Las aguas tranquilas de Gan-Dorak [Privado, Martah y Lurr]

Negué rápidamente, ¿yo? ¿Vergüenza? ¡Por Aldun, no! Le miré mientras negaba, este chico... aish- Pues claro que no me da vergüenza -le saqué la lengua, divertida- Es solo que se me hace algo raro, no sé -me encogí de hombros- Así tan de repente todo... Ten en cuenta que esta mañana yo pensaba volver a casa y cenar con los feéricos, ahora me parece que los planes han cambiado, ¿no? -alcé la ceja divertida- Quizá cene algo... diferente, hoy -sonreí pícaramente-.

Sus caricias me encantaban, pues era dulces y cuidadosas, nada de caricias bestias, como seguro que serían las de cualquier hombre que contratase damas de compañía, o cualquiera que las violase, esas caricias seguro que no podían ni siquiera llamarse caricias. Le toqué el pelo y di un beso en su frente, otro en su nariz, después uno en sus labios y por último, uno en su pecho.

- Tengo sangre del gran Aldun, ¿qué esperabas, Lurr? -reí levemente y le miré haciendo una divertida mueca- ¿Tirarme algo? ¿Cómo qué? -dije mirándole, mientras trazaba el contorno de su pecho, oculto bajo la camiseta-.

No tenía ni idea de dónde se había metido Peter, quizá nos quería dejar algo de intimidad, sí, sería eso. Me acomodé sobre sus caderas, intentando no hacerle daño y allí me quedé mirando sus ojos y su pelo que tanto me encantaban, su boca, su cuello, él. Era simplemente el chico del que me había enamorado tiempo atrás, siempre me había gustado, sin embargo quizá tenía algo de miedo a lo que pudiese suceder si acababa con un nigromante y bien, en aquellos momentos iba a casarme ni más ni menos que con uno, y además, de los más poderosos de todo Idhún.

-Ya se que llevas la sangre de Aldun, pero nunca habías desprendido tal cantidad de calor…al menos que yo recuerde.-sonreí levemente mientras mis labios se acercaron a los suyos y se juntaron durante unos fugaces segundos.-¿Tirarte a dónde? Ya te lo dije, al lago.-dije mientras seguía acariciando su cintura, pero luego de pensarlo coloque la mano en su muslo donde me apetecía seguir acariciándola.

Cogí su brazo y tire de ella hacia abajo, en un rápido movimiento me quede yo arriba, mirando a sus ojos desde una posición más alta y al final de pensarlo un poco, acerque mis labios a su cuello, donde fui posando mis labios y di unos pequeños besos fugaces.

Me puse bastante roja en aquel momento, ¿tanto calor desprendía? ¿de verdad? Por los Seis, una vergüenza me inundó de pronto, aunque, en cierto modo, ¿vergüenza por qué exactamente? Sólo estaba disfrutando de estar sobre el hombre al que amaba, supongo que era normal que desprendiese calor en aquellos momentos, al igual que él lo hacía.

- Lurr, que sepas que no soy la única que desprende calor aquí -dije medio riendo mientras alzaba las cejas divertida. El hecho de besarle así con tanta naturalidad me encantaba pues era algo que se podía hacer sin miedo a que sucediese algo después- Omh, el lago -medité- Estaba tan absorta en mirarte que me parece que confundí palabras -dije en un susurro mientras le miraba- Atrévete a tirarme, humano, sabes de sobra que irás detrás, ¿verdad? -sonreí, esperando su reacción-.

En un rápido movimiento era yo la que en aquellos momentos estaba bajo, realmente me había pillado por sorpresa, ¿y ahora qué?, pensé. No necesitaba respuesta pues él ya estaba besando mi cuello y enviando escalofríos de placer a cada parte de mi maldito cuerpo. Posé con cuidado las manos sobre el borde de su chaqueta, quitándosela inconscientemente, la verdad, allí empezaba a hacer algo de calor y, que yo supiera, no era por el hecho de estar en el desierto.

