Segundo Grupo -Rhyrr
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Lurr
Alderun
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Segundo Grupo -Rhyrr
Todo Idhún levanta la mirada hacia la luz extraña que marca el final de una era y el comienzo de otra. Las historias más extrañas ya comienzan a circular en boca de todos. Los Seis han regresado, una vez más, a nuestro mundo. Dicen que los Oyentes no pueden distinguir sus palabras, pero que sus voces se alzan llamando a sus hijos, a sus héroes, para que liberen Idhún de este tiempo de oscuridad...
Pero la oscuridad sigue presente, y ya no se esconde. La presencia amenazante del Séptimo puede sentirse en cada soplo de aire gélido, en cada sombra apartada, en cada vela que se apaga titilante sin que el viento la roce...
Es el tiempo de las historias, de las leyendas y de los héroes... pero también de los grandes enemigos. Los caminos de cientos de idhunitas se unen y separan hoy. Muchos se pondrán en marcha hoy para cambiar el mundo, para presenciar el inicio de un nuevo comienzo.
--
Llegáis a Rhyrr por separado.
El orden de roleo es:
Alderun
Lurr
Celiel
Irkan
Angelique
Gutts
Maccius
Pero la oscuridad sigue presente, y ya no se esconde. La presencia amenazante del Séptimo puede sentirse en cada soplo de aire gélido, en cada sombra apartada, en cada vela que se apaga titilante sin que el viento la roce...
Es el tiempo de las historias, de las leyendas y de los héroes... pero también de los grandes enemigos. Los caminos de cientos de idhunitas se unen y separan hoy. Muchos se pondrán en marcha hoy para cambiar el mundo, para presenciar el inicio de un nuevo comienzo.
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Llegáis a Rhyrr por separado.
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Invitado- Invitado
Re: Segundo Grupo -Rhyrr
Hacía apenas unas horas desde que aquello había comenzado. Aparentemente, todo estaba igual, pero todo lo contrario, todo había cambiado. Dentro de mí había algo... diferente... Me sentía raro, mejor, pero raro... Todo desde que aquello había pasado...
Estaba preparado para defender las Arenas de Kash Tar, frente a uno de los ejércitos de Faedrawolf. La verdad, es que aquello salvó la vida de muchas personas, pues justo antes de empezar la batalla. Todo cambió. Una especie de Conjunción Astral aunque algo extraña. Fue una especie de revolución. El cielo oscureció en plena tarde. Un gran vendabal llegó, acompañado de inundaciones, movimientos terrestres,... Una especie de catástrofe que se detuvo de repente, sin causar daños. Pero la batalla no continuó. La gente empezó a desaparecer. Realmente algo era diferente.
Ya había habido rumores de que una Nueva Era se acercaba a Idhún y de que los Seis no se iban a rendir... ¿era esto lo que esos rumores predecían?
Al ver que ambos ejércitos se disuadían, supuse que lo que había pasado era algo tan importante, como para detener cualquier guerra así que, simplemente desaparecí.
Aparecí en Ryrr. En mi casa. No sabía por qué había aparecido allí. ¿Sería intuición o destino? Allí estaban mis padres. Hacía al menos tres años que no les veía. Sonrieron. Podría ser raro para gente que no fuese celeste, pero tuvimos una conversación. Sin palabras, solo con sentimientos. Así supe que estaban bien, en su retiro del bosque, eran felices. Se habían preocupado por mí debido al acontecimiento, pero ya habían visto que estaba bien. Se fueron. Sonreí. Me alegraba saber que ellos también estaban bien. El caso, es que pese a todas las "catástrofes" nadie resultó herido... Era difícil de explicar, pero el caso es que iba a permanecer en Ryrr por unos días. Fui a mi habitación, solté mis cosas, y me arreglé.
Ya me había bañado, disfruté bien del agua, como no había hecho nunca. Me encantaba mi bañera... Me vestí con una especie de túnica, estilo Alderun. Blanca, del estilo celeste, pero sin ser trasparente... Y salí a la calle. Me encantaba estar en Celestia, mi tierra. Saludé a muchas personas, conocía a tanta gente... Llegué a la plaza de la luz de Ryrr. La plaza más bonita e importante de la ciudad. Había una gran fuente en el centro y al rededor, una especie de jardín con árboles, bancos naturales,... Era enorme, y allí se celebraban muchos de los eventos importantes, meetings, bodas, ... Me senté en un banco, desde el que veía una de las calles que rodeaba la plaza y respiré. Esto era Celestia.
Estaba preparado para defender las Arenas de Kash Tar, frente a uno de los ejércitos de Faedrawolf. La verdad, es que aquello salvó la vida de muchas personas, pues justo antes de empezar la batalla. Todo cambió. Una especie de Conjunción Astral aunque algo extraña. Fue una especie de revolución. El cielo oscureció en plena tarde. Un gran vendabal llegó, acompañado de inundaciones, movimientos terrestres,... Una especie de catástrofe que se detuvo de repente, sin causar daños. Pero la batalla no continuó. La gente empezó a desaparecer. Realmente algo era diferente.
Ya había habido rumores de que una Nueva Era se acercaba a Idhún y de que los Seis no se iban a rendir... ¿era esto lo que esos rumores predecían?
Al ver que ambos ejércitos se disuadían, supuse que lo que había pasado era algo tan importante, como para detener cualquier guerra así que, simplemente desaparecí.
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Aparecí en Ryrr. En mi casa. No sabía por qué había aparecido allí. ¿Sería intuición o destino? Allí estaban mis padres. Hacía al menos tres años que no les veía. Sonrieron. Podría ser raro para gente que no fuese celeste, pero tuvimos una conversación. Sin palabras, solo con sentimientos. Así supe que estaban bien, en su retiro del bosque, eran felices. Se habían preocupado por mí debido al acontecimiento, pero ya habían visto que estaba bien. Se fueron. Sonreí. Me alegraba saber que ellos también estaban bien. El caso, es que pese a todas las "catástrofes" nadie resultó herido... Era difícil de explicar, pero el caso es que iba a permanecer en Ryrr por unos días. Fui a mi habitación, solté mis cosas, y me arreglé.
{...}
Ya me había bañado, disfruté bien del agua, como no había hecho nunca. Me encantaba mi bañera... Me vestí con una especie de túnica, estilo Alderun. Blanca, del estilo celeste, pero sin ser trasparente... Y salí a la calle. Me encantaba estar en Celestia, mi tierra. Saludé a muchas personas, conocía a tanta gente... Llegué a la plaza de la luz de Ryrr. La plaza más bonita e importante de la ciudad. Había una gran fuente en el centro y al rededor, una especie de jardín con árboles, bancos naturales,... Era enorme, y allí se celebraban muchos de los eventos importantes, meetings, bodas, ... Me senté en un banco, desde el que veía una de las calles que rodeaba la plaza y respiré. Esto era Celestia.
Alderun- Madre Venerable
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Puntos : 395
Fecha de inscripción : 14/01/2012
Edad : 31
Localización : Celestia
Datos
Su personaje es: Celeste y Archimago, especializado en magia etérea
Trabaja de: Maestro de la Torre y Dueño de El Poder Celeste
Pertenece a: UUPSC nº7, IDHUN nº6, CDI.
Re: Segundo Grupo -Rhyrr
No sabia que había pasado, primero estaba vigilando a Sasha y listo para mandar en caso de que hiciese una orden que les hiciese perder y a las pocas horas todo el ejercito se disgrega ante el poder de los seis, mas no pude evitar mirar la conjunción astral, era algo único pero también hermoso y temible, volví a bajar la mirada hacia el suelo, sentía que no podía ver esa cosa y sin mas me aleje de las arenas de kash-tar.
No sabia por que ni como pero había llegado a Ryrr, tal vez mi subconsciente quisiera ver esta parte de la ciudad, pues sentía que si ganaban los seis el perdería toda su libertad y le darían caza por ser nigromante, un suspiro salio de mi garganta mientras sentía un gran peso a mi espalda que no notaba desde hace tiempo gracias a que gano el séptimo, al final choque contra una persona, pero no pedí perdón y sin mas me volví a alejar otra vez mientras miraba al suelo.
Al final de varios minutos o tal vez una hora llegue a la plaza, pasee la mirada por el lugar, era un bonito lugar y me acerque a un banco que estaba al lado de un celeste de túnica blanca, acerque mi mano a una flor pero luego negué con la cabeza y aleje la mano, luego dirigí mi mirada hacia un callejón mientras esperaba que pasase el tiempo....no estaba en este lugar, pero a la vez lo estaba, no pertenecía a este lugar....
...
No sabia por que ni como pero había llegado a Ryrr, tal vez mi subconsciente quisiera ver esta parte de la ciudad, pues sentía que si ganaban los seis el perdería toda su libertad y le darían caza por ser nigromante, un suspiro salio de mi garganta mientras sentía un gran peso a mi espalda que no notaba desde hace tiempo gracias a que gano el séptimo, al final choque contra una persona, pero no pedí perdón y sin mas me volví a alejar otra vez mientras miraba al suelo.
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Al final de varios minutos o tal vez una hora llegue a la plaza, pasee la mirada por el lugar, era un bonito lugar y me acerque a un banco que estaba al lado de un celeste de túnica blanca, acerque mi mano a una flor pero luego negué con la cabeza y aleje la mano, luego dirigí mi mirada hacia un callejón mientras esperaba que pasase el tiempo....no estaba en este lugar, pero a la vez lo estaba, no pertenecía a este lugar....
Lurr- Héroe
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Fecha de inscripción : 22/12/2011
Edad : 27
Localización : Detras tuya.
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Su personaje es: Humano y nigromante.
Trabaja de: Maestro de la torre de magia y director de la torre oscura
Pertenece a: LOO: La Orden Oscura
Re: Segundo Grupo -Rhyrr
Después de la marcha de Sasha me sentí un poco vacía. Aquel hostal que antes me había parecido cómodo e incluso acogedor por la esencia de hogar que había intentado dejar como si se tratase de una casa realmente mía, ahora se me antojaba una ilusión todo eso que había sentido hacia ella, y de repente sentí que no merecía la pena seguir allí. Recogí silenciosamente las cosas y bajé con todos los bártulos al bar, donde se encontraba la hija del dueño a la que a pesar de llevarse conmigo únicamente dos años, parecía a penas adentrarse a los trece.
-Buenos días, Lady Dethei, ¿qué la trae por aquí habiendo entrado la noche ya, acaso espera a alguien de nuevo?
-Simplemente vengo a pagar por el servicio que me habéis prestado estos días. ¿Está tu padre por aquí?- le contesté mirando a su alrededor, ya que un grupo de borrachos comenzaban a mirarla más de la cuenta.
