Punto de Encuentro, Shia

Off: Hola a todos, soy una persona que me enrolló bastante escribiendo, con lo que pido disculpas anticipadamente por los chachos que voy a poner, jeje,

On: Estaba en Alis Lithban, el hogar de los unicornios, mi hogar, y desde que había nacido jamás había abandonado mi hogar, a pesar de mis sueños de salir de allí y conocer el resto de Idhún, con Kil.lian apenas habíamos abandonado el bosque, de vez en cuando viajamos al reino de los humanos a Shia, para comprar unas cosas que Kil.lian necesitaba, y pronto habíamos regresado a nuestro hogar. En el mismo hogar que ahora sin él, estaba frió, vació, sin un ápice de vida. Un escalofrió recorrió mi espalda, me sentía sola, muy sola más que de costumbre y una lágrima recorrió mi rostro. Hacía meses que ya no lloraba por él, me hubiese gustado llorarle todo lo que me quedaba de vida, pero tras darme cuenta que eso estaba ahogando mi esencia de unicornio, había decidido mantener un cierto equilibro con mis sentimientos. En una esquina, estaba su báculo... Había estado practicando con él alguno de los hechizos que Kil.lian me había enseñado, pero no era muchos sino lo más básico, mi idea había sido entrar en la torre de Drackwen para aprender magia, y convertirme en maga, pero había recibido un no por respuesta, al fin y al cabo no era un recipiente, sino una canalizadora y nunca llegaría a poder convertirme en lo que Kil.lian era. Recogí todo lo que tenía en mi hogar, hice un petate y me alejé de mi hogar, probablemente para siempre.... Mi primer pensamiento fue en dirigirme hacia el reino de los humanos,a Shia en concreto, era lo único que conocía a parte de mi preciado bosque, y pensé que por allí podría encontrar algún grupo de personas, ávidas de aventuras, que me pudiesen hacer de guías, y mostrarme ese fantástico mundo. Caminé hacia el norte atravesando todo mi hogar, y cuando llegue al límite del bosque de Drackwen, me transformé en humana, me puse mi capa de viaje y me eché la capucha sobre la cabeza, Kil.lian siempre me decía, que fuera del bosque era muy invulnerable y cualquiera que supiese mirarme bien, vería lo que escondía en realidad y podrían querer utilizarme, y con esos pensamiento en la mente me dispuse a cruzar la cordillera de Nangal, tardé un par de días en cruzarla y una mañana llegue a la ciudad de Shia. Las veces que había estado allí, había estado siempre bajo el amparo y protección de Kil.lian y a pesar que la ciudad la conocía bien, un sentimiento de miedo se adueño de mí y miraba todo a mi alrededor con cierto recelo, deambulé por sus calles todo el día pero al caer el atardecer, busqué una posada donde poder comer algo y dormir, encontré una no muy lejos de la plaza central, parecía salubre, y como tampoco tenía mucho tiempo más para pensar, entré, era bastante acogedora y me alegré, había un par de personas aquí y allá distribuidas por las mesas, por lo menos no había gente extraña, pensé aliviada y derrepente escuche como una voz dulce me decía: -Perdona muchacha, puedo ayudarte en algo- me sobresalte y dirigí mi mirada hacía la persona que me había hablado, era una mujer de corta estatura, de facciones suaves, cabello rojizo y unos ojos verdosos que transmitían serenidad. Me sonrojé, porque me había dado cuenta que me había quedado plantada en mitad de la puerta y acercándome tímidamente a la mujer le contesté: -Si, hola, disculpe que me haya quedado ahí-y mi sonrojo se hizo mas significativo – Estaba buscando un lugar para alojarme y donde alimentarme durante un tiempo- Al fin y al cabo encontrar a gente que me mostrase mi mundo llevaría un tiempo considerado. La mujer esbozó una sonrisa agradable, me dijo que sí y me condujo a una habitación amplia, limpia y luminosa. No entendí el porqué pero cuando la mujer se marchó me sentí completamente como en casa. Los días fueron pasando y yo no encontraba todavía a nadie para mi aventura. Con Liss, que así es como se llamaba la dueña de la posada, fui haciendo amistad y llegó a ser casí como una madre para mí. Un día llegué cabizbaja y se notaba el desanimo en mí, Liss se acercó y me pregunto :-Niña que es lo que te pasa, ¿porque esa cara? Yo la miré con pesar y en voz bajita y mirando a mi alrededor le comenté el motivo de que yo estuviese allí.