Me separe solté una leve carcajada mientras acerca mis labios a su oreja y di un pequeño, flojo y cariñoso mordisquito.-Mi calor es normal, soy un humano en pleno desierto y con tres soles a su espalda…aparte, estoy con la mujer más hermosa, ¿acaso no es normal que desprenda tal cantidad de calor?-dije en un tono que parecía inocente, aun qué la verdad es que cualquiera que me conociese, sabría que estoy de broma.-Omm, así que te confundiste eh…¿y con qué palabra te habías confundido?-había dicho esas palabras con una amplia sonrisa entre mis labios mientras me levantaba con el torso ya desnudo debido a que ella me había quitado la camiseta, me quede mirándola y la tendí la mano, cuando ella me agarro, la tire hacia el agua mientras yo me impulsaba y caía cerca suya, gotas de agua cayeron a la arena  y la humedecieron levemente para acto seguido ser evaporada.-Aquí estamos mejor ¿no te parece?-pase un brazo por su cintura y la quite la camiseta de arriba, que rápidamente lo tire hacia la arena.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo entero con el mordisquito y, otro más, cuando escuché sus palabras- Oh vamos, ¿hermosa dices? No creo que sea para tanto -reí levemente- Yo sin embargo sí que puedo asegurar que estoy con el más perfecto de los hombres -susurré mientras acariciaba su pelo-.

Le miré, ¿enserio quería saberlo? Era gracioso, es decir, ni siquiera yo hubiese formulado tal pregunta- Entendí que me ibas a tirar algo -reí algo sonrojada pues se suponía que mi oído era demasiado agudo como para fallarme en una frase tan sencilla como aquella-.

En unos segundos me encontré al borde del agua pero, rápidamente me coloqué frente a Lurr y, cuando quise darme cuenta, él ya me había quitado la camiseta- Omh, ¿y los pantalones? Creo que tú también deberías quitártelos si quieres llegar seco a casa -dije mirándole, mientras me quitaba los míos con sutileza, quedándome prácticamente sin nada ante él- Ahora sí que vamos al agua -dije divertida mientras me metía tranquilamente en la única masa de agua de todo el oasis-.

Me sumergí en el agua, abriendo los ojos bajo esta, buceando con tranquilidad absoluta, sin escuchar sonido alguno en aquel lugar. Salí a la superficie y eché mi pelo hacia atrás mientras miraba a Lurr con cierta diversión. Con el dedo le hice una seña para que se acercara, ¿de qué color sería su cabello bajo el agua? Pues el mío, por lo que había podido comprobar, parecía del tono de las mismas hojas provenientes de los árboles de Alis Lithban.

Me quede mirándola de arriba abajo cuando se quitó los pantalones y sonreí cuando me dijo de quitármelos, yo sencillamente lo hice ¿Por qué no? ¿Qué iba a perder? Y luego de quitarme los pantalones me tire al agua, la verdad es que luego del calor un buen chapuzón nunca viene mal.

-Ven aquí Martah.-dije con una sonrisilla en mis labios y me acerque a ella, abrazándola y posando mis labios en su mejilla, donde deposite un suave y tierno beso.-Dime, ¿Qué te gustaría hacer?-

Luego de decir esas palabras me preguntaba donde estaría Peter, la verdad es que me extrañaba su desaparición, y casi siempre estaba cerca de Martah, o al menos cuando yo estuve con ella era así, ¿habría cambiado o estaría esperando su momento?

Me cogió con suma delicadeza, no esperaba menos. A continuación depositó un beso en mi mejilla, el cual me hizo sentir una de las personas más felices de Idhún- Pues... ¿qué crees que me apetece hacer? -dije en un susurro mientras pasaba mis brazos tras su cuello, antes de depositar un beso en sus labios, ahora húmedos por el agua-.

Ciertamente ni yo misma sabía qué quería hacer, en aquellos instantes estaba perfectamente con Lurr allí, solos, sin nada ni nadie que nos molestase, ni siquiera Peter, del cual podía percibir una total tranquilidad, se había quedado dormido en algún lugar, no muy lejos de aquí.

Me separé de Lurr, sin dejar de mirarle a los ojos, invitándole a jugar, por así decirlo, me zambullí en el agua de nuevo. Más de una vez había pensado que debería pertenecer a los Varu pues el agua me encanta, cosa que no comprendo ya que soy una hija de Aldun al igual que lo era de Wina. Pude ver pasar a un pequeño pez por delante de mi, lo cual me hizo sonreír. 