La chica se limitó a desaparecer entrando en las puertas del almacén. Y la siguieron ruidosos comentarios hacia ella mezclados con piropos y algún silvido. Minutos después salió el casero limpiándose las manos llenas de sangre en el delantal.
-¡Señorita! Me ha dicho ya mi hija que piensas marcharte ya mismo. Espero que vuelvas pronto, ha sido agradable tenerte por éstos sitios y agradecemos de corazón la ayuda que nos has prestado con los recados. ¿Puedo preguntar a dónde te diriges?
-De nada por aquello, ya volveré, supongo. Tengo asuntos pendientes por aquí que no creo que se demoren demasiado. Según el precio del que hablamos aquí tienes tus monedas, buen hombre. Cuidaos, ¿de acuerdo?
Le pagué el precio correspondiente por la habitación y después me marché sin saber a ciencia cierta el rumbo que tomaría mi destino.
Decidí visitar Celestia después de tanto tiempo para reencontrarme con los recuerdos perdidos de aquellos años que ya no volverían. Sería duro enfrentarme al pasado, pero era algo que tendría que hacer tarde o temprano. Atravesando la Cordillera de Nandelt llegué hasta Ryrr en muy poco tiempo. Me encontré con la noche y tras visitar un poco la ciudad decidí dormir en algún nuevo hostal, ésta vez mucho más lujoso puesto que la ocasión lo merecía.
Al despertar me duché y pasée por el mercado de la ciudad, donde compré comida para Fire y nuevos atuendos celestes para mí. Paré en uno de los mejores restaurantes de toda Celestia a comer. Hasta que pasó. Todo el cielo se oscureció de repente, como los Oráculos predijeron y la gente temía. ¿Los dioses realmente vendrían? Si era así, la guerra entonces sí comenzaría y todo lo pasado antes de ésto no era nada, únicamente palabrería. Lo que ahora se aproximaba sí que era de temer.
Los habitantes y los extranjeros, mayores y pequeños todos desaparecieron por igual. Nadie quedó en la calle. Nadie excepto unos pocos. Y uno de ellos me resultaba un tanto familiar.
Me levanté de la mesa y me acerqué lentamente hacia ésa persona.
-¿...Lurr?- le dije, inexpresiva.
-Buenos días, Lady Dethei, ¿qué la trae por aquí habiendo entrado la noche ya, acaso espera a alguien de nuevo?
-Simplemente vengo a pagar por el servicio que me habéis prestado estos días. ¿Está tu padre por aquí?- le contesté mirando a su alrededor, ya que un grupo de borrachos comenzaban a mirarla más de la cuenta.
La chica se limitó a desaparecer entrando en las puertas del almacén. Y la siguieron ruidosos comentarios hacia ella mezclados con piropos y algún silvido. Minutos después salió el casero limpiándose las manos llenas de sangre en el delantal.
-¡Señorita! Me ha dicho ya mi hija que piensas marcharte ya mismo. Espero que vuelvas pronto, ha sido agradable tenerte por éstos sitios y agradecemos de corazón la ayuda que nos has prestado con los recados. ¿Puedo preguntar a dónde te diriges?
-De nada por aquello, ya volveré, supongo. Tengo asuntos pendientes por aquí que no creo que se demoren demasiado. Según el precio del que hablamos aquí tienes tus monedas, buen hombre. Cuidaos, ¿de acuerdo?
Le pagué el precio correspondiente por la habitación y después me marché sin saber a ciencia cierta el rumbo que tomaría mi destino.
[...]
Decidí visitar Celestia después de tanto tiempo para reencontrarme con los recuerdos perdidos de aquellos años que ya no volverían. Sería duro enfrentarme al pasado, pero era algo que tendría que hacer tarde o temprano. Atravesando la Cordillera de Nandelt llegué hasta Ryrr en muy poco tiempo. Me encontré con la noche y tras visitar un poco la ciudad decidí dormir en algún nuevo hostal, ésta vez mucho más lujoso puesto que la ocasión lo merecía.
Al despertar me duché y pasée por el mercado de la ciudad, donde compré comida para Fire y nuevos atuendos celestes para mí. Paré en uno de los mejores restaurantes de toda Celestia a comer. Hasta que pasó. Todo el cielo se oscureció de repente, como los Oráculos predijeron y la gente temía. ¿Los dioses realmente vendrían? Si era así, la guerra entonces sí comenzaría y todo lo pasado antes de ésto no era nada, únicamente palabrería. Lo que ahora se aproximaba sí que era de temer.
Los habitantes y los extranjeros, mayores y pequeños todos desaparecieron por igual. Nadie quedó en la calle. Nadie excepto unos pocos. Y uno de ellos me resultaba un tanto familiar.
Me levanté de la mesa y me acerqué lentamente hacia ésa persona.
-¿...Lurr?- le dije, inexpresiva.
Celiel Dethei- Ella (única chica en Admin)
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Fecha de inscripción : 06/11/2012
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Localización : Bailando un vals con el diablo
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Su personaje es: Semi-celeste.
Trabaja de: Sanadora.
Pertenece a: Sí misma
Re: Segundo Grupo -Rhyrr
Había terminado por abandonar Puerto Esmeralda, donde sentía que no pintaba nada. Las guerras no me interesaban, y sabía que a los reyes se les pasaría pronto la tontería. Pero a los dioses no. Los Seis tardaban años en preparar sus guerras y siglos en terminarlas. Así que cuando comencé a oír rumores sobre que los Seis volvían a Idhún decidí encaminarme cuanto antes hacia el Oráculo de Gantadd, con el cual tenía ya buenas relaciones. Aun así, mi magia no era suficiente como para cruzar Idhún de cabo a rabo, por lo que hice escala en Celestia, en la gran ciudad de Rhyrr.
Rhyrr era una urbe que siempre me había resultado peculiar, con sus casas blancas y sus cúpulas parecía mucho más natural que las infraestructuras humanas, tan de piedra y fango. Me paseé por la capital hasta que se me hizo de noche, observando detenidamente cada rincón de ésta tras tanto tiempo sin pisarla. Ya me había maravillado la primera vez que la vi, aunque pasase tan rápido que ni me di cuenta de todo lo que estaba descubriendo esa tarde.
Una vez cayó sobre mí la noche me encaminé hacia un establecimiento conocido, una taberna en las afueras de la ciudad donde me había hospedado tiempo atrás cuando el Séptimo comenzó a campar a sus anchas por Idhún. Me planté frente a la posada para ver el mismo viejo cartel con el mismo viejo nombre: El Tornado Estancado. Entré en el hostal y me recibió una bofetada de olor a alcohol y una algarabía de cantos, gritos y pedidos que eran vomitados por las bocas de los variopintos huéspedes. Encima de un taburete cojo de una pata se alzaba un juglar cojo de las dos, un hombre que seguro era hijo de nobles y que había sido abandonado cuando éstos se dieron cuenta de que no crecería como querían por mucho que le rezaran a los Seis. La voz del enano, melodiosa en contraste con su desentonado cuerpo, pugnaba por elevarse sobre el cántico ebrio de cinco hombres que aun sentados me sacaban una cabeza, y ya no quería ni hablar de la anchura de sus hombros.
Me acerqué a la barra con cautela y me hice hueco entre un humano cuyas carnes parecían pelearse con el cinturón que las ceñía y un celeste alto y delgado que no pintaba nada allí. Enseguida me atendió la posadera, con su altísimo moño y su encantadora sonrisa ensayada de siempre, que venía de acallar a los borrachos cantores.
-Buenas noches, mozo. ¿Necesitas algo? -preguntó la posadera.
No sabía si atribuirlo a mi cambio o a la cantidad ingente de huéspedes que había llegado a pasar por aquella posada, pero la posadera parecía no recordar al chico a quien casi un año antes había servido una taza de hierbas color de sangre que le habían hecho pasar el sueño que la había causado el vino. Mi estómago, por lo contrario, sí lo recordaba, y no sin amargura.
-Una habitación para esta noche, por favor -pedí, hablando alto para que se me oyese sobre el bullicio de la sala.
-Enseguida -respondió la mujer, mientras me levantaba la yema del dedo índice pidiendo que esperase. Se alejó entre borrachos y se subió a una mesa para soltar un terrible grito que cerró hasta la boca del juglar enano, que, fijándome bien, también tenía las mejillas pintadas de licor.
-Sí te recuerda -dijo una voz ligera a mi izquierda. Me giré y vi al celeste alto al que había separado del orondo hombre que ocupaba el asiento contiguo y que ya se había retirado a dormir. Enarqué una ceja, mostrando mi incomprensión-. La posadera -señaló a la mujer con el índice, dedo con el cual no sujetaba la copa de vino en su mano-, te recuerda.
Su dedo azulado llevó mi mirada hacia la mesa en la que se había plantado la mujer los borrachos habían comenzado a cantar de nuevo y una había pedido a la mujer un baile. Ella le calló con zapatazo en la barbilla que le hizo caer del banco. Todos callaron un momento, en tensión, y cuando el borracho soltó un potente ronquido la sala entera estalló en risotadas y volvió a sus habituales cantos y eructos. La posadera bajó de la mesa de un grotesco salto y volvió detrás de la barra con el moño aún temblando por sus pasitos rápidos.
-Aquí tienes, guapo -colocó sobre la mesa una pesada llave de hierro. La tomé entre mis dedos e hice ademán de marcharme-. ¿Quieres tomar algo antes? -me detuvo la posadera.
Solté un par de monedas de cobre sobre la mesa.
-Algo que no me mate tanto como la última vez.
Ella sonrió, conforme y me trajo una jarra llena hasta el borde que escupía bebida a borbotones cada vez que se inclinaba. Me dedicó un guiño y volvió a atender a los demás huéspedes. Me giré hacia el celeste para confirmarle que me recordaba, pero a mi izquierda había ya solo un taburete vacío. Me encogí de hombros y di un profundo trago.
La mañana me recibió con un bofetón de luz y un puñetazo en el estómago. Me maldecí mil veces por no haber cerrado la cortina la noche antes... y por haber dejado la puerta abierta, pues ahora mi habitación contaba con una vomitona y un borracho durmiendo sobre ella que hacían a la par de mueble y ambientador (y el vómito era el que mejor olía). Me vestí con unos pantalones cómodos y me eché encima el primer jubón que encontré, que no sabía ni si era mío.
