumentado, y aunque aún me costaba, conseguí girar el timón. Por desgracia, se había atrancado, y al girar, se desprendió. Eso hizo que el barco diera media vuelta, aunque sin cambiar su rumbo. Al final, la parte trasera de este golpeó la roca, y partió el barco en dos.

La tripulación, alarmada, salió. Pero no pudo hacer mucho. La entrada a los camarotes estaba cortada, y lo único que pudieron hacer fue tirarse al mar. Vi, desgarrado por dentro, cómo algunos morían ahogados, sin saber nadar, y otros congelados.

Entonces me acordé de mi transformación, ya que un fuerte dolor me dio en el corazón. Ya estaba casi transformado. Solo podía hacer una cosa; salir de allí. Pero, antes, debía de hacer algo. ¡Eso era! Si había piratas en aquella isla, debía de llevar puesto un traje pirata. En ese momento, algo me agarró de la pierna, y me dio un mordisco. Horrorizado, descubrí que era el timonero, si se le podía llamar así, puesto que, en realidad, era un muerto viviente. La infección, sin duda alguna, me había pasado al cuerpo. Notaba cómo este empezaba a pudrirse. Sólo tenía una opción; transformarme en león. Ese virus, según había oído, solo afectaba a las razas, no a los animales ni vegetales.

No me opuse a mi transformación, y en unos instantes, ya era un león. Noté cómo mi sangre, más caliente de lo normal, se oponía al virus, y lo destruía. Un problema menos. Pero el monstruo seguía ahí, aferrado a mi, ahora, pata. Mi instinto animal me obligó a lanzar un fuerte rugido, y de un zarpazo, le arranqué la cabeza poco unida a su cuerpo por la carne podrida. Tiré su cuerpo inerte al mar zarandeando la pata. No tenía mucho control sobre el instinto, pero sí sobre la conciencia, así que me dirigí rápidamente a una bodega situada debajo de mí. El barco se hundía y tenía poco tiempo.

Cogí unas cuantas camisetas de pirata allí situadas, todas sin estrenar, y me fui. Cuando salí, al ver a Eliwood, el león de mi interior se opuso fuertemente al alma humana, con dolor. Esto hizo que me dirigiera a atacarle. Pero, antes de saltar sobre él, vi a Vortux.

Estaba a punto de caerse. Si caía al agua, su mayor debilidad, moriría sin remedio. Esto hizo que mi alma humana derribara a la animal, aunque con un agudo dolor de estómago, y consiguió que fuera a por Vortux. Justo cuando se iba a caer, lo agarré con mi mezcla entre zarpa y mano humana. Aunque empezaba a transformarme en humano, el virus ya había desaparecido de mi cuerpo, y estaba fuera de peligro. Cogí a Vortux fuertemente, y con todas mis fuerzas lo levanté. Al final, estaba de nuevo encima del barco.

El barco, o la parte en la que yo estaba, ya estaba empezando a llenarse de agua, y en menos de un minuto estaría debajo del agua. Sólo había una posibilidad de salvarme a mí y a Vortux; lanzarse a la roca.

No tuve más remedio que transformarme de nuevo en león, sin oponerme. En pocos segundos, ya lo era. Aproveché mi instinto y furia, y me lancé a por Vortux. Este se envolvió en llamas, preparado para defenderse, pero con esfuerzo y un desgarrador dolor, le conseguí avisar:

- ¡Vortux, confía en mí!

Vortux, extrañado, apagó sus llamas. En ese momento, le pegué un buen golpe en la tripa, pero este no se resistió. Los dos salimos disparados a la roca, y caímos por ella, llevándonos unos fuertes golpes. Al final, acabamos rodando en el suelo, en la playa de la isla. Estábamos sangrando, aunque no demasiado. Eso atontó mi alma de león, aunque no era suficiente para ser humano de nuevo. Entonces, vi la botella para controlar el alma.

Rápidamente, aunque a duras penas, la bebí. Me transformé de nuevo en humano sin esfuerzo. De repente, el cielo oscureció. Dejé la ropa de pirata en el suelo. Esto era muy extraño. ¿Cómo podía hacerse de noche tan rápido?

Entonces me di cuenta de algo. La botella la llevaba Eliwood... ¿Y Eliwood? Me olvidé de él en cuanto vi a Vortux en peligro. Me pregunto dónde estaría.

En ese momento, oí un ruido. Giré la cabeza, y vi una silueta en la oscuridad de la noche, y en la frondosidad de la selva. Mandé a Vortux encender sus llamas. Este lo hizo, a duras penas. Y entonces la vi. Era Suthza.

Me dirigí hacia ella, pero me mandó parar con la mano. Me quedé quieto. En ese momento, apuntó con su dedo al mar. Me giré, y descubrí el espectáculo, horrorizado.

Eran decenas. Docenas. Montones de monstruos de carne podrida dirigiéndose a la playa. El miedo se infundió dentro de mí. Volví a girarme, con intención de correr al bosque, sin saber a dónde, y escapar. Pero Suthza seguía ahí, obligándome parar. No sabía por qué. Entonces, me dijo con la mente:

- Eliwood.

¡Era verdad! Eliwood. Sin él, yo no tendría posibilidad de hacer nada. Era él el que descubriría el plan para escapar, no yo. Entre otras cosas, era él el que estaba bien de la cabeza, mientras yo me retorcía de dolor con mis horribles transformaciones. En ese momento, deseé que viniera pronto. Que no fuera uno de esos que venían a la playa, con intención de matar. Solamente de matar.

