De camino a Awinor, sola esta vez (Rol abierto)

Las cosas que sucedieron a continuación me dejaron un tanto raro. No porque estuviera rodeado de tanta gente y de tantos tipos de sentimientos, sino más bien porque serían cosas que cambiarían el destino de mi viaje, y el de mi vida ... Quien sabía, ni siquiera Yohavir era tan sabio como para saber que destino nos deparaba a cada alma Celeste de este mundo.

Primeramente, Koral por fin se decidió a hablarme, y lo hizo de manera cauta, pero a la vez perturbada. Su chorro de sentimientos me inundó, y mis ojos se abrieron de par en par. Era increíble lo que esa chica podía llegar a sentir, y aunque ya había experimentado ese tipo de sentimientos en otros unicornios que deambulaban por los bosques, los de la Humana-Unicornio que acababa de conocer no tenían ni punto de comparación con los demás ... Pensé que sería por su doble alma, o quizás simplemente porque en sí misma acechaba una sombra que hacía a cualquiera, que pudiera sentir como yo, echarse atrás y huir horrorizado. Pero ese no era mi camino, debía de ayudarla de cualquier forma ...

- Y yo estaba seguro de que lo sabía, y de que era tu camino a seguir ... Se te ve en los ojos criatura, y sé perfectamente lo que sientes - dije con palabras tranquila, intentando transmitirle tranquilidad, pues sus palabras habían sonado bruscas, aunque para nada con intención de herir a nadie - Yo solo decía una realidad, y de que me deseo es ayudarte, y protegerte si es necesario ... Aunque no sea propio de mi naturaleza, por un unicornio, estoy dispuesto a dar hasta la vida ... - y dejé esas palabras en el aire, mientras le sonreía amablemente.

Dejé que pensara un tiempo, no quería en estos momentos hacerla sentir frustrada, y mucho menos, desolada. Entendía perfectamente la gravedad de la situación, y no por eso se achantaba ni se echaba atrás, seguía en su camino, y eso era una cosa digna de admirar, no todos tenían esa fuerza de voluntad. Desvié la mirada de su rostro y me puse a observar mientras el paisaje, que era monótono y aburrido. Todo era arena, y lo único con vida eran las pocas palmeras y árboles que transcurrían en el pequeño oasis en el que estábamos.

Suspiré nuevamente, y luego sonreí. La Lágrima de Wina me hacía cosquillas por los dedos, y eso era prueba de que mi magia estaba a punto de rebosar, por lo que, con suavidad, me quité el colgante y lo deposité en las manos de su dueña, que había empezado a designar a todos sus compañeros, mientras decía sus nombres.

- Eres Koral ... la semifeérica, o Lunnawi, que es el unicornio que habita en tí ... Ambos nombres muy bonitos, como la persona que los posee - dije sonriendo nuevamente, pues decía los nombres con monotonía, sin prestar mucha atención. Luego miré a Aslan y a Jack, ambos híbridos y que parecían reacios a acercarse al conjunto que se había formado. Incliné mi cabeza en señal de respeto y me volví a la otra celeste, de la cual nadie parecía saber su nombre - Mi nombre, en cambio, es Dragon ... Dragon Droican, de Haai-Sil - y miré a Koral, para ver si mi nombre le extrañaba, pues no era muy común - Y bueno ... si te parece extraño, puedo decirte que mis padres me lo pusieron al azar, pues ni ellos mismos sabían como llamarme - y di por terminada el cuestionario de nombres.

Lo siguiente, sin embargo, me dejó mudo de asombro y dos lágrimas enteramente cristalinas cayeron por mi rostro, incitando al llanto y a punto de caer en un quejido de alegría y melancolía. Por encima de mi cabeza, había aparecido un Dragón de colores oscuros, de grandes alas y aspecto imponenete. Una dragona surcaba el cielo y parecía querer posarse donde nos asentábamos. Recordé a Elissa, su color, y no pude evitar llorar, mientras recordaba sus imágenes ... Y desde entonces, como si hubiera llegado a un paraíso, levanté la cabeza para mirar a los penetrantes ojos ojos azules de la dragona y suspiré y grité de emoción.

- Por el Dios Yohavir y por la Diosa Wina - y me levanté, olvidando que había estado convalesciente, abalanzándome sobre las grandes patas de la Dragona -El...Elis... Elissa ... eres tú - dije entre tartamudeos, mientras las lágrimas se desprendía de mis pequeños ojos, que en comparación con los de ella no eran más que dos pequeñas bolas de canica - Te daba por muerta ... - dije entre pungidos - ¿Eres tu de verdad ... o solo fruto de mi imaginación? ...

Y dejé todo ahi, mientras seguía aferrado a sus patas, aprovechando todo lo que pudiera de aquel momento, pues si era un espejismo, tenía que aprovecharlo del todo ...

Aquel celeste dijo su nombre.
-Encantada,soy Lisabet de Rhyrr-dije sonriendo
Aquella semi-feerica presento a Jack y a Aslan.Ella se llamaba Koral.Me quede mirando a Dragon y pensando si le habia visto alguna vez.De repente,una sombra enorme cubrio el cielo y levante la vista.
-Otro dragon o dragona mas-pense.Me sentia rara entre tanto dragon y entre un unicornio.

FdR:Perdon por no contestar antes.Es un poco corto por falta de inspiracion

Off: lo siento por el retrazo

-Yo voy a ir a ver como esta koral-

Le respondi a Jack y me fui corriendo hacia donde estaba Koral. Su aura era muy facil de sentir y a la vez era inconfundible. Entonses senti la presencia de más personas que llegaban y me temi lo peor por unos momentos.

-¡O, dios! ¿y si son bandidos o sheks?-

Pense preocupado. Inmediatamente, con solo pensarlo, una espada con un brillo extraño(habitual en las legendarias) se materializó en mi mano.

-¡¿Que pasa aqui?!-

Pregunte gritando cuando llegue hasta koral. La hoja de mi espada legendaria enpezo a arder como señal de que estaba lista para ser usada.

Oi la respuesta de la semi-feerica y asenti con lentitud.

-Yo tambien me dirigo a Awinor, no seria molestia ayudaros a llegar- dije con tranquilidad

Volvi a observar al celeste, mi mente no dejaba de decirme que resultaba familia ¿pero quien? antes de intentar recordar oi como el celeste clamaba al dios Yohavir y a la diosa Wina y dijo mi nombre ¿como sabia mi nombre? Sin darme tiempo a preguntarle el celeste fue hasta mi y abrazo una de mis zarpas; le mire confundida durante unos segundos mientras veia sus lagrimas y tras intentar recordar por fin lo hice. Años atras, en uno de mis antiguos viajes, el sobre mi lomo.

-Dra...Dragon?- le pregunte sorprendida

Antes de oir su respuesta vi como se acercaba un chico con una espada legendaria, tense el cuerpoi y una de mis alas se extendio para cubrir a dragon, mientras un gruñido distante y desconfiado salia de mi garganta. Clave mi mirada en la del chico y pude ver el fuego de dragon en ella, relaje el cuerpo y plege de nuevo mi ala, si era un dragon no tendria por que ser una amenaza.

- Solo estabamos hablando- respondi al chico

FdR: Atención, cacho post xD
Elissa, te me adelantaste... es que escribo mucho :p. Bueno, he tenido que añadir algo por tu intervención, perdona que no sea mucho...

Oh, benditos celestes, pensé. Tenían un alma hermosa, y eso se traslucía en sus palabras sinceras y su mirada limpia. No puede evitar que un amago de sonrisa se dibujase en mi rostro, agradecida ante sus palabras de apoyo y esperanzas. Me sentiá alagada ante sus elogios hacia mi nombre, y profundamente turbada por su muestra solidaria de ayuda. Sí, necesitava ayuda, pero... no podía aceptar la que ese celeste me proporcinaba. Su frágil constitución, acentuada por su aspecto agotado, daba la sensación de que podía caerse en cualquier momento y romperse en una miriada de fragmentos como vulgar cristal. No podía consentir que en un intento de ayudarme sufrises por mi culpa. No soportaría ver morir a nadie más por mi causa.
Pero luego contemplé su febril brillo en sus ojos castaños, alimentados por esa quimera que todos los magos veneran: los unicornios. Podía parecer una tontería, pero me dí cuenta que ese brillo, ese sueño, esa admiración hacia un portador de magia... podía ser la mejor arma de supervivencia de cualquier mago.
Y en el mismo instante que comprendí esto supe también que no tendría valor para alejarlo de mi viaje si el no quería.

Depositó mi colgante de Wina en mis manos y al momento cerré los ojos, aliviada: comenzaba a marchitarme, y el contacto con aquel colgante hacía que mi energía se restableciese, como si estubiese en el mismo corazón de mi hogar, Alis Lithban. Me lo até de nuevo al cuello y le dirigí una mirada complacida al que se presentó como Dragon. Curioso nombre para un celeste, que más que provocarme una mirada escéptica, me arrancó una sonrisa divertida e interrogante.

