Hacia El destino

Los demás fueron presentándose a Aeryn. Aile se dio cuenta de que venían trasgos hacia nosotros y poco después comenzaron a atacarnos. Puse los ojos en blanco, ¿otra vez? Primero szish y ahora trasgos...

Guardé la piedra en el saquito y me levanté con mucha rapidez, di unos pasos hacia atrás y vi como los demás luchaban, a excepción de Aeryn, que se había sentado tranquilamente y hacía que un trasgo saliera corriendo. La miré extrañada un segundo antes de percatarme de que un dos trasgos iban a por mí. Me deslicé hacia la izquierda, esquivando las armas que enarbolaban, pero una me rozo en el brazo que tenía la venda, justo en ella, haciendo que se soltara y se deslizase por mi brazo hasta caer al suelo.- ¡Mierda!- dije en voz alta. Miré la venda y luego hice brotar unas llamas en mis manos que lancé contra los trasgos, que corrieron despavoridos, con la magia controlé que el fuego no se extendiera más allá de sus brazos, Aile me mataría si se incendiaba algo. Tiraron sus armas al suelo y cogí una para lanzársela a otro trasgo que venía hacia mí, le dio en el cuello y cayó al suelo inerte.

Arranqué un cacho de tela de mi capa y la enrollé en el brazo, me parecía increíble, me preocupaba más tener la marca oculta que los propios trasgos. Luego volví la vista hacia los trasgos que tenían fuego encima. "Creo que ya han sufrido bastante." Pensé y con un movimiento lancé un chorro de agua hacia ellos, no lo habría hecho de no haber sentido como el fuego les quemaba los brazos.

No pude reaccionar cuando aile grito trasgos. No me hacia gracia matar a gente de mi especie, a pesar de las malas palabras que decian hacia ellos. Se me acercaron dos, desenvaine mi espada y con la parte del baculo le di un fuerte golpe a uno que cayó al suelo, luego repeti el mismo proceso con el otro. Seguian llegando más. Blume gritó que atacaramos al trasgo vestido de rojo pero no podia avanzar, aquellas criaturas se hacian insoportables y se agolpaban a mi alrededor, los problemas seguian ya que advertí que Arsia gritaba ya que se le acercaban a ella tambien los trasgos. Solo es una cria-pense-.
Me deshize de los que habia a mi alrededor y cuando iba para cojer a la haai alguien se me adelanto. La nueva shek Aeryn la habia rescatado. Me alivió un poco pero no sabia como reaccionaria Arsia.

Ví que a lekim le clavaban un puñal en la espalda, cossi hacia él le saqué el puñal y se lo lancé a un trasgo, al que le dio de lleno en el estomago. luego vi que se acercaba un trasgo, recordé que con la electricidad mi arma podía curar heridas mientras no fuesen demasiado graves. había que intentarlo. Le clavé el amplificador en la cabeza, donde mas electricidad hay en un cuerpo, y el otro extremo lo clave en la espalda de Lekim, que pronto empezó a sanar poco a poco. sanó hasta que solo que do un leve arañazo, entonces saqué mi arma de los dos cuerpos y le dí un golpe al trasgo mas cercano, le clavé el amplificador, el me respondio con otro tajo, yo usé su cuerpo como si fuese una barra, salté y di media vuelta en el aire, levanté el pequeño cuerpo gracias al impulso y lo lancé hacia otro trasgo, que cayó al suelo. Dos trasgos me atacaron por atrás y me llenaron de heridas la espalda, yo me giré y les sacudí con el amplificador. pero no paraban de llegar, Blume, creo que se llamaba dijo que había que ir a por el de rojo. Yo intenté avanzar hacia él como pude abriendome paso con puñetazos, patadas, estocadas, cabezazos... Pero los Trasgos no remitían, y seguian dandome.

Desde encima del árbol veía como ese grupo luchaba con los Targos, me senté en una rama, con el haai cogido, no paraba de chillar, eso me molestaba, veía como a veces, incluso les costaba vencerlos. Eso hizo pensar lo inútiles que podían llegar a ser, al fin y al cabo, no eran szishs, pero los perdoné, ya que eran un grupo numeroso y parecían luchar mucho mejor de lo que normalmente es su estilo. Después de un rato me cansé de los aleteos, pataletas y gritos del haai y lo dormí mentalmente. - Cállate de una maldita vez pajarraco. - Le dije, luego dirigí de nuevo mi mirada a la pelea. "¿No se van a acabar nunca?" Pensé, había muchos, deberían estar en su bosque, no en este, me pareció un poco abusivo mandar tal cantidad de Targos a por este grupo.