Intenté distinguir a Eliwood. Pero no podía. La noche me lo impedía, y estaban demasiado lejos de la luz de Vortux. Solo me quedaba esperar a que viera el fuego de mi león de fuego, y viniera para escapar de esta pesadilla.
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Mensaje  Eliwood Vie Mayo 31, 2013 3:32 pm

La cara de David lo delató aunque no dijese ni una palabra. Ésa era la calavera que buscábamos, la calavera de sus sueños. Empezó a mirarla, a buscar detalles que apareciesen en el lugar para poder identificarla con la de sus sueños. Allá donde miraba aparecía una cara de sorpresa al ver que sí, era ése nuestro objetivo. Por desgracia, la tranquilidad y todo aquello bueno que habíamos tenido en el viaje se desvaneció en un momento: el barco empezó a acercarse peligrosamente rápido a la calavera. Todos nos giramos para ver qué pasaba con el timón, ¿porqué no frenaba la marcha? Cuál fue la sorpresa al no ver el timonero al lado del timón, y éste girando sin control. Nos acercamos para ver qué era lo que estaba pasando y el espectáculo grotesco que se nos apareció delante aún hay veces que se me aparecen en mis peores pesadillas. El timonero, antes de piel morena por el trabajo al sol constante y tersa por el fresco del mar había pasado a ser arrugada y de color verdoso. La que le quedaba, porque había mucha que hasta se le había caído de la cara y brazos al suelo, enseñando su interior carcomido. Nadie sabía aquello que le estaba ocurriendo hasta que me fijé en los ojos de David, estaban mirando el trozo de pan que había en el suelo junto a una migajas. Entonces lo entendí todo. Bajé de la cubierta en busca del cocinero.

- ¡¿Cocinero, qué hizo con el pan?! - grité por encima del ruido mientras iba en dirección a la cocina. Pero no tuve respuesta.

El barco cada vez estaba más cerca de las rocas, a punto de colisionar. Pero ese no era el único terror, al parecer, el cocinero no tuvo en consideración aquello que le mandé y otra mucha gente dentro de sus camarotes ya habían sufrido la transformación, aquellos más cercanos al cocinero, y él mismo, ya que sin pan la comida tenía muy mal gusto. Fuimos aquellos que estaban en el círculo de David y mío que nadie tomó el pan, para que no me enterara de su incumplimiento. De modo que saqué a Drackass y estaba dispuesto a defender la poca gente que quedaba sin infectar cuando el golpe contra la roca hizo romper el barco en dos. Aquellos a los que les había plantado cara se quedaron a la otra mitad, por suerte. Me dirigí hacia los no infectados:

- Tranquilidad, vamos a salir de aquí - eramos solo dos o tres - debemos de seguir buscando por su encontramos a más gente no infectada en ésta mitad y salir de aquí ya!
- Señor, como mucho podríamos encontrar a alguien en la bodega, pero deberíamos de bajar.
- Muy bien, seguidme.

Fuimos a las escaleras que estaban a un pasillo de distancia. Bajamos rápidamente. La bodega se estaba llenando de agua rápidamente, ya llegaba hasta las rodillas. Gritamos por si alguien nos escuchaba y enseguida oímos respuesta. Vinieron tres marineros más que estaban inspeccionando los materiales y haciendo caja. Entonces, volvimos a subir y cuál fue nuestra sorpresa al ver que gritando para encontrar más gente, los infectados también nos encontraron. Fue entonces que, al ver que no encontraríamos a más gente sin infectar, decidí transformarme en dragón.

- Marineros, pase lo que pase, no se separen de mi - les advertí antes, y cuando mis palabras acabaron la transformación se llevó a cabo.

La pared cedió ante mi altura, haciendo un boquete por donde podríamos alzar el vuelo. Tanto los infectados como los marineros se quedaron por un momento parados. Extendí mis alas hacia el cielo, hacía mucho tiempo que no me transformaba, básicamente porqué llamaría mucho la atención y porqué los híbridos entre los marineros no estaban muy bien vistos. Fue entonces que preparando el camino para los marineros, éstos se subieron y una vez arriba alcé el vuelo. El impulso que propiné para alzar el vuelo provocó que la mitad del barco se hundiera de golpe, matando a los infectados repentinamente. No tardé mucho en encontrar a David, su león se veía a kilómetros de distancia. Así que empecé a acercarme hacia él. Sin embargo, mientras me acercaba me fijé en que no estaba solo. Al lado tenía una silueta, parecía femenina aunque con la poca luz que había no se podía distinguir, y todo un ejército que se abalanzaba a por los dos. Así que, para defender a los chicos, pasé muy cerca del suelo, por encima de los infectados que les atacaban y una llamarada propiné a los de la primera fila sobretodo. Éstos empezaron a arder como antorchas y al cabo de poco de ser quemados explotaban como bombas. Eso fue un gran alivio porqué mostraba su debilidad ante el fuego, elemento que controlaba muy bien.

Aterricé cerca de David y dejé a los marineros en el suelo. No podía aguantar más llevar a 5 personas en mi lomo, eran demasiadas. Una vez que llegué al suelo y todos hubieron bajado, me volví a transformar en humano.

- David, su debilidad es el fuego - le dije - de modo que ya sabes que debes de hacer, ¿no?

Saqué a Drackass de la funda y "Arder" se activó. Esto hizo que ahora no sólo Vortrux brillaba por encima de los demás, ahora sabríamos a donde debíamos de apuntar. Me posicioné con las dos piernas una al lado de la otra y abiertas para tener la máxima estabilidad y no caerme y la espada en perpendicular a mí pero un poco inclinada hacia abajo y hacia la derecha para poder hacer un estoque al primer infectado que osara pasar el fuego de la llamarada en mi forma dragón.

