Hacia El destino

La forma en la que me habló la otra shek me hirió. Quizás viene de que no le caigo bien por instinto... pero en parte si tenía razón, quizas no debería haber llegado de forma tan agresiva, pero la sed de sangre me había cegado, y el poder nublo mi mente en su mayoría. Aun así, no pensaba explicarselo, pues segun tenía entendido amenazó de muerte a la unicornio así que para mí había hecho lo correcto...
Mire con una tranquilidad que parecía sobrenatural incluso para mi. Los ojos de la unicornio perdieron su luz, y se convirtieron en dos posos de oscuridad, en los cuales la luz estaba encerrada en lo más profundo de estos. Esos ojos me recordaron a los mismos de Koral, y no pude evitar sentir fascinación y curiosidad. Furkat se desmaterializó de mi mano, obedeciendo mi pensamiento de que ya no lo necesitaría por el momento.

-"Ella también necesita ayuda"-

Pensé. Su alma estaba cambiando, al igual que la mía ya había cambiado. Los constantes intentos de sombra por obtener mi cuerpo y su lucha contra mi alma la habían fortalecido, y el arrebato de mi tercera alma, el Fenix, me había arrebatado parte de mi ser. Esto se veía reflejado en mi pelo, que parecía casi brillar por si mismo con un todo oro, mi piel de un color lleno de vida y mis ojos dorados, los cuales brillaban en la oscuridad... o en mi forma dragon, la cual tenía escamas color oro metálico. Estos cambios solo eran el reflejo de la perdida, y me hacían capaces de entender mejor que el resto como se sentiría.

-No puedes luchar contra ti misma, solo tomar el control y convivir en paz con tu alma-

Le dije. Lo que decía era verdad, pero a la vez muy dificil. Mis ojos estaban fijos en los de ella, apreciando la belleza oculta y misteriosa de su alma que otros no podían ver...

Aslan, el chico me salvó me dijo que solo podía convivir con mi alma en paz.... Pero aquella alma no deseaba compartir mi cuerpo, si no hacerse con su control... - El alma no desea lo mismo...- Le dije, de nuevo ella empezó a pelear por el control de mi cuerpo. "¡Déjame! ¡Este no es tu cuerpo!" Le dije mentalmente, pero no me hacia caso... Luchaba, me puse de pie... No, era ella, empecé a chocar con los árbolee y con los demás. "Vamos, serás poderosa si me dejas el control." Me decía con voz escalofriante en mi mente, pero yo no cesaba mi lucha, miré a mis compañeros, luego, me dirigí a todos. - ¡Inmovilizadme, por favor!- Les pedí, Ella ya estaba controlando mi cuerpo casi por completo... Unas lágrimas escaparon de mis ojos... Tenía miedo y me dolía mucho el cuerpo cada vez que Ella intentaba tomar el control.

Vi que Alynn Estaba a punto de atacar, también yo estaba furioso, saqué mi arma y la preparé, intentando coger el máximo de energía, para que sus ataques tuviesen más poder. Ahora ya no me paralizaría. no lo permitiría. me puse en posición de batalla, memoricé un mapa de la zona usando mi memoria fotográfica que tenía y cerré los ojos. Me lancé a por ella, para saber donde estaba ella no necesitaba usar mi memoria, ella era una Shek, me producía un odio muy intenso.
-estás muerta-le dije, y mi voz sonó cargada de rabia, ira y odio.
Con un grito me lancé a por ella rápidamente. alcé mi arma y le di una estocada, que fue acopañada de una descarga eéctrica.

Spoiler:

La shek se rio y aplaudió el control que tuvo Aeris Asi que ha sido ella-pensé.
Aeris se descontrolaba otra vez, la esencia oscura de su interior queria salir y a ella le producia dolo. Incluso a mi que era mestiza lo sentia como si me arrancaran el corazón. No podia imaginar como lo estaria pasando. Dos lagrimas recorrieron mis mejillas. No podia controlar la empatia y me estaba poniendo muy nerviosa. Para colmo alynn se puso furiosa y veia que no podia controlar el odio mucho mas, también estaba quemando el bosque lo que me ponia por, y para añadir mas coleh tambien enfureció y ataco a Aeryn. Lo unico que pude hacer es sentarme en el pie de un árbol. Encerré mi cabeza entre las piernas. No valia la pena atacar, sabia que no ganaria nada con eso solo estorbaria.
No puedo, no puedo mas, que esto acaba Wina, haz que esto acabe- dije temblando
Cada vez me costaba mas respirar y me sentía debil. Nunca habia sentido todos aquellos sentimientos juntos, y el odio de los dos dragones era muy fuerte.