Bajé a la posada y me encontré las mesas vacías completamente. Agradecí entonces haber olvidado las cortinas abiertas. Me dirigí a la posadera, tan fresca como si el cansancio le tuviese miedo, y le pedí una taza de aquellas de hierbarroja que lo hacían pasar todo. Me la sirvió con un guiño y me repitió la misma frase que tiempo antes:
-Que no se te enfríe, guapo.
Asentí y le di un primer sorbo a la taza. Poco a poco sentía cómo la fantástica infusión me llenaba los músculos de alegría. Pagué mi estancia y, con cuatro pasos bien firmes, salí a la calle de Rhyrr y aspiré en profundidad el aire campestre que se respiraba en la ciudad. Comencé a buscar algún hueco en el que practicar el hechizo de transformación.
Antes que nada me escondí entre dos edificios y cambié mis ropas por las que correspondían a mi rango, Archimago. Una vez vestido, me apresuré a la plaza de Rhyrr, con su fuente y su anchura, para tener espacio para desencadenar el poder de mi hechizo de transportación. Comencé por mojarme la cara con agua del venero de la para refrescarme y bebí un poco de la frescura que brotaba del hontanar. Una vez despejado, musité las primeras palabras en arcano. Sentí, como siempre, la magia fluyendo a través de mí y acompañando a ese gran sentimiento, otro más pequeño: el agua de la fontana mezclándose con las hierbas de esa mañana y la bebida del día anterior. La comprensión de la magnitud del asunto me hizo estremecerme... No había vaciado nada. Me puse como un loco a saltar de un lado a otro de la plaza y acabé por esconderme tras una casa a pagar el sastre. Volví entonces a la plaza y me preparé para realizar el hechizo, pero un rostro conocido me frenó: un celeste con el que había coincidido hacía poco.
-¿Alderun? -murmuré para mí mismo.
Rhyrr era una urbe que siempre me había resultado peculiar, con sus casas blancas y sus cúpulas parecía mucho más natural que las infraestructuras humanas, tan de piedra y fango. Me paseé por la capital hasta que se me hizo de noche, observando detenidamente cada rincón de ésta tras tanto tiempo sin pisarla. Ya me había maravillado la primera vez que la vi, aunque pasase tan rápido que ni me di cuenta de todo lo que estaba descubriendo esa tarde.
Una vez cayó sobre mí la noche me encaminé hacia un establecimiento conocido, una taberna en las afueras de la ciudad donde me había hospedado tiempo atrás cuando el Séptimo comenzó a campar a sus anchas por Idhún. Me planté frente a la posada para ver el mismo viejo cartel con el mismo viejo nombre: El Tornado Estancado. Entré en el hostal y me recibió una bofetada de olor a alcohol y una algarabía de cantos, gritos y pedidos que eran vomitados por las bocas de los variopintos huéspedes. Encima de un taburete cojo de una pata se alzaba un juglar cojo de las dos, un hombre que seguro era hijo de nobles y que había sido abandonado cuando éstos se dieron cuenta de que no crecería como querían por mucho que le rezaran a los Seis. La voz del enano, melodiosa en contraste con su desentonado cuerpo, pugnaba por elevarse sobre el cántico ebrio de cinco hombres que aun sentados me sacaban una cabeza, y ya no quería ni hablar de la anchura de sus hombros.
Me acerqué a la barra con cautela y me hice hueco entre un humano cuyas carnes parecían pelearse con el cinturón que las ceñía y un celeste alto y delgado que no pintaba nada allí. Enseguida me atendió la posadera, con su altísimo moño y su encantadora sonrisa ensayada de siempre, que venía de acallar a los borrachos cantores.
-Buenas noches, mozo. ¿Necesitas algo? -preguntó la posadera.
No sabía si atribuirlo a mi cambio o a la cantidad ingente de huéspedes que había llegado a pasar por aquella posada, pero la posadera parecía no recordar al chico a quien casi un año antes había servido una taza de hierbas color de sangre que le habían hecho pasar el sueño que la había causado el vino. Mi estómago, por lo contrario, sí lo recordaba, y no sin amargura.
-Una habitación para esta noche, por favor -pedí, hablando alto para que se me oyese sobre el bullicio de la sala.
-Enseguida -respondió la mujer, mientras me levantaba la yema del dedo índice pidiendo que esperase. Se alejó entre borrachos y se subió a una mesa para soltar un terrible grito que cerró hasta la boca del juglar enano, que, fijándome bien, también tenía las mejillas pintadas de licor.
-Sí te recuerda -dijo una voz ligera a mi izquierda. Me giré y vi al celeste alto al que había separado del orondo hombre que ocupaba el asiento contiguo y que ya se había retirado a dormir. Enarqué una ceja, mostrando mi incomprensión-. La posadera -señaló a la mujer con el índice, dedo con el cual no sujetaba la copa de vino en su mano-, te recuerda.
Su dedo azulado llevó mi mirada hacia la mesa en la que se había plantado la mujer los borrachos habían comenzado a cantar de nuevo y una había pedido a la mujer un baile. Ella le calló con zapatazo en la barbilla que le hizo caer del banco. Todos callaron un momento, en tensión, y cuando el borracho soltó un potente ronquido la sala entera estalló en risotadas y volvió a sus habituales cantos y eructos. La posadera bajó de la mesa de un grotesco salto y volvió detrás de la barra con el moño aún temblando por sus pasitos rápidos.
-Aquí tienes, guapo -colocó sobre la mesa una pesada llave de hierro. La tomé entre mis dedos e hice ademán de marcharme-. ¿Quieres tomar algo antes? -me detuvo la posadera.
Solté un par de monedas de cobre sobre la mesa.
-Algo que no me mate tanto como la última vez.
Ella sonrió, conforme y me trajo una jarra llena hasta el borde que escupía bebida a borbotones cada vez que se inclinaba. Me dedicó un guiño y volvió a atender a los demás huéspedes. Me giré hacia el celeste para confirmarle que me recordaba, pero a mi izquierda había ya solo un taburete vacío. Me encogí de hombros y di un profundo trago.
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La mañana me recibió con un bofetón de luz y un puñetazo en el estómago. Me maldecí mil veces por no haber cerrado la cortina la noche antes... y por haber dejado la puerta abierta, pues ahora mi habitación contaba con una vomitona y un borracho durmiendo sobre ella que hacían a la par de mueble y ambientador (y el vómito era el que mejor olía). Me vestí con unos pantalones cómodos y me eché encima el primer jubón que encontré, que no sabía ni si era mío.
Bajé a la posada y me encontré las mesas vacías completamente. Agradecí entonces haber olvidado las cortinas abiertas. Me dirigí a la posadera, tan fresca como si el cansancio le tuviese miedo, y le pedí una taza de aquellas de hierbarroja que lo hacían pasar todo. Me la sirvió con un guiño y me repitió la misma frase que tiempo antes:
-Que no se te enfríe, guapo.
Asentí y le di un primer sorbo a la taza. Poco a poco sentía cómo la fantástica infusión me llenaba los músculos de alegría. Pagué mi estancia y, con cuatro pasos bien firmes, salí a la calle de Rhyrr y aspiré en profundidad el aire campestre que se respiraba en la ciudad. Comencé a buscar algún hueco en el que practicar el hechizo de transformación.
Antes que nada me escondí entre dos edificios y cambié mis ropas por las que correspondían a mi rango, Archimago. Una vez vestido, me apresuré a la plaza de Rhyrr, con su fuente y su anchura, para tener espacio para desencadenar el poder de mi hechizo de transportación. Comencé por mojarme la cara con agua del venero de la para refrescarme y bebí un poco de la frescura que brotaba del hontanar. Una vez despejado, musité las primeras palabras en arcano. Sentí, como siempre, la magia fluyendo a través de mí y acompañando a ese gran sentimiento, otro más pequeño: el agua de la fontana mezclándose con las hierbas de esa mañana y la bebida del día anterior. La comprensión de la magnitud del asunto me hizo estremecerme... No había vaciado nada. Me puse como un loco a saltar de un lado a otro de la plaza y acabé por esconderme tras una casa a pagar el sastre. Volví entonces a la plaza y me preparé para realizar el hechizo, pero un rostro conocido me frenó: un celeste con el que había coincidido hacía poco.
-¿Alderun? -murmuré para mí mismo.
Irkan- Señor de la Torre
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Fecha de inscripción : 07/08/2011
Edad : 28
Localización : Drackwen
Datos
Su personaje es: Irkan d'Ayora, mestizo feérico humano, Archimago (magia telúrica)
Trabaja de: Maestro de la Torre
Pertenece a: UUPSC Miembro #1, CDI Miembro #3
Re: Segundo Grupo -Rhyrr
Estaba en Kash-tar ya que mi padre se había ido días atrás y aunque le dije que no me iría de casa...tenía la necesidad de ir al desierto porque aunque fuera parte feérica, me encantaba en desierto y desde la muerte de mi madre no había ido. Así qué recorrí Derbhaad, y por el paso llegué ha Kash-tar, fue un camino largo y tuve que hacer algunas paradas, pero no tenía prisa, mi padre no llegaría hasta quién sabe cuando, y me aburría mucho quedarme siempre en un mismo lugar, es eso me parecía a mi padre.
Recordé a mi padre, con esos ojos rojos que yo había heredado y que cuando me reñía por haberme metido en problemas, me parecían que ardían como el fuego más vivo del mundo, para ser un yan, era paciente no mucho, pero lo era y sobre todo amaba a mi madre y, desde su muerte, el fuego de sus ojos se había apagado.
Noté unas lágrimas en los ojos pero me las sequé enseguida y seguí mi camino.
Más tarde, mientras corría lo más rápido que podía por el desierto y me tiraba desde sus dunas de arena, vi algo en el cielo, algo que no había visto nunca y no sabía lo que era pero me intimidaba y tenía miedo, mucho miedo. Así qué me fui corriendo pero, había pasado demasiado tiempo lejos del bosque, lejos de la vida y ya apenas me quedaban fuerzas, aún así seguí corriendo sin rumbo, como un barco a la deriva , estaba perdida,hasta que caí, cuando ya no pude más con mi cuerpo.
Recordé a mi padre, con esos ojos rojos que yo había heredado y que cuando me reñía por haberme metido en problemas, me parecían que ardían como el fuego más vivo del mundo, para ser un yan, era paciente no mucho, pero lo era y sobre todo amaba a mi madre y, desde su muerte, el fuego de sus ojos se había apagado.
Noté unas lágrimas en los ojos pero me las sequé enseguida y seguí mi camino.