Cm total: 175 - 20 (habilidad Drackass "Arder") + 40 (habilidad Drackass "Apoyo dragonil") = 175 (me paso así que me quedo con los totales)


Última edición por Eliwood el Sáb Jun 01, 2013 4:19 pm, editado 1 vez
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Mensaje  Invitado Vie Mayo 31, 2013 6:48 pm

Al final, lo vi. Eliwood estaba en su forma de dragón, y venía hacia la playa con cinco personas. Seguramente, no estaban infectadas. Cuando Eliwood aterrizó, me avisó de que la debilidad de los enemigos era el fuego. Yo asentí con la cabeza y saqué mi arco, con la suerte de que este utilizaba magia ígnea.

Suthza salió de la oscuridad, y dijo en la mente de todos:

- Cuando llegue el momento en que la batalla sea imposible, os avisaré. Entonces, poneos los trajes que ha traído David y dirigíos a la roca.

Acto seguido, la varu se lanzó al agua. ¿Qué haría? De repente, vi cómo algunos enemigos se hundían en las aguas, para desaparecer en una roja nube, seguida de un extraño gorgoteo. Eso nos ayudaría.

Cargué mi arco, y apunté, dispuesto a disparar al primer monstruo que se me pusiera al alcance. Pero tuve una idea mejor. Intenté concentrarme fuertemente, y dar más energía de lo normal a mi flecha. Una vez hecho esto, apunté a la roca que hundió el barco. Entonces disparé. Esta se desprendió, partiéndose por la mitad, y hundiéndose sobre unos cuantos muertos. Aunque no los mataría, los inmovilizaría.

En ese momento, pensé que la roca había recibido demasiada fuerza. Más de la que dispongo. ¿De dónde había sacado tanta magia? Entonces, descubrí horrorizado que se la había quitado al efecto de la poción contra la hibridación. El dolor regresó a mí, y esta vez con tal furia y fuerza que no tardé en transformarme sin esfuerzo. Sin poder hacer nada, me lancé al agua. De nuevo el dolor. Mis almas empezaron a luchar en una enzarzada pelea. Mi forma animal disminuyó, y al final, acabé en una mezcla; un humano con el poder de un león. Algo, sin duda, muy bueno. Aunque sufría, conseguía controlar a libertad mi cuerpo. Nadé a un zombie, y me agarré a él. Le arranqué la cabeza de un zarpazo. Seguí nadando, hasta que me encontré encima de la roca que había hundido, la cual hacía que el agua no me cubriera. Gracias a mi forma de león, empecé a correr a gran velocidad, y me abalancé sobre otro enemigo. Mis colmillos le rompieron el cráneo, se lo arrancaron, y la lanzaron. De nuevo el dolor. Ahora era del todo humano. A veces me salía un poco de pelo, pero desaparecía. Esta vez, era mi alma humana la que ganaba. No tuve más remedio que usar el arco. Estaba en medio del mar, y los monstruos no estaban muy lejos, así que conseguí hacer caer a cinco o seis. Me sentí agotado en mi aspecto mágico, ya que no aguantaba mucha magia. Entonces, me transformé de nuevo en león. Ataqué a varios más, aunque tuve que volver pronto a la orilla, pues, aunque sus mordiscos no me podían infectar en aquella forma, eran varios los que me habían dado, y la sangre me salía en gran cantidad.

Una vez llegué allí, tomé la poción, que estaba en la arena, y mis almas se apaciguaron. Entonces, un extraño coral enroscado vino atado en unas ramas por el agua hacia mí. Al cogerlo, noté su magia curativa. Sin duda, era una ayuda de Suthza para mí. Varias partes de mi cuerpo acabaron enroscadas por ese coral, y cerrándome las heridas. Eliwood y los demás seguían aguantando. Entonces, en la mente de todos, se oyó:

- ¡Corred a la calavera, rápido!

Yo no sabía por qué, hasta que, horrorizado, lo vi; eran decenas de monstruos sheks. Mi forma de león no podría hacer nada, y eran demasiados incluso para Eliwood. Además, eso demostraba que incluso Eliwood, aun siendo dragón, podía ser infectado. ¿Era por eso por lo que yo me tenía que hibridar con un león? Probablemente, sí.

Suthza apareció saliendo del agua, y a toda velocidad, nos indicó que la siguiéramos por el frondoso bosque de la isla. Aceptamos, nos pusimos los trajes pirata, y entramos corriendo en la oscuridad.

Por desgracia, de vez en cuando aparecía algún monstruo, pero no nos llegaba a alcanzar. Aunque, al llegar a la roca, uno de nosotros ya no estaba. Había desaparecido. Pero irse a buscarlo en aquellas condiciones era una muerte segura, así que lo dimos por perdido. Sobre todo, descubrimos que ya no se podía hacer nada, cuando oímos unos gritos atemorizadores.

Una vez estábamos enfrente de la gran roca-calavera, nos encontramos con un gran frontón de madera en su boca. Suthza la golpeó, y seguramente dijo alguna contraseña mentalmente que no pudimos escuchar. Si algo bueno tienen los varu con ello, es que siempre les escuchan, y solo los que estos deseen. En ese momento, abrieron la puerta, donde nos encontramos con algo prodigioso en aquella situación; un campamento de supervivientes a la infección. Por todos lados había carteles que decían "prohibido pan", y había diversas casetas, en las cuales había todo tipo de razas; desde humanos, a yan, pasando por gigantes. También había un estanque, en el que se encontraban las varu. Lo que no había eran dragones ni sheks, ni unicornios, por supuesto.