Estupefacta, vi como Dragon se lanzaba hacia la dragona desconocida, abrazándole una de sus robustas patas como si fuese un talisman. "Él no ha perdido a su amiga dragona, verdad?" chilló la vocecilla impertinente que rondaba por mi cabeza "Cállate. Ah envidia, no conseguirás corromperme. Me siento feliz de que alguien se reencuentre con sus amigos de nuevo, y no le deseo ninguna desgracia" contesté mentalmente a aquella voz de la envidia. Esta se calló, porque efectivamente, no encontró la forma de torturarme.

La otra celeste se presentó también. Lisabet de Rhyrr. Y el celeste era de Haai-Sil. Siempre quise visitar las ciudades celestes, y eso me hizo horrorizar más aun el desierto. ¿Cuándo podría salir de aquí? Empezé a hacer planes sin darme cuanta, pensando que cuando volviese de Awinor, regresaría por Gantadd. ¿Y qué haría después? "...se reencuentre con sus amigos de nuevo..." de pronto volvieron a mi cabeza palabras que me había dicho antes, como el eco. Y recordé. Déteka. Todavía me quedaba gente importante... y además ella todavía no sabía lo de Reik. Sí, cuando todo este asunto acabase, iría a buscarla.

Con estos pensamientos, mi esperanza brotó desde algún lugar de mi interior, de donde había estado tanto tiempo enterrada. Quise reir de pura felicidad, pero no lo consideré oportuno.

Un movimiento a mi espalda me sobresaltó, y vi a Aslan que se me aproximaba, con una llameante espada en a mano. Retrocedí un paso por puro instinto, sin apartar la mirada de la espada. El fuego me creaba una fuerte desconfianza, aún cuando no hubiese un bosque cerca.
Parecía preocupado, y le coloqué una mano en su hombro (el hombro perteneciente a su mano libre) a modo tranqilizador.

-Todo va bien Aslan. El celeste, Dragon, cayó inconsciente y corrimos a ayudarle. La joven celeste es amiga de tu herm... de Jack -dije insegura, no sabía si quería que le llamase "su hermano" a Jack, pues aunque lo eran, percibiá una ligera tension entre ellos, o eso me parecía. -Y la dragona... bueno. Es amiga de Dragon -dije como si eso lo explicase todo, señalando al celeste abrazado a aquella recia pata de azabache.

No había acabado de decirlo, cuando la propia dragona se justificó ante Aslan.

Los miré a todos alternativamente.

-¿Tenéis hambre? -dije con una sonrisa, y si esperar respuesta me giré hacia la espesura del bosque en busca de mi mochila.

La entontré donde la había dejado. Creía saber que tenía algunos frutos que había recogido el día anterior, y lo removí todo en su busca. Mientras lo haciá, topé con un bulto cubierto por paños, aunque uno de ellos se había desprendido, mostrando una empuñadura de delicada y perfecta belleza.

-Dradoor -dije en voz muy baja, en un susurro inaudible.

Pasé un dedo recorriendo las filigranas decoraticas de la empuñadura de la espada, antaño reluciente, ahora tan fria como la misma muerte. Una comparación perfecta, porque en efecto, la espada yacía muerta sin su legítima portadora.

-Si, yo también la echo de menos- le confié a la espada con el mismo tono de voz que antes.

Antes de que me embargara la tristeza, coloqué bien su cobertura de paños y la dejé de nuevo en el sitio, retomando mi búsqueda de la comida. Las manos ocupadas alejan los pensamientos profundos

off:Como equivocación de antes edité mi post.

Me seguí alejando en la lejanía mientras pensaba en mis cosas...bueno habían pasado tantas en pocos días.Pero la dragona , bueno me llamó la atención , después volbería y me quedaría todo claro.

"Después..."

Pensé

P.D.:Me voy del post temporalmente

Off: Sigue sigue, me encantan los TochoPosts !! :3 !! Me dan mucho juego ^-^ !! Aquí va otro, ains, mola mola mola !!

Suspiré. Después de dos años por fin me había reencontrado con una de las personas más importantes en mi vida. Hacía mucho tiempo que no veía a Elissa, y según la vi, apenas había cambiado nada. Sus alas seguían siendo imponentes, tal y como lo habían sido antaño, en los cortos viajes pero interesantes que habíamos hecho. Aparte, su lomo seguía siendo amplio, con cavidad para varias personas, y los recuerdos de la brisa en mi cara y de paisajes llenos de nube al amaneces y al atardecer acudieron a mi mente, recordando todas las cosas que nos habían pasado…

Mil cosas acudieron a mi mente. Déteka…Wolf… Elissa… La Torre de Derbhad… La sombre que recorría los campos por todos los lugares de Idhûn… La pequeña batalla acontecida en el bosque bajo la forma humana de Elissa… De nuevo la sombre … y otra vez la sombra, y otra vez …

Deseché todas esas vivencias, quedándome con los momentos inolvidables. Aunque sabía perfectamente que cuando durmiera, los recuerdos de las sombras volverían de nuevo a aflorar en sus sueños, produciéndole sufrimiento y estrés, cosa a la que apenas estaba acostumbrado, pero a la que poco a poco tendría que acostumbrarse.

En ese instante, la otra chica celeste por fin se presento, haciéndome dejar de lado la intriga por saber su nombre, y sonriéndole suavemente a su rostro, mientras agitaba la cabeza en señal de recepción, pues yo me encontraba a unos cuantos metros de donde ella estaba… debido sobre todo a mi algarabía al haber visto a mi antigua compañera. De nuevo suspiré, no paraba, pues aún me costaba respirar del todo, y por primera vez desde que había llegado a la zarpa de Elissa, la solté y me puse enfrente de la misma, para poder mirarla a sus ojos.

- Así que llevas viajando todo este tiempo y yo creí que tu vida había llegado a la morada de nuestros Dioses … - dije en tono melancólico, a la vez que afirmando más que haciendo una pregunta – Me has tenido muy preocupado … creí que ya no nos volveríamos a ver nunca … No quería pensarlo pero, a veces me dije que ya no haría vuelta atrás – y agaché la cabeza, prometiéndome a mi mismo que nunca más volvería a dar nada por acabado hasta no ver las pruebas que confirmaran lo mismo – Y sin embargo, el verte aquí de nuevo … me ha hecho saber que nunca de nada por perdido … Razón de más por la que estoy aquí – y miré a Koral, que en ese momento estaba sumida en sus pensamientos, mientras aún seguía con el colgante en sus manos, recuperando su poder, aunque momentáneamente.

Pues todos los allí presentes, o eso al menos creía, sabíamos que la magia de un unicornio enfermo se agotaba muy rápidamente, e incluso cuando llevas puesto un colgante que te ayuda en esa tarea… De repente, sentí como la ala de Elissa me cubría rápidamente, y un chico con una espada en la cual crepitaban las llamas apareció dando voces y amenazando a todos los allí presentes. Instintivamente, alcé mis manos y murmuré unas pequeñas palabras en idhunaico arcano. Unas finas fileras de hojas salieron de la nada y fueron a parar al filo de la espada del chico, al que reconocí como Aslan … Supuse que el chico estaría un tanto extrañado y salí de la cobertura de Elissa, que ya había dado a entender que no estábamos haciendo nada malo.

- ¿No querrás eliminar lo poco que queda de la Madre Wina en este desierto, no? – dije mientras señalaba su espada, que nunca mejor dicho, por arte de magia, ya no crepitaba, aun cuando su cobertura era de hojas – Hasta que no calmes tus ánimos, no dejaré que mis hojas se retiren, no quieras hacer enfadar a Wina, no le gustaría nada – dije, pero siempre con tono amable y dulce en mis palabras, no era mi intención hacer enfadar a ninguno de los allí presentes.

Mientras tanto, Koral estaba rebuscando algo en una parte del oasis, no sin antes preguntar si teníamos hambre …

- La verdad, te agradecería mucho si me prestaras algo de tus víveres … Llevo tres días sin comer y, creo que esta magia que me he visto tentando a hacer me ha hecho perder más energía de la prevista – dije mientras cogía la punta del ala de Elissa y la atraía hacia los árboles. Necesitaba sombra, y mucho más aún, que los pocos árboles me ayudaran a recuperar mi energía – Ven conmigo, y transformate, así abultaras menos – y una sonrisa cálida salió de mi rostro, mientras miraba a Koral, que parecía murmurar cosas en el lugar en el que se encontraba. Sin quererlo, pude saber que los sentimientos que tenía eran melancólicos, como quien recordaba alguna cosa lejana, así que no quise decir nada, por si acaso estropeaba algo.

Mientras tanto, me volví a Elissa y le pregunté:

- Cuéntame … ¿Dónde has estado todo este tiempo?.

Mire como uno de los humanos que habia algo mas alejados se transformaba en dragon y se marchaba, triste, sentia curiosidad. Despues mire como Dragon se ponia delante mia y escuche sus palabras, sonrei levemente, yo tambien le habia dado por muerto, a el y al resto de nuestros compañeros, pero al menos parte de mi consciencia estaba tranquila al saber que Dragon estaba vivo, pues habia sido mi mejor amigos años atras.
En un momento se interrumpio la conversacion por el mismo hibrido, Dragon uso su magia para ocultar las llamas de la espada para que no ardiesen por accidente la poca vida que quedaba en el desierto. En un momento senti como una especie de cosquilleo en la punta del ala y baje la vista para fijarme que era Dragon tirando con suavidad de ella, camine con tranquilidad siguiendole y oi lo que dijo, asenti y solte un segundo mi ala de su mano para dejar que mi cuerpo de dragon desapareciera y en el solo quedara una chica de estatura normal, con el pelo casi negro y unos ojos claros que resaltaban su mirada. Oi la pregunta de Dragon y me encogi de hombros.

