Tres personas no tan conocidas (Lurr, Martah & Ran) <3

Abrí las alas para dejar que los soles, recargados con su poder, me recibieran junto con el viento que impulsaba mi ser. Había pasado una pequeña aventura en la lucha de los Dioses: había cumplido mi labor como protector del Lord gigante, había muerto para luego ser revivido por la gracia de Aldun...

Y ahora perdía altura y pasaba las nubes sin dejar rastro para aterrizar sobre mullida hierba de una colina de igual forma. Me incorporé rápidamente y caminé. Hierba, camino de tierra, calles empedradas... los humanos eran una raza curiosa. Deformaban todo lo que había a su alrededor, y la mayoría de las veces su resultado era espectacular.

Antes de darme cuenta me hallaba en la posada del lugar, y era el centro de atención mientras entraba; cuando me mezclé entre la gente para sentarme en una de las mesas la cosa cambió.

No recuerdo nada de lo sucedido, solo una batalla, viento, la oscuridad, un frío intenso y de nuevo, como algo sumamente imposible, el calor de la luz.
Al abrir los ojos estoy en una especie de habitación, con un fuego encendido, muy acogedora, la verdad. Me percato de que Peter no está en la habitación, me levanto rápidamente para buscarlo pero me mareo y caigo. Una mujer, de unos sesenta años entra por la puerta con cara de sorpresa y me ayuda a levantarme. No dice nada, se limita a ponerme de nuevo en la cama a pesar de que no paro de repetirle que estoy bien. Acepta a dejarme marchar cuando le pido ir a por algo de comida, las tripas me rugían una barbaridad.
Salgo a toda prisa y lo primero que hago es mirar fuera, ni rastro de Peter, comienzo a gritar ignorando las miradas de los humanos, Peter es lo único que tengo y no puedo soportar la idea de... de pensar que está muerto. Entro en la posada, me siento en una mesa apartada y coloco las manos en mi rostro, dejando paso a las lágrimas. Advierto la presencia de alguien que creo conocer y levanto la vista, no, imposible... es... ¿Rannell? ¿El dragón? Por si acaso disimulo un poco y lo observo mejor, sí es él, pero, ¿qué hace aquí?

Andaba paseando por un pueblo de paso, la gente me miraba con respeto y temor, el rumor se había extendido, sabia quien era y que fui...pero no le di mas importancia, solo seria un rumor pasajero y la gente se olvidaria de mi, entonces escuche leves gritos y me acerque hacia ese sonido, unos niños estaban tirando piedras a un zorro gigante, espera...ese zorro creo haberlo visto junto a una chica...en mi mente se formo la imagen de Lady Martah, así que estaba por aquí...di un leve suspiro y me acerque a los niños, debía evitar que hiciesen algo al zorro, pero al verme retrocedieron y salieron corriendo, luego mire al zorro y me acerque, le coloque una correa y empece a tirar suavemente de el, parecía seguirme, aunque nunca se me habían dado los animales, que mis santos padres lo digan, vi a un chico de unos diecisiete años sentado en el bordillo de una ventana, le di la descripción de Martah y me dijo donde estaba, así que me dirigí a ese lugar...


Me había acercado a una posada, y no creo que aceptasen entrar a un tío con un zorro gigantesco, así que le acaricie la cabeza y le ate a un poste, me dirigí hacia la puerta a la que acto seguido abrí y mi mirada se paseo por el lugar, hasta posarla en Lady Martah, pose una mano en su hombro tranquilamente, como esperando que se diese el susto de su vida, Señorita Martah, ¿me acompañarías a fuera? hay alguien que sin duda desea veros.. una sonrisa amistosa aparecio en su rostro, le abrí la puerta y la deje espacio para que pasase fuera...

Y mientras era inadvertido entre la multitud del lugar, pasé la mirada por todos los humanos del sitio. Sus conversaciones eran livianas, y ninguno de ellos destacaba en el lugar. Bueno, tal vez una excepción: tampoco era humana, era Martah la mestiza.

Me estaba observando, sí. Iba a acercarme a ella, pero de súbito llegó el nigromante. Por ello me quedé en el sitio cuando él llegó hasta Martah y le dijo algo.

La seguí a distancia mientras salía de la posada. El mago seguía sonriente, incluso amistoso... pero no era así. Mencionó que era el elegido de uno de los Dioses, pero mató a bastantes inocentes sin pensar.

Apoyé la mano en el pomo de mi espada lentamente. Él no era alguien seguro. Me fui poco a poco, analizando la situación.