Un szish apareció ante Suthza. El szish estaba vestido de pirata, al igual que Suthza, ahora que me fijaba. Nos miró fijamente, seguramente para ver si llevábamos los trajes puestos. Menos mal que los teníamos. En ese momento, el szish se volvió a Suthza, y siseó algo. Parecieron entablar una conversación, seguramente sobre quiénes éramos, pero los siseos del szish eran demasiado cuidadosos como para entenderlos ni oírlos. Al final, se alejó de Suthza, y esta nos indicó que la siguiéramos. Entramos en una casa grande, sin duda alguna, el templo, ya que tenía una gran estatua de Neliam. Había una hoguera delante. Suthza nos dijo que nos sentáramos, y ella nos explicó toda la historia:

- Esta plaga no es natural. Ha sido creada por un despiadado nigromante. Este nigromante es un híbrido entre varu, su raza original, y yan. Esta mezcla de razas tan desiguales produjo que su sangre afectara al cerebro, convirtiéndolo en el malvado nigromante que es hoy. A pesar de que no es un szish ni un shek, sigue al Séptimo, y este, extrañamente, le ha tomado muy en cuenta. Al parecer, hay una rivalidad entre Neliam y el Séptimo impresionante, y este le ha otorgado al nigromante la posibilidad de crear un gran aparato que ha creado la plaga. Este robot está escondido cerca de esta isla. Algunos dicen que dentro, incluso. Sólo podemos hacer una cosa; causar un tsunami que arrase la isla y sus alrededores. Esto destruirá la máquina. Debemos hacerlo rápido, antes de que la plaga se expanda y ataque todo Idhún. Los que creemos la historia nos hemos reunido aquí para invocar el poder de Neliam. Después nos iremos.
Por desgracia, Neliam me ha avisado de que el Séptimo ha hecho algo para anular su poder. No sabiamos qué hacer. Los demás dioses no se ofrecían a ayudar. Entonces, el virus se extendió por el mar, y nos encerró aquí. No encontrábamos ninguna solución hasta que Neliam nos avisó de que debíamos crear una máquina que consiguiera contrarrestar a tiempo el efecto del virus. Y que había alguien que tenía una mente tan innovadora y tecnológica que podía crearla. Y ahí entras tú, David Picasso.
Yo era la que más contacto espiritual tenía con Neliam, y la que pudo entrar en tus sueños para avisarte de que tenías que venir y ayudarnos. Por desgracia, después nos dimos cuenta de que no servirías de mucho si te infectabas fácilmente. Fue entonces cuando conseguimos llevarte de alguna forma para hibridarte con un león. Su fuerza, coraje, y sobre todo, invulnerabilidad, nos ayudarían mucho. Y aquí estás, David. Lo primero que deberás hacer será encontrar algo que nos sirva para mantener alejados a los infectados, ya que, por ahora, nuestras defensas no son muy efectivas. Quizás algo de fuego.
Una vez hayas hecho eso, deberás crear la máquina que destruya la plaga. Probablemente debas conseguir un infectado para analizar el virus. Pero, por ahora, eso es lo que necesitamos.
Ya no hay más que decir. Podéis marcharos y dormir. Las casas del campamento son cada una para una raza en específico. Eliwood, puesto que no tienes ninguna para dragón, puedes quedarte aquí, en el templo. O puedes irte a la de humanos. Mañana empezaremos el plan. Buenas noches.


Acto seguido, la varu se giró, y se lanzó a un profundo pozo situado ante la estatua de Neliam. Todos nos fuimos a dormir. Yo cogí a Vortux, y me dirigí a una cabaña en la que había dos o tres humanos, mas dos de los de nuestro barco, mas yo mismo. Le indiqué a Vortux que se sentara en un pajar, y que tuviera cuidado de no encenderse por la noche. Este se enroscó y se durmió al instante. Yo me acosté en una pequeña cama, un poco incómoda, pero aceptable. Cerré los ojos, pensando en que yo podía crear una máquina que salvaría Idhún. Empezaron a sonar fuertes ruidos en la puerta. Sin duda, eran golpes, y se notaba que la puerta necesitaba más seguridad, ya que si no, en unos días se desmoronaría.

Era una noche fría. Eliwood, seguramente, estaría en el templo, durmiendo con su caliente forma de dragón. Aunque mi forma de león también era caliente, por el espeso pelaje, no la podía controlar bien. Antes de dormirme, me acordé. Sería mejor que bebiera la poción antes de que me pudiera transformar, y dejar el campamento patas arriba durante la noche. Si no recordaba bien, Eliwood la cogió antes de venirnos. Me levanté, y me dirigí al templo. Una vez allí, me encontré con el en su forma de dragón, y le dige:

- Oye, Eliwood. Tienes ahí la poción para mi hibridación, ¿verdad?
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Mensaje  Eliwood Sáb Jun 01, 2013 5:13 pm

David y la varu también se prepararon para la batalla, Suthza se adelantó lanzándose al agua. Decidí empezar la batalla yo también. Con Drackass en mano, lancé dos bolas de fuego a aquellos incautos que osaron pasar de la línea de fuego, dando en el blanco y aprovechando la habilidad de atracción para que aquellos que podían estar fuera del efecto de las bolas cayeran también. Parecían fuegos artificiales un tanto macabros, volando trozos de infectados aquí y allá. Una flecha del arco de David dibujó una parábola en la bóveda celeste nocturna perfecta. yendo a explosionar a la roca donde el barco se hundió y haciendo que cayese parte de ella al mar para acabar con unos cuantos de ellos. Pero cuál fue mi sorpresa al ver que David se volvía a transformar en León y se lanzaba al mar contra esos infectados.