Más tarde, mientras corría lo más rápido que podía por el desierto y me tiraba desde sus dunas de arena, vi algo en el cielo, algo que no había visto nunca y no sabía lo que era pero me intimidaba y tenía miedo, mucho miedo. Así qué me fui corriendo pero, había pasado demasiado tiempo lejos del bosque, lejos de la vida y ya apenas me quedaban fuerzas, aún así seguí corriendo sin rumbo, como un barco a la deriva , estaba perdida,hasta que caí, cuando ya no pude más con mi cuerpo.
Invitado- Invitado
Re: Segundo Grupo -Rhyrr
-¡Tú!, ¡Despierta!, ya se ha acabado el tiempo de estancia que pagaste, ahora, ¡largo!, tienes 15 minutos para recoger tus cosas y sacar el culo de mi posada...
Mis ojos se entreabren, y lo primero que veo es la espalda de una mujer que se está marchando por la puerta, se vuelven a cerrar a pesar del griterio, el portazo que da la propietaria provoca que salte de la cama corriendo del susto.
"-Ugh, por el amor de dios, que ruidosa y que portazos, me extraña que este sitio no se haya derrumbado aún..."
Bostezo pesada y escandalosamente, al tiempo que estiro mis brazos para desanquilosarlos, había estado hasta tarde vagando por Kosh, buscando cierta información, pero lo único que había encontrado era una pista que señalaba a Rhyr, por lo que era hora de ponerse en marcha...
Tras vestirme y recoger mis cosas bajo al piso inferior del edificio esculpido en la piedra, pongo rumbo a la salida, pero poco antes de llegar me asalta la posadera, si no igual, más cabreada aún que hace un rato.
-¡Sinverguenza!, ¡Sabandija!, ¡Ladrón!, ¡Ratero!, ¡Anoche solo contrataste hasta las 12!, ¡Es la una de la tarde!
-Señora, por los dioses, baje la voz, la poca clientela que tiene la va a espantar, además, esto está más vacio que mi estómago, no se queje...
Salgo por la puerta mientras tras de mi la señora refunfuña y me maldice en nombre de el 7º sabe que, mis ojos sufren a causa del choque de luz contra estos, como siempre el sol en el desierto es implacable, apenas puedo apreciar nada y todo está borroso, tras unos minutos guiándome por las paredes mis ojos se acostumbran y puedo ver sin demasiados problemas, mi problema más inmediato es como llegar rápidamente a Rhyr desde esa imponente ciudad pétrea.
"-Bueno, si algo hemos aprendido durante nuestros viajes es una cosa, "Si quieres averiguar algo, ve a la plaza principal o al mercado", asique será cosa de ir"
Sigo a la voz de mi experiencia y pongo rumbo al mercado que había visto el dia anterior, al llegar me siento en un banco, ubicado en la esquina de la plaza, a la sombra y me dedico a esperar, escuchando todo cuanto me rodea: transacciones, regateos, conversaciones mundanales...
Así durante una hora hasta que escucho exactamente lo que estaba buscando, oigo como dos mujeres comentan entre ellas.
-Ya ves chica, lo que daria yo por salir de este nido de rateros..., ver algo como los bosques de Awa
-Ya te digo, yo mataría por ver las ciudades de los celestes, es más hoy sale una caravana en dirección a Rhyr, en un rato, desde la parte norte de la ciudad, si no fuera porque el inútil de mi marido me ata aquí, saldría corriendo a esa caravana...
Tras haber averiguado los detalles, me levanto del banco y corro a toda velocidad en dirección norte, a la salida más concurrida de la ciudad, la cual es donde presumiblemente se hallará la caravana, corro desplazándome por los callejones menos transitados, lo último que necesito es un encontronazo que me haga perder el tiempo, tras diez minutos de carrera encuentro a lo lejos dispuestas en fila un enorme número de carretas, me paro en seco y a la sombra me detengo un segundo a recobrar el aire antes de acercarme.
Me acerco con paso calmado aunque con la respiración algo agitada, me acerco a la caravana delantera, donde se haya un viejo, ataviado con largas ropas y de tez morena, cuyo pelo blanquecino se comenzaba a caer por la zona de la coronilla, pelo que compensaba con su enorme barba.
-Viejo, ¿Es esta la caravana que va a Rhyr?
-Si hijo, si, si quieres viajar junto a nosotros llegas tarde, hemos repartido todos los billetes, vuelve cuando consigas uno, quizás alguien te lo venda..., aunque date prisa, solo falta media hora para salir de aquí.
Lleno de ira me doy media vuelta, camino por las calles cercanas, hasta encontrar un hombre solitario dos calles hacia el este, el cual tiene en la mano un billete para ese viaje, me acerco a el desde atrás, al tiempo que desenfundo desde el bajo de mi espalda la espada y discretamente la sitúo en su cuello, para luego hablarle al oído.
-Dame ese billete o querer conservarlo te saldrá más caro que el comprar otro...
-S-sí, toma...
Ante mi asombro el hombre suelta el billete sin quejarse mucho, lo tomo y le golpeo en la cabeza con el canto de la espada, dejándolo inconsciente, enfundo la hoja y vuelvo con el viejo de la caravana al que le muestro el billete y accede a dejarme subir y de esta manera comienza el viaje a Rhyr.
-1 semana más tarde-
Tras una semana de arduo y agotador viaje, ante mi se alza la ciudad celeste: Rhyr.
Mis ojos se entreabren, y lo primero que veo es la espalda de una mujer que se está marchando por la puerta, se vuelven a cerrar a pesar del griterio, el portazo que da la propietaria provoca que salte de la cama corriendo del susto.
"-Ugh, por el amor de dios, que ruidosa y que portazos, me extraña que este sitio no se haya derrumbado aún..."
Bostezo pesada y escandalosamente, al tiempo que estiro mis brazos para desanquilosarlos, había estado hasta tarde vagando por Kosh, buscando cierta información, pero lo único que había encontrado era una pista que señalaba a Rhyr, por lo que era hora de ponerse en marcha...
Tras vestirme y recoger mis cosas bajo al piso inferior del edificio esculpido en la piedra, pongo rumbo a la salida, pero poco antes de llegar me asalta la posadera, si no igual, más cabreada aún que hace un rato.
-¡Sinverguenza!, ¡Sabandija!, ¡Ladrón!, ¡Ratero!, ¡Anoche solo contrataste hasta las 12!, ¡Es la una de la tarde!
-Señora, por los dioses, baje la voz, la poca clientela que tiene la va a espantar, además, esto está más vacio que mi estómago, no se queje...
Salgo por la puerta mientras tras de mi la señora refunfuña y me maldice en nombre de el 7º sabe que, mis ojos sufren a causa del choque de luz contra estos, como siempre el sol en el desierto es implacable, apenas puedo apreciar nada y todo está borroso, tras unos minutos guiándome por las paredes mis ojos se acostumbran y puedo ver sin demasiados problemas, mi problema más inmediato es como llegar rápidamente a Rhyr desde esa imponente ciudad pétrea.
"-Bueno, si algo hemos aprendido durante nuestros viajes es una cosa, "Si quieres averiguar algo, ve a la plaza principal o al mercado", asique será cosa de ir"
Sigo a la voz de mi experiencia y pongo rumbo al mercado que había visto el dia anterior, al llegar me siento en un banco, ubicado en la esquina de la plaza, a la sombra y me dedico a esperar, escuchando todo cuanto me rodea: transacciones, regateos, conversaciones mundanales...
Así durante una hora hasta que escucho exactamente lo que estaba buscando, oigo como dos mujeres comentan entre ellas.
-Ya ves chica, lo que daria yo por salir de este nido de rateros..., ver algo como los bosques de Awa
-Ya te digo, yo mataría por ver las ciudades de los celestes, es más hoy sale una caravana en dirección a Rhyr, en un rato, desde la parte norte de la ciudad, si no fuera porque el inútil de mi marido me ata aquí, saldría corriendo a esa caravana...
Tras haber averiguado los detalles, me levanto del banco y corro a toda velocidad en dirección norte, a la salida más concurrida de la ciudad, la cual es donde presumiblemente se hallará la caravana, corro desplazándome por los callejones menos transitados, lo último que necesito es un encontronazo que me haga perder el tiempo, tras diez minutos de carrera encuentro a lo lejos dispuestas en fila un enorme número de carretas, me paro en seco y a la sombra me detengo un segundo a recobrar el aire antes de acercarme.
Me acerco con paso calmado aunque con la respiración algo agitada, me acerco a la caravana delantera, donde se haya un viejo, ataviado con largas ropas y de tez morena, cuyo pelo blanquecino se comenzaba a caer por la zona de la coronilla, pelo que compensaba con su enorme barba.
-Viejo, ¿Es esta la caravana que va a Rhyr?
-Si hijo, si, si quieres viajar junto a nosotros llegas tarde, hemos repartido todos los billetes, vuelve cuando consigas uno, quizás alguien te lo venda..., aunque date prisa, solo falta media hora para salir de aquí.
Lleno de ira me doy media vuelta, camino por las calles cercanas, hasta encontrar un hombre solitario dos calles hacia el este, el cual tiene en la mano un billete para ese viaje, me acerco a el desde atrás, al tiempo que desenfundo desde el bajo de mi espalda la espada y discretamente la sitúo en su cuello, para luego hablarle al oído.
-Dame ese billete o querer conservarlo te saldrá más caro que el comprar otro...
-S-sí, toma...
Ante mi asombro el hombre suelta el billete sin quejarse mucho, lo tomo y le golpeo en la cabeza con el canto de la espada, dejándolo inconsciente, enfundo la hoja y vuelvo con el viejo de la caravana al que le muestro el billete y accede a dejarme subir y de esta manera comienza el viaje a Rhyr.
-1 semana más tarde-
Tras una semana de arduo y agotador viaje, ante mi se alza la ciudad celeste: Rhyr.
Invitado- Invitado
Re: Segundo Grupo -Rhyrr
Caminaba con la extraña sensación de que alguien me estaba siguiendo.
Realmente era un poco rídiculo, no el simple hecho de pensar aquello, si no el simple hecho de que me siguieran, ¿quién iba a querer raptar a un crío de 14 años, pues? Era una idea absurda.
Cuando llegué a una posada, estuve más tranquilo. "Testigos... me vendrá bien quedarme aquí un día." pensé, pero ya que la posada no me venía cerca, precisamente, y me estaba empezando a preocupar más. Aproveché que aún me acordaba de que era Archimago de magia Etérea, y me di un gran impulso hacia el aire, flotando hacia la puerta. Finalmente, llegué y rocé con mi mano la madera suave y lisa que formaba la puerta, solo me quedaba llamar. Así que di un suave golpe con mi mano derecha, mientras mi mano izquierda temblaba pero, ¿de qué? O de frío... o de miedo... y creo que era más lo segundo. Pasé sin molestarme a la espera de una respuesta.