De pronto la marca que tenia en la cabeza brilló, no lo pude ver pero brilló, ¿Qué significaba?

La reacción de los dos compañeros dragones fue de absoluta ira y odio. Hubiera podido detenerles, pero yo también la odiaba y ni me moleste en defenderla. Eso le pasaba por haberlo hecho antes de pensar las consecuencias que tendría sobre los dos dragones... como siempre, nuestra raza era muy susceptible.

-Todo depende de ti-

Le dije al unicornio. Mi forma de hablar reflejó en mi unas emociones de fascinación y comprención que se me habían escapado casi sin darme cuenta...

Ví que Alynn y Coleh se descontrolaban, Coleh se lanzó contra Aeryn... Cada vez el dolor era más intenso... No podía controlarla... Luché y luché, pero ella era mucho más fuerte... - ¡¡PARA!!- Dije con todas mis fuerzas, mi voz sonó distinta... Era la mía y la suya... "Demasiado tarde pqueña unicornio." Me dijo mentalmente, yo caí rendida... Me superaba... Caí de rodillas al suelo y dejé que mis manos también cayeran. Unas lágrimas corrieron por mis mejillas... - Lo- lo siento...- Les dije a mis compañeros... La neblina oscura volvió a envolverme... De nuevo era el unicornio negro... Ella volvió a tomar el control, miró a mis compañeros. - ¿Queréis despediros de Aeris?- Les dijo... "Wina... Salvame... Ayuda a mis compañeros..." Pensé, el espiritu corrompido me escuchó. "Tus dioses no te ayudaran, nadie te ayudará, pero yo sí tengo el poder de hacerte más fuerte. Colabora conmigo y lo serás." Me dijo mentalmente, yo respondí con un simple "no" y esta sonrió. "Entonces no te queda otra que desaparecer... Para siempre." Me dijo mentalmente... Vi como cargó contra Coleh. Era más rápida que él, y más fuerte, yo solo era una insignificante alma sin poder hacer nada más que observar...

Coleh y Alynn se enfurecireron de tal manera que su poder también aumentó, Coleh fue hacia mí, pero Aeris cargó hacia él... No, no era Aeris, era su alma de unicornio, se puso enfrente de mí, cogí su cara y le sonreí, entonces entré en su mente, y vi a Aeris, llena de dolor, miedo y tristeza, entonces empecé a corrompir su alma humana, oía como gritaba de dolor, y como luchaba y suplicaba para que me detuviera, la miraba con una sonrisa. "Si no deseas esto, únete con tu nueva alma, y el dolor y el miedo desaparecerán, pero si no lo haces, me veré obligada a corromperte a tí también." Le dije mentalmente, pero siempre con una sonrisa maliciosa dibujada en mi rostro.

Vi la intención de la shek brillando en sus ojos, y supe que tenía que detenerla antes de que volviese ha infectar de nuevo su alma. Mi garganta empezó a mutar por dentro, asta adquirir la misma forma que una de dragon, al igual que distintos órganos que permitían escupir fuego a los dragones. El aspecto de mi garganta superficialmente no había cambiado prácticamente nada a simple vista... Como si soplase para apagar una vela, un rayo salió de mi boca, veloz y certero acetrandole a la shek en la cabeza. El impacto sería más que suficiente para desconcentrarla y que pierda el equilibrio... al igual que sufra un fuerte dolor de cabeza durante un día al menos.

-Que rapido te olvidas de mi. La proxima vez, ire a matar-

Le avisé a la shek hablando en serio. No sabía ya cuanto tiempo tardaría yo también en perder la calma, pero por ahora me lograba mantener.