- Cuando os di por muertos decidi alejarme de mi antigua vida, pues todo me recordaba a vosotros, emprendi mi vida como dragona, esta en por lo menos la segunda vez que me transformo en mi verdadero cuerpo desde todos estos años. Estuve viviendo en Awinor con otros dragones, la vida no estaba tan mal, pero era monotoma, y eso a mi pequeño lado yan no le gustaba, por lo que hace un mes cosa asi emprendi un nuevo viaje, con la esperanza de encontraros, fui a Haii-Sil para buscarte, a lo mejor estabas alli, pero no, y me recorri la mayor parte de Idhun menos las montañas Nanhay. Asi que con las esperanzas destrozadas me destinaba volver a Awinor, y el resto ya lo conoces- finalice mirando el oasis pensativa- ¿y tu?¿que hiciste durante estos años?- le pregunte

Estaba empezando a entender todo. Me había puesto nervioso pensando lo peor pero ahora ya estaba tranquilo. Observé el estado de Dragon, no parecía tener un estado muy bueno y me parecía que apenas se podría mantener de pie.

-Te voy a hechar una mano-

Le dije a Dragon mientras volvia de nuevo a mi forma fenix. Cuando la transformación finalizó, empeze a caminar lentamente hacia el, sobre mis dos patas hasta llegar en frente suya. Entonses de mis ojos, una lagrima de asomó, valorada en miles para un comerciante y gente que conosca sus capacidades curativas y luego, se callo en la frente de Dragon. En apenas instantes todas las quemaduras, heridas, etc... desaparecieron sin dejar rastro, como si nunca se hubiese hecho nada.

-¿Mejor?-

Mientras esperaba a que Elissa se reconvirtiera en humana, simplemente me dediqué a mirarme las múltiples quemaduras y arañazos que tenía por todo el cuerpo. Era lamentable, parecía que acababa de salir de un campo de batalla en el que la matanza había sido brutal, y yo había sido el único que había quedado ileso.

" La fuerza del desierto " pensé, pues no tenía otra solución, cuando quería, podía llegar a ser devastador, y alguien con menos suerte que yo, habría perecido en el intento de salir con vida de aquella caldera gigante, donde los segundos de vida estan todos todos contados ... Aun así, no podía evitar sonreír risueño. Todo había salido a la perfección, y por fin me había reencontrado con la que, posiblemente, había sido la mejor compañera de toda la vida.

Elissa no era como los demas, que simplemente se preocupan de ti cuando estas herido o te encuentras mal, no. Ella estaba ahí en todo momento, apoyándote en todo lo que pudiera y siempre sacándote esa sonrisa en los momentos más difíciles ... Al igual que Koral, que por lo que intuía, era un ser precioso que siempre estaba ahí igualmente para ayudarte ... Dejé mis cavilaciones, pues por fin Elissa había adoptado su forma humana.

Ante mí se alzaba una mujer humana, o eso al menos parecía, pues hasta ella misma decía que por su sangre corrían rastros de parientes Yan. Tenía los cabellos negros y sus ojos eran de un color espectacular, que le hacía resaltar enormemente su mirada. Acto seguido, escuché con atención todo lo que me había contado: sus viajes, su poca vida en forma humana y su gran vida en forma de Dragón.

Le sonreí abiertamente, mientras dejaba de lado todo lo que la gente de mi alrrededor sentía en ese momento. Suspiré, cogí aire limpio y empecé a decirle todo lo que yo mismo había hecho, hasta haberla encontrado aquí mismo, donde ahora nos encontrábamos.

- Bueno, al darte por perdida ... empecé a vagar por todos los lugares que me recordaban a ti, pensando tambien que tu irías al mismo lugar en el caso de que estuvieras viva - comencé, relatando el esfuerzo que me supuso llegar a la Torre de Derbhad sin montura ... - Al no verte por ningún lugar, seguí buscando, aunque cada vez más convencido de que no te encontraría ... Viajé a los Reinos Humanos, pasé por Celestia para ver a mis padres, e incluso fuí a Nanhai, donde conocí a Ydeon, el herrero ... Un gran gigante, tiene un corazón muy puro - dije recordando mi estancia en Nanhai, donde hacía mucho frío y donde conocí a Ydeon - Y por último, ya fuera de cualquier esperanza, vagué hasta Kash-Tar, donde por locura me interné en el desierto, buscándote ... - y terminé, cerrando los ojos y recostándome sobre la palmera que tenía detrás.

Lo siguiente, en cambio, me encantó, pues era la primera vez que lo veía. Aslan, el chico de la espada de fuego, acababa de convertirse en fénix, y se había acercado hacia a mi. Luego, con una sola lágrima, uno de los bienes más preciados del mundo, me curó todas las heridas y raspaduras que tenía por todo el cuerpo. Con ojos como platos, me quedé asombrado, hasta que le dije:

- Muchísimo mejor, no me duele nada. Muchísimas Gracias. - y sonreí abiertamente. Me había alejado de cualquier dolor, y eso me daba fuerzas para seguir el viaje, que no era para nada corto ... Mientras tanto, Koral seguía en su lado, rebuscando y rebuscando, por lo que la dejé tranquila, para que buscara tranquila, e intentando a la vez no atosigarla.

Oi atentamente lo que Dragon me contaba, me senti culpable, siempre le dije que podria contar conmigo y todos aquellos viajes los habia echo solo, sin si quiera una montura con lo que hacer su viaje menos agotador. A mi ni si quiera me dio por buscar a mis antiguos compañeros, simplemente me aleje de la vida que habia conseguido y que siempre habia ansiado, habia sido una cobarde, habia tardado entre tres y dos años a decidirme a volver a buscarlos, y ademas me habia rendido, el encuentro con Dragon habia sido cosa de la diosa fortuna, una expresion de seres de la Tierra. Mire como el chico hibrido de dragon se trnasformaba en un amgnifico fenix y derramaba un par de lagrimas sobre Dragon, mire con atencion como sus heridas y quemaduras sanaban con rapidez y sonrei levemente, nunca habia visto un fenix y eran increibles.

- Lo siento Dragon, te dije que siempre podrias contar conmigo pero te deje de lado y tuviste que viajar solo, ni si quiera con una montura con la que realizar los viajes, fui una cobarde y no me e atrevido a buscaros hasta que pasaron años... temia no encontrar noticias sobre vosotros y afirmar que habiais muerto, fui una cobarde... estare en deuda contigo el resto de mi larga vida, no te volvere a fallar como amiga- dije.

Recorde que en mi mochila tenia algunas frutas de mi ultimo viaje y las saque, cogi una manzana para mi y le di el resto a Dragon.

- Toma, te sentaran bien, no recordaba que estuviese tan famelico- dije

Me preocupaba su estado de salud, aunque las lagrimas de fenix curaron sus heridas, no podrian aportarle alimentos si era lo que necesitaba

Podía oir tras mi espalda la voz de la dragona y la de Dragon, con euforia contenida, relatándose mutuamente las novedades, o tal vez sería otra cosa. No estaba prestando atención, pues nunca me incumbía en asuntos ajenos a mí. Sin embargo, el rumor de las voces resultaba agradable, más aún sí se mezcaba con el borboteo ininterrumpido de la laguna, nefrente de mí.
Mis manos siguieron buscando los víveres guardados en alguna parte, que no parecían dejarse ver. Por un momento temí haberlos perdido en algún punto desconocido del desierto, pero al fin los encontré. Extraje también mi vieja cantimplora, de la cual desenrosqué el tapón casi con desesperación al oír el tintineo del agua en su interior. No obstante, me llevé una decepción cuando un chorro de agua rancia y caliente salió de ella, quemando mi lengua. La escupí a un lado, irritanda, y avancé hasta la orila de la laguna, donde me dediqué a limpiar y renovar el agua, esta vez, con el líquido fresquito. Aproveché y bebí también yo del lago directamente, sin hacerle ascos. Era un pequeño milagro que la diosa Neliam mantuviese ese agua tan pura en mitad de un caluroso y polvoriento desierto.

Cargué con todos los víveres que pude entre mis brazos y me acerqué de nuevo a los demás. Titubeé un momento al ver a Aslan convertido en un brillante fénix, pero sacudí la cabeza y seguí avanzando. No tardé en darme cuenta de que todos miraban al fénix con admiración, incluida una chica nueva que acababa de llegar y... no. No era una chica nueva, sólo era la otra forma de la dragona de azabache, que la parecer era también una híbrida. No había duda, el aura que desprendía era inconfundible.

Me acerqué a Dragon, tendiéndole la cantimplora en la mano libre, pues ya tenía una mano ocupada con una fruta.

-Bebe, te sentará... -me fijé con asombro de que parecía tener mucho mejor aspecto, sin quemaduras ni daños físicos por ninguna parte. Sin embargo, me recompuse pronto y sonreí tímidamente, sin hacer preguntas al respecto -bien -terminé.