El agua me rozaba, por no decir que era como caricias sobre mi cuerpo ahora desnudo, enviándome una sensación de frescor y calma al mismo tiempo, una sensación que era imposible de encontrar en tierra firme.

Me quede mirando su hermoso rostro y cuando ella dijo esas palabras sonreí ampliamente y la bese en los labios, cuando me separe de ese rostro ella hizo un gesto para que bucease junto con ella y tan rápido como lo hizo, se sumergió, la verdad es que me estaba resultando muy divertido, así que me dispuse a bucear, inspire hondo y me sumergí en el agua, mire a mi alrededor buscando a Martah y me acerque a ella con movimientos rápidos, con una mano la acaricie la mejilla, y poco después agite las piernas para salir al aire libre para tomar aire fresco.-Uff, no estoy acostumbrado a bucear.-luego de volver a tomar ese aire fresco, me volví a sumergir y me coloque cerca de Martah, abrazándola.

Él me siguió bajo el agua, cosa que había dudado que hiciera, sinceramente. Estuvimos un rato buceando, entre tanto besos y caricias y una felicidad que no cabía en mi. En una de esas que salimos a tomar aire me subí a su espalda, como hacía mi padre conmigo cuando yo era pequeña, ¿cómo le llamaba? Ah, sí, a caballito. Una vez estuve bien cogida (sin apretar mucho pues no pretendía hacerle daño), mordí su oreja con delicadeza y besé su cuello con lentitud- ¿Y ahora qué hacemos...? -susurré bien cerca de su oreja-.

El hecho de provocarlo de aquella forma era más que divertido para mi. Sin esperar respuesta continué con los besos mientras acariciaba su pecho con ambas manos, bajo el agua era suave, muy suave. Mordí levemente el cuello de Lurr, con una sonrisa, una pequeña sonrisa, que delataba mi diversión.

Bajo el agua seguíamos “jugando”, acariciándonos y yo apreciaba sus gráciles movimientos bajo el agua que la hacían parecer delicada como una copa de cristal y eso junto con sus intentos de provocarme hacían que mi mente vagase entre pensamientos que se podrían considerar indecentes, pero al final esta fantasía subacuática acababa rápidamente, pues tenía que salir a respirar aire fresco, no era un varu y la verdad, es que Martah tampoco, pero ella aguantaba más tiempo que yo bajo el agua, sin duda acostumbrada a hacer estas cosas o con una resistencia innata a aguantar la respiración.

Cuando salí afuera había sentido que alguien se subía encima mío, y lo primero que pensé fue en un enemigo pero un enemigo no te daba caricias ¿no? Y mis labios se ensancharon, yo me fui nadando hasta la orilla y agarre sus delicadas manos, obligándola a caer suavemente a la arena, y colocándome yo encima de ella, las gotas de agua de mi cuerpo caían encima de su cuerpo también húmedo.-Creo que tengo una ligera idea sobre qué podemos hacer, pero fijo que tú tienes alguna idea más divertida.-al terminar de decir esas palabras acerque mis labios a su mejilla, posando mis labios para acto seguido dar un suave y tierno mordisco que no tenía ningún tipo de fuerza y que no era para hacerla daño, mis manos se posaron en su vientre también húmedo y me obligue a mí mismo a separarme de su mejilla.-Dime, ¿ya se te ha ocurrido algo?-

No me había esperado que saliese del agua por lo que, cuando él lo hizo, tuve que agarrarme con más fuerza a su cuello con tal de no caer de bruces al suelo, no es que hubiese quedado muy bien en una señorita. Bien, señorita o lo que quisiese que fuera en aquellos momentos. 

Me ayudó a bajar de él con cuidado, estuve a punto de decirle que yo podía sola, que no era necesario que nadie me ofreciese ayuda, ni mucho menos, era una chica fuerte, siempre lo había sido. Por alguna razón acepté su mano sin rechistar, ¿acaso estaba sucumbiendo a los encantos del gran nigromante?- ¿Yo? ¿Divertida? -reí levemente- Seguro que una roca es más divertida que yo -dije aún con aquella risa tonta entre mis labios-.