Después de mi pasada aventura, en la que hize unos buenos amigos me diriji hacia los reinos humanos, necessitaba despejarme y ademas habia oido ciertos rumores sobre que alli estaban los culpables de la muerte de mi amiga en el bosque de Awa. Al recordar aquellos momentos me entristecí pero rapidamente sacudiendo mi cabeza volvi a recuperar la compostura. Cierto era, que despues de todo lo sucedido dias atras me habia vuelto mucho mas desconfiada de lo que yo era y eso llegaba a asustarme. Pero siempre encontraba por el camino gente amable que a pesar de ello no dudaba en ayudarme. Como por ejemplo despues de pasar por la cordillera de nandelt en la que no encontre nada para llevarme a la boca y amablemente un celeste que encontre por alli me ofrecio algo.

Poco a poco me adentre en las calles, a pesar del bullicio no me sentia incomoda ya que alli seria dificil que alguien me atacase por sorpresa pero por otra parte seria dificil encontrar a la persona que buscaba. Me sente en el suelo de una de las calles. Llevaba todo el dia caminando y estaba un poco cansada. Desde alli seguia observando a la gente que poco a poco iba entrando a sus hogares y al mirar el cielo bajo vi que ya habia anochecido por lo que decidi buscar algun sitio donde cobijarme y pasar la noche.
Encontre una posada un poco mas alla de donde me habia quedado sentada, entre, parecia acojedora. Allí vi a la dueña, lo que mas me llamo la atención fueron sus ojos verdes que destacaban en su rostro. Junto a ella habia una chica que solo consegui ver su cabello, y era muy bonito.


-Hola, necessitaba un lugar donde passar la noche-dije con una sonrisa de oreja a oreja

Escuché como la puerta de la posada se abría, pero no me giré, seguía contándole a Liss mi historia, pero en eso una voz dulce, que intuí que era de una mujer dijo: -Hola, necessitaba un lugar donde passar la noche. Nos había interrumpido, pero no me molestó lo más mínimo y Liss que estaba a mi lado le dirigió una de sus miradas afectuosas y dibujo una sonrisa en su cara y le contesto: -Claro que sí muchacha, en la posada de Liss siempre hay una cama mullida y un buen plato de comida caliente para quien lo necesite. Se levantó resuelta de mi lado y se fue tras la barra a coger las llave de las habitaciones, entonces me giré para ver a la muchacha, y me llamó muchísimo la atención toda ella, no era como los humanos que hasta la fecha estaba acostumbrada a ver. Toda su piel tenía un suave color azulado, su cabello era largo y verdoso, sus ojos eran grandes y totalmente oscuros y en la cabeza tenía un símbolo extraño de un tono azul diferente al que cubría el resto de su cuerpo. Me quedé mirándola y pensé en que clase de criatura podía ser, y haciendo un poco de memoria recordé que un día Kil.lian,y una sombra de melancolía recorrió mi rostro, me contó que en Idhún, a parte de los humanos existían más razas y que algunas, por amor, se habían mezclado entre ellas. Con lo que supuse que esta muchacha había surgido del amor de un celeste y un feérico, me percaté que durante mis pensamientos no había dejado de mirar inquisitivamente a la muchacha, porque a pesar de ser extraña para mí me pareció hermosa y me ruboricé de vergüenza, eso estaba muy mal pensé, no la conocía de nada. En ese momento llego Liss con las llaves tintineando en su mano y le dijo a la muchacha: -Disculpe la tardanza, pero las llaves no se dejaban encontrar, si es tan amable, le mostraré su habitación - esbozó una sonrisa afectuosa y añadió dirigiéndose a mí - Ariadne, espérame, no tardaré mucho en venir y seguimos hablando. Le contesté con un movimiento seco de cabeza y encendida todavía de vergüenza por mi descaro, me volví y le dí la espalda a la muchacha.