Mientras me dedico a observar a Rannell doy una especie de saltito al notar una mano en el hombro, me giro y veo un rostro familar, ¿de qué podría ser? busco rápido en mi mente, torbellino, oscuridad, nada más. La gente observa de una manera extraña al muchacho, también Rannell lo hace, ¿tan conocido es?
¿Quién podría esperarme fuera...?
¿A qué te refieres?-digo mientras hecho un vistazo hacia afuera, no consigo ver nada.
Sigo al chico, ¿cómo se llamaba? no logro recordarlo... Me abre la puerta como un caballero, le doy las gracias y salgo a la calle. La luz me da en la cara, por ello no puedo ver qué o quién me espera pero, no es necesario verlo, tan solo por ruido que emite al verme sé que se trata de Peter, me abalanzo sobre él, le acaricio y le abrazo muy fuerte, pensaba que no volvería a verle.
Sin pensarlo me giro y abrazo al chico, lo que acababa de hacer era... era genial. Y ahí es cuando le reconozco, cuando huelo su aroma, lo había tenido poco tiempo cerca pero, mi olfato nunca me había fallado.
Tú... ¿Lurr? ¿el Nigromante? ¿Qué hacías con Peter?
Me llevo con cuidado la mano hacia el cinturón donde aún llevo un pequeño cuchillo, por si acaso.

Una leve sonrisa aparece en mi rostro al verla feliz al encontrar a Peter, parece que había perdido a su mascota y entonces, sin previo aviso me da un abrazo, algo que no había sentido...en mucho tiempo, y sin duda por eso en mi rostro apareció una leve mueca de sorpresa, entonces la vi separarse como desconfiada y como su mano iba hacia el cinturón: Si, soy Lurr...y no hacia nada con Peter, sencillamente estaba de paso por este pueblo y me lo encontré siendo atacado por unos niños que le lanzaban piedras, simplemente les espante y lleve a Peter hacia aquí, lo siento si os he ofendido en algo y tranquila, no te haré nada, no hace falta que me intentes atacar... escuche un leve ruido de alguien acercándose y me gire muy lentamente, como si no estuviese preocupado, mas mi mirada se encontró con la de Rannell, mi rostro no dejaba ver ninguna emoción, pero al verle y no sabia por que tenia un ligero presentimiento, ¿que era ese presentimiento? que no le gustaba ni un pelo...

-Bueno, si... tal vez te resulte curioso a otras personas. le dije sonriente a Martah... no parecía ser como las demás personas, igual que Lurr... igual que la gente que estaba empezando a conocer. Bueno, tal vez tengáis razón, mi señora. -me dirigí a ambos- -¿Les parece si volvemos al interior de la posada y charlamos tranquilamente?  

-Por cierto, gracias por el detalle Lord Mago... pero Lord Targaryen sería mi padre, yo soy sería "Ser" en ese caso...si es que prefiere tratarme de ese modo.

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Me senté junto con ellos en una de las mesas de la posada, y me decidí por contar cómo llegué hasta el lugar tras ellos, cuando sepa más sobre las personas que acababa de conocer.

Al parecer a Lurr le sorprende que le trate así, no sé por qué, ciertamente. ¿Lady Martah? Qué gente más educada, y yo aquí hablándoles coño si fueran amigos desde siempre, que tonta, la verdad, nunca fui educada,me cuesta hablar de usted a la gente...
Acepto su propuesta de entrar dentro, así podré contaros cómo llegué aquí, aunque, para ser sincera, no tengo ni la menor idea, deberíais preguntar a la dueña de la posada, ella me estaba cuidando-digo intentando ser lo más "educada" posible.
Dejo a Peter con unos niños jugando tranquilamente, no le habían quitado el ojo de encima desde que he salido a por él. Al entrar de nuevo en la posada el olor a comida me inunda de nuevo y mis tripas emiten ese sonido tan conocido. Levanto un poco la mano y al instante aparece una muchacha humana, de rubios cabellos dispuesta a tomarnos nota.
Bien... a mi me pones dos huevos con bacon y agua por favor. Ah, a los caballeros... ¿qué deseáis tomar?-pregunto a ambos.

Me mantuve callado mientras prestaba atención a sus palabras en todo momento, entonces empezaron a entrar en la posada y opte por seguirles, pues no tenia nada mejor que hacer en este pueblo, salvo aburrirme y eso no lo podía permitir, acto seguido vi como Lady Martah llamaba a una camarera y pedía algo: a mi una copa de vino, a poder ser... me fui a una silla que estaba cerca de la ventana y la puerta y me senté en ella, como esperando que los otros dos fuesen con el, me acomode lentamente en el respaldo y pose mi mirada en Lady Martah y Sir Rannell, no sabia por que, pero había cogido la manía de llamar a la gente de esta manera, tan respetuosa...pero bueno, tal vez de esta manera la gente también me cogiese algo de respeto...

Me acomodé en el asiento, junto a Martah. Ella pidió algo de comer a la camarera... ¿este era uno de esos "negocios"? -Bueno, querría algo de... ¿de darkah?   -la camarera negó con la cabeza ¡Pues claro que no tienen darkah en los reinos humanos! -Es igual, tráigame lo mismo que a ella. 

>> En fin, yo salí de Awinor a toda prisa cuando vi la conjunción. Volaba al norte sin parar, y solo conocía del mundo-más-allá-de-las-montañas unos pocos rumores. Empezó a hacer frio e iba a seguir explorando cuando me topé con un gigante. él resultó ser el elegido de Karevan, y tuve que escoltarlo hasta Celestia. Tras la explosión de Celestia, al rato me vi en los Reinos Humanos... y aquí me veis. -así fue como conté la historia, cómo dejé mi hogar y conocí un mundo nuevo, luché... y no era como lo esperaba.