Enserio, era tocarme él y entrarme aquel escalofrío que me volvía sumamente loca. Aquel mordisquito me hizo sentir... como en casa. Me recordó a papá mordiéndome para enseñarme cuando era necesario apartar la mano en el caso de que te mordiese un lagarto del desierto, o geckos, para ser concretos. Decidí centrarme en lo que estaba porque si no...- No se me ocurre nada, no, ¿a ti? -dije con una sonrisa antes de besarle-.

-Vaya, una pena que no se te ocurra nada y si, se me ocurre algo que puede ser muy divertido para ambos.-dije con un tono de voz que quería parecer juguetona y una sonrisa amplia en mis labios, luego la bese en el cuello donde di un suave mordisco mientras mis manos bajaban hasta sus piernas donde empecé a acariciarlas con suavidad.-Hmm, habrá que tener cuidado.-solté una pequeña carcajada.


Me empecé a estirar y luego mire a Martah, que descansaba a mi lado, estábamos debajo de una palmera y una sombra cubría nuestros cuerpos, pero la verdad es que preste poca atención a todo esto, pues mi mente solo recordaba los sucesos de por la mañana, algo que me causaba una fuerte sensación de…agite la cabeza, tenía que alejarme de esos pensamientos.-Eh princesa, ¿sigues durmiendo?-

Le miré divertida, estaba deseando ver qué original idea se le ocurría a Lurr para divertirnos en esa cálida mañana- Sorpréndeme -susurré en sus labios, deseando besarle y estar con él como nunca antes lo había estado- ¿Cuidado? Por favor, ni que fuese una muñeca de porcelana -dije antes de besarle con necesidad a la par que acariciaba su cabello con cuidado de no hacerle daño-.

-Si que eres una princesa, al menos es lo que yo pienso, eres una hermosa princesa destronada.-dije con una leve sonrisa en mi rostro y luego acerque mis labios a los suyos, ella dijo que me quería y esas palabras hicieron que mi corazón diese un potente vuelco.-yo a ti también te quiero.-y luego de decir eso la bese, dejando que mi mano pasase por su cintura y arrimándome un poco más a ella, unos pocos segundos después me aleje de su rostro y me quede mirando su cuerpo desnudo, más mis labios se curvaron en una sonrisa pícara.-Déjame decirte que tienes un cuerpo digno de una reina.-

Cogí el pantalón que estaba cerca mía y me lo coloque, dejando el torso desnudo ante los tres soles y el aire del desierto.

No paraba de cubrirme con halagos, lo cierto era que no los rechazaba pero tampoco estaba muy acostumbrada a ellos así que, digamos que estaba en una situación un tanto extraña en aquel momento- ¿princesa destronada, dices? -sonreí- Entonces tú eres el príncipe que me devolverá la corona -dije antes de depositar un suave beso en sus labios-.

Me sonrojé notablemente, no cabía duda de que entre nosotros habían pasado cosas y que no debería tener vergüenza ante unas palabras tan simples pero, por algún motivo, el rubor no se iba de mi rostro- Déjame decirte que tus palabras hacen que sienta una enorme felicidad -susurré antes de besar su cuello-.

Vi cómo él se colocaba la parte inferior de su ropa pero, sin embargo, yo iba bien cómoda sin nada y como allí tampoco había gente, ¿por qué debería vestirme? Acaricié su torso desnudo y acabé colocándome encima de él, notando su piel bajo la mía, pudiendo ser feliz de una vez por todas.

Escuché cómo se movían unas plantas cercanas mas no me moví de mi posición pues sabía de sobra quién había en ellas, no mas que mi zorro de múltiples colas, Peter. Apareció y se tumbó a un lado, ni muy lejos, ni muy cerca, después, se echó a dormir.