Le seguí de cerca, cubriéndole las espaldas tan buenamente podía sin que él se diera cuenta, no sabía si en su forma León mi habilidad de "Don salvaje" hacía efecto pero no quería probarlo ahora, no era la situación. Mientras pensaba eso con el agua hasta las rodillas, como en el barco, pensaba que hacíamos nosotros aquí y qué quería el corsario de la isla de la calavera. En la carta no decía nada sobre el objeto y empezaba a ser un problema. Arder me daba el poder de que con un simple estoque acabara con varios de ellos. Girándome para vigilar cómo estaba David, me fijé que cayó en su forma humana por un momento y los infectados estaban demasiado cerca de él. De modo que, con un simple giro, invoqué la habilidad para que se cercara encima de los infectados más cercanos a él, quedándose atrapados dentro y los que se atrevieran a cruzarlo, tanto hacia dentro como hacia fuera, acabaran churruscados.

Poco a poco, venían cada vez más infectados. Los marineros estaban luchando cerca de nosotros también, se acercaron junto a mí cuando fui a cubrirle las espaldas a David. Pero cada vez era más difícil porque el número aumentaba y mi capacidad mágica se veía desgastada en exceso. Hacía relativamente poco que Drackass estaba completamente activa, por lo que era difícil aún para mí acabar de controlar perfectamente y necesitaba más esfuerzo. No fue al cabo de un rato que oí dentro de mi mente otra vez la voz de Suthza:

- ¡Corred a la calavera, rápido!

Nos giramos en redondo y nos dirigimos en dirección a la calavera. Pero antes, para ayudarnos a nuestra escapada, volví a invocar el poder de Drackass. Con otro giro, envolví a Suthza, David, los marineros y a mí. De esta manera, aquellos infectados que nso fuimos encontrando por la selva eran quemados a nuestro paso. Por desgracia, un marinero se alejó demasiado del tornado y fue pillado por un infectado.

Al llegar a la calavera, dejé que el tornado fatuo actuara sobretodos. Suthza nos abrió la puerta de madera que tapaba la boca de la calavera. Entramos dentro y la puerta se cerró detrás de nosotros rápidamente. Sutzha entabló conversación con un Szish, estuvieron hablando tendidamente, se podía ver en sus ojos que no les gustaba nuestra presencia, pero no iba a ser yo el que iba a dar el primer paso para marcharme. Atrás habíamos dejado a una horda de cosas que no quería volver a encontrarme. Al final, pudimos pasar a un templo, un templo de Neliam por lo visto. Entonces Suthza se sentó en el suelo y nos ofreció sitio para hacer lo mismo. Una vez sentados, Suthza empezó a contar su relato.

Con su relato contado, decidimos cada uno irnos a donde nos tocaba dormir. El templo era un buen lugar, además que mi forma dragón reclamaba poder ser liberada a gritos, llevaba demasiado tiempo en mi forma humana y el corto vuelo no fue suficiente para él. De modo que me transformé y me acurruqué cerca del fuego.

En mitad de la noche, David se acercó a mi y me depsertó:

- Oye, Eliwood. Tienes ahí la poción para mi hibridación, ¿verdad?
- Grr... - gruñí al principio, estaba durmiendo muy bien y no quería levantarme. Su insistencia al final provocó que me volviera a transformaer en mi forma humana para poder hablar mejor - ¿Tu poción de hibridación? Tengo una, pero no creo que te la deba dar, la feérica me dijo que te la diera en caso de que la necesitara con urgencia ya que tu deberías de tener algunas encima, ella misma te las daría.

Fue mientras le dije eso, que Saeta volvió con una nueva carta. La abrí y la letra delató al actor de la carta. De nuevo, era una nueva carta del corsario. Extrañado por esa carta, la leí en voz alta para que David pudiera saber aquello que decía:

Excelentísimo Eliwood, veo que pasar desapercibido no es una de sus mejores cualidades.
ya sé que habéis llegado a la calavera. Me parece una gesta admirable cómo os habéis
defendido de los infectados. Sabía que no me decepcionaríais. Ahora que ya sois dentro,
os voy a decir qué es aquello que quiero. Dentro hay una máquina que necesito, es muy
peligrosa. Sobretodo para mis planes, por eso, necesitaría que la trajera hacia el muelle y
me la diera para poder acabar con ella yo mismo. Espero que no sea ninguna molestia. Como
he visto que ha tenido un contratiempo con su barco, le voy a enviar uno para que lo vaya a
buscar. Estará allí en dos días, de modo que tan solo tiene dos días para resolver su misión.
Tranquilo, que cuando llegue al muelle será altamente recompensado con la información tan
preciada que quiere y busca.

Atte: Su corsario querido.

Un silencio muy profundo siguieron a esas palabras. El silencio antes de la tormenta. Empezaba a entenderlo todo, aunque, ¿era verdad aquella verdad que mi cabeza había empezado a formarse? ¿Podía ser que el corsario fuese el nigromante que había causado todo esto? O, todo lo contrario, ¿podía ser que Suthza, la varu que nos había rescatado de la batalla contra los miles de infectados, fuese la mala de todo esto? Mi cabeza estaba hecho un lío. Puse mi mirada en David, quería saber qué era lo que él estaba pensando de todo esto.