Al acabar la frase me di cuenta de que habia interrumpido la conversacion de la muchacha y la dueña de la posada.

-Siento mucho haber interrumpido vuestra conversación-dije con un tono apenado.

Pero la casera ya se habia adelantado y con una sonrisa me dije que en la posada de Liss siempre habia una cama mullida y un buen plato de comida caliente para quien lo necessitase. Asi que su nombre es Liss, bonito nombre pense. Le respondi con una sonrisa y luego vi como se dirijia para buscar las llaves. Entonces me percaté de que aquella chica me observaba. La miré era muy hermosa, aunque tenia una tez de color blanquecina. No parecia mala persona, almenos eso intuia. Tampoco me queria dejar llevar por las intuiciones, a veces me jugaron malas pasadas. Decidi presentarme.

-Yo soy Ankira y este haai que me acompaña se llama Arsia-dije de nuevo sonriendo-

Entonces al fijarme bien vi o crei ver la luz en sus ojos. ¿Seria un unicornio? Luego llego Liss con las llaves y sonriente dijo que las llaves no se dejaban encontrar. Curiosa forma de decirlo. Sonrei.

-Tranquila no pasa nada- Por cierto antes olvide decir-lo, tengo un haai que es mi acompañante de viaje, ¿hay algun inconveniente para que se quede conmigo en la habitación?-

No me gustaria dejarla sola, todavia era demasiado pequeña y aunque ya habia tenido sus escapaditas sola por Idhún siempre habia vuelto a mi lado.

Mientras miraba fascinada a la muchacha, me sonrió y me dijo : -Yo soy Ankira y este haai que me acompaña se llama Arsia. Hasta ese momento no había reparado en la pequeña ave que llevaba sobre su hombro, pero era muy bonita. Cuando Liss regresó con las llaves, le pidió disculpas por su retraso y le dijo que las llaves no se habían dejado encontrar. Típico de Liss no saber donde había dejado las llaves y me reí por lo bajo, y me fijé en que Ankira también le había hecho gracia la expresión de Liss, esta me dijo que no tardaría en volver y Ankira añadió:-Tranquila no pasa nada, por cierto antes olvide decirlo, tengo un haai que es mi acompañante de viaje, ¿hay algun inconveniente para que se quede conmigo en la habitación? y Liss le contestó: -No muchacha, ninguno- se quedó pensativa y añadió -creo que entonces te daré una de las habitaciones más grandes para que tu y tu Haai disfrutéis cómodamente vuestra estancia en mi posada. Liss se encaminó hacia las escaleras que conducían a las habitaciones y yo les volví la espalda.


Off: Se que no he sido muy original, pero hoy no estaba inspirada...

off: hahaha tranquila no pasa nada

on: Despues de mi pregunta a Liss sobre si mi pequeño haai podia quedarse conmigo en la habitacion esta respondio amablemente que si pero que me asignaria una habitación más grande para estar más comoda. Acto seguido emprendio la marcha para enseñarme-la y Arsia bajo de un salto de mi hombro y salio corriendo por delante de Liss hacia las escaleras. No pude evitar reir. A veces solia hacer aquellas pequeñas travesuras. Solo esperaba que no destrozase nada.