Ella se subió encima de mí, colocada entre mis piernas y su piel desnuda rozando mi torso, la verdad es que me producía cierta sensación placentera y me daba recuerdos sobre lo pasado recientemente, algo que intensificaba esa sensación volviéndola más voraz pero volví a agitar la cabeza y la mire a los ojos, a esos ojos que parecían estrellas colocadas en un bello cuerpo, mis manos se levantaron y la abrazaron, estrechándola contra mí y posando mis labios en su delicado cuello donde di un leve y suave mordisco, más luego de hacer eso Peter apareció entre la espesura y se durmió y yo solté una carcajada.-Así que aquí esta, eh.-

La deje de abrazar y pose una mano en su mejilla acariciándola.-Dime, ¿te gustaría que la boda fuese publica o más bien algo privada?-

Me dejé abrazar. No es que fuese una chica que se dejara hacer cosas pero bueno, ¿cómo negárselo? Él era mi prometido. El pequeño mordisco hizo que me estremeciera, no estaba acostumbrada a ellos pero, sin embargo, me gustaban- Sabe cuando aparecer -dije con una sonrisa-.

- No... no lo sé -admití pues ni siquiera había tenido tiempo para pensar en eso, es decir, había sido todo tan rápido...- ¿Tienes muchos amigos? Yo sólo... pero qué digo, ni si quiera sé dónde están aquellos que realmente me importan -dejé escapar un suspiro pues era cierto, había perdido el contacto con Enoramay y Dastan hacía ya mucho tiempo. Sin poder evitarlo, aquello me puso triste, ni siquiera sabía si seguían vivos.

Miré a Lurr- ¿cómo sería mejor? Es decir... yo no soy dada a hacer amigos muy fácilmente y tú... -carraspeé- ¿cuántos serían? -pregunté, intentando que no notara mi preocupación. Me estaba poniendo nerviosa con todo ese asunto de la boda, ¿habría hecho bien aceptando? Era... quizá era todo muy precipitado.

Sentía en mi cuerpo su calor, un calor agradable y no como el calor de los soles que azotaban esta tierra desértica, ¿como describir esta sensación? se podría decir que era como sentir el calor del fuego de un hogar entre mis brazos, una calidez que me traía buenos recuerdos de mi familia adoptiva, pero me obligue a separarme de ella y posar un dedo en su barbilla mientras la levantaba la mirada, posando mis ojos en los suyos y sonreía, tal vez una de las pocas sonrisas sinceras que mi rostro ha mostrado desde que deje la infancia.-Sin duda, sabe aparecer en los momentos oportunos, querida.-deslice el dedo por su frágil cuello, una dulce caricia, un contacto que despertaba en mi una gran pasión.

De los labios de mi amada salia una hermosa voz que para mis oídos eran como escuchar al mejor bardo de todo Idhun, sabía que en su interior albergaba dudas, pues incluso yo los tenía y era una estupidez no tenerlos, pues una nueva vida comenzaba para ambos, una nueva vida en la que ambos compartiríamos sendero hasta que los Siete optasen por poner fin a nuestras vidas.-No tengo muchos amigos, los que tengo son los que no me desean muerto y luego están los que me quieren tirar por un acantilado por conquistarles.-de mis labios se escapo una sonrisa y al final opte por posarlos en su frente, depositando un tierno beso.-Tu sin duda has sido mi única amiga, amante y ahora prometida, eres la luz que ilumina cada día mi corazón, eres la que con tus labios despeja toda emoción negativa que mi alma pueda albergar.-al final la agarre de la mano y con la otra mano fui buscando en una bolsa.-La boda si te parece bien sera privada e invitare a los que no alberguen en su corazón odio hacia mi, eso reducirá bastante la lista, eh.-al final saque una rosa que coloque en su oreja, entre sus azules cabellos.-

Incorpore de forma brusca la cabeza, mirando hacia el cielo mientras estrechaba los ojos ante la luminosidad de los tres soles que castigaban mis impíos ojos, de forma lenta sacudí mi cabeza como si estuviese esforzándome para quitar ciertos pensamientos de mi mente pero al final solté un suspiro, dándome por vencido.-Tengo que atender unos asuntos querida, pero volveré dentro de un tiempo.-la dije dedicándola una sonrisa y posando mis labios en su cálida frente.-Pronto nos volveremos a encontrar, pero esto no puede esperar, estaré dentro de un mes o dos en este lugar o podrás encontrarme en Umadhun.-pase una mano por sus cabellos y me incorpore, extendiendo mis manos hacia el cielo y con solo una palabra desintegrando mi cuerpo para convertirla en una sombra que surcase a altas velocidades la tierra de Idhun.

Off rol: Dejo post,