Bajo los árboles de Awa

Kadei se acercó a mí, me preguntó si estaba bien, la miré y luego volví mi mirada al riachuelo, lo único que podía ver en ese momento era una niña pequeña, llorona y miedosa. Siempre había sido así, ¿por qué ahora me sentía tan mal conmigo misma? Supongo que empezaba a sentir lo inútil que era con la gente, dude en contestarle la verdad o no a la celeste, le contesté. Pero no directamente le dije mi estado. - Alguna vez... ¿Te has sentido mal contigo misma...? ¿Por algo que siempre ha sido parte de ti...? ¿Por algo que caracteriza tu forma de ser...?- Le pregunté sin mirarle aun a la cara.

Escuché atentamente la historia de aquella celeste. Parecía que también había vivido algo parecido en su pasado. Cuando habló de su padre, me recordó a los mios, sentí nostalgia. Recorde lo buenos que eran mis padres conmigo, pero aún así, no les hice caso, y me perdí, perdiendo así mi relación con ellos. Los echaba de menos. Pero también me ofreció poder desahogarme contandole mis desdichas a ella, la miré tímidamente y acto seguido le dedique una pequeña sonrisa. -Gracias.- Le dije complacida, me sentía bien al saber que alguien podía entender por qué estaba tan triste y me sentía tan inútil. - Desgraciadamente... Tengo que rechazar tu petición de poder hablar contigo... No soy capaz de... Hablar con alguien que apenas conozco... Lo- lo siento...- Le respondí tristemente, aunque la oferta era tentadora para poder despejar mi mente.

Kadei me ofreció volver con las otras chicas y me ofreció su mano para poder levantarme. Le sonreí y decidí aceptar su oferta, me levanté con su ayuda -Gracias - Le dije. Cada vez sentía que podía abrirme un poquito más a ellas, eso me agradaba.

Kadei y yo volvimos con las demás, ella las saludó, luego me miró. Nuevamente las saludé con la mano y una pequeña sonrisa. Blume preguntó si todo iba bien. -Esta... Mejor... Gracias...- Le respondí. Aún no estaba bien, pero la verdad sí que estaba un poco más animada gracias a Kadei, luego me senté junto a ellas.

-Bienvenida al grupo Kaidei.- le dije sonriendo cuando ella y Aeris regresaron de su conversación al lado del arrollo. Siempre me había gustado estar con gente y nunca rechazaba la compañia de nadie. Y la celeste parecía simpática. Además, de ponerse la cosa fea, sabríamos que no sería capaz de traicionarnos ni de dejarnos tiradas.
- Bien, parece que por casi mayoría nuestro destino es Haai-Sil eh?-dije.- ¿Qué ruta cogeremos? ¿Atravesamos Derbhad o damos un rodeo por Nandelt y por Drackween? ¿Os importa que cojamos por Drackween?...- callé. No me había dado cuenta de que me había emocionado y había expresado uno de mis más profundos anhelos desde niña. Y más delante de la pobre Aeris.- Es que siempre había sentido curiosidad por conocer el bosque de Alis Lithban y la torre de Drackween. Dicen que es... muy bonito...- añadí. No me creía la excusa ni yo misma.

Aile le dio la bienvenida a Kadei, luego empezó a decir posibles rutas, y mencionó mi hogar, inmediatamente después se quedó en silencio y dijo una escusa para arreglar lo que había dicho. - Ah... Yo... Iré adonde queráis... Aile... Si tanto quieres ir a Drackween yo podría... Ir contigo...- Dije, cada vez más y más bajo, hasta que ni yo podía oirme... Me arrepentí de haber hecho esa propuesta. Pero anelaba mi hogar y a todos los animales que allí había dejado.
De repente, sentí otra presencia...

-Hay alguien más en el bosque.- dije casi sin darme cuenta. No solía decir lo primero que se me pasaba por la cabeza, pero me sentía tan nerviosa después de mi metedura de pata anterior que no me controlaba. Pero mis sentidos seguían siendo excelentes.- Voy a ver quien es.
Me interné entre los árboles, en busca de quien fuese o lo que fuese. Esto se estaba empezando a convertir en un grupo bastante numeroso ¿eh?

Aile también sintió aquella presencia y fue a identificar de que se trataba. " Qué chica tan lanzada..." Pensé, cuando la perdí de vista entre los árboles decidí ir tras ella. Me preocupaba que fuera algo malo y le pudiera hacer daño. Aunque si iba no sabría que podría hacer yo... Igualmente, no podría dejarla sola, y empecé a buscarla.

Me dí cuenta de que Aeris me seguía. Me detuve para esperarla. Cuando la ví, le dije:
-No soy tan lanzada para todo, ¿sabes?.- Me reí con ganas..- Pero mi curiosidad es muy grande, y de todas formas, me escapé de mi casa para vivir aventuras

Aile se percató de que la seguía y me esperó. Me dijo que no era tan lanzada, que solo era curiosidad. También me contó que se escapó de casa para poder vivir aventuras. Eso me molestó un poco. Recordaba todo lo que mis padres me querían y la vez que no les hice caso. La fastidié y bastante... Les echaba de menos y tenía la esperanza de encontrarlos algún día... - Quizás solo esté de paso...- Sugerí por lo bajo.