Me quedé sola en la mesa, esperando a que Liss regresase de dar la habitación a Ankira y a Arsia. Al rato Liss regresó, pero no pudo sentarse hablar conmigo porque tuvo que ponerse atender a otros clientes que demandaban su atención, paso por mi lado y mi guiñó un ojo afectuosamente. Me quedé un poco triste por no poder desahogarme con Liss. Eran muchos los pensamientos que me atormentaban, y allí me quedé, sentada, no tenía ganas de subir a la soledad de mi habitación, y pensé que quizás todo aquello, mis ilusiones y mis sueños, eran una burda tontería y recordando viejas voces del pasado, pensé que quizás tendrían razón... Que mi lugar estaba en Alis Litbhan y no en ningún lugar más como yo trataba de empeñarme...

Idhún era un mundo bello, pero peligroso.
Los dragones volvían a poblarlo y con ello la guerra volvió. Por ello, viajaba de noche. Cuando la frescura de las hermosas noches acariciaban mis grises escamas. Me maravillaba volar por las noches en el cielo idhúnita para observar las estrellas y las tres lunas dedicadas a las diosas. Ese dato me puso de mal humor, pues esas supuestas diosas no deseaban a los sheks, es mas, intentaban destruirnos, como los otros tres dioses.

Mi viaje comenzó en el Portal Interdimensional que conectaba Umadhun a Idhún. Fue bastante largo; pues viajaba por la noche y por el día meditaba entre mis anillos con los ojos cerrados.
Cuando atravesé la Cordillera de Nandelt, entré por una de mis pocas veces en el territorio humano. Por lo que sé de esa raza, mi especie la considera obtusa, cerrada de mente y en algunos casos, extremadamente estúpida.
El reino menos poblado, Shia, sufrió por el dominio de Ashran, pero eso ya pasó y el reino recobró casi la normalidad. Sobrevolé las murallas, dando un rodeao a la ciudad varias veces. No había casi nadie en la calle, excepto en algunas plazas, grupos de bebidos.
Aterricé en un callejón oscuro, muy poco espacioso, pero no era un problema. Tenía que recoger una información de estos seres y era MUY urgente.
El callejón quedaba al lado de un edificio al que ellos llamaban taberna. Me dispuse a leer cada mente que pasaba por delante de mí o los que entraban y salían del edificio.

<<Tengo que encontrarlo... y vengarme...>>

Liss me presento amablemente la habitación. Era bastante grande. Habia en una parte de la habitacion una cama. Me sente en ella y parecia bastante comoda. Arsia pego un brinco y se puso a mi lado.

-¿Te gusta la habitación?-dije acariciandola-

Ella me respondio con un gruñido y acto seguido bajo de la cama y emepezo a dar vueltas por toda la habitación. Rei pero luego, la llame y se quedo quieta. Segui observando la habitación, habia tambien una pequeña mesita al lado de la cama con una plantita, eso me alegro ya que sabia que alguna vez deberia dirijirme para algun bosque cercano y almenos asi tendria algo de naturaleza. Quizas podria decorar la habitacion con alguna planta mas, pero deberia antes preguntarselo a liss-pense
Mas alla habia una mesa muy bonita y al lado una silla. Me quede unos minutos alli sentada observando al infinito, pero uno de los gruñidos de Arsia me sobresalto y desperte de ensoñadura.
Estaba cansada por el viaje pero no me apetecia dormir asi que baje con Arsia hacia abajo donde me encontre a aquella chica y la vi sentada en una mesa de una esquina. Me acerque a ella y se sente en la otra silla que quedaba libre. No sabia que decirle pero algo me llamo la atencion en sus ojos cuando la vi y queria saber si mis sospechas eran ciertas.

- Hola-dije timidamente

Seguía cabizbaja sumida en mis pensamientos negativos, cuando sin apenas darme cuenta, la muchacha a la que Liss había acompañado minutos antes a su habitación, Ankira creo recordar que se llamaba, se sentó al lado mio en la mesa y tímidamente me dijo:- Hola. Levanté la cabeza, la miré directamente a los ojos y le respondí: -Hola- no sé si atisbaría el desánimo en mi voz, pero para mí era más que patente. Me quedé examinando de nuevo su fisonomía, me parecía tan extraña y tan bella a la vez, y pensé que quizás ella notaría no solamente en mi voz el desánimo, sino en todo mi ser, al fin y al cabo parte de sangre celeste recorrería por sus venas. Y con el mismo tono de voz añadí: -Disculpa que antes no me haya presentado, mi nombre es Ariadne- y le sonreí tímidamente. No estaba acostumbrada a entablar conversación con desconocidos, pero aquella muchacha me inspiraba confianza.