- Buenos días -saludé, cerrando la puerta y calmándome un poco más. La mujer que estaba frente el mostrador, la posadera, supongo, parecía que le estaba tomando el pelo. Aunque en realidad ella empezó a tomarme el pelo ella primero a mí.
- ¿Vienes con tus papás, chiquitín? -comentó, mientras me acariciaba el pelo, aunque burlándose, claro estaba- Jé... -reí. Sacando mi báculo, la señalé, apuntando este a su cuello. En realidad me hacía gracia, como esta mujer podía parecer tan estúpida.
- No... los chicos de 14 años somos ya mayores... muy rebeldes, ¿me entiende? Una pena que no vaya a vivir para saberlo... -afirmé, aunque no estaba seguro de que fuera capaz de matar a aquella posadera. Ella me miró con asombro a la vez que con miedo, me soltó unas llaves donde parecían poner en una etiqueta: "Habitación 152". Con lo pequeña que era esa posada... ¿cómo podía tener tantas habitaciones? Me fijé que tenían un bar en la bodega, había bastante gente... bueno, bastantes adultos, bebiendo y emborrachándose. Lo peor es que las habitaciones que fueran de un número mayor al 100 estaban abajo, pasando la bodega, tras un pasillo. Perfecto, aparte de que iba a ser un gran reto pasar por allí, no me iban a dejar dormir en toda la noche. Como se notaba que la posadera me había tomado el pelo, pero ya no era capaz de volver y montar otra. Era demasiado, debía pasar de algún modo... quizás... ¿quizás utilizando la magia? Podría mostrar mi lado joven de 14 años... o podía hacerlo de adulto Archimago, así que no me quedaba más remedio, aunque llamaría bastante la atención si no tenía precaución.
Me escondí tras una esquina, mientras pronunciaba uans palabras en Idhuniaco, mis manos estaban dispuestas para el hechizo que iba a hacer. Formé una cruz en el aire con los dedos y cerré los ojos, cuando terminé de entonar las palabras, di una media vuelta, la otra media vuelta ya la había realizado en la otra parte de la sala, rodeado de un poco de viento, era uno de los efectos de realizar este hechizo. Lo había conseguido.
Entré rápidamente en mi habitación, era la que estaba justo al lado de donde aparecí. Cuando entré, la música, ni los hmobres borrachos, ni ningún ruido aparecían molestando por la habitación. Es más, la habitación estaba limpia y sin ninguna mota de polvo, era increíble. La habitación era enorme. No había pagado a la muchacha... al día siguiente le pagaría, aunque creo que no me quedaría esa noche... tanto montarla para nada, pero creo que al final tendría que irme.
Notaba la leve sospecha de que el que me perseguía estaba en esa sala de borrachos. Puse el pestillo, eché la llave... hice todo lo posible para que la habitación estuviera aislada, menos mal que no había ventanas, aunque no sé si alegrarme, pues había una rejilla, un conducto de ventilación. Empecé a levittar y a sellar ese conducto echando una pequeña ráfaga de aire en cada uno de los tornillos, gracias a ellos la entrada a la habitación por los conductos de ventilación estaba sellada.
Me tumbé en mi cama sin preocuparme... al fin, al fin un poco de tranquilidad.
Realmente era un poco rídiculo, no el simple hecho de pensar aquello, si no el simple hecho de que me siguieran, ¿quién iba a querer raptar a un crío de 14 años, pues? Era una idea absurda.
Cuando llegué a una posada, estuve más tranquilo. "Testigos... me vendrá bien quedarme aquí un día." pensé, pero ya que la posada no me venía cerca, precisamente, y me estaba empezando a preocupar más. Aproveché que aún me acordaba de que era Archimago de magia Etérea, y me di un gran impulso hacia el aire, flotando hacia la puerta. Finalmente, llegué y rocé con mi mano la madera suave y lisa que formaba la puerta, solo me quedaba llamar. Así que di un suave golpe con mi mano derecha, mientras mi mano izquierda temblaba pero, ¿de qué? O de frío... o de miedo... y creo que era más lo segundo. Pasé sin molestarme a la espera de una respuesta.
- Buenos días -saludé, cerrando la puerta y calmándome un poco más. La mujer que estaba frente el mostrador, la posadera, supongo, parecía que le estaba tomando el pelo. Aunque en realidad ella empezó a tomarme el pelo ella primero a mí.
- ¿Vienes con tus papás, chiquitín? -comentó, mientras me acariciaba el pelo, aunque burlándose, claro estaba- Jé... -reí. Sacando mi báculo, la señalé, apuntando este a su cuello. En realidad me hacía gracia, como esta mujer podía parecer tan estúpida.
- No... los chicos de 14 años somos ya mayores... muy rebeldes, ¿me entiende? Una pena que no vaya a vivir para saberlo... -afirmé, aunque no estaba seguro de que fuera capaz de matar a aquella posadera. Ella me miró con asombro a la vez que con miedo, me soltó unas llaves donde parecían poner en una etiqueta: "Habitación 152". Con lo pequeña que era esa posada... ¿cómo podía tener tantas habitaciones? Me fijé que tenían un bar en la bodega, había bastante gente... bueno, bastantes adultos, bebiendo y emborrachándose. Lo peor es que las habitaciones que fueran de un número mayor al 100 estaban abajo, pasando la bodega, tras un pasillo. Perfecto, aparte de que iba a ser un gran reto pasar por allí, no me iban a dejar dormir en toda la noche. Como se notaba que la posadera me había tomado el pelo, pero ya no era capaz de volver y montar otra. Era demasiado, debía pasar de algún modo... quizás... ¿quizás utilizando la magia? Podría mostrar mi lado joven de 14 años... o podía hacerlo de adulto Archimago, así que no me quedaba más remedio, aunque llamaría bastante la atención si no tenía precaución.
Me escondí tras una esquina, mientras pronunciaba uans palabras en Idhuniaco, mis manos estaban dispuestas para el hechizo que iba a hacer. Formé una cruz en el aire con los dedos y cerré los ojos, cuando terminé de entonar las palabras, di una media vuelta, la otra media vuelta ya la había realizado en la otra parte de la sala, rodeado de un poco de viento, era uno de los efectos de realizar este hechizo. Lo había conseguido.
Entré rápidamente en mi habitación, era la que estaba justo al lado de donde aparecí. Cuando entré, la música, ni los hmobres borrachos, ni ningún ruido aparecían molestando por la habitación. Es más, la habitación estaba limpia y sin ninguna mota de polvo, era increíble. La habitación era enorme. No había pagado a la muchacha... al día siguiente le pagaría, aunque creo que no me quedaría esa noche... tanto montarla para nada, pero creo que al final tendría que irme.
Notaba la leve sospecha de que el que me perseguía estaba en esa sala de borrachos. Puse el pestillo, eché la llave... hice todo lo posible para que la habitación estuviera aislada, menos mal que no había ventanas, aunque no sé si alegrarme, pues había una rejilla, un conducto de ventilación. Empecé a levittar y a sellar ese conducto echando una pequeña ráfaga de aire en cada uno de los tornillos, gracias a ellos la entrada a la habitación por los conductos de ventilación estaba sellada.
Me tumbé en mi cama sin preocuparme... al fin, al fin un poco de tranquilidad.
Maccius Maker- Nigromante
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Fecha de inscripción : 13/11/2011
Edad : 23
Localización : Umadhún
Datos
Su personaje es: Mestizo [humano, celeste]
Trabaja de: Archimago [magia etérea]
Pertenece a: O.P.N.I. [miembro nº 33]
Re: Segundo Grupo -Rhyrr
Llevaba ya no sabía cuánto tiempo allí sentado. Respirando aire puro, disfrutando de mi querida Ryrr. Mi ciudad. Había pasado allí una gran parte de mi infancia, y era mi hogar. Había viajado mucho desde que era pequeño, empezando por mis viajes familiares a Awa, y el turismo que hacía junto a mis padres. Y eso, sin contar cuando fui a estudiar magia, desde los 11 años, primero en Kazlunn y más tarde en Drackwen, de donde ahora había conseguido hacerme maestro. Pero aún así, mi corazón y mi alma eran de Ryrr. No había mejor lugar en el Universo que Ryrr, o al menos para mí. Se respiraba amor, paz y tranquilidad por cualquier parte, incluso a los Sheks les gustaba, pues poseía una belleza digna de una ciudad celeste.
Así pasé un rato hasta que me di cuenta de que había más movimiento en Ryrr de lo habitual, y todos los celestes los notaban. Al parecer, habían llegado bastantes viajeros en los últimos días.... Entre ellos, dos Archimagos... ¿Qué podría traer a dos Archimagos a Ryrr? Y que lo tenga que decir yo... Hasta que oí que también había un Nigromante... A los celestes no les preocupaba, tan solo era un hecho curioso, que yo conocí gracias a murmuros y cotilleos celestes, los cuales no eran todos de palabras.
Pero para mí el que un Nigromante viniese a Ryrr tenía más importancia, y más aún sabiendo que otros dos Archimagos también habían venido y que solamente tenía constancia de un Nigromante en Idhún... Algo extraño pasaba en Ryrr... y estaba preocupado.
Fue entonces cuando lo ví. Lurr, caminaba por las calles de Ryrr. Al parecer no había nada raro... no tenía pensado ningún plan maligno ni nada del estilo... Así que, me relajé y volví a disfrutar de la paz de Ryrr...
Así pasé un rato hasta que me di cuenta de que había más movimiento en Ryrr de lo habitual, y todos los celestes los notaban. Al parecer, habían llegado bastantes viajeros en los últimos días.... Entre ellos, dos Archimagos... ¿Qué podría traer a dos Archimagos a Ryrr? Y que lo tenga que decir yo... Hasta que oí que también había un Nigromante... A los celestes no les preocupaba, tan solo era un hecho curioso, que yo conocí gracias a murmuros y cotilleos celestes, los cuales no eran todos de palabras.
Pero para mí el que un Nigromante viniese a Ryrr tenía más importancia, y más aún sabiendo que otros dos Archimagos también habían venido y que solamente tenía constancia de un Nigromante en Idhún... Algo extraño pasaba en Ryrr... y estaba preocupado.
Fue entonces cuando lo ví. Lurr, caminaba por las calles de Ryrr. Al parecer no había nada raro... no tenía pensado ningún plan maligno ni nada del estilo... Así que, me relajé y volví a disfrutar de la paz de Ryrr...