En el fragor de la batalla vi que la dragona Alynn se llamaba, parecía estar en peligro. ¿Tres simples Trasgos pudieron contra un dragón? No pude contenerme y me reí mucho, no podía parar, me parecía muy gracioso. Los paralicé mentalmente y me acerqué a la dragona, aún con risa, me dirigí a ella. - Jaja, ¿te dignas a amenazarme, si ni siquiera puedes con tres simples Trasgos? Ha sido la cosa más graciosa que he oído en mi vida, al final serás mi bufona. - Le dije con risa entrecortada, le ofrecí mi mano. - Vamos, ayuda a tus compañeros... ¿O deberían ayudarte ellos a tí? - Le contesté.

Todavía más problemas, a Alynn la habían cogido, corrí hacia los que la habían secuestrado, les dí estocadas, patadas, golpes, puñetazos, a uno le pillé por sorpresa, y logré conducir la electricidad por mi cuerpo, y electrocuté a dos más. Estaba furioso, y conforme aumentaba mi furia, aumentaban los rayos, y mi capacidad pera conducirlos hasta mi mano y lanzar pequeñas descargas que alcanzaban la distancia de un metro y medio, pegaba puñetazos, todos cargados de electricidad, no sabía cómo lo hacía, pero aproveché la ocasión, aquello hacía que te sintieses cada vez más lleno de energía, Mi cerebro, era como si se llenase de energía y pasase a cada uno de mis músculos. estaba maravillado, pero no había tiempo de pararse, seguí combatiendo,vi que la nueva Shek salvó a Alynn, eso me dejó mas tranquilo.
Mis ojos se volvieron de un azul eléctrico, y mi cara esbozó una torva sonrisa, y empecé a dar estacazos a diestro y siniestro. Aquello solo los enfureció más, pues atacaron cada vez con mas fiereza, me llenaron de tajos, y cortes, me clavaron varios puñales. aún veian muchos más, y yo fue entonces cuando me percaté de que mi cuerpo estaba llendo de cortes y de puñales que me habían clavado.

Trasgos. Malditos sean. Aparecieron decenas. Eran como cucarachas, cada vez aparecían más.
Me llego el aviso de Blume de que había que ir a por el de rojo.
Si alguna llega a él, no lo matéis
Les dije mentalmente.
Con las espadas desenvainadas empecé a clavarlas en los cuerpos de los trasgos, o si me venía mejor, incluso los decapitaba. La magia que caracterizaba a los feéricos, y que, por tanto, los trasgos también tenían, era muy molesta.
Por suerte, me entrenaron para eso, luchar, aprovechar al máximos los dos cuerpos.
Pocas veces Hai y yo éramos como una sola mente. Cuando luchábamos, era una de ellas.
Me habían hecho un maldito corte en la mejilla, y por poco no me clavan un puñal en el brazo, pero que finalmente conseguí esquivar como pude, lo que también me hizo un tajo.
Me iba quitando de encima a los trasgos como podía. Al final me cansaría y me transformaría de nuevo.

La dragona me dio un puñetazo en la nariz y se volvió a su verdadera forma, me tiró al suelo y agarrandome con sus garras me dijo que me controlara. Reí un poco, pensé en convertirme en shek y darle una lección, pero me lo pensé dos veces. ¿Para qué luchar contra ella? ¿Qué iba a conseguir? No deseaba ponerme a su misma altura, la nariz me empezó a sangrar, la miré a los ojos y la paralicé, así me pude levantar y me quité el polvo de la ropa, luego pasé mi mano por la nariz. - Así... Que debo controlarme, ¿eh? Bien, me lo dice la más indicada, no merece la pena luchar contra seres incapaces de controlar su ira, ahora, si me permites, como... "Disculpa" ayudaré a tus amigos.- Le ofrecí, me convertí en shek y liberé a la dragona, paralicé a la mayoría de los Targos, sobrevolando sus cabezas, luego curé mi nariz y aterricé en el árbol que me encontraba cuando salvé al haai, antes de posarme en él me volví humana de nuevo. - Todos vuestros.- Les dije sonriendo."Este grupo va a divertirme mucho, jiji, bien por tí el haberme enviado a "espiar" sus movimientos, la verdad es que son más buenos de lo que pensaba." Pensé, acaricié al haai, lo desparalicé a él también, este volvió a revolotear y gritar, yendo hacia Ankira.