Pasaba el rato, y mientras sondeaba las mentes de los humanos, acabé harto y aburrido. No me rendiría tan fácilmente. En el edificio de delante había una mente especial a las demás, o al menos, más diferente que la mentalidad de un ser humano normal.
Estando en el callejón no descubriría nada y debido a mi tamaño... no podía entrar en aquel edificio pequeño. Así que salí del callejón y alzé el vuelo, volviendo a rodear la ciudad. Tenía que irme de allí y volver otra noche. Alguien me vio y gritó, después, más gritos que no presté atención.

Ya estaba lejos y muy cerca del río Estid. Necesitaba comer pescado, reflexionar, meditar...

La chica se presento como ariadne. Le correspondi con una sonrisa y luego pude ver como me observaba. Me ruborize. Entonces vi la ocasion perfecta y me fije en sus ojos. Como creia mis sospechas se hicieron realidad. Aquella chica era un hibrida de unicornio. Intente que no se notara que habia descubierto su "secreto" y intente disimular. No queria hacer que se sintiera mal.

-Encantada de conocerte Ariadne-¿Que te trae por shia?-dije intentando sonar amable.

Encantada de conocerte Ariadne ¿Qué te trae por Shia? Me dijo amablemente Ankira. La miré, no sabía bien bien si debía contarle todos mis motivos de porque había ido hasta Shia, pero pensé que si no se lo contaba jamás encontraría gente para la aventura que quería comenzar, y le dije solo lo estrictamente fundamental. -Pues llevo aquí unas cuantas semanas, no se cuantas en verdad porque he perdido la cuenta- y le dirigí una triste sonrisa -y fundamentalmente estoy aquí porque quiero comenzar una aventura por todo Idhún, quiero conocerlo y explorarlo y descubrir cosas nuevas de mi mundo que todavía desconozco y claro, necesito gente que conozca mejor que yo Idhún y que me guíe en esta aventura. Esbocé una sonrisa y deseé internamente que aquella muchacha pudiese ayudarme.

¿Que por que me dirigía a Shia? Ni yo lo sabía. La única explicación razonable era que había visto, a través de la red telepática de los sheks, que uno de los míos estaba allí recopilando información pero que le era difícil dado su gran tamaño.
Quizás era por eso, quizás no, el caso es que nada más abandonar Haai-Sil me dirigí al reino humano.
Era de noche y el cielo estaba más que despejado. Se percibía una tranquilidad en el aire como hacía tiempo que no sentía.
Cuando llegué cerca del río Estid rastreé la red hasta encontrarlo.
Bingo. Ahí estaba, justo debajo mío. Empecé el descenso hasta acercarme al shek y me quedé mirándolo.
Buenas noche, suponiendo que sean buenas para ambos. He sabido que estas en Shia buscando información sobre algo o alguien pero que por culpa de nuestro gran tamaño tienes algunas dificultades, así que te he buscado para ofrecerte mis servicios. Digamos que puedo infiltrarme entre los humanos incluso consiguiendo que confíen en mi, así que si quieres más información de lo que quieres averiguar, avísame...

Una hembrá shek llegó desde el sur y se depositó cerca de mí. Lo primero que me dijo me resultó extraño, pero pronto até cabos.
Una mestiza, pensé de la forma que ella captase desde mi mente. Al principio siseé molesto, luego la miré y no dije nada en un rato -no demasiado largo-.
Busco a un mestizo, que en el fondo de su verdadero ser es un dragón
No hacía falta decir mucho, pero había algo que no me cuadraba, o eso parecía.
¿Por qué ibas ayudarme después de todo? Eres en parte shek, en eso no puedo equivocarme, pero tienes una parte humana... Es difícil saber quién será de confianza...Esperaba una respuesta, y así pasó un pequeño rato y me sumergí un poco en el río para después asomar la cabeza mirando a la hembra.