Después me dediqué a preparar la comida. Corté unas rebanadas de pan de Kalinor, un típico pan del desierto que compré semanas atrás y les unté una especia de mermelada verde por encima.
Examiné el bote de mermelada, pensativa, pues havía tiempo que no lo sacaba. Lo tenía desde que estuve en los ojos de Neliam, con Reikren... pero no era a ella a quien recordaba ahora, sino que fué allí donde enfermé junto a Lunnawi, mi yo unicornio.
Cuando terminé, repartí los panecillos entre los presentes -Dragon, Aslan, Lisabet, la híbrida desconocida y yo-. Me dí cuanta de que Jack se había alejado, así que dejé algo de pan guardado por si luego volvía y le apetecía.
En el momento de dárselo a la dragona, creí necesario presentarme:

-Hola... Soy Koral, la semifeérica -dije, sin mirarla a los ojos, aunque con una sonrisa entre tímida y afectuosa.

Mi corazón se lleno de tristeza ... Sabía que le pasaba a Elissa, pues aparte de su cabeza baja y su rostro apenado, sus sentimientos en ese momento se estaban desbordando, y me dejaban sentir tristeza por todos lados de su ser. Se sentía mal, muy mal. Y seguramente porque sabía que yo había sufrido ... No podía verla así, sería muy cruel dejarla lamentandose, mientras yo la miraba sin nada que decir, cualquiera se sentiría mal nada más pensarlo.

Supuse, que al igual que yo, ella también había sufrido. Imaginarse que todas las esperanzas de que tus amigos hubiera fallecido en Yohavir sabe donde, era una afirmación horrorosa, y nadie podría vivir con aquello mucho tiempo. Así, que en cualquier caso, comprendía su situación, y comprendía que hubiera hecho eso ... Alejarse de esos sentimientos para no sufrir daño, y si la fortuna y la suerte estaban de tu lado, ya llegaría el momento de volver a reencontrarte con tus amigos, si estos aún seguían con vida.

Por fín habló, y sus palabras eran sinceras y muy profundas. Me ví tentado a pararla antes de que terminara su argumento, para no hacerla sufrir más, pero sabía que si lo soltaba todo, se quedaría libre por dentro, e incluso mucho mejor consigo misma. Aguardé mirándola a los ojos y con una de sus manos entre las dos mías. Cuando hubo terminado, cogí aire - caliente, como siempre, y respondí cuidadosamente:

- Eli, Eli ... - empecé mientras dejaba su mano y posaba mi derecha sobre su hombro izquierdo - No te tortures mas ... comprendo tu situación y todo lo que te viste tentada a hacer. Cualquiera lo podría haber hecho, e incluso yo ... pero sabes que los celestes nunca perdemos la esperanza, siempre seguimos ahí en el intento, y aun cuando todas esas esperanzas han decaído, seguimos, hasta más no poder ... - dije mientras le sonreía - Somos así, quizá un defecto o una virtud. Yo lo veo más un defecto, mira que casi no vivo para contarte todo esto ... - y terminé mientras le daba un abrazo.

Elissa dijo algo sobre comida y varias cosas más que llevaba en su bolsa. Se giró y mientras buscaba, observé de nuevo el panorama. El desierto seguía abrasador, y cada vez el aire era más caliente, aun cuando sabía que tarde o temprano se haría de noche, haciendo que las temperaturas cayeran en picado ... Los seres inteligentes, éramos muy raros.

Cuando tenemos calor, estamos deseando que el frío llame a nuestra puerta para sentirnos a gusto mientras nos deleitamos con la luz del sol, y cuando tenemos frío, deseamos con locura que los tres astros nos alumbres para así pasar mejor las estaciones frías ... Como me decía a mi mismo " No tenemos remedio ... pero igualmente, somos extraordinarios, nuestras virtudes son únicas " y después de eso siempre solía sonreír.

Elissa ya había encontrado lo que buscaba. Cogió una manzana para sí y lo demás me lo dio todo para mi. Fruncí el ceño. Cierto era que me encontraba aún débil, y ni que un fénix podía curar eso, pero veía abusivo darme tanto, los demás tambien querrían comer algo, y yo no necesitaba tanto ... Así que le devolví todas las manzanas, excepto dos, que se las devolví de nuevo mientras murmuraba " Gracias " y empezaba a comer.

Por otro lado, Koral parecía haber llegado cargada de víveres por todas partes. Sinceramente, apenas me había dado cuenta de todo lo que había hecho mientras hablaba con Elissa y comía poco a poco mi manzana. Sin embargo, agradecí enormemente la cantimplora que me tendía, y bebí largos sorbos, pero con cuidado de no bebermela entera. Cuando hube saciado mi sed, le devolví la cantimplora a Koral y ví que preparaba otras cosas.

Me tendió unos panecillos que tenían muy buena pinta, y agradecí de nuevo que me trataran tan bien. Por fin, su niebla no nublaba sus sentimientos, y podía respirar tranquilo, pues su alma humana había ocultado a su pobre unicornio enfermo. Cuando comí, mejor dicho, devoré mi manzana y el panecillo que estaba delicioso, me volví a Koral y le dije:

- De veras, creo que fue muy tonto por mi parte adentrarme sin víveres y sin montura en el desierto ... Creo que os debo mil cosas ... Muchas Gracias de nuevo, me habéis salvado la vida ... Y nunca me cansaré de agradeceroslo - dije mientras miraba a todos los presentes.

Luego me recosté contra la palmera, y descansé mi vista, a la vez que dejaba mi mente en blanco, intentando descansar y respirar tranquilo.

Oi las palabras de Dragon y asenti lentamente.

- Eso es una gran virtud digna de admiracion Dragon, nunca lo tomes como un defecto, ya me gustaria a mi tener un cuarto de la esperanza que siempre tiene vuestra raza- dije con una pequeña sonrisa.

El cogio un par de manzanas de las que ofreci y las deje por si alguien queria. En un momento se acerco la chica semi feerica y nos dio unos panecillos, por su olor recorde que eran tipicos del desierto y sonrei con añoranza. La chica se presento y le dedique una sonrisa amable y amigable.

- Encantada Koral, yo soy Elissa- dije con uan sonrisa

Le ofreci unas manzanas por si las queria, no sabia mucho sobre la raza feerica, pero seguramente la fruta les gustaba, o a lo mejor no. Le di un pequeño mordisco al panecillo y sonrei.

- Esta muy bueno, gracias Koral- dije tras tragar el pequeño trozo.

Al oir las palabras de Dragon sobre haberse internado en el desierto sin alimentos ni montura me vino una idea a la cabeza.

- A lo mejor...¡esperarme voy a buscar una cosa!- dije mientras me levantaba con rapidez, deje el panecillo sobre el regazo de Dragon- ¡Guardamelos!¡Intentare no tardar!- dije

Eche a correr y en un momento deje que mi alma de dragon saliera nuevamente, extendi las alas y de una batida me alce en el aire con fuerza, batiendolas energicamente y alzandome lo maximo posible para intentar ver un lugar concreto. Me fui alejando en direccion a un campamento Yan, uno que conocia de sobra.

Sonreí con sencillez ante los comentarios de mis nuevos compañeros de vieje sobre mi comida. No era nada del otro mundo, pensé, pues en realidad era bastante poca cosa. Sin embargo, estábamos en el desierto. Allí el agotamiento y el hambre volvían apetitosas hasta las rocas.

Acepté la manzana de la que se había presentado como Elissa con una inclinación de cabeza como agradeciemiento, y no tardé en llevarla a la boca. Cómo echaba de menos la dulce fruta de los árboles, pensé, mientras echaba un vistazo crítico con aprensión a las altas palmeras que creían desgarbadas hacia los soles. Los frutos que producían era exóticos y realmente muy buenos, pero comenzaba a cansarme de sus sabores cálidos y empalagosos. Por eso no tardé en acabármela, incluso guardé las pepitas. "Las plantaré" sonreí, y la imagen de mí misma creando vida a partir de aquellos pequeños granso negros, lejos del desierto, me inundó por un instante. Era curioso, no había nada de especial en plantar unas semillas, en especial para los de sangre feérica, que lo hacíamos constantemente. Sin embargo, echaba mucho de menos esos pequeños detalles de mi monótona pero feliz y cómoda vida en Alis Lithban.
Y sin embargo... sentía que ya no podría volver atrás, que ya no sería lo mismo. Y los más sorprendente era que, pese a todo, no me arrepentía en absoluto de haber salido de mi hogar para ver mundo. A pesar de que las últimas semanas hubiesen sido un infierno.

-Gracias -susurré a Elissa, cuando terminé la fruta.

Escuché entonces cómo Dragon se deshacía en agradecimientos. Estube a punto de hacer un comentario cuando Elissa se levantó con una repentina ola de energía, y entusiasmada, se marchó corriendo gritando algo que me pareció a una idea medio desarrollar, porque no dijo nada, simplemente se metarmofoseó de nuevo en dragón y pronto estaba ya muy alta, volando rauda por el cielo como si fuese dueña del mundo. "Ah, dragones. Criaturas libres y poderosas... tal vez sí sean los dueños del mundo, al fin y al cabo" pensé, y al momento me sentí desconcertada. Esa idea había surgido de mí, estaba segura, pero no parecía propia de mí. Como si... la hubiese pensado una segunda yo.