El dragón consiguió detenerme de nuevo, me dió en la cara y me cegó, retrocedí y me puse la mano en mi rostro y me arrodillé, me quemaba mucho, la ira empezaba a descontrolarse, ese dragón solo conseguía enfurecerme más y más... Pero conseguí controlarme, le miré con ira. -¿En serio? Me encantaría ver cómo lo haces, porque te será casi imposible aun teniendo esas armas tan poderosas. - Le respondí mirandole, tenía la mitad de la cara quemada, pero poco a poco se iba recomponiendo, cada vez que la ira se hacía más fuerte yo también lo hacía, mi poder se hacía más y más fuerte, le sonreí, luego miré al unicornio. "Por ahora tienes suerte." Le dije mentalmente.

De repente sentí como si unas espadas empezaran a atravesarme... Aeryn estaba intentando corrompir mi alma humana... Afortunadamente no lo consiguió, de nuevo el chico dragón, Aslan me salvó... Pero no podía controlar al unicornio, ahora estaba realmente débil... Pero si no me hacía con el control el unicornio hará daño a más gente... Saqué de mi interior la fuerza para intentar tomar el control, pero la unicornio me lo impedía. "Necia, estás demasiado débil como para enfrentarte conmigo." Me dijo, yo le correspondí. "Quizás, pero haré todo lo posible para que no hagas daño a mis... Amigos. Cuando dije eso me llené de fuerza, el unicornio se puso a dos patas y lanzó un grito al cielo, luego cayó al suelo, y antes de tocarlo volví a mi forma humana, estaba tan débil... No podía moverme, miré a mis amigos... - ...Gracias... Amigos...- Susurré...

Esbocé una sonriza ante lo que me dijo el shek. Estaba acostumbrado a contestar mentalmente a Jack ya que este normalmente se comunicaba conmigo por ese medio, por lo que no me costo nada responderla por este medio. Quizás yo no tubiese capacidad para hablar mentalmente, pero si podía aprovechar su propia capacidad para comunicarme por ella.

-"Mis objetos no son lo único poderoso que tengo. Y no te aconsejo comprobarlo"-

Estaba claro que ambos sentíamos un sentimiento de ira y odio mutuo. Tras las palabras de agradecimiento de la unicornio me quedé perplejo. ¿me estaba incluyendo en aquel grupo de amigos? no nos acabábamos más que conocer.

La dragona, Alynn me hizo un corte en el brazo, sentía como las llamas de su arma se extendían por la herida, ya está... Mi ira se volvió increíblemente fuerte, mis ojos empezaron a brillar con luz propia, el aura oscura y helada que desprendía se descontroló y se manifestó, haciendo que los del grupo pudieran verla, congelé los alrededores, miré a los tres dragones y me levanté lentamente, luego, de mis manos, salieron dos afiladas hojas de hielo, las lancé al suelo con fuerza y el suelo se desquebrejó rodeandome, salieron unos afilados trozos de hielo, el fuego de mi herida se congeló. - ¿Por qué insistiis en enfurecerme?- Les pregunté con ira, mi voz sonaba helada, no deseaba pelear, solo haría que las cosas se complicaran. Además, mi ira cada vez se hacía más incontrolable, no deseaba matar a nadie de ese grupo... Al menos por ahora. Miré a mis pies, el suelo bajo ellos se resquebrajaba. "Mierda... Tengo que tomar el control." Nunca estuve tan furiosa, eso me molestaba, intenté tomar el control, con bastante esfuerzo, conseguí calmarla, caí arrodillandome. - Está bien... No haré nada a nadie... Ni siquiera al unicornio, pero no me hagáis esto de nuevo... Por... Por favor.- Fuela primera vez que les supliqué... Pero prefería eso a descontrolarme... Todo se descongeló, la tierra volvió a unirse... Me levanté y los miré seriamente. - No volváis a hacer tal locura... Os lo pido con todo mi corazón...- Esta vez lo decía enserio... Me alejé de ellos lentamente...

La shek llegó a su limite y estallo en ira liberando todo el poder que tenía y en segundos quedar agotada. Tras esto, vino las suplicas, las cuales pensaba callar...
Avancé caminando hacia ella mientras mi espada furkat se materializaba en mi mano. Mis musculos se prepararon para realizar el movimiento rápido y certero que determinaba el final de todo esto...

