Hacia El destino

Percibí que la otra shek subía rápidamente por el árbol, yo Miré hacia arriba, salté y me agarré a una rama, nunca me había dado miedo saltar desde lugares altos, estaba acostumbrado a ello, me balanceé y subí a la suguienta, así varias veces hasta llegar a un punto más alto, desde allí me quedé observando muy atento.

Uno de los que estaban allí, en concreto una chica contó una leyenda, al terminar resoplé. "No merece la pena ni siquiera matarlos." Pense, así que iba a proseguir mi viaje cuando sentí varios seres a mi alrededor. "Genial... Y ahora qué?" Pensé, miré a mis espaldas y ví a una humana. Pero en ella había bastante poder. Era una shek, además, empezó a criticar a los demás dioses, yo no le di importancia, quizás El Séptimo hiciera acto de presencia, pero luego, en mi opinión, solo causaba dolor a las demás razas... Así que no me digné a contestarle. Después, sentí que el odio empezó a luchar en mi interior por el control de mi cuerpo, miré instintivamente hacia arriba, vi a un chico, suponía que sería un dragón. Afortunadamente, había aprendido a controlar mi odio, luego pude percibir a un varu, también sentía una gran energia en ella, suspiré. Estaba rodeada de 2 sheks y 1 dragón. - Bien, mi plan de espionaje se fue al garete, muchas gracias - Dije en voz alta y dirigiendome a las dos chicas y al chico. Luego empecé a mirar a todos los demás, esperando a ver que hacían. Si me atacarían o si me dejarían marchar.

''Genial'' pensé ''Otro shek''. Dos dragones y tres sheks... ¿cómo se suponía que ibamos a sobrevivirlo? Sacudí la cabeza y procuré no tropezar con el irregular terreno que se extendía ante nosotros. Me notaba cansada, y la bolsa pesaba más que nunca. Finalmente, acabé por sentarme en una roca y observar atentamente al shek que se acercaba.

Escuché la leyenda mientras observaba el árbol con el ceño fruncido. ¿Qué utilidad tenían esas frutas? Me parecía una tontería aquello, pero qué se le iba a hacer, a mí nunca me habían gustado los dioses...
- Me parece algo curiosa esa leyenda, no entiendo para que crearon esa fruta. ¿Sólo para que tuvieran las esencias de todas la razas?- pregunté.
Poco después llegó el híbrido de dragón diciendo que había un shek cerca, ¿otro shek? Miré a los árboles de nuestro alrededor, hasta ahora no había sentido la presencia. Me encogí de hombros restándole importancia, pero me sobresalté al oír una voz desconocida y busqué a quien había dicho eso. Esperaba que no se atacasen entre sí, ya sería demasiado para los demás tener que estar en medio de una pelea entre sheks y dragones, bufé y me senté en el suelo.

Bajé rápidamente dando saltos del árbol y me acerqué a la shek.
"quien eres" le preguntó Alynn.
yo la miré. Levanté una ceja inquisitivamente.

Otro ser se me acercó, otro dragón, ¿qué ocurría allí? ¿Cuántos dragones y shek habían en ese grupo? Suspiré de nuevo, la nueva dragona me preguntó quien era, parecía ser más una orden que una pregunta, eso me molestó. - Mmm... ¿Estás inquieta por la numerosidad de shek que hay en este momento? Creía que los dragones podían controlar su odio mejor que los shek... Me gustaría que te dirigieras a mi con un poco más de delicadeza, si es posible, no estoy de humor para obedecer ordenes, además, me estoy dirigiendo a ti educadamente.- Le dije sin mirarla, no me gustaba ser el centro de atención de ese grupo tan numeroso.

Vinca me pregunto por que tenian las frutas las esencias de las razas pero antes de que pudiera conestarle vi a la shek que habia sentido, luego alynn le pregunto su nombre, y tras idas y venidas de palabras y miradas me sentí debil, no sabia el porque, tal vez por el odio que se respiraba en el ambiente o por la tension acumulada los dias anteriores, Quise moverme pero no puede asi que me quede sentada en la roca esperando como se solucionaba todo.

Luego la dragona se dirigió a mi más delicadamente, eso hizo que me relajara un poco, luego me preguntó sobre el espionaje. - Ups, se me ha ido la lengua... En fin... Entre otras cosas, solo estaba mirando haber si merecía la pena cobrarme unas cuantas vidas, vosotros los dragones casi siempre conseguíis enfadarme bastante. - Le dije con una sonrisa maliciosa. - Bueno, me gustaría dejar de ser el centro de atención de tantas personas- Dije aún con una sonrisa maliciosa mientras me apoyaba en un árbol.