El shek me contestó.
Soy híbrida, si, pero no porque yo quisiera. Me hibridaron nada más salir del huevo con una niña humana. Todo iba bien para el nigromante que lo hizo, pero lo atacaron antes de acabar y algo salió mal, las dos almas, la de la chica humana y la mía no llegaron a unirse, por lo que somos dos mentes en dos cuerpos, y aunque yo pueda controlar el suyo, ella no puede controlar el mío, y la mente de la otra siempre está activa. Es algo complicado, pero Lunn, la humana, es de total confianza, ya que hemos vivido las dos toda la vida con un shek, yo pienso como cualquier otro de nuestra raza, y Lunn, gracias a la convivencia, también lo hace, incluso renunció totalmente a los que deberían ser sus dioses para rendirle culto solamente al Séptimo.
Le dije mientras miraba las lunas. Me acerqué un poco al río reptando.
Respecto a ese híbrido de dragón... ¿que sabes de él? a parte de lo que es, me refiero
Le pregunté

La shek se acercó un poco al río. Volví a sumergir la cabeza en el agua, para después salir de ella.
Cuando lo hice, tardé en responder varios minutos. Pues los recuerdos me atormentaron, y el odio que sentía hacia una raza, crecía en mi interior.
Al final hablé, y junto con mi voz en su mente, proyecté un recuerdo de la imagen de aquel ser medio dragón:
Tu parte shek sabe del odio entre razas ¿verdad? Un Rastreador, se internó en unos de los túneles menos vigilados de Umadhun. Lejos de la Puerta Interdimensional, aún así, el Rastreador encontró lo que andaba buscando. Encontró el nido en el que nací, donde mi madre y dos hermanos suyos murieron, junto con mi hermana...
La imagen era de un dragón del color broncíneo, se metarmorfoseaba en un humano, con el cabello de cobre, igual que las escamas de su otra forma.

Mis ojos se posaron en las lunas, mientras narraba mi pasado. En ese momento, yo lloraba por familiares que apenas conocí y que no llegaré a conocer...

Ariadne me dijo que deseaba a alguien que la pudiese ayudar a conocer y explorar idhún.

- La verdad yo de idhún simplemente conozco el bosque de Awa y el desierto de Kash Tar ya que fue alli donde pase mi primera hasta el momento aventura- esboce una sonrisa de melancolia al recordar todo lo vivido tiempo atras pero con un simple movimiento de cabeza hize desaparecer aquellos pensamientos de mi mente- El resto que conozco ha sido durante mi viaje hasta llegar a Shia del que casi no recuerdo nada ya que hize el viaje muy rapido- Pare un momento y luego añadi- Si quieres podemos viajar juntas por idhún, sera divertido- comente sonriente

Ankira me contestó:- La verdad yo de idhún simplemente conozco el bosque de Awa y el desierto de Kash-Tar ya que fue allí donde pasé mi primera hasta el momento aventura- y esbozó una sonrisa que me pareció de melancolía, movió la cabeza y añadió-El resto que conozco ha sido durante mi viaje hasta llegar a Shia del que casi no recuerdo nada ya que hize el viaje muy rápido- paró de hablar y me dijo con una sonrisa:-Si quieres podemos viajar juntas por Idhún, sera divertido. Le sonreí y le dije: - Muchísimas gracias por aceptar y querer viajar junto a mí. Tu por lo menos conoces algo más que yo, a excepción de Shia y Alis Litbhan... Dejé la frase en el aire, y por un momento me ensoñé recordando los verdes, llenos de vida y mágicos bosques de Alis Litbhan y en un susurro casi imperceptible añadí: -mi amado bosque, mi hogar- me quedé mirando un poco alarmada a Ankira, se habría dado cuenta de lo que acababa de decir. bocazas, bocazas, bocazas, me reñí a mi misma, bajo ningún concepto debía dejar mostrar lo que realmente ocultaba dentro y una recomendación de un ser muy querido vino a mi mente. Y para tratar de disimular mi metedura de pata continué hablando con la más total normalidad -y no he viajado más allá. Pero bueno, descríbeme como son el bosque de Awa y El árido desierto de Kash-Tar Le dirigí un sonrisa lo más aparentemente calmada posible, pero por dentro la inquietud me recorría, caí entonces en la cuenta de que Ankira era medio Celeste y deseé que no notase mi estado, si me preguntaba sería difícil eludir la respuesta.