Me paralizó y se liberó, diciendo que yo no era la más indicada para decirle que se controlaba. Se transformó en shek, me devolvió mi movimiento y paralizó a la mayoría de los trasgos que quedaban, para después volverse otra vez humana. Con un barrido de mi cola me desice de los demás, y pensé seriamente la opción de matarla de un pisotón, pero me volví a transformar en mi forma original. Mis nervios estaban a flor de piel, pero no iba a permitir que semejante víbora me sacase de mis casillas, y por su bien mejor que no me viese enfadada de verdad.
Enfracasada en estos pensamientos, llenos de odio y enfada, unos arbustos cercanos estallaron en llamas. Genial... mi poder yan se descontrolaba de nuevo. Le dirijí una mirada de disculpa a Aile, era la primera vez que me pasaba en mucho tiempo. Con un movimiento de mano, eliminé el fuego, recogí mi daga y la limpié.

- ¿Estáis todos bien?- miré hacia los demás, parecían sanos y salvos, con cortes sin demasiada importancia, pero nada más. Todos excepto Coleh, que parecía como si le hubiesen metido dentro de un matadero. Estaba lleno de heridas. Me acerqué a él, y comencé a calentarselas para su buen cicatrizado. No eran muy graves, pero estaba repleto de ellas, y me llevó un poco de tiempo acabar con todas.

De pronto noté a Alynn cerca mía. me acercó las manos, y de pronto un cosquilleo recorrió mi cuerpo. Me estaba curando, Cada vez me d¡sentía mejor.
-gracias-le dije.

Ordené mentalmente que todos los Targos se fueran, menos el Targo de color rojo, le leí la mente. Me aseguré que no tuviera ningún recuerdo que lo delatara, bajé del árbol con un pequeño salto, me quedé mirando al grupo. Cada vez Alynn estaba más y más enfadada. Seguramente estaría pensando en que querría matarme, le di mi más sincera sonrisa. Ella, bueno, su poder, prendió fuego a un arbusto que había cerca, me quedé mirando las llamas. De repente unos recuerdos vinieron a mi cabeza, ¿qué narices me estaba pasando? ¿Por qué esos recuerdos de la infancia? No lo entendía, me apoyé en el árbol, intentaba por todos los medios que no me vieran así, con la dragona, Alynn enfurecida y la desconfianza de los demás podría ser presa fácil, pero no pude, tuve que sentarme en el suelo. "¡Mierda!" Pensé, después de unos segundos despejando mi mente volví a ser yo misma, fría y calculadora, me levanté.
Miré a los demás más seriamente de lo normal, apreté el puño hasta que me herí, de mi mano salió un hilo de sangre, estaba enfadada de mi misma, me miré la mano. "Humanos... Delicados... Débiles..." Pensé, les volví la espalda. - Me iré un rato a matar algo, cuidaos, no os ataquen los Targos de nuevo. - Les dije burlonamente, así me fui fundiendo con el bosque hasta desaparecer de la vista del grupo.

Empecé mi caza, necesitava desahogarme de verdad, al ser al que más odiaba, incluso más que los dragones... Era yo misma...

Después de un rato, de matar unos cuantos animales y luchar contra algunos depredadores, volví de vuelta al grupo, no me había desahogado lo suficiente, pero no podía matar a alguno del grupo, eran demasiados para mí. De nuevo me quedé lejos, vi que todos estaban hablando, menos una de ellos, los miraba a todos. A cada uno de ellos, cómo si desconfiara de ellos. ¿Qué le pasaría? ¿Le ocurriría algo? ¿Le habrían hecho algo? Entonces me temí lo peor. ¿Había descubierto un resto de memoria? Mi primera reacción fue prepararme para meterme en su mente, pero si lo hacía sí que me metería en líos, despejé la cabeza. Si los miraba, seguramente no sabría quién les mandó a atacar... O también... Podría ser que hubiera visto la orden de retirada que les di, eso me tranquilizó un poco, me conformaba con que a Él no le descubriera, volví a quedarme a observar como se relacionaban.