-¿A caso crees que yo...?

Mi voz sonaba seria y carente de sentimiento. Un corte simple y superficial en su garganta, que no llegaba casi ni al milimetro de profundidad le realizé a conciencia.

-¿... soy un asesino?-

Termine diciendo. Este corte rapidamente se regeneró, y no por las cualidades regenerativas de su forma shek, sino por las curativas de mi espada. Sus heridas fueron desapareciendo, o al menos en su mayoría excepto las más profundas... aún así, su condición mejoro bastante.

Sentí que Aeryn se descontrolaba, sentía un poder inmenso, parecía que incluso a ella le daba miedo el poder de su ira. Afortunadamente, parecía haber conseguido controlarse, suplicó que no volvieran a enfadarle de tal manera y que no volvería a hacer daño a nadie... Yo también lo deseaba.

Blume se me acercó, entró en mi mente y adormeció al espiritu del unicornio, me preguntó cómo me sentía, yo la miré y le sonreí. - Gracias... Me... Me alegro de verte...- Le dije suavemente, estaba débil, aunque ya no me dolía el cuerpo. Me dormí en las manos de Blume, cuando estaba dormida, susurré unas palabras. Estas hicieron que mi cansancio menguara considerablemente, y también deseaba que calmara los ánimos del ambiente. Parecía que el odio de las razas alimentaba su poder y maldad...

El jaleo y los gritos me despertaron. Me encontré con una escena aterradora: Aeris, nuestra pequeña unicornio, estaba luchando con un alma oscura que la corroía, la hacía agonizar... El brillo de sus ojos se había apagado y su cuerpo unicornio era negro, escalofriante. Por otro lado, dragones y sheks no habían podido seguir controlando el odio. Me levanté como pude, aun con las manos en el abdomen, por donde me había agarrado el árbol, y me dirigí hacia Aeris.
-¡Aeris! ¿Qué te pasa? Dime algo, por favor, dime algo, ¿Qué te ha hecho esa desgraciada...?- Me dirigí a Ankira, con los ojos llenos de lágrimas.
-Por Wina, Ankira, ¿qué le han hecho?

Me desperte, despues de que los trasgos me hicieran varios cortes graves y de que Cole me salvara.-Gracias Cole-Pense. Me dirigí a donde se suponia que estaban todos y me hororize al ver una lucha, todos contra la nueva shek, Aeryn, creo que se llamaba. Tambien vi a un humano nuevo pero tenia algo extraño algo como... Cole,¿ DRAGON?. Pero de pronto todo paro.

Me hacerque a Cole-¿Que esta pasando?-Dije asustado al no saber que pasaba.

Aeris volvió a tomar el control, Aslan el dragón, me hizo recuperarme, luego me fui poco poco al bosque, no muy lejos, pero necesitaba alejarme de la presencia de los dragones si deseaba calmarme por completo. Llegué a un arroyo, mojé mis pies en él. Pensaba en lo ocurrido... ¿Cómo mi ira podía llegar a ser tan poderosa? Ningún dragón me había enfurecido tanto... Supongo que la desventaja al no llevar armas y aquellos tres dragones en mi contra, hizo que me indignara... No deseaba repetir lo que ocurrió con mis padres... No me perdonaría volver a ser un monstruo descontrolado, enterré mi cara en mis rodillas y medité sobre eso. "No, no tomaras el control de nuevo... Shek." Pensé.

Observé todo lo que pasó en silencio, y cuando Aeryn se alejó me esmuñí como una sombra sin que nadie lo notase hacia donde ella estaba.
Desde un arbol la miré en silencio.
¿De verdad quieres destruir al Séptimo? a nuestro dios? porque? le pregunté mentalmente ¿y porque a él y no a cualquiera de los Seis? como piensas hacerlo si tan siquiera los otros dioses lo han conseguido?
No entendía porque quería destruir a su dios, a su propio dios, y tampoco sabía de donde había sacado tanto poder, porque cuando se había dejado llevar por la ira fue espectacular lo que hizo. Me había dejado muy sorprendida y a la vez confundida, ya que además tampoco entendía que tenía que ver Aeris con todo eso y porque le había hecho aquello.