- ¿Piensas hacer la máquina? - pregunté, rompiendo el silencio del templo. La estatua de Neliam nos miraba, petrificada, como si nuestra decisión fuese a cambiar todo el transcurso de la historia y la vida de millones de personas estuviera en juego con la simple respuesta equivocada de aquella pregunta. No quería que toda la responsabilidad recayera sobre David, era un simple muchacho y no tenía que estar culpándose de todo esto. Por eso, una idea fugaz se me pasó por la cabeza - Tengo una idea. David, haz la máquina, pero necesitamos tener algo, los dos, que sin éso no pueda funcionar. De modo que si cae en malas manos, deberán de tenernos antes a nosotros.

Posé mi mano sobre su hombro, a modo de apoyo. Estaba dispuesto a hacer aquello que él quisiera. Iba a ayudarlo en todo y si necesitábamos escapar, solo era cuestión de hacérselo saber y Drackass nos sacaría de allí volando.

Cm total : 175 - 20 (habilidad Tornado fatuo) x2 - 30 Cm (habilidades bola de fuego) x2 + 7 (recuperación Hm) = 82
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Mensaje  Invitado Dom Jun 09, 2013 9:33 pm

Tras un gruñido, se transformó y me explicó que la poción debía de ser solo para urgencias, y que la feérica me daría otra. Por desgracia, se me debió de caer al naufragar, ya que no la tenía. Cuando le iba a decir esto, su halcón le trajo un mensaje. Cuando terminó de leerlo, se hizo un profundo silencio, y unos segundos después, me dijo:

- ¿Piensas hacer la máuina? Tengo una idea. David, haz la máquina, pero necesitamos tener algo, los dos, que sin éso no pueda funcionar. De modo que si cae en malas manos, deberán de tenernos antes a nosotros.

Empecé a pensar en ello. Si encontraban la máquina malas manos, ese plan funcionaría. Pero, ¿qué se podría hacer? Debía de ser algo inesperado. Ni una contraseña, ni una llave, ni nada ordinario... Sería demasiado fácil de descubrir. Quizás algo que no se pueda conseguir sin peligro... podría ser... ¡Nosotros! Los dos estamos hibridados. Y nuestras hibridaciones son más complejas que las almas normales. Además, también tenemos dos ADN. Eso significa que, si hacemos que la máquina funcione con alguna muestra, funcione.

Tras ocurrírseme esa idea, le expliqué:

- Quizás, con nuestras singulares fusiones de almas, podríamos usarlas para conseguir que la máquina funcione. Podría valer con una muestra conjunta de nuestro ADN. Para eso, nos necesitarían coger... ¿Te gusta la idea?

En ese momento, apareció Vortux. Al parecer, era la hora de la comida. Solía tomar una chuleta de barjab, con un poco de cenizas. Por desgracia, tuve que cortar la conversación, pues sin no alimentaba rápidamente a mi león, podría enfurecer. Y no es buena idea verlo en ese estado. Así que, disculpándome, salí del templo despidiéndome de Eliwood con una sonrisa:

- ¡Hasta mañana, Eliwood! Tengo que alimentar a Vortux, o esto podría acabar mal...

Salí de allí. En el camino, me encontré con Suthza. Le pregunté si disponía de alguna muestra comestible de barjab, y de algo de ceniza. Me respondió que no había, y se extrañó un tanto por mi pregunta sobre las cenizas, pero no dijo nada. Se me ocurrió que podía usar la madera de las casetas para sacar cenizas, por lo menos. Así que entré en mi habitación, y saqué la cuchilla de mi arco (- 15 CM = 25 CM) para cortar un poco de madera de la pared. Acto seguido, con un poco del poder de mis flechas (- 5 CM = 20 CM), raspé la madera. Esta ardió en llamas en unos segundos, tras lo cual, quedó consumida en cenizas. Se la dejé a Vortux en el suelo, y le dije:

- Vortux, ya puedes comer. Lo siento, ahora no puedo darte carne. Cuando volvamos a casa, te daré una ración extra.

Vortux, tras un gruñido, empezó a comer. Yo me eché en la cama, agotado tras el día de hoy. Empecé a pensar en la máquina. Tras pensar en lo que podía conseguir que se produjera un maremoto, desgraciadamente, llegué a la conclusión de que ninguna fuerza, mágica, robótica, o cual fuera, podría causarlo. Entonces, me acordé; no podría controlar lo que causaba casi siempre un tsunami, o sea, la tierra o las lunas, pero sí el aire. Pero, ¿qué produciría el suficiente aire? Una máquina, por sí sola, según mis cálculos, no podía conseguir llegar a tal magnitud. Pero sí unas alas. Alas enormes.

Alas de shek o de dragón.

Caí en la cuenta de que solo podía depender de dragones, puesto que un shek no ayudaría a nuestra causa sin saber nada, y menos sabiendo que estábamos intentando desbaratar planes del Séptimo. Así que, aunque tuviera que usar a orgullosos y creídos dragones como eran, y me tomaran por un ser insignificante y me hicieran difícil la tarea, tenía que encontrar la forma de convencerlos, ya que sería mucho más fácil con ellos que con un shek, puesto que no rinden culto seguro al Séptimo. Con Eliwood sería todo mucho más fácil.