Vaya, vino para Lurr y bueno, lo mismo que yo para el dragón, pensaba que los dragones eran más de comer carne cruda y todas esas cosas pero, veo que me equivocaba. Escucho atentamente la historia sin parar de mirarle, asintiendo a sus palabras como si le comprendiera, ¿el elegido de Karevan? Esto si que era sorprendente, Rannell escoltando a, bueno, a un gigante.
En cuanto Rann acaba su relato aparece la camarera como si hubiera estado esperando el momento oportuno para venir. Deja a Rannell su plato a la vez que el mío y luego le sirve la copa a Lurr.
Gracias-digo amablemente a la chica-Lurr, ¿seguro que no quieres nada más?-digo mirándole.
Desvío la mirada a Rannell y luego a mi plato, corto con el tendor el huevo y me lo como ignorando la yema que se me ha quedado en la comisura del labio.

Terminé de contar mi historia y la camarera trajo la comida a nuestra mesa. Nunca antes había visto comida así... cocinada. Estaba caliente, y parecía ser mucho más deliciosa que la carne cruda. Se me hacía la boca agua, y me digné a escuchar como hablaba Lurr. Cuando terminó no hice más que asentir y devorar la comida.

Terminé de saciar mi apetito y pregunté a Martah por su historia. Ser humano estaba siendo muy fácil, y algo me decía que pronto llegraían problemas.

¿Mi historia? Ambos tenían historias geniales yo, por el contrario no recordaba nada de la mía. Pensé y pensé, ¿qué podía contarles a parte de que había despertado en una cama con un fuego caliente? Mmm... a ver... quizá... quizá esto les sea convencible.

Yo venía de Awa creo recordar, siempre con Peter, llegamos a una especie de lago allí conocimos a un grupo de gente luego nos separamos y, bueno, lo único que sé es que sentía un frío inmenso, demasiado y me desperté, como si renaciera, en esta posada-finalizo mi historia y tomo un trago de agua.

Miro a Rannell, no parecía un dragón, en absoluto, parecía un muchacho normal y corriente, una persona, no un... híbrido.

Apure mi vaso de agua y pensé en la idea. 
-Bueno... yo también pasé ese terrible frío. L verdad es que una explosión arrasó el campo. Aunque me parece bien que los magos usen su poder y ayuden a la gente. Si puedo servir de ayuda, cuenta conmigo.

Miré a Martah: nunca había visto a un mestizo. Parecía una feérica, pero no tenía todos los rasgos...

Miro a Lurr pienso su pregunta y me dedico a responderla.
Recuerdo cosas, detalles, es lo único que sé. De lo de antes de la batalla lo recuerdo todo a la perfección, luego ya pierdo imágenes o aparecen en sueños... no sé, es algo extraño.-digo mirando el vaso. Ahora dirijo mi atención hacia Rannell-¿Tú me ayudarías?-sin esperar respuesta prosigo-Vaya... os conozco de poco y parece que estáis dispuestos a... a ayudarme...-miro a ambos.
Primero Lurr me trae a Peter luego... luego intentan ayudarme con mi falta de memoria, esto... esto es genial. Siento que puedo llegar a confiar mucho en ellos y supongo que eso es bueno, ¿no?
Me levanto de la mesa y pido la cuenta pero la señora dice que no es necesario, que invita la casa. Igualmente le dejo unas monedas sin que se dé cuenta en su bolsillo y miro a los chicos.
¿Damos un paseo y charlamos sobre esto?-les propongo.

Pasé a terminarme el vaso de agua y levantarme torpemente tras ellos cuando iban a dar un paseo: Si, será buena idea. Pasé tras ellos por la puerta y respiré el aire fresco del exterior.

 Realmente estaba agotado, y tenía los pies entumecidos: había recorrido la pequeña aldea humana andando. No me acostumbraba a caminar, y me preocupaba que no pudiera usar correctamente las espadas. Además, si me hice humano para pasar desapercibido ¿por que dejar claro que soy un dragón?

Conseguí alcanzarlos y seguir su ritmo mientras andaban. Sinceramente, no creo que pueda ayudar mucho con el problema de Martah. Seguramente la magia tenga una solución, y espero poder ayudar.

Le sonrío a Lurr al ver que me abre la puerta, que educado, pienso. Al salir el aire me da en la cara, el viento mueve mi cabello y se me queda un pelo en la boca. Comienzo a caminar y veo que Peter sigue jugando con los niños, como veo que está bien le dejo jugar y empiezo a andar al lado de Lurr y de Rannell.

No pasa nada si no puedes ayudar Rannell, no sé lo que pasaría pero creo que nada importante, creo-digo con una sonrisa.

Miro mis pies mientras camino, uno, dos, uno, dos, un ritmo constante, sin perder el ritmo. Nunca había caminado lento, todo lo contrario, iba rápido a no ser que fuera a cazar o a realizar algo sigiloso. Miré a Rannell, a pesar de su aspecto humano se notaba que el fuego latía en su interior, el fuego de Awinor, el fuego de los dragones.