Sacudí la cabeza. Otra vez me iba por las nubes. Seguí la trayectoria del vuelo de Elissa, abstraída, mientras murmuraba.

-No te culpes, Dragon. A veces nos guiamos por impulsos repentinos que pueden resultar fatales. Mírame -sonreí y giré la cabeza para mirarle -Tengo sangre feérica, más que humana, en realidad, y por si no fuera suficiente... soy un unicornio. ¿Qué hago aquí? -reí, ante lo absurdo que sonaba en voz alta, porque efectivamente, comenzaba a dudar de que todo esto tuviese un sentido.

Mi risa me sonó extraña, pues hacía tiempo que no hacia algo asi, sin embargo, lo que había comenzado como una suave carcajada de perplejidad se transformó en un sonido amargo. "Sí, ¿qué estoy haciendo aquí?" me pregunté "curarte" me respondí a mí misma. "¿De veras puedes hacerlo? ella ya no está. Te prometió de lo haría, pero... Nos ha abandonado." pensé, pero de nuevo tuve la extraña sensación de que era yo quien hablaba, pero sin embargo no me reconocía del todo a mí misma.

-Me ha abandonado -murmuré -Pero no...

"Te dije que no podia confiar en ella" Ese pensamiento era mío, pero por alguna razón, me sobresaltó. Comenzaba a preocuparme de verdad. "¿Quién eres?" me pregunté a mi misma. Reí interiormente "Yo soy tú. Tú eres yo. Nosotras somos yo, y yo es dos yoes distintos al mísmo tiempo que es un sólo yo." Me sentí perdida ante mi propio razonamiento y parpadeé, confusa, como si fuese tonta. Y de golpe tuve una revelación sorprendente. "¿Lunnawi?" pregunté, insegura. "Muy bien" me respondí, o más bien respondió mi yo unicornio. "Pensaba que los híbridos se unían hasta ser una sola cosa... quiero decir, en todos los sentidos. Con la misma consciencia y sin transtornos" pregunté a Lunnawi. "Así es. Pero no somos una unión perfecta. Nos unimos cuando yo ya estaba enferma... por lo que algo no salió bien del todo" respondió. Sorprendida, quise seguir indagando en el tema. "Pero, ¿cómo...? ¿Por qué no has hablado antes conmigo?". Lunnawi no respondió y por un momento temí que se hubiese ido, pero volvía sentir de nuevo sus pensamientos entrelazados con los míos: "Porque no es tan fácil..." Sus palabras sonaron débiles y de pronto se acallaron. Me sentí vacía de pronto y, aunque intuí que ya no podría contactar con ella, pregunté desesperada: "Y ¿cómo nos uniremos completamente? ¿Cuándo te cures? ¿Cómo estás tan segura de que no puedes curarte sin Reikren... o Milennas? No podemos saberlo" Pero no obtuve respuesta.

Me gustaba la voz de Elissa. Sus palabras sonaban serenas y tranquilas, e incluso se notaba mucha madurez en ellas. Ya no era la chica que había conocido dos años atrás, no … Era la nueva Elissa, más fuerte, más libre, y sobre todo mucho más madura. Ese cambio me gustaba. Siempre me había gustado la forma de ser de Elissa, pero ese cambio tan repentino que le había hecho darle un vuelco a su vida, le había cambiado mucho, y a la larga, acabaríamos notándolo todo …

- Don viene, Don va mi querida Elissa … A fin de cuentas, nuestra raza no hace más que demostrar lo que sabe, aunque no siempre puede hacerlo. Nuestro carácter afable por la vida, como lo tienen los féericos – miré a Koral mientras sonreía – por la vida de la madre Tierra, nos hace ser como somos … Pero a la vez, somos débiles, y eso es un defecto que ni todos los dioses del mundo nos quitarán … - y mi rostro se apenó un poco, aunque cambié mi expresión.

Bastante era lo que cada uno tenía encima, y lo que cada uno pensaba en esos momentos, como para que yo, en estos momentos que corrían me pusiera a contar penas y empezara a reflexionar sobre lo que la vida nos guarda, y sobre los dioses que nos han creado. Murmuré unas alabanzas a los Dioses, pues a fin de cuentas sin ellos no habríamos existido nunca, y despejé mi cabeza, que empezaba a cansarse de nuevo, pues aunque el fénix me había dejado como nuevo, mi cansancio seguía, y al parecer en aumento …

En ese momento, me dije: " Lo que es la vida ... si no hubiera puesto tanto empeño en buscar a una de las personas que más quiero, nunca nunca hubiera dado con ella, y este día nunca habría llegado ... Me parece que mi cupo de aventuras cada vez se está llenando más, ya es hora de poner mis pensamientos en orden " y sonreí mientras pensaba aquellas cosas.

Escuché como ambas chicas, Koral y Elissa se presentaba y se prestaban alimentos que compartir. Entre los yans que había pululando por el oasis, Koral la semifeérica, Elissa la dragona, Lisabet , la otra criatura celeste, y Jack y Aslan, que parecían un poco ajenos a todo tipo de conversación, todo esto parecía una gran comitiva que se reúne cada largo tiempo para hablar sobre cómo va Idhûn y sobre cómo nos va en general. Después de esa reflexión, cerré los ojos, pero me ví interrumpido por Elissa, que en ese momento salió disparada, convirtiéndose en dragona en el camino, y volando hacia Yohavir sabía donde.

- ¡No te marches! – grité, mientras la veía alejarse – No te marches … - y mis palabras se ahogaron en un susurro. No tenía ni idea de que había pasado, y como no estaba prestando mucha atención a lo que ambas chicas hablaban, no podía saber exactamente que pasó. ME volví a Koral y le pregunté desesperadamente – Dime que vuelve … por favor, dímelo – y me dejé caer en la palmera.

Cuando me hube tranquilizado e intuí por la mirada tranquila de Koral de que Elissa volvería, me sentí aliviado y observé que le pasaba a Koral. Su alma feérica empezaba de nuevo a desaparecer, y un nuevo combate parecía librarse en su interior, haciéndola pensar muy bruscamente. Fruncí el ceño y la miré directamente a los ojos, mientras intentaba distraerla contestando a su contestación anterior.

- Si bueno, pero quizás tu no tuviste más remedio. El destino te puso ese difícil obstáculo en el camino y ahora no tendrás más remedio que desafiar todavía más obstáculos para poder curarte. En cuanto a tu sangre feérica, supongo que tendréis parte del espíritu aventurero, pues aunque vuestros árboles sean vuestra pasión – y señalé las palmeras, a las que miraba con atención – a todos siempre nos ha gustado salir a ver mundo … es el sueño de todos – y terminé de hablar.

Luego, murmuró unas pocas palabras que no parecían ir dirigidas a nadie, y como no sabía muy bien que hacer, simplemente no dije nada, no fuera a ser que me estuviera entrometiendo demasiado en la vida de una persona a la que acababa de conocer. Mientras tanto, no paraba de otear el cielo, que empezaba a cubrirse de algunas manchas de nubes y de estrellas, a la vez que en la lejanía, se veían los débiles brillos de las tres lunas, que saldrían para dar comienzo a una nueva noche, oscura, fría y duradera.

Aparte, de observar las nubes y las estrellas, observaba en todas direcciones, buscando indicios de que Elissa volvería pronto sana y salva, y me diera una explicación de porque había salido tan repentinamente de allí y no nos había dicho apenas nada.

Habia agitado mis alas lo maximo posible desde el pequeño oasis donde me encontraba para llegar lo mas pronto posible a un campamento yan, el campamento donde vivia mi familia. Cuando llege alli viejos recuerdos venian a mi mente, el olor me hacia recordar cuando era niña jugando entre las tiendas con otros niños y niñas yan; no quise perder tiempo y me converti en mi otro cuerpo mestizo y fui en direccion a la tienda de mi familia.
Cuando dijo Dragon que se habian internado en el desierto sin monturas pense que podria ayudarles dejandoles algunas de mi familia, no les importaria pues no solian usarlas mucho.
Me distraje un poco por el reencuentro con la familia despues de tanto tiempo, insistieron en que me quedase mas pero les dije que tenia mucha prisa por volver a internarme en el desierto, parecieron comprenderlo y tras darme provisiones fui a los establos de mi familia con la compañia de mi madre, ella era maga y con un hechizo meteria a los caballos en una botella de esas magicas para que la noche no me pillase al ir de vuelta. Tras poner las riendas y monturas a la yegua y al caballo yan mi madre murmuro un hechizo y los metio en una botella, guarde esta en la bolsa donde llevaba comida y agua y me despedi de mi madre.
Sali de los establos corriendo y volvi a dejar salir mi cuerpo de dragona, alzandome en el aire con un par de batidas y me dirigi de vuelta al oasis. Durante el camino pense que Dragon como no tenia monturas podria utilizar la mia, y cuando hiciese falta el con su magia podria meter a las monturas en la botella como habia echo mi madre; mientras pensaba me fije tambien que las lunas hicieron su presencia y con el la noche, haciendo que mi cuerpo fuese casi inperciptible por el color oscuro de mis escamas.
Tras un par de horas mas volando divise el campamento, incline poco a poco el cuerpo mientras descencia con suavidad y algo mas lejos para no levantar arena cerca de ellos ni nada. Cuando aterrice con suavidad y mis zarpas tocaron arena, volvi a mi cuerpo mestizo y me dirigi al campamento; llege con una amplia sonrisa.