Empecé a hacer mis cálculos. Me senté en una vieja silla junto a una rohída mesa, y con unos cuantos folios y unos trozos de madera con tiza de color rojizo, calculé cuántos dragones necesitaría para, con la fuerza de su aleteo, provocar un tsunami. Terminé con la cuenta en cinco. Con Eliwood, serían cuatro los que me faltaban. Cuando los tuviera, almacenaría su fuerza en un aparato hasta el momento de utilizarlo. Pero no todos los dragones tenían tanta fuerza. Eliwood había demostrado que sí, pero, ¿y los demás?

Decidí contruir un escáner para calcular su fuerza de aleteo. Por suerte, en una esquina de nuestra guarida, se encontraban amontonados restos de barcos naufragados de todo tipo, y servibles. Cogí los que necesitaba y empecé a fabricar mientras calculaba. Tras varias horas, logré mi propósito, y tenía el escáner listo. Solo yo comprendía su código, ya que no tenía suficientes recursos para ponerlo en el idioma idhunita, por lo que debería conseguir entrar en Awinor con Eliwood. Pero eso lo pensaríamos cuando hicieramos la otra tarea.

Ahora tenía que encontrar la forma de conseguir defender eficientemente la guarida, pues así no aguantaría mucho más. Empecé a pensar. Había muchos tipos de fuego, después de todo, aunque no se notaran. Debía encontrar el fuego más eficiente contra los infectados. Debía encontrar una muestra de su sangre, y probar lo que ocurría con cada fuego. Me acordé de que las moléculas de los fuegos, si se encontraban en esa isla, se encontraban en el aire. Por suerte, había algunas botellas por los escombros, y podía identificarlas con la lupa y cogerlas con pinzas, así que salí al exterior tras una ardúa conversación con el szish al que no conseguía entender. Entonces, pensé, ¿por qué ese szish estaba en contra del Séptimo? Qué extraño... empecé a sospechar, pero salí. Cargué mi arco, dispuesto a disparar contra el primero que viese. Pero me acordé de que así los destruiría, así que lo que hice fue tener preparada la cuchilla y la botella para la sangre (sin darme cuenta, me dejé la cuchilla puesta).

Unos segundos después, ya había noqueado a uno y sacado una muestra. Por la noche, debía de haber muchos. Entré de nuevo en la guarida, y cerré la cuchilla. Acto seguido, pasé un poco de sangre a otras tantas botellas, las cerré, y con una lupa, empecé a observar. Tras un largo rato, descubrí que solo había tres ti`pos de fuego. A uno, lo identifiqué como el fuego de dragón, indudablemente de Eliwood. A otro, como el fuego de mi arco. Y a otro, a un extraño fuego, el cual sólo se encontraba en zonas fértiles, enterrado y encerrado en un mineral, del cual surgían estas llamas al abrirse. Con unas desgastadas pinzas, cogí las tres muestras, y las metí en las botellas. Me encontré con que las dos primeras eliminaban la sangre, pero en el humo se encontraba aún el virus, pero en la tercera se eliminaba todo. Supe que esta era la que necesitaba.

Pensando en la forma de conseguirlo, me acordé de algo que aprendí; cada cincuenta metros a partir del norte de una isla, se encontraba una mena de ese mineral, en la playa. Me metí las manos en mi bolsillo, pensativo, cuando noté algo en ellas. Saqué eso. Era pólvora. Mucha. Suficiente como para un par de docenas de grandes bombas. Entonces, se me ocurrió un plan. Los que habíamos sobrevivido del barco éramos cuatro. Decidí construir dos tablas de un metro para encontrar las menas. Por suerte, medía metro y medio. Tras hacer unas cuentas, conseguí cortar dos tablas de un metro. A continuación, cogí un par de barriles podridos, y metí mucha pólvora en cada uno. También conseguí un gran trozo de cuerda. Tenía unos treinta y ocho metros. La partí por la mitad, y metí cada trozo en el barril. Ya lo tenía todo listo. Finalmente, dormí.

Al día siguiente, me levanté y, rápidamente, salí a fuera. Los demás ya se habían despertado. Estaban allí sentados, probablemente esperando. Entonces, les conté mi plan:

- Bien, primero vamos a establecer defensas para nuestro refugio. Nos dirigiremos al norte de la isla. Vosotros dos llevaréis este barril con pólvora y esta tabla. La tabla mide un metro. Deberéis usarla para medir quince metros por la costa hacia el oeste. Cuando lleguéis, colocad el barril, volved con la cuerda atada a este, y esperad a que lleguemos. Iréis con Vortux para que os proteja. Vortux, si estáis en peligro, lanza un rugido e iremos a por tí. Yo iré con Eliwood, puesto que es el más fuerte, y lo protegeré con mi cuerpo de león si es necesario. Nosotros iremos con el otro barril y la otra tabla. Haremos lo mismo, pero hacia el este. Cuando nos encontremos con los barriles preparados y con nosotros en el norte de la isla de nuevo, encenderemos las cuerdas para hacer explotar los barriles. Así, encontraremos unas rocas verdes y rojizas en las explosiones. Las recogeremos, y en la guarida las abriremos. Algunas las guardaremos para cuando creemos el tsunami, destruir a los infectados. Las otras abiertas emitirán unas llamas inextinguibles, aunque no muy potentes, pero suficiente para destruir al virus. Con la cuerda que nos quede almacenada en el refugio, la extenderemos alrededor de la calavera y la encenderemos con el fuego. Así estaremos seguros. ¿Entendido?