Alderun- Madre Venerable
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Fecha de inscripción : 14/01/2012
Edad : 31
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Su personaje es: Celeste y Archimago, especializado en magia etérea
Trabaja de: Maestro de la Torre y Dueño de El Poder Celeste
Pertenece a: UUPSC nº7, IDHUN nº6, CDI.
Re: Segundo Grupo -Rhyrr
Escuche una voz conocida y familiar que decía mi nombre, ¿Celiel? ¿estaría aquí? levante lentamente mi cabeza y me tope con el rostro de Celiel, mas no pude contener la sorpresa de verla aquí y tenia un gesto de sorprendido que cualquiera pensaría que había tomado sustancias raras, ¿Celiel....? ¿Eres tu de verdad...? me levante rápidamente, No me esperaba encontrarte aquí, ¿que tal todo Celiel? una sonrisa se formo lentamente en sus labios, mientras paseaba la mirada por el lugar y me fije de reojo que Alderun y Irkan estaba en el lugar, me volví a sentar en el banco lentamente mientras seguía mirando a Celiel, luego mire a mi alrededor, esperando ver a alguna persona mas, pero no parecía haber mas gente, así que me estire levemente y me levante, me sentía tranquilo exteriormente aunque en el interior había un gran remolino de emociones que le llegaba a marear, lentamente el remolino de emociones empezó a desaparecer, y pareció que nunca habia existido...por que tal y como llego sin avisar desapareció sin avisar.
Lurr- Héroe
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Fecha de inscripción : 22/12/2011
Edad : 27
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Su personaje es: Humano y nigromante.
Trabaja de: Maestro de la torre de magia y director de la torre oscura
Pertenece a: LOO: La Orden Oscura
Re: Segundo Grupo -Rhyrr
Lurr pareció sorprenderse bastante al verme. Lo vi sentarse de nuevo en la fuente de la plaza, junto a dos figuras desconocidas para mí y yo aproveché el hueco que había entre uno de ellos y Lurr para sentarme a su lado.
Lo miré a la cara, que estaba ligeramente agachada, como meditando y traté de ver más allá de sus ojos, en su alma. En lo más recóndito de su ser parecía preocuparle algo, o quizá lo agobiaba.
El caso es que lo único que podía apreciar dentro de él era una marea de sensaciones entremezcladas que no me dejaban ver con claridad.
Llegué a adentrarme tanto en sus adentros que aquella marea me salpicó a mí. Pero de pronto todo se volvió calma. Después de unos segundos tratando de recuperarme de aquellas sensaciones sacudí la cabeza.
-Eh...-hice una pausa- He vuelto a mis raíces -sonreí-. Llevo unas semanas de descanso después de tantos compromisos en tan poco tiempo. Estuve en Nandelt hasta que recordé lo que dicen de que en ningún lugar se está mejor que en casa, asique aquí estoy, tratando de averiguar si eso es cierto. Si es ésta mi casa o seguiré tomando Kazlunn como mi tierra madre.
Me acomodé mejor en la ardiente piedra de la fuente y crucé las piernas mirando hacia el gentío. Mi cabello serpenteaba con la fresca brisa de verano y me tapaba la cara en ocasiones. Me puse un mechón de pelo detrás de la oreja.
-¿Y tú, Nigromante? ¿Qué te ha traído a las tierras celestes?
El joven celeste que estaba a mi lado era bastante alto y a pesar de que su rostro reflejaba sabiduría y años de experiencia parecía muy joven. Lucía una túnica blanca típica celeste y daba la sensación de estar muy familiarizado con el entorno "un celeste puro", pensé. Era uno de los pocos que había visto en mi vida asique me resultó muy llamativo. Pensé presentarme, pero me pareció un gesto muy atrevido además de descortés con Lurr. "Quizá en otro momento".
Lo miré a la cara, que estaba ligeramente agachada, como meditando y traté de ver más allá de sus ojos, en su alma. En lo más recóndito de su ser parecía preocuparle algo, o quizá lo agobiaba.
El caso es que lo único que podía apreciar dentro de él era una marea de sensaciones entremezcladas que no me dejaban ver con claridad.
Llegué a adentrarme tanto en sus adentros que aquella marea me salpicó a mí. Pero de pronto todo se volvió calma. Después de unos segundos tratando de recuperarme de aquellas sensaciones sacudí la cabeza.
-Eh...-hice una pausa- He vuelto a mis raíces -sonreí-. Llevo unas semanas de descanso después de tantos compromisos en tan poco tiempo. Estuve en Nandelt hasta que recordé lo que dicen de que en ningún lugar se está mejor que en casa, asique aquí estoy, tratando de averiguar si eso es cierto. Si es ésta mi casa o seguiré tomando Kazlunn como mi tierra madre.
Me acomodé mejor en la ardiente piedra de la fuente y crucé las piernas mirando hacia el gentío. Mi cabello serpenteaba con la fresca brisa de verano y me tapaba la cara en ocasiones. Me puse un mechón de pelo detrás de la oreja.
-¿Y tú, Nigromante? ¿Qué te ha traído a las tierras celestes?
El joven celeste que estaba a mi lado era bastante alto y a pesar de que su rostro reflejaba sabiduría y años de experiencia parecía muy joven. Lucía una túnica blanca típica celeste y daba la sensación de estar muy familiarizado con el entorno "un celeste puro", pensé. Era uno de los pocos que había visto en mi vida asique me resultó muy llamativo. Pensé presentarme, pero me pareció un gesto muy atrevido además de descortés con Lurr. "Quizá en otro momento".
Celiel Dethei- Ella (única chica en Admin)
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Fecha de inscripción : 06/11/2012
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Localización : Bailando un vals con el diablo
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Su personaje es: Semi-celeste.
Trabaja de: Sanadora.
Pertenece a: Sí misma
Re: Segundo Grupo -Rhyrr
Off Rol: Chic@s, slatadme en este turno, que no puedo postear nada aprovechando buestros posts.
Irkan- Señor de la Torre
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Fecha de inscripción : 07/08/2011
Edad : 28
Localización : Drackwen
Datos
Su personaje es: Irkan d'Ayora, mestizo feérico humano, Archimago (magia telúrica)
Trabaja de: Maestro de la Torre
Pertenece a: UUPSC Miembro #1, CDI Miembro #3
Re: Segundo Grupo -Rhyrr
De repente, el cielo se oscurece durante un instante... Un vendaval gris retuerce las nubes y hace batir las puertas y ventanas de las casas. Todos se protegen del viento y miran al cielo de nuevo, esperando que ocurra algo más. Intuyen que los Seis aún no han terminado de mostrar su poder.
Y de repente, un celeste, en mitad del caos, levanta las manos hacia el cielo inconscientemente, y el viento lo rodea, acunándolo. En un instante arrecia, arrancando las ventanas abiertas y las ramas de los árboles, obligando a todos los presentes a taparse los ojos...
Y cuando amaina, apenas unos momentos después, casi todos se han marchado.
Sólo unos pocos quedan, como guiados por una fuerza especial, rodeando al celeste que recobra la consciencia de sus actos... y descubre que ha sido marcado por el poder del viento.
Alderun, el elegido de Yohavir, descubre su poder.
Y de repente, un celeste, en mitad del caos, levanta las manos hacia el cielo inconscientemente, y el viento lo rodea, acunándolo. En un instante arrecia, arrancando las ventanas abiertas y las ramas de los árboles, obligando a todos los presentes a taparse los ojos...
Y cuando amaina, apenas unos momentos después, casi todos se han marchado.
Sólo unos pocos quedan, como guiados por una fuerza especial, rodeando al celeste que recobra la consciencia de sus actos... y descubre que ha sido marcado por el poder del viento.
Alderun, el elegido de Yohavir, descubre su poder.
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Re: Segundo Grupo -Rhyrr
"¿ Qué...qué pasa? "Me siento rara, ligera.
No noto el suelo bajo mis pies.No toco nada." ¿Qué está pasando? ¿Dónde estoy? ¿Papá?."
Intento moverme, pero noto que estoy fuertemente agarrada por las garras de un Haai." ¿Cómo es posible? "Intento recordar...nada.
A lo lejos, veo como el cielo se oscurece, hasta cubrirnos a nosotros también.
"¿Pero qué...?" No pude terminar la frase, veía que estaba encima de una...creo que un reino pero no me dio tiempo de ver más, pronto un gran vendaval nos lleva por delante y siento que caigo...y caigo...no puedo mirar...con lágrimas en los ojos..." Te quiero, papá".
Y finalmente, oscuridad.
No noto el suelo bajo mis pies.No toco nada." ¿Qué está pasando? ¿Dónde estoy? ¿Papá?."
Intento moverme, pero noto que estoy fuertemente agarrada por las garras de un Haai." ¿Cómo es posible? "Intento recordar...nada.
A lo lejos, veo como el cielo se oscurece, hasta cubrirnos a nosotros también.
"¿Pero qué...?" No pude terminar la frase, veía que estaba encima de una...creo que un reino pero no me dio tiempo de ver más, pronto un gran vendaval nos lleva por delante y siento que caigo...y caigo...no puedo mirar...con lágrimas en los ojos..." Te quiero, papá".
Y finalmente, oscuridad.
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Re: Segundo Grupo -Rhyrr
Tras llegar a la entrada de Rhyr, bajo de la carreta en la que había estado viajando desde la lejana Kosh, mi objetivo me ha traido aquí con el fin de buscar información en la biblioteca principal, tras preguntar a algunos residentes de la ciudad y averiguar su ubicación, me dirijo hacia la estructura que se puede divisar aún estando tan lejos de ella.
Tras una caminata, me encuentro ante las puertas de la biblioteca, pero cuando me dispongo a entrar en la edificación, el cielo se oscurece y comienza a levantarse el viento, las nubes en el cielo se enrroscan y las puertas y ventanas comienzan a golpear y agitarse, de pronto una enorme ráfaga de viento me lanza por los aires directamente al interior de la biblioteca.
Tras entrar, ruedo por el suelo hasta que una pared frena mi desbocado avance, tras recuperar un poco el aliento me levanto haciendo un considerable esfuerzo y me palpo, no parece que tenga nada roto, sin embargo un sudor frio me recorre cada centímetro de la piel y no puedo evitar sentir algo de terror
"¡¿Que narices ha sido eso de ahora?!"
Tras una caminata, me encuentro ante las puertas de la biblioteca, pero cuando me dispongo a entrar en la edificación, el cielo se oscurece y comienza a levantarse el viento, las nubes en el cielo se enrroscan y las puertas y ventanas comienzan a golpear y agitarse, de pronto una enorme ráfaga de viento me lanza por los aires directamente al interior de la biblioteca.