Percibí que Blume al final también se decidía a venir. Y también percibí a los dos dragones, Alynn y ¿Coleh se llamaba?, que se acercaban.
Hubo unos breves momentos de mayor tensión por parte de Alynn y la shek, ya que la primera casi le había ordenado que le dijera quien era después de que la segunda dijera algo de un plan de espionaje, a lo que yo había levantado una ceja.
Después de unas palabras por parte de las dos, la shek dijo que no le gustaba ser el centro de atención.
-Perdónanos si desconfiamos, pero no hace mucho, en el bosque, nos atacó un grupo de szish que al parecer habían recibido órdenes, pero no sabemos ni de quien ni porque, esos recuerdos han sido borrados de las mentes de los que nos atacaron.
Le dije mirándola seria.
-Somos un grupo grande, y como has podido ver, somos dos sheks y dos dragones.

Una de las shek me dijo que unos szihs los atacaron y que sus memorias fueron borradas para proteger al que hubiera ordenado a esos soldados matarlos. "Vaya... No creía que fuera a atacar tan pronto..." Pensé. De nuevo estaba en las andadas... Sonreí un poco y luego me dirigí a la shek. - Y creéis que yo era la que había mandado a esos guerreros a enfrentarse con 2 dragones y 2 sheks?... Eso sería un poco... ilógico por mi parte, son guerreros muy valiosos como para hacer tal estupidez de mandarlos a una misión imposible. Al fin y al cabo, sois unas razas supremas, demasiado para ellos, diría yo. - Les dije, me acerque a dos de las chicas que vi, parecían ser mestizas. - Si esa leyenda que has contado es cierto, me gustaría probar una fruta si no es de mucha molestia- Le dije burlonamente a una de ellas, la que estaba sentada en una roca. - Soy Aeryn, ¿podría saber el nombre con los que estoy hablando?- Les invité a todos a que me dijeran los nombres con mi tono más amable.

La nueva shek se acerco donde estavamos vinca y yo, dijo llamarse aerys. Por fin pude reaccionar, pregunto burlona si podia probar una de esas frutas:

Yo...yo soy Ankira-dije todavia un poco asustada-Las leyendas son leyendas, puedes creerlas o no, toma-dije ofreciendole una de las frutas que habia cojido.

Aquella chica Aeryn, no me gustaba mucho, pero le dije mi nombre.
-yo me llamo Coleh, y un consejo, si sigues hablando en ese tono y burlandote acabarás en problemas, además de por mí, heblo por cualquier persona.
La miré con el ceño fruncido y todos mis musculos en tensión, no me acababa de fiar de ella. Le miré con la mandibula un poco salida. miré a los demás, como diciendo que si querían que le dijesen sus nombres. me retiré un par de pasos y me quedé observandola atentamente.
Ladeé la cabeza No parecía demasiado de fiar, pero aun no sabía bien si aquello se debía al odio que sentía o a su manera de actuar.

Escuché la conversación sin intervenir, me fijé que Kadei había llegado y se había quedado a un lado, la saludé moviendo apenas la mano y volví la vista hacia la shek.
Nos dijo su nombre, Aeryn se acercó a Ankira y mí. Me mordí el labio cuando Ankira le ofreció la fruta. -Yo soy Vinca- dije, volví a morderme el labio y sin darme cuenta saqué la pequeña piedra blanca y comencé a moverla entre mis dedos nerviosamente.

Escuché lo que decía la shek y luego dijo que se llamaba Aeryn.
-Yo soy Kath, tambien conocida como Hai o Lunn-le dije- y, no se si nos los enviaste tu, pero quien lo hiciese no creo que supiese que había sheks y dragones, ya que Alynn y yo habíamos llegado la noche anterior, el shek que hay en Blume no había despertado y Coleh todavía no estaba cuando se unió. Si lo hubiesen sabido no creo que hubiesen enviado szish, como tu has dicho, son demasiado valiosos.
Me quedé mirando las frutas multicolores esas y algo me vino a la mente. Había sonreído ligeramente cuando había dicho lo de los szish...
-tu no sabrás nada ¿verdad?