(Off: Que rápido avanzáis, ni me había dado cuenta O_O)

La chica celeste se presentó como todas habíamos hecho, al rato vi como Aeris se alejaba al riachuelo y Kadei la seguía, al parecer Aeris estaba más animada cuando volvieron, eso me hizo sonreír. No pude evitar reírme cuando Aile empezó a emocionarse preguntando la ruta que escogeríamos, aunque luego me callé al recordar que habían pasado seis años desde la última vez que vi a mi hermana y mi madre marcharse de Celestia para irse a uno de los Oráculos, desde entonces había estado viviendo en una tribu limyati o vagando sola por Idhún...

Asentí a lo de pasar por todos esos sitios, sobre todo a Drackwen, allí me había convertido en maga y ahora para mí, Alis Lithban era un lugar especial. Jamás olvidaría al unicornio que me había entregado tan maravilloso don, aunque no lo soliera usar muy a menudo.

Aile se internó el bosque, tenía razón, parecía que había alguien cerca y Aeris la siguió. Miré a Blume y a Kadei, quizás deberíamos ir a ver también. Me levanté y me asomé por el lugar en el que se habían marchado, ya no se las veía, pero seguramente sería por los árboles que no me dejaban ver más allá.

Kadei también se levantó y se fue tras ellas, miré a Blume un segundo para que ella también viniera y no se quedara sola, después seguí a Kadei. Frené de golpe, había perdido de vista a Kadei y no sabía si Blume se había quedado en el claro o no. Seguí el camino aguzando mi oído por si oía a alguna de mis compañeras, escuché unos sollozos y seguí ese ruido. No me fijé en que Kadei estaba agachada al ver una espada clavada en un árbol en el que enganchado había unos cabellos rubio rojizo en la punta que eran de Aile. Al no darme cuenta de que tenía a Kadei delante mía, choqué contra ella y caí haciendo bastante ruido.

- Ay...- dije mirando a Kadei.- Lo siento, no te vi.- dije levantándome.- ¿De dónde ha salido esa espada?- pregunté con un hilo de voz, esperaba que Aeris y Aile estuviesen bien. Vi que Kadei tenía lágrimas surcando sus mejillas, ella era a la que había oído llorar.

Mientras estabamos buscando a la nueva presencia vi fugazmente una espada clavarse en un árbol. Me asuste tanto que me descontrolé, afortunadamente pude salir corriendo lejos del campo de visión de Aile y recuperar mi verdadera forma. Corrí y corrí, como nunca lo había hecho. Paré cuando me sentí sin fuerzas ni para respirar. Me tiré al suelo, empecé a llorar. Había dejado a Aile sola ante el peligro..."¡No! ¡Maldita sea! ¡No puedo dejar a Aile sola!" Me quejaba a mi misma, aún seguía siendo la niña cobardica y llorica que siempre era... Mi frustación fue tal que deseé con todas mis fuerzas desaparecer.
Después de unos minutos- que se hicieron eternos- me transforme nuevamente en humana. De nuevo, no tenía nada que ponerme... Pero no pensaba volver, no había dado más que problemas, me quedé allí, tirada en el suelo, pero entonces escuché unos sollozos, estaba apunto de ir a comprobar que había pasado. Pero no pude levantarme, en mi carrera me doblé el tobillo. Lancé un pequeño quejido, me fui arrastrando hacia un tronco lo suficientemente grande y hueco como para que yo cupiera, me quedé alli. Rezando a Wina para que protegiera a mis compañeras... Era lo único que era capaz de hacer...

El corazón me latía con tanta fuerza que hasta me dolía. El filo de la espada había dejedo una sensación gélida en la piel de mi cuello, había sentido como me cortaba un mechón de pelo. Me encontraba como mareada, como soñando, como si aquello no fuese real. Aeris había salido corriendo, dejándome sola frente a aquel individuo. Pero no podía reprochárselo. Simplemente, no podía reaccionar. Entonces escuché una voz masculina a mis espaldas. Me dí la vuelta y lo vi, mirando con aquella expresión impersonal, fría, sin emoción alguna... Y escuché que preguntaba si pasaba algo, y todo dió vueltas, demasiada presión, aquel hombre era quien momentos antes había intentado atravesarme el cuello, y ahora me preguntaba que si pasaba algo... y las hojas de los árboles se difuminaron, y el rostro de aquel hombre también, solo sentía frío y la sangre palpitando en las sienes y pronto, todo se puso negro. Lo último que sentí antes de perder totalmente el conocimiento fueron todos mis huesos cayendo sobre la fría tierra...

Me di la vuelta sobresaltada al oír a un hombre y después escuché unos metros más lejos alguien caerse al suelo. Me asusté, algo les había pasado a Aeris y a Aile. Aquel hombre cogió la espada. "Así que él es el que ha lanzado la espada haciendo que se clavase en árbol" Pensé aun al lado de Kadei, la miré y le ofrecí ayuda para levantarse. Me fijé en que se acercó a un bulto que había en el suelo, enseguida lo reconocí.-Aile...- susurré. ¿Qué le había hecho ese tipo? Esperaba que no le hubiera pasado nada grave a Aile, sino...
Silenciosamente me acerqué a él. -¿Qué le has hecho?- pregunté con un leve toque de temor en mi voz. Miré a los lados, ¿dónde estaba Aeris? Tenía que estar con Aeris, quizás había huido. Antes de esperar respuesta empecé a caminar rápidamente, no llegué muy lejos, tenía la esperanza de que quizá Aeris se había escondido cerca, pero no, había huido.
Volví de nuevo junto a Kadei y observé al hombre desde ahí, lista por si tenía que lanzar un hechizo o algo.