Tras entrar, ruedo por el suelo hasta que una pared frena mi desbocado avance, tras recuperar un poco el aliento me levanto haciendo un considerable esfuerzo y me palpo, no parece que tenga nada roto, sin embargo un sudor frio me recorre cada centímetro de la piel y no puedo evitar sentir algo de terror
"¡¿Que narices ha sido eso de ahora?!"
Invitado- Invitado
Re: Segundo Grupo -Rhyrr
Saltadme a mí también, que con esta semanita ya llevo bastante. No puedo hacer el gran post que me gustaría, y no quiero hacer esperar, con los exámenes, aunque voy genial y creo que esta vez aprobaré todo, necesito tiempo para que sigue siendo así xD. Bueno, siento no postear, ¡mi próximo turno será un CACHO más grande que el de antes!
Good bye ≈.
Good bye ≈.
Maccius Maker- Nigromante
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Su personaje es: Mestizo [humano, celeste]
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Re: Segundo Grupo -Rhyrr
Seguía tranquilamente sentado en el banco de Ryrr cuando de repente algo pasó. Los vientos empezaron a moverse algo removía la zona. Los celestes estában nerviosos. Nadie sabía qué pasaba. Esto me recordaba a aquella vez, mucho tiempo atrás, cuando a Yohavir le dio por aparecer en Celestia. Fue algo parecido, pero de una forma benébola y más poderosa. Y de repente, algo se apoderó de mí. Un fuerte vendaval recorrió todo mi cuerpo. Sufrí una especie de transformación, algo nuevo llegó a mí... Algo extraño... Me recordaba a aquella vez que me tocó un unicornio, mas esta vez, la "maiga"era más poderosa...
Perdí el conocimiento. Me desperté podo después, otra vez sentado en el banco, y con la gente de Ryrr extrañada... Entonces, vi cómo un pájaro Haai se acercaba y al parecer, traía a alguien entre sus garras. Entonces, cambié de parecer y me fijé en la criatrua a la que transportaba...
Perdí el conocimiento. Me desperté podo después, otra vez sentado en el banco, y con la gente de Ryrr extrañada... Entonces, vi cómo un pájaro Haai se acercaba y al parecer, traía a alguien entre sus garras. Entonces, cambié de parecer y me fijé en la criatrua a la que transportaba...
Alderun- Madre Venerable
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Su personaje es: Celeste y Archimago, especializado en magia etérea
Trabaja de: Maestro de la Torre y Dueño de El Poder Celeste
Pertenece a: UUPSC nº7, IDHUN nº6, CDI.
Re: Segundo Grupo -Rhyrr
Una presencia oscura se aparece en el lugar. Solo la detectan Lurr y Gutts. Estas dos personas llevan indirectamente el okami. Aunque Alderun también lo lleve, su condición de elegido "liberado" ha provocado interferencias en el mensaje.
-Hola portadores de mis armas! -dice la oscura pero sorprendente melodiosa voz. -He venido a avisaros de una cosa muy importante. Los Seis han regresado y quieren destruir al Séptimo. Los reyes, que nos habíamos separado de él y creado imperios prósperos, hemos sido obligados a colaborar con el Oscuro de nuevo. Se avecina una guerra y no me apetece nada que la decidan los dioses. Os animáis a uniros a mi? No os pido una respuesta inmediata, ni siquiera que vengáis conmigo. Solamente os pregunto si estarías dispuestos a seguirme.
La presencia sigue allí, esperando la respuesta.
Off: El mensaje está en plural porque es un retransmisión a todos los que lleven el okami.
-Hola portadores de mis armas! -dice la oscura pero sorprendente melodiosa voz. -He venido a avisaros de una cosa muy importante. Los Seis han regresado y quieren destruir al Séptimo. Los reyes, que nos habíamos separado de él y creado imperios prósperos, hemos sido obligados a colaborar con el Oscuro de nuevo. Se avecina una guerra y no me apetece nada que la decidan los dioses. Os animáis a uniros a mi? No os pido una respuesta inmediata, ni siquiera que vengáis conmigo. Solamente os pregunto si estarías dispuestos a seguirme.
La presencia sigue allí, esperando la respuesta.
Off: El mensaje está en plural porque es un retransmisión a todos los que lleven el okami.
Última edición por Sharei el Dom Mar 17, 2013 4:59 pm, editado 1 vez
Sharei- Nigromante
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Su personaje es: Sharei, El Incierto Original e híbrido de Lince, renegado de todos los dioses, Señor de Umadhun, Líder de las Sombra Nocturnas
Trabaja de: Herrero en Hoja de la Tormenta, Nominador de Eco
Pertenece a: Renegados, Sombras Nocturnas, Arcanistas
Re: Segundo Grupo -Rhyrr
Iba a contestar a Celiel cuando repentinamente el viento se volvió salvaje, me prepare por si acaso salia volando, y casi lo hacia pero permanecí en el lugar, cuando todo paso mire de reojo a Alderun, el vendaval le había rodeado a el, susurre unas palabras: así que es cierto todo... acaricie levemente la empuñadura de mi arma, luego clave mis ojos en los de Celiel, ¿Que hago aquí? supongo que disfrutar de un merecido descanso, aunque me parece que no va a durar demasiado ese descanso... luego de decir dichas palabras empece a notar una presencia, el poder mágico que irradiaba Alderun dificultaba levemente detectarlo...¿Quien era? Sharei, mas escuche sus palabras y no conteste, yo permanecería neutral en esta guerra, estaba cansado y agotado, ¿Quizá esto fuesen unas vacaciones? ¿Una despedida? tal vez...tal vez compraría una granja y me iría a vivir al campo para dejar estas cosas, estas guerras, estos problemas...mas la presencia de Sharei solo hacia intensificar mi pesar, mi cansancio de todo esto...No, esta vez no se uniría a nadie, tal vez acompañaría a Alderun para ver como acaba esto, pero no haré mucho mas....estoy cansado de todo esto...
Lurr- Héroe
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Re: Segundo Grupo -Rhyrr
Esperaba la respuesta de Lurr cuando de pronto, los vientos se levantaron de nuevo. Se notaba la presencia de algo más además de los que se encontraban a la vista y a mis espaldas, sentí que aquella presencia estaba más cerca de lo que pensaba. El viento me revolvió el pelo y el frío me caló los riñones y la espalda atravesando mi ropa. Un escalofrío recorrió todo mi ser y me hicieron cerrar los ojos.
Me giré, de pronto para desenmascarar el misterio que se encontraba justo a mis espaldas y únicamente encontré al celeste envuelto en una especie de huracán a unos metros de mí que de repente se disolvió, dejándolo inconsciente en el banco de nuevo con suavidad, devolviéndolo a su estado inicial casi con caricias. Lo observé con cautela esperando volver en sí pero no encontré respuesta, asique hice un gesto a Lurr con la mano para que esperara y después me acerqué al celeste agitándolo suavemente para espabilarlo.
Momentos después despertó, mirando hacia los cielos con gesto extraño, así que seguí la dirección de su mirada para apreciar a un pájaro Haai con un viajero entre sus garras. Me quedé mirando, sin saber qué hacer y de pronto di la espalda al celeste y saqué mi espada de la espalda casi instintivamente apuntando a la nada y a la vez a todo lo que se dignara a presentarse en ese momento. Me había tomado todo lo ocurrido como una amenaza.
Me giré, de pronto para desenmascarar el misterio que se encontraba justo a mis espaldas y únicamente encontré al celeste envuelto en una especie de huracán a unos metros de mí que de repente se disolvió, dejándolo inconsciente en el banco de nuevo con suavidad, devolviéndolo a su estado inicial casi con caricias. Lo observé con cautela esperando volver en sí pero no encontré respuesta, asique hice un gesto a Lurr con la mano para que esperara y después me acerqué al celeste agitándolo suavemente para espabilarlo.
Momentos después despertó, mirando hacia los cielos con gesto extraño, así que seguí la dirección de su mirada para apreciar a un pájaro Haai con un viajero entre sus garras. Me quedé mirando, sin saber qué hacer y de pronto di la espalda al celeste y saqué mi espada de la espalda casi instintivamente apuntando a la nada y a la vez a todo lo que se dignara a presentarse en ese momento. Me había tomado todo lo ocurrido como una amenaza.
Celiel Dethei- Ella (única chica en Admin)
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Re: Segundo Grupo -Rhyrr
Me hallo aún impactado por la increíble ráfaga de viento que me ha lanzado volando por los aires, pero eso no parece ser impedimento para que sigan sucediendo cosas extrañas, aún recobrandome del impacto contra la pared en mi cabeza se comienza a oir una voz, una voz que me llama a una guerra y luchar del lado del séptimo, sin dudarlo respondo friamente.
"-¿Entrar en una guerra de dioses y elegidos? y ¿De parte del séptimo?, no sé quién eres, pero si lo que dices es verdad y tu postura es a favor del séptimo, cuenta con mi espada, estaré de tu parte mientras dure esta guerra..."
Tras responderle a la presencia, la cual sigue presente pero en silencio, me dirijo a una de las secciones históricas de la biblioteca y rebusco entre los libros hasta hallar el que me atrajo hasta la ciudad celeste, miro a ambos lados y no parece haber nadie vigilando, con un fugaz movimiento escondo el libro bajo la capa y salgo de la biblioteca con total normalidad.
Una vez logro salir sin contratiempos, vagabundeo por las calles hasta llegar a una plaza donde hay bastante gente rara, me siento en una esquina apartada y medio escondida, para a continuación sacar el libro y mirar la impoluta cubierta de cuero negro en la cual se lee en letras plateadas "Historia arquitectónica de Rhyr", preparándome para un duro desafio, leer el libro, suspiro y lo abro por la primera página...
"-¿Entrar en una guerra de dioses y elegidos? y ¿De parte del séptimo?, no sé quién eres, pero si lo que dices es verdad y tu postura es a favor del séptimo, cuenta con mi espada, estaré de tu parte mientras dure esta guerra..."
Tras responderle a la presencia, la cual sigue presente pero en silencio, me dirijo a una de las secciones históricas de la biblioteca y rebusco entre los libros hasta hallar el que me atrajo hasta la ciudad celeste, miro a ambos lados y no parece haber nadie vigilando, con un fugaz movimiento escondo el libro bajo la capa y salgo de la biblioteca con total normalidad.
Una vez logro salir sin contratiempos, vagabundeo por las calles hasta llegar a una plaza donde hay bastante gente rara, me siento en una esquina apartada y medio escondida, para a continuación sacar el libro y mirar la impoluta cubierta de cuero negro en la cual se lee en letras plateadas "Historia arquitectónica de Rhyr", preparándome para un duro desafio, leer el libro, suspiro y lo abro por la primera página...