-Yo soy Aile Lunnai, aunque prefiero que digan solo Aile.- respondí. No daba muy buena espina, así, tan fría y calculadora, pero no parecía tener intención de atacarnos. Volví a sentarme en mi roca y dejé que mi mirada se perdiera por el paisaje. No parecía que habiera ningún intruso más. Tal vez todo hubiera sido un susto., de mal gusto, claro.
Un momento. Una pequeña vibración en el aire. Reconocí en ella mi propia magia, magia feérica. Me levante de la roca de un salto y escudriñé las sombras de nuestro alrededor. Y tras una de ellas, aparecieron. La rama más desagradable de la gran familia feérica. No me sentía especialmente orgullosa de compartir raza con esas criaturas. Alcé el brazo, señalando hacxia aquella dirección:
-¡Trasgos!

Me giré, había varios de ellos. Saque al amplificador, que emitió unos rayos de color azul. corrí hacia uno enarbolandolo y con un grito se lo clavé en el pecho. la electricidad recorrió su cuerpo y cayo con un ruido sordo delante mía. Miré a mi alrededor, venian muchos mas, trepé a una roca y salte desde ahí con el amplificador por delante. le dí a uno que saltó hacia atrás sacudido por la corriente eléctrica.
seguí luchando, le di una patada a uno y luego le di con el amplificador. Uno me logro cortar con un cuchillo, pero yo no hice caso.

Me acerque a la tal Aeryn la nueva shek-Hola-Dije yo intentando no mirarla a los ojos, ya que decían que podían entrar en tu mente.-Se que no es el mejor momento pero..
yo soy Lekim del reino de Shia.

Mientras hablaba un trasgo salto encima mía y con una pequeña daga me hizo un corte en el brazo. Empuje al trasgo y cayo al suelo, saque el arco y lancé una flecha directa al corazón del trasgo. Dos trasgos mas se pusieron por delante a uno le di en el hombro y luego en la cabeza. Al siguiente le di en el estomago cayo al suelo dolorido pero se volvió a levantar después fui a coger una flecha pero no me quedaban. El trasgo salto encima mía amenazándome con la daga. Yo no sabia que hacer necesitaba ayuda. Intente gritar pero clavo su daga en mi espalda y de mi solo salio un gemido.

Una de las chicas, ¿cómo se llamaba? ¿Ankira? Sí, me dio una pieza de fruta, yo la cogí con mucho gusto, entonces el dragón llamado Coleh me advirtió que no hablara de la forma en la que me había dirigido. - Claro mi señoría.- Le dije sin hacerle caso a su advertencia, no me gustaba que un dragón me dijera lo que debía o no hacer. Ya lo hicieron cuando era pequeña. Empezaron a presentarse todos, cuando la shek, Katherine, se presentó, me preguntó si yo sabía algo sobre los shek.- No, la verdad es que no, si lo hubiera sabido habría ido a por el necio que echó a desperdiciar unos guerreros tan valiosos.- Le dije con mi tono de voz más convincente. De repente, la feérica. Aile se llamaba, dijo "Trasgos" entonces aparecieron por todas partes, eso hizo que los demás menguaran su atención en mi y se centrasen en los trasgos, vi como cada uno atacaba y vencían poco a poco a los Trasgos, yo me alejé lentamente y me senté junto a un árbol, empecé a comerme la fruta, vi que un Trasgo iba a por mi, lo paralicé mentalmente. "Dile que no eche a perder más guerreros, es suficiente haber perdido tantos valiosos szish, ahora vete." Le dije mentalmente y luego, cuando el Trasgo pudo moverse se fue corriendo, yo lo miraba con una sonrisa, me hacía gracia como corría del campo de batalla. Después de que desapareciese del campo de batalla seguí mirando la pelea entre los Trasgos y ese gran grupo que acababa de conocer.

Después de un rato, me percaté de que alguien me estaba mirando, luego vi quién era. La otra shek. Me reí por lo bajo y luego me comuniqué mentalmente con ella. "¿Qué pasa? Esta no es mi pelea, no merece la pena pelear con estos seres, no son dignos de luchar contra razas supremas. Además, les he leído la mente, parece que a ellos también le han borrado la mente, como dice tu amiga shek. No merecen morir por culpa de ese ser que les esta ordenando atacaros." Le dije, al tiempo que borré los recuerdos de los Targos, luego corté toda comunicación con ella. Esperando su respuesta. "Debería ser más prudente..."

La verdad es que me divertía ver como ese grupo luchaba contra unos simples Targos, además, cuando se ponían nerviosos me divertía bastante.

De repente, vi que unos Targos se acercaron a atacar al haai que estaba con ellos, de repente me recordó a mi cuando era pequeña. Inofensiva, débil. Instintivamente fue corriendo hacia este y paralicé a los Targos, me llevé corriendo al haai junto a mi arriba de un árbol, no sabía por qué había hecho eso.- Maldita debilidad...- Dije maldiciendome...