Tras explicar ese plan, me volví hacia Eliwood y empecé a explicarle un poco cómo haríamos la máquina:

- Tras hacer esto, Eliwood y yo viajaremos hacia Awinor. Deberemos encontrar la forma de que yo pueda conseguir entrar. Una vez allí, usaré un escaner que he creado para encontrar a los dragones más fuertes. Con su aleteo, la introduciré en un almacenador de energía. Me vale con una extraña gema que encontré ayer investigando en el ojo de la calavera. Puede almacenar fuerza y soltarla. Además, la he modificado un poco con chatarra de otros barcos, para así, que solo funcione con nuestro ADN. Tras ello, volveremos y, con el fuego sobrante, soltaremos la energía por el mar junto con el fuego para eliminar a los infectados y destruir la máquina. ¿Alguna pregunta sobre el plan, o comenzamos a poner los barriles?
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Mensaje  Eliwood Dom Jun 09, 2013 11:59 pm

El chico se quedó pensativo, se notaba que estaba dándole vueltas a la cabeza en busca de la solución. Al cabo de poco tiempo, el chico reaccionó, salió de su estado de trance y empezó a contarme su plan. A medida que hablaba le iba entendiendo menos, mi fuerte no era la mecánica ni todos los últimos avances, mi interés eran los animales. Por eso, me perdí al principio hasta que al hablar de ADN volví. Entonces entendí más o menos lo que quería decir. Iba a responderle hasta que Vortux apareció de improviso por la puerta del templo. Notaba que tenía hambre, de modo que no dije nada y dejé que David se fuera con su león a darle la comida.

- Tranquilo, mañana hablamos. ¡Que duermas bien y hasta mañana! - le dije mientras se marchaba por la puerta.

Como no tenía nada más que hacer, decidí volver a dormir. seguro que el chico no dejaría de darle a la cabeza con el tema, así que el león en su interior no haría acto de presencia y podríamos dormir toda la noche en paz.
---------------------------------------
Al día siguiente fui despertado muy temprano. La gente empezó a entrar en el templo para orar, pero cuál era el susto de aquellos que entraban al verme. Como había dicho Suthza, no había ningún dragón más por allí. De modo que podía entender la cara de susto al entrar al templo, en busca de un momento de paz y serenidad, y encontrarse con un dragón durmiendo al lado del fuego a los pies de la estatua de la diosa Neliam. Era lógico que no era aquello que se habían imaginado desde un principio. Yo seguía durmiendo, hacia mucho tiempo que no había podido dormir tan bien, después de todo este tiempo cuidando del pobre muchacho y pasando varias noches en vela por culpa de su estado. Esto hizo que la gente se reuniera a mi alrededor sin yo enterarme. Tampoco era algo normal que un dragón estuviera en aquellas altitudes. Seguramente, para algunos era la primera vez que veían un dragón de verdad y no en los libros o en su imaginación. Al final, con un bufido ensordecedor me desperté y levanté las alas para alzarme. Ese movimiento les pilló a todos inesperados y saltaron dos o tres metros más allá. Algunos incluso sacaron alguna pequeña arma o utensilio para poder defenderse ante un posible ataque por mi parte. Me levanté y al principio me alarmé, cuánta gente había a mi alrededor. Pero entonces comprendí todo y me volví a transformar en Eliwood. Otra vez se volvieron a asustar la pobre gente que había allí, peor esta vez, mucha salió del templo y los más valienets o los que no pudieron atravesar la puerta se quedaron más metros allá para ver que de dentro del torbellino de fuego salía yo.

- ¡Hola a todos! Lo siento si os he molestado, pero no tenía ningún sitio para dormir y Suthza me ha dicho que podía quedarme aquí, es el edificio más alto y así podía dormir bajo techo - dije a los que aún quedaban allí, después de hablar dibujé una sonrisa en la cara.

Seguidamente, apareció Suthza por la puerta. Parecía estar alarmada, seguramente debían haber sido los que habían salido fuera del templo asustados para avisarla de que podía haber peligro. Cuando llegó y me vio, se tranquilizó y les explicó que era verdad, que era un aliado. Entonces, la gente aunque seguía desconfiando de mi, se empezaron a acercar y algunos se dispusieron a rezar como habían venido a hacer. Suthza me cogió de la mano y me llevó a una reunión con los que había la noche anterior. Al parecer era para hablar sobre nuestra decisión al respecto a la noche anterior. Miré a David y empezó él a hablar.

Cuando acabó con los demás se me acercó a mi y me contó que debíamos de ir después a Awinor, en busca de dragones. Eso era sencillo, en mi estancia en Awinor había tenido la ocasión de conocer a dragones muy fuertes que nos podrían ser de mucha utilidad. Así que asentí:

- Perfecto, cuando acabemos esto nos dirigimos hacia allí de inmediato. Aunque vamos a tardar un poco de tiempo si vamos a pie, así que iremos volando. Prepárate, aunque no vamos a llegar de inmediato, que vamos a tener que hacer una cuántas paradas, ¡vamos a llegar seguros hasta allí!

Cogí un barril y me lo puse encima de mi espalda, era bastante pesado pero era soportable. Los marineros que quedaban del barco, David y yo nos preparamos para marchar y en un momento ya eramos fuera para marchar hacia nuestro destino. Por si a caso, establecí un vínculo con Vortrux para saber aquello que veía. De esta forma, podía saber en todo momento aquello que pasaba en el otro grupo de expedición.

---------------------------------------
No tuvimos demasiado problema, al parecer, los infectados eran más activos por la noche que por el día. Por esta razón no tuvimos ningún obstáculo ni encuentro no esperado. Cuando finalizamos nuestro trabajo, me transformé en dragón y junto a David nos dirigimos hacia Awinor.

Conitnuará... (?)
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