Invitado- Invitado
Re: Segundo Grupo -Rhyrr
El dibujo de la espada de Gutts parpadea.
-Excelente. Soy Sharei Faedrawolf; emperador de Kazlunn, Drackwen, Derbhad y Reino Oceánico. Tu primera misión será averiguar que ha provocado la alteración de energía en Rhyrr. Ándate con ojo porque es posible que sea el avatar de un dios, en ese caso no podrás hacer nada para combatirle. Cuando tengas la información, toca el dibujo y contactaré contigo. Te ruego que lo hagas con el mayor secreto, ya que ahora formas parte de mi red de agentes. Espero tu informe...
El dibujo vuelve a parpadear y finalmente se apaga.
-Excelente. Soy Sharei Faedrawolf; emperador de Kazlunn, Drackwen, Derbhad y Reino Oceánico. Tu primera misión será averiguar que ha provocado la alteración de energía en Rhyrr. Ándate con ojo porque es posible que sea el avatar de un dios, en ese caso no podrás hacer nada para combatirle. Cuando tengas la información, toca el dibujo y contactaré contigo. Te ruego que lo hagas con el mayor secreto, ya que ahora formas parte de mi red de agentes. Espero tu informe...
El dibujo vuelve a parpadear y finalmente se apaga.
Sharei- Nigromante
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Su personaje es: Sharei, El Incierto Original e híbrido de Lince, renegado de todos los dioses, Señor de Umadhun, Líder de las Sombra Nocturnas
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Re: Segundo Grupo -Rhyrr
Off: el orden a sido cambiado por una confusión
On:
Vuelvo a tener conciencia...al menos eso creo yo, a lo mejor es un sueño, a lo mejor alucinación...
Pero había una cara, mirándome preocupada...¿o no?
¿Figuración?
¿Realidad?
Era un celeste de aspecto juvenil...
¿Figuración?
¿Realidad?
- ¿dónde estoy?- me atrevo a preguntar un tanto desorientada...
¿Figuración?
¿Realidad?
On:
Vuelvo a tener conciencia...al menos eso creo yo, a lo mejor es un sueño, a lo mejor alucinación...
Pero había una cara, mirándome preocupada...¿o no?
¿Figuración?
¿Realidad?
Era un celeste de aspecto juvenil...
¿Figuración?
¿Realidad?
- ¿dónde estoy?- me atrevo a preguntar un tanto desorientada...
¿Figuración?
¿Realidad?
Invitado- Invitado
Re: Segundo Grupo -Rhyrr
La luz y las sombras siempre han creado un juego eterno... es este el pensamiento que de pronto cruza la mente de Lurr y se instala en ella para quedarse. Él siempre ha abrazado las sombras, pero es el claroscuro el que encierra el verdadero poder...
Como si una mano invisible lo guiara, levanta las manos y las sombras a su alrededor se mueven con él, obedientes como lacayos privados de alma. Pero la oscuridad sí conserva su esencia, y se extiende en su interior como una infección imparable, manchándose de luz... La debilidad se apodera de él, y sabe, como si nunca hubiera existido mayor certeza, que Irial ha posado su mano sobre él, y que tiene que encontrar a la otra mitad de aquel acertijo para hallar su verdadero poder...
Un lazo invisible ata de pronto a los elegidos a algo diferente y lejano... Apenas han tenido tiempo de aceptar su nueva realidad, y todo ha dado un giro de nuevo... Tanto ellos, como los que están de parte de los Seis, sienten que tienen que viajar, que llegar a un lugar en apariencia corriente, en una tierra distinta.
El destino los llama hacia Celestia, al cruce de los ríos...
Para ayudaros en vuestro cometido, los Dioses os prestan su fuerza... Ahora que todos los elegidos han descubierto su condición, ha llegado el momento de definir sus poderes. Estos son los stats que debe sumarse cada elegido:
Como si una mano invisible lo guiara, levanta las manos y las sombras a su alrededor se mueven con él, obedientes como lacayos privados de alma. Pero la oscuridad sí conserva su esencia, y se extiende en su interior como una infección imparable, manchándose de luz... La debilidad se apodera de él, y sabe, como si nunca hubiera existido mayor certeza, que Irial ha posado su mano sobre él, y que tiene que encontrar a la otra mitad de aquel acertijo para hallar su verdadero poder...
Un lazo invisible ata de pronto a los elegidos a algo diferente y lejano... Apenas han tenido tiempo de aceptar su nueva realidad, y todo ha dado un giro de nuevo... Tanto ellos, como los que están de parte de los Seis, sienten que tienen que viajar, que llegar a un lugar en apariencia corriente, en una tierra distinta.
El destino los llama hacia Celestia, al cruce de los ríos...
-Debéis encontraros con el resto en el cruce de ríos cuanto antes, siguiendo el lazo invisible que os guía hacia allí. Recordad que debéis atravesar todo el espacio intermedio. Los seguidores del Séptimo han empezado la caza en vuestra persecución... Daos prisa. Cuanto más tiempo paséis separados, más vulnerables seréis-
Para ayudaros en vuestro cometido, los Dioses os prestan su fuerza... Ahora que todos los elegidos han descubierto su condición, ha llegado el momento de definir sus poderes. Estos son los stats que debe sumarse cada elegido:
- Spoiler:
Eliwood (Aldun) –control sobre el fuego y creación del mismo de la nada. En fase avanzada puede controlar la temperatura de las cosas con un solo roce. En fase final puede transformarse en fuego.
• Fuerza (Fz): +100
• Destreza (De):
• Velocidad (Ve):
• Fortaleza física (Ft): +100
• Fortaleza mental (Fs): +100
• Fuerza mágica (Fm):
• Capacidad mágica (Cm):
• Habilidad mágica (Hm):
Alderun (Yohavir) –control sobre el viento, capacidad de volar. En fase avanzada puede controlar los sonidos del ambiente. En fase final puede transformarse en aire.
• Fuerza (Fz):
• Destreza (De): +100
• Velocidad (Ve): +100
• Fortaleza física (Ft):
• Fortaleza mental (Fs): +100
• Fuerza mágica (Fm):
• Capacidad mágica (Cm):
• Habilidad mágica (Hm):
Ygoron (Karevan) –control sobre tierra y piedra, creación de terremotos. En fase avanzada puede fundirse con suelo y paredes. En fase final puede transformarse en roca o tierra.
• Fuerza (Fz): +100
• Destreza (De):
• Velocidad (Ve):
• Fortaleza física (Ft): +100
• Fortaleza mental (Fs): +100
• Fuerza mágica (Fm):
• Capacidad mágica (Cm):
• Habilidad mágica (Hm):
Zia (Wina) –control sobre las plantas, comunicación con plantas y animales. En fase avanzada puede hacer crecer plantas de la nada. En fase final puede transformarse en cualquier planta, animal o mezcla de ambos.
• Fuerza (Fz): +100
• Destreza (De):
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• Fortaleza física (Ft):
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• Fuerza mágica (Fm): +100
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• Habilidad mágica (Hm):
Romanzha (Neliam) –control sobre el agua en cualquier estado y medio. En fase avanzada puede leer la mente y crear ilusiones. En fase final puede transformarse en agua.
• Fuerza (Fz):
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• Fortaleza física (Ft):
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Dennah (Irial) – poder complementario con Lurr (cuanto más alejados estén, menos efectivo resulta). Control sobre la luz del ambiente. En fase avanzada puede crear una intensa luminosidad que hiere físicamente. En fase final, y sólo si lucha junto a su compañero, puede crear el Claroscuro: todo desaparece y el campo de batalla se convierte en una versión fantasma del mismo carente de color, un juego de luz y sombras, haciendo que ellos puedan controlar el terreno, dañando con cualquiera de sus iluminaciones.
• Fuerza (Fz): +100
• Destreza (De):
• Velocidad (Ve):
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• Fuerza mágica (Fm): +100
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Lurr (Irial) –poder complementario con Dennah (cuanto más alejados estén, menos efectivo resulta). Control sobre las sombras del ambiente. En fase avanzada puede crear una intensa oscuridad que hiere físicamente. En fase final, y sólo si lucha junto a su compañera, puede crear el Claroscuro: todo desaparece y el campo de batalla se convierte en una versión fantasma del mismo carente de color, un juego de luz y sombras, haciendo que ellos puedan controlar el terreno, dañando con cualquiera de sus sombras.
• Fuerza (Fz): +100
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SECUACES
• Fuerza (Fz): +50
• Destreza (De): +50
• Velocidad (Ve): +50
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• Fuerza mágica (Fm): +100
• Capacidad mágica (Cm):
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Invitado- Invitado
Re: Segundo Grupo -Rhyrr
Ví cómo encima del pájaro Haai había una joven niña. Fui a acercarme cuando, al levantarme comenzó una guerra en mi interior. Mi interior explotaba. Una oleada de poderes nuevos llenaba mi interior. No sabía lo que me pasaba. Era como cuando conseguí hacerme Archimago, que una gran oleada de poderes entraron en mi cuerpo, pero de una forma muy masificada, como si una gran cantidad de poder entrase en mi interior... De repente todo paró, y escuché una voz... Debíamos partir hacia el cruce de ríos, decía.. Los rumores eran ciertos, los Sabios ya lo sabían, una nueva era llegaría pronto, pero antes, deberíamos de pasar por una gran guerra. Una Guerra de Dioses. Y estábamos obligados a defender a nuestros señores.
Recuperé la consciencia y todo se enlazó en mi cabeza. Volví a ver a la niña del pájaro Haai y me acerqué corriendo a ella. - Hola pequeña, ¿Estás bien? - le pregunté de forma dulce. Muchos de los pocos celestes que estaban todavía allí se acercaron. Estaban nerviosos, pero intenté calmarles, necesitaban una explicación, pero ahora lo mejor era buscar heridos, e intentar ayudarles. Al parecer se acababan de dar una gran serie de fenómenos... Por ello, varios celestes se pasearon por los alrededores buscando heridos...
Recuperé la consciencia y todo se enlazó en mi cabeza. Volví a ver a la niña del pájaro Haai y me acerqué corriendo a ella. - Hola pequeña, ¿Estás bien? - le pregunté de forma dulce. Muchos de los pocos celestes que estaban todavía allí se acercaron. Estaban nerviosos, pero intenté calmarles, necesitaban una explicación, pero ahora lo mejor era buscar heridos, e intentar ayudarles. Al parecer se acababan de dar una gran serie de fenómenos... Por ello, varios celestes se pasearon por los alrededores buscando heridos...
Alderun- Madre Venerable
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