Llegada a Derbhad

Completamente agotada, busqué la sombra de una enorme flor acampanada y con ella, un pequeño respiro. Me tumbé sobre la hierba. Estaba húmeda, como el resto del bosque. Por fin podía descansar, después del agotador viaje por el desierto.

El bosque de Awa... hacía mucho tiempo que no lo veía. Lo había hechado de menos, y después de desierto, aquello era un pequeño paraíso. No sabía muy bien que hacía allí, pero me alegraba de haber regresado.

Ya ahora, ¿qué? Oí entonces un rumor. Alguien se acercaba, seguramente ninfas. No abrí los ojos ni les presté atención, pero fué inevitable escuchar un trozo de la conversación cuando se acercaron:
-...en la fiesta. El Archimago de la Torre de Derbhad está muy generoso organizando esa fiesta libre para los que...

¿Una fiesta? Tal vez estuviese lleno de magos que me pudiesen ayudar, aunque no estaba segura de que fuese apropiado mencionar mi "problema", por lo que pasó la última vez en Awinor. De todas formas podría pasar por allí, a ver...

Me acerqué a un arroyo para arreglarme y busqué ropa limpia entre mis escasas pertenencias: Un vestido feérico sencillo pero elegante. Conseguí tener un aspecto más o menos aceptable, y me sentí incluso guapa. Desde que que puse un pie en Kash-Tar, no había conseguido mantener un buen aspecto, el desierto me sentaba muy mal. Finalmente me dirigí hacia la Torre, que no quedaba lejos. De camino, encontré un pequeño mercadillo feérico. No me quería entretener, pero un mapa mágico que indicaba tu posición en Idhún me llamó la atención, ya que había perdido mi antiguo mapa. Por fin divisé la entrada de la Torre, y me dirigí, decidida, hacia allí.

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