- Ya volvi! siento el retraso! me distraje un poco!- dije con una sonrisa- traje comida y agua por si se nos acaba de camino a la Torre, y Dragon, el tema de las monturas solucionado- dije enseñandole la botella- ahora supongo que todos podremos viajar en mi lomo y en el de Aslan, pero si en algun momento nos hace falta alguna aqui hay- dije con una sonrisa

Las palabras del celeste me devolvieron a la realidad. "Maldita sea, otra vez estoy en las nubes..." me reproché a mi misma, aunque sabía de sobra que no tenía remedio.

-Partí de mi hogar por un sueño -le dije con aire soñador -Aunque ahora parece casi una pesadilla... bueno, qué diablos... Tomé un camino, y desde un principio sabía que sería difícil. ¿Pero, dónde está el espíritu aventurero sin su respectivo peligro? Idhún es demasido hermoso como para que el miedo le impida a uno encerrarse en casa. Aunque estés seguro de que tu casa sea el lugar más seguro del mundo, y probablemente así sea, no hay nada como emprender un viaje para descubrir, al final de tu aventura, que tu hogar és y será siempre Idhún. Todo Idhún. Incluso este pedazo de arena muerta -terminé, bromeando en mi última frase.

Surgió un silencio entre nosotros. Miré abstraida el cielo, donde el rastro de Elissa se perdía por completo borrado por los rayos del segundo crepúsculo. Ahora que me daba cuenta, era cierto que el calor había disminuido bruscamente, aunque no llegaba a hacer frío; y la oscuridad robaba terreno a la claridad del día. Ahora que los soles estaban bajos y sus rayos habían languidecido, como si no tubiesen fuerzas para segur trabajando, se podía contemplar el horizonte sin que te doliese los ojos por la luz reflejada en el mar de arena. Y ví algo sorprendente.
"No puede ser... tan cerca... y no me había dado cuenta. Al fin y al cabo, no me ha perdido. Voy en buen rumbo" un enorme alivio me devolvió algo de fuerza.
En el horizonte se dibujaban los escarpados picos de una cordillera. Era demasiado larga para tratarse de una montaña errante, y demasiado oscura para tratarse de la Cordillera Cambiante, siempre verde por la influencia de Derbhad. Tampoco podían ser los Picos de Fuego, no eran lo bastante picudas, y con toda mi infancia viviendo en Drackwen, podía reconocer la silueta de los Picos de Fuego a mucha distancia, y aquellas montañas no encajaban en el perfil. También podía darse el caso de que fuese el sistema montañoso de Celestia, pero lo dudaba. Si me había encontrado con tanta gente que deseaba ir a Awinor aquí, por la fuerza tenía que estar más cerca de Awinor que de Celestia.
Así que solo quedaba una opción.
La Cordillera de Awinor.

Contuve un grito de alegría a duras penas, aunque me sentia eufórica, y me volví hacia Dragon para contarle mi descubrimiento, pero descubrí que tenía la vista fija en el cielo, con semblante preocupado.

-No te preocupes, es una dragona. Puede ir realmente rápido en el seno de Yohavir con total libertad, sin los obstáculos del terreno. Tú lo sabes, eres celeste y conoces los vientos mejor que yo. -lancé entonces un vistazo crítico al cielo. Comenzaba el tercer atardecer, dibujando siniestras sombras bajo las palmeras. -Aunque venga de noche, no se perderá. Es hija del desierto y lo conoce hasta en la oscuridad.

Pese a mis palabras, no estaba muy tranquila. Aunque Elissa fuese un dragon... las noches en Kah-Tar son traicioneras. No obstante, traté de tener pensamientos más alegres. No quería que Dragon leyese mi preocupación.

Con la tercera luna llegó también Elissa. Di un respingo al oír el batir de alas muy cerca de nosotros, pues aunque había estado oteando el cielo, las escamas negras de la dragona se difuminaban en la noche.

Hablaba rápidamente, y parecía eufórica. Sonreí ante su muestra de energía.

-No te disculpes, Elissa. No has tardado tanto.

Miré de reojo a Dragon, sonriendo en mi fuero interno, segura de leer una explosión de alivio en la cara del celeste cuando viese a Elissa

Mientras esperaba a que Elissa volviera, no tenía más remedio que permanecer con los ojos abiertos, atento a cualquier ruido, señal u otra cosa de cualquier índole que me ayudara a saber que Elissa ya había vuelto, aparte de intentar mantener a Koral fuera de pensamientos que le hicieran mantener su cabeza perdida y no hicieran más que provocarle sufrimiento, no me gustaba nada que un unicornio sufriera lo que en estos momentos Koral estaba pasando ...

Escuché con atención, mientras miraba el cielo, que cada vez era más oscuro, lo que Koral me iba contando. Sobre la aventura y el sueño que tenía, y mucho más por el camino que había elegido, que la había llevado a tomar senderos un tanto dolorosos y en los que solo tus mejores amigos podían ayudarte a hacerte sentir bien. Solo de pensarlo, me entraban cada vez más ganas de entablar buena amistad con Koral, y si podía llenar ese vacío que sentía por dentro, haría cualquiera cosa para conseguirlo.

- Todo lo que dices es cierto Koral ... ¿Dónde está el espíritu sin su respectivo peligro? Si, mucha razón, nada sería lo mismo si nos fueramos de aventura y todo fuera del color de las rosas ... Pero comprendeme - empecé diciendole, mientras agachaba la cabeza, pues su mirada a veces me hacía percibir sentimientos que en esos momentos era mejor no sentirlos - Soy Celeste. Mi naturaleza y mi raza es pacífica, y que de repente, todo el mundo se te vuelva en tu contra, cuando tu eres uno de los seres más insignificantes de todas las razas idhunitas ... te achanta, hazme caso que te achanta - dije, aunque para nada intentía transmitir pena, más bien quería hacerle saber la realidad de lo que vivía - Y bueno, tu a lo mejor no lo entiendes muy bien. Tienes mezcla de sangre, ¡y que mezcla! Eres uno de los seres creados por los Dioses, y eso te hace estar en un escalón más alto que el de las demas razas ... A la larga, se nota - y terminé sonriendo, mientras la miraba a los ojos, ajeno a cualquier sentimiento que ella misma sintiera en esos momentos.

Se hizo el silencio, y aproveché para hacer uso de mi magia. El día se iba acabando, y aunque los múltiples Yan que había en el oasis ya había levantado sus fuegos, yo los miré con miedo, pues una sola llama bastaba para provocar un incendio, aparte de que estaba delante de una semifeérica, seguramente no le gustara el fuego. Así que, con unos gestos de mis manos, y unas palabras que terminaron en una media sonrisa, pues la magia fluía como siempre de nuevo por mi cuerpo, una luz salió de mis manos, muy brillante, que ilumbró la estancia y nos mantenía en calor, debido a la gran energía luminosa, y a la vez calorífica que desprendía.

Luego, Koral volvió a hablarme, y con un gesto de mi cabeza, di a entender de que la estaba escuchando, mientra veía la luz que acababa de formar revolotear por nuestros alrededores. Me hablaba sobre Elissa, y con un leve asentimiento, comprendí lo que me decía "Pero aún así, no puedo evitar preocuparme ... No hace más de 4 horas que la volví a ver y de nuevo ha partido " pensé para mi mismo, con la intención de no preocupar más a la chica que tenía delante, que se fijó en el cielo, como antes había hecho yo.

Sin embargo, mi preocupación terminó pronto, pues vislumbré una oscura silueta que se iba acercando, y que luego aterrizaba formándose más pequeña, y la cual dejó ver a una chica que corría en nuestra dirección. Sonreí y me levanté corriendo, para ir a su encuentro y hacerla llegar a donde estábamos nosotros. Llevaba varios bultos en sus manos, diciendo que era comida para el viaje que se nos aproximababa. Igualmente, llevaba unas botellas curiosas, con unos pequeños caballos al estilo yan, que descansaban metidos en ella.

- Vaya ... curioso truco, creo que podré hacerlo cuando llegué la ocasión - dije mientras miraba a Elissa, que acababa de explicarme el cometido de su expedición y el por qué de esos caballos en la botella - Y ... estupendo, podré volver a sentir el seno de Yohavir en mi piel ... Me encanta la idea de poder volver a volar de nuevo ... - y me senté de nuevo, con los pies cruzados, mientras contemplaba el rostro de Elissa, del cual caían unas gotas de sudor - Deberías de refrescarte un poco y secarte, para así limpiar tu sudor ... Yo mientras, montaré alguna tienda con mi magia, así estaremos resguardados de las temperaturas - y me puse manos a la obra.