Después de deshacerme de algun trasgo más me diré para ver como seguia Arsia, ¿estava muerta? fue lo primero que pense al verla incosciente a manos de la nueva shek, luego al fijarme mejor vi que solo la habia dejado incosciente. menos mal, porque si le llega a hacer algo, no respondo de mi-pense.
Era extraño que yo pensara asi, ademas haze poco que habia estado con aquel pajro y ya lo queria como si fuera un hijo. Alynn se descontroló y atacó a la nueva shek. Coleh curó a Lekim. Estaban pasando demasiadas cosas. Atizé a otro trasgo que se me acercó, no me gustaba hacerlo pero no tenia otro remedio. Aeryn nos ayudo y eso hizo que todos quedaran incoscientes. Por fin se habia acabado todo.
Lo único que me alegro fue ver a Arsia hazercarse pegando esos brincos que tanta gracia me hacian, estaba bien. Guarde mi espada y la abrazé, acariciando su suave pelo amarillo. Espera que era eso, tenia un extraño simbolo en la cabeza como el mío, no podia ser...

Me miré la ropa. Estaba toda ensangrentada.
-yo voy a limpiar toda la sangre de mi ropa.-dije.
Dicho esto, me transformé en dragón y alcé el vuelo. al cabo de un rato encontré un pequeño lago. aterricé y me volví a transformar en humano, dejé mi arma a un lado, me quité la mochila. me metí en el agua, me quité la camiseta y la empecé a lavar.

Siguieron charlando, miré al cielo y vi que se empezaba a tornar de negro, ya estaba anocheciendo. "Mmmm... ¿Dónde pensarán dormir....?" Me pregunté, entonces vi que uno de los del grupo faltaba. La otra shek... "¿Dónde se habría metido?" La busqué con la mirada, pero no la encontraba, quizás se hubiera ido a dormir.
Entonces sentí que todos me miraban con desconfianza. "Ya lo saben" Me respondí a mí misma, les sonreí y me acerqué a ellos unos pasos. "Bien hecho Blume..." Pensé para mis adentros, fue la única capaz de averiguar para que he venido verdaderamente. Pero esto solo acababa de comenzar...

Off: joo, me he perdido la lucha con los trasgos T.T
On: Ya oscurecía y cada miembro del grupo se buscaba un lugar cómodo para dormir y recuperarse de la batalla. Me recosté contra un árbol de tronco blanco. Sus largas y blancas ramas desafiaban la oscuridad de la noche. No había reparado en él antes. Bueno, no era de extrañar. La magia de los trasgos en inferior y tosca comparada con la de el resto de la famila feérica, pero podían resultar muy peligrosos cuando atacaban en grandes grupos. Éstos en concreto, habían resultado muy molestos.
Primero los szishs, ahora los trasgos... ¿quién los enviaba? Cuando nos atacaron los szishs pensé que tal vez era una casualidad, pero ahora... No, estaba claro que alguien tenía mucho interés en quitarnos de enmedio. El sueño me iba venciendo, y la brisa resultaba muy agradable. Algo me rozaba el brazo. Lo aparté, molesta. Volvió a la carga. Abrí los ojos para ver que era lo que me estaba molestando. De repente, un brazo enorme me agarró de la cintura y me levantó con brusquedad del suelo. No, no era un brazo, era una rama. Una rama larga y blanca. ¡El árbol! Entonces lo comprendí. ''Malditos trasgos'' . Me faltaba el aire ya que la rama me estaba apretando mucho. Sentí miedo de que me partiera por la mitad. Intenté conectar con el árbol, usando la empatía propia de los feéricos con las plantas, pero no conseguí que me soltase. El abdomen me dolía, y cada vez me costaba más respirar. Solo pude hacer una cosa. Grité.

Me quedé más tiempo con mi maestro y volví a emprender mi viaje, fui a los ojos de Neliam. Llegué por la noche y de repente escuché un grito... "¡Aile!" Pensé, corrí como una loca, cuando llegué al lugar del grito, mi sorpresa fue tal que fui incapaz de moverme, vi a un árbol, aguantando a Aile y a una shek... Retrocedí y usé mi amuleto de invisibilidad, acto seguido me transformé y choqué contra el árbol, varias veces, le dí con el cuerpo, el árbol soltó a Aile y antes de que cayera al suelo me puse bajo ella y cayó sobre mi lomo, desgraciadamente no soltaba al shek, volví a intentar cargar contra el árbol, pero me dió con una de sus ramas, pudé mantenerme, para poder dejar a Aile en mi lomo, no tuve más remedio que retirarme. La dejé lejos de aquel árbol y suavemente la posé en el suelo, me volví a convertir en humana. Esta vez no había perdido la ropa, eso estaba bien. - Aile, ¿Estás bien?- Le pregunté.