mi amado bosque , mi hogar... aquellas palabras que salieron de su boca me confirmaron lo que desde que entre a la posada rodaba por mi cabeza. A pesar de ello disimule y hize ver que no habia escuchado nada, no queria intimidarla y mucho menos hacerla sentir molesta. Si no ha querido contar su pequeño secreto yo no la obligaria. Debia salir por ella misma. Me pregunto acerca de como eran el bosque de Awa y Kash-Tar. Intente recordar, el bosque de awa lo recordaba bien ya que alli me habia criado yo. pero el desierto me costaba un poco mas debido a lo que alli sucedio.

-El bosque de Awa es simplemente precioso, yo me crie en alis lithban con una familia de feericos ya que no conoci nunca a mis padres- una mueca de tristeza se apodero de mi pero segui relatando-los primero años que pase alli casi no salia mas alla de las fronteras del bosque pero cuando decidi iniciar mi aventura, conoci los ojos de neliam, son un paraje precioso aunque tuvimos alli algun problema con los trasgos y con los arboles de largas hojas que plantan por el paso,eso si a mi me encantan esos grandes arboles. Del bosque de Kash-Tar es como tu has dicho un desierto arido y sin vida, cuando estuve por alli estuve muy debil debido a la falta de arboles por la zona por lo que recuerde podria resultar erroneo- espere su respuesta sonriente.

Mis ojos se volvieron a posar en los suyos, y ya no habia duda, era un unicornio. Sus ultimas palabras y la luz en sus ojos no daban pie a equivocaciones. Tambien la angustia que senti en su alma al soltar aquellas palabras, que supuse que no queria que yo sintiese, aunque eso era casi imposible.. Aparte la vista por miedo a que se diera cuenta y acaricie a Arsia que me picoteaba el vestido para llamar mi atencion.

Consideré la primera pregunta como una retórica, aunque no quisiese, el odio hacia los dragones era instintivo.
Me contó que un rastreador se había colado en Umadhún y había encontrado su nido, matando a sus parientes. Luego me mostró una imagen, un recuerdo, de un dragón de escamas de bronce que luego pasaba a forma humana y tenía el pelo del mismo color que el dragón.
Se lo que se siente, vamos, más o menos, a mi me ocurrió lo mismo hace poco. Estaba en la torre de Derbhad cuando me llegaron imágenes provenientes de mi madre, en las que se veía a tres dragones abalanzarse sobre ella. Fue una pelea injusta. Mi madre murió ese mismo día
Le conté con los ojos cerrados. Conseguí evitar que las imágenes de esos recuerdos de mi madre volvieran a mi mente.
Sabía que tendría que volver a verlos si quería vengarme, pero todavía no era el momento...
Te ayudaré a encontrar ese dragón, ya que también tengo parte humana, habrá que aprovecharla
Abrí los ojos y lo miré

Aceptaré tu ayuda, soy Sai'el, dije con los ojos cerrados. Pensando en la imagen que la shek relataba sobre su madre.
Luego añadí:Las lunas son hermosas, pero me desagradan los dioses de los sangrecaliente.
En mi voz no había rencor, no había odio, pero sí algo de disgusto. Salí del río Estid y me acerqué a la shek, mirándola a los ojos.
En la ciudad, noté una mente diferente en aquél edificio que vigilaba. No era una mente del todo humana... Muy diferente.