Con ágiles movimientos de mis brazos, y mientras formulaba grases en idhunaico arcano, comenzaron a salir de la tierra del desierto pequeñas ramas de cerezo, que se entrelazaban entre ellas para ir formando poco a poco una tienda grande, con cavida para unas 7 personas. Cuando terminó de hacerse, entré y con los movimientos de antes pero con nuevas frases, hice aparecer de los árboles que acababan de nacer hojas para sepultar toda la tierra en hojas, y así dejar un suelo perfecto de hojas donde dormir y estar cómodos.

- Listo - dije - Estaré dentro, creo que ya es hora de que duerma. He vivido demasiadas aventuras por hoy, me parece que Yohavir nos enseñará un nuevo día mañana - dije, mientras me metía en la tienda y antes de desaparecer por completo me giraba y decía - Buenas Noches, que la Diosa Wina vele vuestros sueños, y que Yohavir os guíe en el camino que debéis tomar en los mismos - y con una sonrisa cálida, entré en la tienda, me recosté en las hojas y cerré los ojos, dispuesto a dormir durante algunas horas ...

Off: Lo siento por este enorme retrazo

Había escuchado toda la conversación atentamente y sin perder una palabra. Me estaba empezando a sentir un poco incomodo con tanta charla.
Me aleje poco a poco y con paso disimulado de la conversación para ocuparme de un tema que me resultaba de mucha más importancia: Jack.
Torpemente ontente pasar desapercibido pero con los llamativos colores de mi plumaje y mi gran tamaño, dudaba que fuera facil pasar desapercibido.

-Todo esta pasando muy deprisa-

Pense mientras, estiraba mis explendidas alas para alzar vuelo.

Off: cacho post XDD


Oi el comentario de Dragon sobre el truco de las botellitas y que se pondria a montar las tiendas, estuve de acuerdo, y aprovecharia un poco mas tarde para darme un baño. Cuando monto las tiendas, se despidio, yo me despedi con un simple gesto de mano y saque de mi mochila de viaje una toalla; era algo tarde y las lunas iluminaban las arenas del desierto dandole un aspecto palido y hermoso, al menos para un ser como yo.
No habia nadie cerca del pequeño lago que habia en el oasis, me quite la ropa y deje la toalla lo mas cerca posible de la orilla, me meti en la fria agua y cerre los ojos mientras me relajaba y notaba como los musculos de mi cuerpo se desentumecian. En un momento vi una especie de ave cruzar el cielo con colores llamativos, un fenix, parecia ser el hibrido de antes ¿por que se marcharia sin avisar? bueno, no sabia si volveria, pero en fin, nadie podia controlar a nadie, todos eramos libres.
Tras un largo rato en las frias aguas me sali, me puse la toalla y me cambie de ropa, poniendome unos shorts y una camisa de tirantes. Fui hacia las tiendas a descanzar, pero me pare frente a ella, no me apetecia dormir encerrada en una vacia tienda, tenia ganas de dormir fuera, aunque hacia algo de frio; camine con tranquilidad por la arena, sintiendola en mis pies y recordando su agradable tacto en mi piel.
Me aleje un poco del improvisado campamento, hasta llegar a una colina de arena, me pare alli, tenia una estupenda vista de las lunas. Como tenia frio deje salir mi alma de dragon y mi largo y oscuro cuerpo se enrosco, solte un suspiro algo mezclado con un rugido cansado y cerre los ojos; habia pasado tanto tiempo viviendo como dragona que me parecia mas comodo todo desde esa forma, comer, dormir, lavarme, viajar... pero ahora no estaba sola y tenia que usar mi pequeño cuerpo mestizo.

Cuando me abri los ojos tan solo el primero de los soles se mostraba, solte un pequeño bostezo y me estire cuan larga era. Mire hacia el campamento, parecia que aun los demas no habian despertado, volvi a mi cuerpo mestizo y me dirigi a mi tienda en la cual no habia dormido, pero estaban los pequeños frascos con los caballos, aunque estuviesen encerrados en una botella, necesitaban tambien salir. Cuando salieron de sus respectivos frascos ambos, DarkNight y Asfaloth resoplaron y me miraron algo enfadados por estar encerrados, me acerque a ellos con una sonrisa y los acaricie, las crines llameantes de Asfaloth eran visibles pues aun habia algo de oscuridad, y DarkNight era una yegua traida de la tierra, normal y corriente. Les di a cada uno un par de manzanas y deje que caminasen a sus anchas cerca del campamento; saque de mi mochila algo de las provisiones que habia traido, cogi unas frutas del desierto muy buenas, tambien saque una especie de termo, dentro habia una especie de zumo echo tambien con frutas del desierto, era muy refrescante y te daba energias en el viaje. Extendi una sabana en la arena y puse sobre ella platos con las frutas y unos vasos de barro con los zumos, lo deje ahi para cuando los demas se despertasen, yo me fui a la misma colina donde habia dormido y me quede contemplando el desierto con tranquilidad, DarkNight y Asfaloth se habian acercado y se habian tumbado a mi lado como si falderos perrillos fueran; sentia las ardientes crines de mi caballo en el brazo, aunque no me producia ninguna quemadura y era agradable, me quede acariciando a ambos animales con aire ausente.

Tras la conversación con Dragon me sentí un poco más despejada, aunque todavía le daba muchas vueltas a mis pensamientos. Debería descansar, pensé. Mañana me esperaba un largo viaje, y no solo eso, seguro que al día siguiene me sentía con un humor renovado. Miré hacie las tres lunas. Estaban ya muy altas, en perfecta formación formando un triángulo invertido sobre en cielo cuajado de puntos brillantes. Me pregunté si alguno de ellos sería esa Tierra de la que hablaban algunas leyendas antiguas

Algo me llamó la atención aquí abajo. Dragon había invocado su magia para hacer crecer fuertes plantas que se entrelazaban unas con otras rápidamente hasts formar una espaciosa cabaña. Deduje rápidamente que el celeste se había instruido en la magia telúrica, y observé su trabajo con interés. Era la misma magia a la que yo aspiraba estudiar, pues también era maga. Pero aún me faltaba mucho por aprender hasta alcanzar su nivel. Ni siquiera había asistido al exámen para convertirme en el grado más elemental de los magos, aunque con este asunto de ser un unicornio, no sabía si mi magia se vería dificultada o facilitada por este hecho. Ya que estaba tan cerca, podía pasar por la torre de Awinor.... Aunque suponía que eso tendría que esperar. Primero... necesitaba ponerme bien.
Y ya estaba tan cerca de ese objetivo...

Dragon terminó y parecía satisfecho ante su obra. Se despidió formalmente, pero sin perder su desparpajo, indicando que se retiraba ya a dormir

-Buenas noches, amigo Dragon. Que Irial ilumine tu descanso y ahuyente las pesadillas lejos de ti. -respondí con la misma fórmula.

Dragon se retiró al interior de la cabaña viviente. Entonces me percaté de que Aslan parecía incómodo, y lo observé salir volando en su llameante forma de fénix, sin previo aviso. Cuando quise decirle algo, ya estaba suspendido en el aire, y cualquier palabra mía habría sido consumida entre el sordo sonido del batir de sus alas.
No tardé en perder de vista su brillante silueta. Entonces me giré lo vi todo tranquilo y muy a oscuras, soprendida de con qué rapidez se había ido todo el mundo, incluso el resto de los viajeros yan que no pertenecián a nuestro grupo. Tampoco estaba Elissa, que se había marchado tan silenciosamente que no me había percatado. No obstante, sabía que ella estaba por aquí cerca. No habría sabido muy bien explicar el por qué lo sabía, era como un sexto sentido (afinado por mi parte unicornio).

Me interné en la cabaña en silencio, procurando que no se oyera ni la arena crujir bajo mis botas para no despertar a los que durmiesen dentro. Dragon ya estaba sumido en un profundo sueño. Elissa no estaba aquí tampoco, pero no le dí importancia. Me recosté en un rincón, acurrucada en posición fetal, tratando de reconciliar el sueño. Me sentía a gusto allí, casi como dormir sobre el mullido musgo que creciá bajo los árboles de Alis Lithban, sintiendo la energia viva que emanaba de las plantas. Abracé mi mochila como una niña a su peluche favorito y me interné en una pesadilla que parecía no tener fin.
No me daba cuanta de que, tan pegada a la pared vegetal como estaba, mi energía corrupta del unicornio enfermo marchitaba las hojas más cercanas a mí volviéndolas de un color gris enfermizo

Lo ví a la mañana siguiente, cuando desperté con los primeros rayos de los soles que comenzaron a filtrarse por entre el follaje de la cabaña. Por un momento me pareció que todo lo sucedido durante los últimos largos meses no había sido más que un pesado sueño, y que me encontraba de nuevo en mi querido bosque. No obstante, la parte mustia de las plantas que crecían a mi alrededor me dejó claro que todo era real, muy real. Reprimí el impulso de correr a curarlas, pues solo lo empeoraría más. Lo único que podía hacer era salir de allí, y esperar que Dragon no se mosquease.

Fuera me recibió una mañana luminosa y tan caluosa como la de ayer, sino más. Había un desayuno preparado y listo para recibirnos, y sorprendida, alcé la cabeza en busca del culpable. Elissa estaba sobre un montículo, observando el desierto y escoltada por dos hermosos caballos. Suspiré de nostalgia al recordar a Alisder, el corcel de Awa, y a Lith, mi yegua Enda "La sagrada" y por supuesto Limnor el halcón y el resto de mis fieles compañeros... No los habiá vuelto a ver desde que me secuestraron. Suponía que se habrián escapado, y deseé que estuviesen bien.

Tomé unos sorbos del zumo de frutas, y su sabor dulzón recorrió mi paladar, dándome fuerzas. También picoteé un poco aquí y allá, probando los distintos tipos de frutas. Cuando terminé, subí lentamente hacia donde estaba Elissa, y me quedé unos segundos en silencio contemplando en su misma dirección. Como era temprano y la luz de los soles aún no resultaba cegadora, la silueta de las montañas de Awinor se dibujaba lejana en el horizonte.

-Gracias por el desayuno. -dije con sencillez, y después añadí -Supongo que tendremos que partir ya hacia Awinor, en cuanto esté listo Dragon. Sí queréis, claro. -dije en seguida, no quería presionar a la dragona que acababa de conocer, y tal vez ella, que acababa de llegar, quisiera quedarse más tiempo. -De todas formas, yo ya no puedo esperar más. Siento que me estoy retrasando mucho.

Seguía mirando hacia las montañas, mientras una duda nacía en mi cabeza: "¿Valdrá la pena tanto esfuerzo?"

No tardé mucho en conciliar el sueño. Todo lo vivido me había dejado exhausto, y el recostarme sobre las hojas, hacía que mi cuerpo empezara a liberarse y se desentumeciera. Sonreí alegre y suspiré cansado, mientras cerraba los ojos para poder conseguir dormir, que como pensé, no tardaría mucho. Esta vez, me ví sumido en un sueño alegre y danzarín ...

Todas las hojas del bosque en el que me encontraba parecían danzar alegres y contentas de tener entre sus árboles a un unicornio. Sin embargo, al parecer el bosque no pasaba desapercibido a los cambios que se produjeran en un Unicornio, y pronto se volvieron más pausados, haciendo parecer que el bosque se quedaba sin vida.

Sin embargo, yo me esforzaba por permanecer siempre sonriente, moviendo mis brazos mientras entonaba cantos a la diosa Wina y pronunciaba palabras, para que el unicornio que yacía en frente mía se alegrara y dejara de lado sus pensamientos para que todos danzáramos de nuevo a la luz de los Tres Soles, que ya había salido y estaban en el punto más alto. Cuando creí que todo había terminado, y que despertaría de mi sueño, el bosque entero empezó a arder. No sabía muy bien por qué, pero la mueca de horror de mi cara me había dejado paralizado, y no pude hacer nada para ayudarlo...

En ese mismo instante, desperté, sudando, pues como en mi sueño, los Tres Soles ya habían salido, y me daban de lleno en la cara, pues se filtraban por algunas de las pequeñas grietas que no se habían tapado del todo cuando había hecho la tienda-árbol. Me levanté un poco y permanecí sentado, entre las hojas, para desperezarme y poder así pensar con cabeza. No percibía a nadie cerca de donde estaba, así que supuse que todos se habían despertado y habían ido a dar un paseo.

Mi rostro se volvió para encontarse con una zona de la tienda que estaba algo marchita y chamuscada. Fruncí el ceño, pero no le dí más importancia. Es cierto que no me gustaba que los árboles murieran así porque sí, pero supuse que mi magia había estado fallando un poco por la noche debido al gran esfuerzo del día anterior, y había hecho que parte de la cabaña se marchitara mientras tanto. Cuando dejé de cavilar que había producido todo aquello, salí de la tienda.

Me recibieron los soles abrasadores, que quemaban como ayer, y un cosquilleo en mi rostro hizo que me riera. Aunque hacía mucho sol, la brisa era un tanto fresca e incitaba a dar un largo paseo por todo lo que era el oasis. Me percaté de que en el suelo había un mantel y cosas puestas encima de él. Mi estómago hizo acto de presencia, pero antes de empezar a desayunar, pensé en refrescarme en el oasis, que estaba vacío y no había nadie cerca. No supe donde estaban Elissa y Koral, pero seguro que estaban bien.

Llegué al oasis y me deshice de mis ropas, las cuales las puse en una palmera cercana, para que se airearan un poco. Tomé un baño refrescante, y nadé un poco por todo lo que era el oasis, fijándome en la poca vegetación que había y en los pocos animales que por allí pasaban. Cuando hube terminado de bañarme, cogí mis ropas y me las volví a poner. Acto seguido fuí hacia el mantel, me senté de piernas cruzadas y empecé a comer. Comí un extraño zumo que estaba delicioso, y algo de fruta que había en una esquina del mantel.

Cuando hube terminado, me levanté y busqué con la mirada a ver si encontraba rastro de mis compañeras. No tardé mucho en dar con ellas. Ambas estaban en un montículo, observando lo que sería el horizonte. Elissa estaba rodeada de dos caballos, que serían los que estaban metidos en la botella, pues no se veían muchos caballos desperdigados por el desierto. Me acerqué con paso lento, mientras miraba al cielo, hasta que llegué a donde estaban ambas.

- Buenos Días a ambas, espero que Yohavir haya guiado vuestros sueños - y sonreí a ambas, mientras me sentaba al lado de Elissa - Un nuevo día se levanta, y creo que nuevas aventuras ... ¿Todos preparados? - dije decidido. Estaba eufórico, un brillo se veía en mis ojos y pude hasta sonreís con facilidad, mientras las miraba a ambas - Ya he desayunado, espectacular la comida ... Espero que sea de alguna de vosotras dos, sino, habré robado ... - y mi cara se puso seria - De todos modos, espero que no les importe ...

Luego, me levanté y me puse cerca de Koral. Me acerqué a ella y le dije, cuando la tenía cerca:

- Escuchame ... tengo que contarte algo - y le conté lo que había pasado en la tienda, la parte que había estado algo marchita - Creo que es porque mi magia está fallando ... espero que sea por el desierto, ¿sabrías decirme que podría hacer? Estoy pensando en comprarme un colgante como el que tu tienes - dije mientras señalaba el que colgaba de su cuello - En cualquier caso, me parece raro, pero bueno, parece ser que si no salimos de aquí cuanto antes, mi magia se agotará más rápidamente ... - y me callé, mientras esperaba su respuesta, sentándome.

Aterrise en el suelo suavemente y cansado. Había estado buscando a Jack por todo el oasis toda la noche pero no había ni rastro de el, como si se lo hubiera comido la tierra. Derrepente me senti confuso, cansado, enfadado, triste... tantos años buscandole y cuando lo encontre, ¡puf! se esfuma.

-¡¡¡por que!!!-

Grite enfadado. Inmediatamente, insconcientemente, un enorme circulo de fuego me empezo a rodear quemando todo lo que se encontraba serca de mi.
Mis ojos ardian llenos de ira y mi plumaje rojizo ardiente brillaba de manera sorprendente. Segundos despues me encontraba de nuevo en mi forma humana y todo el fuego que hantes me rodeaba desapareció, dejando un desagradable olor a chamuscado en el ambiente y en la zona donde me encontraba como si hubiese sufrido el lugar un terrible insendio solo 5 metros cuadrados.
Me encontraba levantado, respirando pesadamente y con un aspecto salvaje. Mis ropas plateadas ahora estaban desgarradas en gran parte y chamuscadas pero mi cuerpo no parece sufrir ni la menor quemadura.

Senti que alguien se acercaba, ademas de percatarme por las orejas de mis caballos, que se habian girado hacia atras ante las pisadas de alguien; era Koral, me dio las gracias por la comida y me comento sobre ir a Awinor cuando Dragon estuviese listo, asenti algo pensativa.

- Claro, no hay problema- dije con tranquilidad.

Me quede un tiempo algo ausente pasando mi mano por las ardientes crines de Asfaloth, sentia el cosquilleo de las llamas y sonrei, el caballo resoplo y acaricio mi pierna con su morro. Al rato de estar las dos sentadas en un tranquilo silencio, nuevamente oi unos pasos acercarse, pero esta vez era Dragon, oi sus comentarios y sonrei; me levante y me estire.
- Dragon puedes intentar meter a mis caballos en los frascos mientras pienso en la forma mas rapida de llegar a Awinor?- le pedi
Dragon se dirigio a hablar con Koral y yo me aleje de ellos, Asfaloth y DarkNight iban tras de mi. Cuando me acerque a donde estaban las tiendas oi el grito enfadado de alguien y me fije que era Aslan, vi como un circulo de fuego se creaba en torno a el y tras desaparecer el tenia la ropa con jirones, pero el no tenia ni una quemadura, le mire con el ceño fruncido, pero me aleje.
En el oasis habia unas rocas mas altas, con una agilidad nata del desierto me subi en ellas con rapidez, llegando hasta la mas alta y comtenplando algunas montañas de Awinor, si partiamos ya cuando estuviese el primero de los soles atardeciendo llegariamos a Awinor. "Volvere a mi otro hogar" pense con tranquilidad, alli conocia a algunos dragones y podria saber si habia habido alguna novedad en mi ausencia. Me sente sobre la roca y espere a que recogieran todo, yo tan solo llevaba la mochila.