Ankira, no dio muestras de haber percibido mi desliz, bueno mejor, pensé y me relajé un tanto aunque no del todo una parte de mi aun seguía en tensión, y escuché con avidez lo que le había preguntado que me contase. -Que bonito es todo esto que me has contado de Awa, me gustaría tanto que fuéramos allí- y le sonreí -Aunque siento mucho que no pudieses conocer a tus padres, se lo que es que tu familia te de la espalda. Y le dirigí una mirada de comprensión, en cuanto al desierto no le dije nada ya que pensé que si ella como semi-feérica el desierto le había obnubilado tanto los sentidos como para no recordar bien bien lo que había visto, que me produciría a mí siendo lo que era. Y decidí que si no llegaba hasta el mismo desierto de Kash-Tar, tampoco pasaría nada. Ankira se me quedó mirando fijamente a los ojos y la desvió rápidamente para acariciar a su Haai Arsia que intentaba llamar su atención. ¿Habría visto Ankira lo que escondía mi interior? si no recordaba mal ella estaba dentro de las personas que podían ver mi luz, quizás por eso me miraba tan intensamente a los ojos, aunque había sabido disimularlo muy bien la verdad, y pensé que quizás no querría hacerme sentir incómoda, le sonreí con una sonrisa de agradecimiento que no se si percibió pues seguía acariciando a Arsia y pensé que desde luego aquel lugar no era el más idóneo ni el más adecuado para contárselo, pero que se lo terminaría revelando pues había algo en ella que me inspiraba confianza y seguridad de que mi secreto no caería en malas manos.

Hacia unos pocos dias que me había alejado del bosque de Awa, no por primera vez, pero si para visitar las ciudades humanas. Al principio tenía algún reparo en entrar en los reinos humanos, temía sus miradas y lo que pudieran hacerle mientras dormía, ya que le habían hablado de ellos como monstruos piromanos, que odiaban la naturaleza. Poco a poco se dio cuenta de que no era del todo cierto, ya que había todo tipo de humanos, de muy amables, y otros que parecían atravesarte con la mirada. Y así, poco a poco llegó a Shia, volando a unos centimetros del suelo. Casi sin darse cuenta acabó frente a una taberna en la que escuchó una conversación sobre su bosque, que le llamó la atención, y decidió entrar.
-Buenas...-empecé dubitativo,- ¿queréis visitar el bosque de Awa?, no he podido evitar escuchar vuestra conversación.
Intenté sonreir, pero al ser mi primer contacto con no-feericos, no sabía muy bien que hacer.

Me ajusté bien la capa, el poco viento que había hacia que se moviera y me incomodada. Eché un vistazo al cielo nocturno, necesitaba encontrar algún lugar donde pasar la noche y al día siguiente continuar mi camino, el cual había emprendido desde Kash-Tar pasando por Celestia. Mis pasos me llevaron hasta una posada de Shia, sería buen lugar.
Abrí la puerta, dentro, en una mesa, habían tres personas hablando. No me fijé mucho y fui directa hacia la dueña de la posada a pedir una habitación solo para aquella noche. No tenía mucho sueño, pero tampoco iba a pasar a la intemperie sin hacer nada.
- Buenas noches, quería una habitación para pasar esta noche, por favor.- dije amablemente.
Tras hablar un poco con la mujer que por cierto, era muy amable. Esperé apoyada contra la pared. El pequeño grupo de tres personas que había en una de las mesas me llamó la atención, más bien, una de ellas, ¿esa era Ankira? Quizá.
Me aparté un mechón del flequillo que me estorbaba y me di cuenta de que aun llevaba puesta la capucha, la cual impedía que se me viera el rostro, me encogí de hombros y me crucé de brazos, esperando a la mujer y mirando a la chica que parecía ser Ankira.